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Informe sobre la Fe: Resumen de la Entrevista al Cardenal Ratzinger

 

Ratzinger y Messori

 

Páginas relacionadas 

Informe sobre la fe (1985)[1] 
Card. Joseph Ratzinger entrevistado por Vittorio Messori  
Ed. Biblioteca de Autores Cristianos Madrid 1986  
ISBN: 84-220-1193-X  
Trad: Jose Luis Legaza (cap.l), 
Bartolomé Parera (cap.2, 3, 5, 6, 7, 8 y9) 
y Gonzalo Haya (cap.4, 10, 11, 12 y 13).  
Título de la edición italiana: Rapporto sulla fede.  
Edizioni Paoline SRL, Cinisello Balsamo (Milano) 1985

 

1)      «Una exégesis que ya no vive ni lee la Biblia en el cuerpo viviente de la Iglesia se convierte en arqueología: los muertos entierran a sus muertos»

2)      «Si no se comprende que el hombre se halla en un estado de alienación que no es sólo económica y social (una alienación, por o tanto, de la que no puede liberarse con sus propias fuerzas), no se alcanza a comprender la necedad de Cristo redentor»

3)      «El liberalismo económico encuentra, en el plano moral, su exacta correspondencia en el permisivismo».

4)      La práctica sexual sin una razón objetiva que lo justifique ‑entrega total recíproca y apertura a la vida‑ se funda únicamente en la satisfacción del deseo. Y puesto que se niega que sexualidad tenga significado propio, tendrá el que cada cual quiera darle (homosexual, bisexual, juego, pasatiempo, procreación o no...)

5)      «Al desgajarse [la práctica sexual] del matrimonio fundado sobre la fidelidad por toda una vida, deja la fecundidad de ser bendición (como ha sido entendida en toda cultura), para transformarse en lo contrario»

6)      Un visión excesivamente personalista del hombre, que prescinde de su dimensión natural, entendida como aquella que está sustraída a la determinación de su voluntad y que tiene su normatividad propia, termina por fundar toda la ética en la voluntad de la persona. Y es, por lo tanto, incapaz de comprender la doctrina cristiana sobre la sexualidad

7)      «Algunos sostienen que el Decálogo, sobre el que la Iglesia ha construido su moral objetiva, no sería más que un "producto cultural" ligado al antiguo Oriente Medio semita»

8)      En qué consiste el consecuencialismo y el proporcionalismo

9)      «Despojado del vínculo que le une a la fecundidad, el sexo no aparece ya como una característica determinada, como una orientación radical y originaria le la persona». «La sexualidad no se considera ya como enraizada en la antropología»; «el sexo se mira como una simple función que puede intercambiarse a voluntad»

10)  El hombre moderno sólo se identifica con el papel que quiera asumir en la vida social. No admite que la naturaleza le imponga nada, ni siquiera su propio sexo. Si la naturaleza no impone límites, entonces los que hay no son más que imposiciones socio culturales, de las que hay que despojarse. La igualdad radical del hombre y de la mujer no admite diferencia alguna. [en el fondo es el individualismo, que no termina de ver la necesidad de la diversidad para la unión armónica precisamente por se complementaria]

11)  «El lenguaje de la naturaleza. (en nuestro caso, dos sexos complementarios entre sí y a un tiempo netamente distintos) es también el lenguaje de la moral»

12)  «Al afirmar que la diferencia sexual es en realidad secundaria (y, por lo tanto, negando el cuerpo mismo como encarnación del espíritu en un ser sexuado), se despoja a la mujer no sólo de la maternidad, sino también de la libre elección de la virginidad»

13)  Todo lo que éstos [psicólogos y psicoanalistas] pueden decir es cómo funcionan las fuerzas del espíritu, pero no por qué o con qué finalidad

14)  El igualitarismo y activismo machista no sólo ha perjudicado a la mujer, sino también a la misma imagen de la Iglesia como madre

15)  «Es necesario descubrir de nuevo el aspecto corporal de la fe». «hoy, a una menor comprensión de la virginidad corresponde una menor comprensión del ayuno». «Ser vírgenes y saber practicar periódicamente el ayuno es atestiguar que la vida eterna nos espera; más aún, que ya está entre nosotros». «Sin virginidad y sin ayuno, la Iglesia no es ya Iglesia se hace intrascendente sumergiéndose en la historia»

16)  «La necia opinión según la cual no existiría una específica moral cristiana es sólo una expresión particularmente atrevida de la pérdida de un concepto fundamental: la "diferencia del cristiano" con relación a los modelos del "mundo"»

17)  «La única apología verdadera del cristianismo puede reducirse a dos argumentos: los santos que la Iglesia ha elevado a los altares y el arte que ha surgido en su seno»

18)  «la cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del terror de los demonios que trajo el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo se apagara, a pesar de toda su sabiduría y de toda su tecnología, el mundo volvería a caer en el terror y en la desesperación»

19)  ¿Qué hay del purgatorio?

20)  A mayor santidad, a mayor capacidad para descubrir lo santo, hay también mayor capacidad para ver al diablo y sus obras, y al revés

21)  «Puesto que la ambigüedad es la característica del fenómeno demoníaco, la esencia del combate cristiano contra el Demonio consiste en vivir cada día en la claridad de la luz de la fe»

 

1.    «Una exégesis que ya no vive ni lee la Biblia en el cuerpo viviente de la Iglesia se convierte en arqueología: los muertos entierran a sus muertos»

p. 83 Una exégesis que ya no vive ni lee la Biblia en el cuerpo viviente de la Iglesia se convierte en arqueología: los muertos entierran a sus muertos.

2.    «Si no se comprende que el hombre se halla en un estado de alienación que no es sólo económica y social (una alienación, por o tanto, de la que no puede liberarse con sus propias fuerzas), no se alcanza a comprender la necedad de Cristo redentor»

p. 87 «Si la Providencia me libera un día de mis actuales responsabilidades, quisiera dedicarme precisamente a escribir sobre el "pecado original" y sobre la necesidad de descubrir su realidad auténtica. En efecto, si no se comprende que el hombre se halla en un estado de alienación que no es sólo económica y social (una alienación, por o tanto, de la que no puede liberarse con sus propias fuerzas), no se alcanza a comprender la necedad de Cristo redentor. Toda la estructura de la fe se encuentra así amenazada. La incapacidad de comprender y de presentar el "pecado original" es ciertamente uno de los problemas más graves de la teología y de la pastoral actuales».

3.    «El liberalismo económico encuentra, en el plano moral, su exacta correspondencia en el permisivismo».

p. 91 El liberalismo económico encuentra, en el plano moral, su exacta correspondencia en el permisivismo.

4.    La práctica sexual sin una razón objetiva que lo justifique ‑entrega total recíproca y apertura a la vida‑ se funda únicamente en la satisfacción del deseo. Y puesto que se niega que sexualidad tenga significado propio, tendrá el que cada cual quiera darle (homosexual, bisexual, juego, pasatiempo, procreación o no...)

p. 93 Según Ratzinger, hoy estaríamos pagando ya «los efectos de una sexualidad sin ligazón alguna con el matrimonio y la procreación. La consecuencia lógica es que toda forma de sexualidad es igualmente válida y, por consiguiente, igualmente digna». «No se trata ciertamente de atenernos a un moralismo desfasado, sino de sacar lúcidamente las consecuencias de las premisas: es lógico, puestas así las cosas, que el placer, la libido del individuo se conviertan en el único punto de referencia posible del sexo. Este, sin una razón objetiva que lo justifique, busca una razón subjetiva en la satisfacción del deseo, en una respuesta, lo más "gratificante" posible para el individuo, a los instintos, a los cuales no se puede oponer un freno racional. Cada cual es libre de dar el contenido que se le antoje a su libido personal».

«Resulta entonces natural que se transformen en "derechos" del individuo todas las formas de satisfacción de la sexualidad. Así, por poner un ejemplo muy del día, la homosexualidad se presenta como un derecho inalienable (¿y cómo negarlo con semejantes premisas?); más aún, su pleno reconocimiento se transforma en un aspecto de la liberación del hombre».  

5.    «Al desgajarse [la práctica sexual] del matrimonio fundado sobre la fidelidad por toda una vida, deja la fecundidad de ser bendición (como ha sido entendida en toda cultura), para transformarse en lo contrario»

p. 94«Al desgajarse [la práctica sexual] del matrimonio fundado sobre la fidelidad por toda una vida, deja la fecundidad de ser bendición (como ha sido entendida en toda cultura), para transformarse en lo contrario, es decir, en una amenaza para la libre satisfacción del "derecho a la felicidad del individuo". He aquí por qué el aborto provocado, gratuito y socialmente garantizado se transforma en otro "derecho", en otra forma de "liberación"».

6.    Un visión excesivamente personalista del hombre, que prescinde de su dimensión natural, entendida como aquella que está sustraída a la determinación de su voluntad y que tiene su normatividad propia, termina por fundar toda la ética en la voluntad de la persona. Y es, por lo tanto, incapaz de comprender la doctrina cristiana sobre la sexualidad

p. 96 «Para tener una correcta visión de conjunto, es preciso echar una ojeada retrospectiva. En los años treinta o cuarenta, algunos teólogos católicos comenzaron ya a criticar la orientación unilateral de la ética sexual católica sobre la procreación. La criticaban desde una filosofía personalista e insistían sobre todo en que el modo clásico de enfocar el matrimonio, en el Derecho Canónico, en función de sus "fines" no era del todo adecuado a la esencia del matrimonio. La categoría "fin" es insuficiente para explicar el fenómeno propiamente humano. Estos teólogos en modo alguno negaron la importancia de la fecundidad en la escala de valores de la sexualidad humana. En el marco de una filosofía más personalista asignaron al matrimonio un lugar nuevo. Estas discusiones fueron importantes y contribuyeron a ahondar la doctrina católica sobre el matrimonio. El Concilio acogió y confirmó los aspectos mejores de estas reflexiones. Pero a raíz del Concilio se esbozó una nueva línea evolutiva. Las reflexiones conciliares se habían basado en la unidad de persona y naturaleza en el hombre, mientras que luego comenzó a interpretarse el "personalismo" como contrapuesto al "naturalismo", es decir, como si la persona humana y sus exigencias pudiesen entrar en pugna con la naturaleza. De este modo, un personalismo exagerado ha conducido a ciertos teólogos a rechazar el orden interno, el lenguaje de la naturaleza (que es moral por sí mismo, según la enseñanza católica de siempre), dejando que la sexualidad, incluso conyugal, tuviera como único punto de referencia la voluntad de la persona. He aquí uno de los motivos del rechazo de la Humanae vitae, de la imposibilidad, para ciertas teologías, de rechazar la contraconcepción».

7.    «Algunos sostienen que el Decálogo, sobre el que la Iglesia ha construido su moral objetiva, no sería más que un "producto cultural" ligado al antiguo Oriente Medio semita»

p. 98 En efecto, algunos sostienen que el Decálogo, sobre el que la Iglesia ha construido su moral objetiva, no sería más que un "producto cultural" ligado al antiguo Oriente Medio semita. Por lo tanto, una simple regla relativa, dependiente de una antropología y de una historia que ya no son las nuestras.

8.    En qué consiste el consecuencialismo y el proporcionalismo

p. 99 Entonces se ha llegado a la llamada "moral de los fines" o ‑como se prefiere decir en los Estados Unidos, donde sobre todo se ha elaborado y difundido- de las "consecuencias", el consecuencialismo: nada en sí es bueno o malo; la bondad de un acto depende únicamente de su fin, y de sus previsibles y calculables consecuencias . Sin embargo, al darse cuenta de los inconvenientes de un sistema semejante, algunos moralistas han tratado le suavizar el "consecuencialismo" con el proporcionalismo: el obrar moral depende de la valoración y de la actitud que se adopte ante la proporción de los bienes que están en juego. A fin de cuentas, un cálculo individual, en esta ocasión de la "proporción" entre bien y mal.

9.    «Despojado del vínculo que le une a la fecundidad, el sexo no aparece ya como una característica determinada, como una orientación radical y originaria le la persona». «La sexualidad no se considera ya como enraizada en la antropología»; «el sexo se mira como una simple función que puede intercambiarse a voluntad»

p.103 «Despojado del vínculo que le une a la fecundidad, el sexo ya no aparece como una característica determinada, como una orientación radical y originaria le la persona. ¿Hombre? ¿Mujer? Para algunos se trata de preguntas ya "superadas", carentes de sentido, si no racistas. La respuesta del conformismo corriente es previsible: "poco importa ser hombre o mujer; todos somos simplemente personas humanas". Esto, en realidad, no deja de ser grave, por muy bello y generoso que parezca: significa que la sexualidad no se considera ya como enraizada en la antropología; significa que el sexo se mira como una simple función que puede intercambiarse a voluntad».

 

10.              El hombre moderno sólo se identifica con el papel que quiera asumir en la vida social. No admite que la naturaleza le imponga nada, ni siquiera su propio sexo. Si la naturaleza no impone límites, entonces los que hay no son más que imposiciones socio culturales, de las que hay que despojarse. La igualdad radical del hombre y de la mujer no admite diferencia alguna. [en el fondo es el individualismo, que no termina de ver la necesidad de la diversidad para la unión armónica precisamente por se complementaria]

p .103 «Entonces se deduce, con lógica coherencia, que todo el ser y el obrar de la persona humana se reducen a pura funcionalidad, a simple cumplimiento de un papel: por ejemplo, el papel de "consumidor" o el papel de "trabajador", según los regímenes. En todo caso, se trata de algo que no se relaciona directamente con la diversidad sexual. No es casualidad que, entre las campañas de "liberación" que se han llevado a cabo en estos años se haya planteado la lucha por sacudirse la "esclavitud de la naturaleza", reivindicando el derecho a ser hombre o mujer según el capricho de cada uno, por ejemplo por vía quirúrgica, y exigiendo que el Estado haga constar en el registro civil esta voluntad autónoma del individuo. Debe advertirse a este propósito que el llamado "cambio de sexo" no afecta a la constitución genética de la persona interesada. Es solamente un artefacto exterior, con el que no se resuelven los problemas, sino que solamente se construyen realidades ficticias. Y no es tampoco casualidad que las leyes ; hayan adecuado con toda presteza a semejante reivindicación. Si todo se reduce a cumplir un "papel" determinado por la cultura, la historia, y no por la naturaleza inscrita en lo profundo del ser, también la maternidad es una simple función casual: y, de hecho, ciertas reivindicaciones feministas consideran "injusto" que sea sólo la mujer la que tenga que parir y amamantar. Y la ciencia ‑no sólo la ley- tiende una mano: transformando un hombre en mujer y viceversa, como se ha visto; o separando la fecundidad de la sexualidad, con la finalidad de hacer procrear a capricho por medio de manipulaciones técnicas. ¿No somos acaso todos iguales? Entonces, si es necesario, se combate también contra la "desigualdad" de la naturaleza. Pero la naturaleza no se violenta, sin sufrir por ello las más devastadoras consecuencias. La sacrosanta igualdad entre hombre y mujer no excluye, sino que exige la diversidad.

 

11.              «El lenguaje de la naturaleza. (en nuestro caso, dos sexos complementarios entre sí y a un tiempo netamente distintos) es también el lenguaje de la moral»

p.106 «Por lo demás, tiene también aquí plena validez lo que no me canso de repetir: para la Iglesia, el lenguaje de la naturaleza. (en nuestro caso, dos sexos complementarios entre sí y a un tiempo netamente distintos) es también el lenguaje de la moral (hombre y mujer llamados a destinos igualmente nobles y eternos, pero no por ello menos diversos). En nombre de la naturaleza ‑a diferencia de la tradición protestante y, a su zaga de la Ilustración, que desconfían de este concepto-, la Iglesia levanta la voz contra la tentación de preconstituir a la persona y su destino según meros proyectos humanos, de despojarla de su peculiaridad, y con ésta, de su dignidad. Respetar la biología es respetar al mismo Dios; es proteger a sus criaturas».

 

12.              «Al afirmar que la diferencia sexual es en realidad secundaria (y, por lo tanto, negando el cuerpo mismo como encarnación del espíritu en un ser sexuado), se despoja a la mujer no sólo de la maternidad, sino también de la libre elección de la virginidad»

p.107 Sí es la mujer la que más paga [el precio del rechazo a la naturaleza sexuada del ser humano]. Maternidad y virginidad (los dos altísimos valores en los que la mujer realizaba su vocación más profunda) han venido a ser valores opuestos a los dominantes. Pero la mujer, creadora por excelencia al dar la vida, no "produce" en sentido técnico, que es el único sentido que se tiene en cuenta en una sociedad entregada al culto de la eficacia, y, por ello, más dominada que nunca por el hombre. Se convence a la mujer de que se la quiere "liberar y emancipar", induciéndola a masculinizarse y haciéndola así homogénea a la cultura de la producción, sometiéndola al control de la sociedad masculina de los técnicos, de los vendedores y de los políticos que buscan beneficio y poder, y todo lo organizan, todo lo venden y todo lo instrumentalizan para sus fines. Al afirmar que la diferencia sexual es en realidad secundaria (y, por lo tanto, negando el cuerpo mismo como encarnación del espíritu en un ser sexuado), se despoja a la mujer no sólo de la maternidad, sino también de la libre elección de la virginidad; y, sin embargo, así como el hombre [por sí solo] no puede procrear, así tampoco puede ser virgen si no es "imitando" a la mujer. Ésta, también por este camino, tenía el valor altísimo de "signo" y de "ejemplo" para la otra parte de la humanidad.

 

13.              Todo lo que éstos [psicólogos y psicoanalistas] pueden decir es cómo funcionan las fuerzas del espíritu, pero no por qué o con qué finalidad

p.109 «Sí se acude con extrema confianza a esa especie de confesores profanos, de "expertos del alma" que serían los psicólogos y psicoanalistas. Pero todo lo que éstos pueden decir es cómo funcionan las fuerzas del espíritu, pero no por qué o con qué finalidad

 

14.              El igualitarismo y activismo machista no sólo ha perjudicado a la mujer, sino también a la misma imagen de la Iglesia como madre

p.111 Pero ¿qué ha podido hacer la mujer, cuando las funciones inscritas en su biología misma han sido negadas y hasta ridiculizadas; cuando su maravillosa capacidad de dar amor, ayuda, consuelo, calor, solidaridad, se ha sustituido por la mentalidad economicista y sindical de la "profesión", esa típica preocupación masculina? ¿Qué puede hacer la mujer cuando todo lo que le es más propio es destruido y tenido por irrelevante y desorientador?

 

EI activismo, el querer hacer a toda costa cosas "productivas", "sobresalientes", es la tentación constante del hombre, también del religioso. Y ésta es precisamente la orientación que domina en las eclesiologías que presentan a la Iglesia como un "pueblo de Dios" sumergido en la actividad, empeñado en traducir el Evangelio en un programa de acción '' destinado a conseguir "resultados" sociales, políticos y culturales. Pero no por simple azar tiene la Iglesia nombre de mujer. En ella vive el misterio de la maternidad, de la gratuidad, de la contemplación, de la belleza; en una palabra, de los valores que parece inútiles a los ojos del mundo profano

 

15.              «Es necesario descubrir de nuevo el aspecto corporal de la fe». «hoy, a una menor comprensión de la virginidad corresponde una menor comprensión del ayuno». «Ser vírgenes y saber practicar periódicamente el ayuno es atestiguar que la vida eterna nos espera; más aún, que ya está entre nosotros». «Sin virginidad y sin ayuno, la Iglesia no es ya Iglesia se hace intrascendente sumergiéndose en la historia»

p. 123 «Ayunar significa aceptar un aspecto esencial de la vida cristiana. Es necesario descubrir de nuevo el aspecto corporal de la fe: la abstención de la comida es uno de estos aspectos. Sexualidad y alimentación son los elementos centrales de la dimensión física del hombre: hoy, a una menor comprensión de la virginidad corresponde una menor comprensión del ayuno. Y una y otra falta de comprensión proceden de una misma raíz: el actual oscurecimiento de la tensión escatológica, e decir, de la tensión de la fe cristiana hacia la vida eterna. Ser vírgenes y saber practicar periódicamente el ayuno es atestiguar que la vida eterna nos espera; más aún, que ya está entre nosotros, que "pasa la figura de este mundo" (1 Cor 7,31). Sin virginidad y sin ayuno, la Iglesia no es ya Iglesia se hace intrascendente sumergiéndose en la historia. En esto debemos tomar ejemplo de los hermanos de las Iglesias ortodoxas de Oriente grandes maestros ‑todavía hoy- de autentico ascetismo cristiano.

 

16.              «La necia opinión según la cual no existiría una específica moral cristiana es sólo una expresión particularmente atrevida de la pérdida de un concepto fundamental: la "diferencia del cristiano" con relación a los modelos del "mundo"»

p. 125 «También aquí debemos tener el coraje de ser inconformistas ante las tendencias del mundo opulento. En lugar de acomodarnos al espíritu de la época, deberíamos ser nosotros quienes imprimiéramos de nuevo en este espíritu el sello de la austeridad evangélica. Hemos olvidado que los cristianos no pueden vivir como vive "cualquiera". La necia opinión según la cual no existiría una específica moral cristiana es sólo una expresión particularmente atrevida de la pérdida de un concepto fundamental: la "diferencia del cristiano" con relación a los modelos del "mundo". Incluso en algunas órdenes y congregaciones religiosas, en lugar de la verdadera reforma se ha introducido la relajación de la austeridad hasta entonces practicada. Se ha confundido renovación con acomodación. Un pequeño ejemplo concreto: me decía un religioso que la disolución de su convento había comenzado en el preciso momento en que se declaró que ya "no era practicable" que los frailes se levantaran para el rezo del oficio nocturno previsto por la liturgia. El caso es que este indudable, pero significativo, "sacrificio" se había sustituido por un quedarse ante el televisor hasta horas avanzadas de la noche. Un caso insignificante, en apariencia; pero también "casos insignificantes" como éste están en el origen de la le decadencia actual de la indispensable austeridad de la vida cristiana. Comenzando por la de los religiosos».

 

Hoy más que nunca, el cristiano debe tener conciencia clara de pertenecer a una minoría y de estar enfrentado con lo que aparece como bueno, evidente y lógico a los ojos del "espíritu del mundo", como lo llama el Nuevo Testamento. Entre los deberes más urgentes del cristiano está la recuperación de la capacidad de oponerse a muchas tendencias de la cultura ambiente, renunciando a una demasiado eufórica solidaridad posconciliar.

 

17.              «La única apología verdadera del cristianismo puede reducirse a dos argumentos: los santos que la Iglesia ha elevado a los altares y el arte que ha surgido en su seno»

142 «La única apología verdadera del cristianismo puede reducirse a dos argumentos: los santos que la Iglesia ha elevado a los altares y el arte que ha surgido en su seno. El Señor se hace creíble por la grandeza sublime de la santidad y por la magnificencia del arte desplegadas en el interior de la comunidad creyente, más que por los astutos subterfugios que la apologética ha elaborado para justificar las numerosas sombras que oscurecen la trayectoria humana de la Iglesia. Si la Iglesia debe seguir convirtiendo, y, por lo tanto, humanizando el mundo, ¿cómo puede renunciar en su liturgia a la belleza que se encuentra íntimamente unida al amor y al esplendor de la Resurrección? No, los cristianos no deben contentarse fácilmente; deben hacer de u Iglesia hogar de la belleza ‑y, por lo tanto, de la verdad-, sin la cual el mundo no sería otra :osa que antesala del infierno.

p. 144 [Se refiere, como ejemplo, a lo que ha vivido sus viajes Norteamérica]: «La autoridades de la Iglesia anglicana de Nueva York habían decidido suspender las obras de la nueva catedral. Les parecía demasiado fastuosa, casi un insulto al pueblo, y decidieron devolver a la gente las sumas ya recogidas. Pero fueron los mismo pobres quienes rechazaron aquel dinero y exigieron la continuación de las obras; no les entraba en la cabeza la extraña idea de tasar el culto a Dios, de renunciar a la solemnidad y a la belleza cuando se está en su presencia

 

18.              «la cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del terror de los demonios que trajo el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo se apagara, a pesar de toda su sabiduría y de toda su tecnología, el mundo volvería a caer en el terror y en la desesperación»

p. 153 «Digan lo que digan algunos teólogos superficiales, el Diablo es, para la fe cristiana, una presencia misteriosa, pero real, no meramente simbólica, sino personal. Y es una realidad poderosa ("el Príncipe de este mundo", como le llama el Nuevo Testamento, que nos recuerda repetidamente su existencia), una maléfica libertad sobrehumana opuesta a la de Dios; así nos lo muestra una lectura realista de la historia, con su abismo de atrocidades continuamente renovadas y que no pueden explicarse meramente con el comportamiento humano. El hombre por sí solo no tiene fuerza suficiente para oponerse a Satanás; pero éste no es otro dios; unidos a Jesús, podemos estar ciertos de vencerlo. Es Cristo, el "Dios cercano", quien tiene el poder y la voluntad de liberarnos; por esto, el Evangelio es verdaderamente la Buena Nueva. Y por esto también debemos seguir anunciándolo en aquellos "regímenes" de terror que son frecuentemente las religiones no cristianas. Y diré todavía más: la cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del terror de los demonios que trajo el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo se apagara, a pesar de toda su sabiduría y de toda su tecnología, el mundo volvería a caer en el terror y en la desesperación. Y ya pueden verse signos de este retorno de las fuerzas oscuras, al tiempo que rebrotan en el mundo secularizado los cultos satánicos.

 

19.              ¿Qué hay del purgatorio?

p. 161 «¡Hoy todos nos creemos tan buenos que no podemos merecer otra cosa sino el paraíso! Esto proviene ciertamente de una cultura que, a fuerza de atenuantes y coartadas, tiende a borrar en el hombre el sentimiento de su propia culpa, de su pecado. Alguien ha observado que las ideologías que predominan actualmente coinciden todas en un dogma fundamental común: la obstinada negación del pecado, de la realidad que la fe vincula al infierno y al purgatorio. Pero en el silencio acerca del purgatorio hay también alguna otra responsabilidad» ¿Cuál?: «El escriturismo de origen protestante que ha penetrado también en la teología católica. Según esta tendencia, no serían suficientemente claros los textos explícitos de la Escritura sobre el estado que la Tradición ha denominado "purgatorio" (quizá el término sea tardío, pero la realidad aparece muy pronto en la creencia de los cristianos). Pero este escriturismo tiene muy poco que ver con el concepto católico de Escritura, cuya lectura se hace en el seno de la Iglesia y con su fe. Yo digo que si no existiera purgatorio, habría que inventarlo». ¿Por qué? «Porque hay pocas cosas tan espontáneas, tan humanas, tan universalmente extendidas –en todo tiempo y en toda cultura- como la oración por los propios allegados y difuntos. (...) Las oraciones por los difuntos son un testimonio bellísimo de solidaridad, de amor, de ayuda que va más allá de la muerte. De mi recuerdo o de mi olvido depende un poco la felicidad o la infelicidad de aquél que me fue querido y que ha pasado ya a la otra orilla, pero que no deja de tener necesidad de mi amor»

 

20.              A mayor santidad, a mayor capacidad para descubrir lo santo, hay también mayor capacidad para ver al diablo y sus obras, y al revés

p. 164 Dice, para completar su pensamiento: «Cuanto más se comprende la santidad de Dios, tanto más se comprende la oposición a lo Santo, es decir, las falaces máscaras del Demonio. El mejor ejemplo de esto es el mismo Cristo: junto a Él, el Santo por excelencia, no podía permanecer oculto Satanás, y su realidad se veía obligada continuamente a manifestarse. Por esto podríamos quizá decir que la desaparición de la conciencia de lo demoníaco pone de manifiesto un descenso paralelo de santidad. El Diablo puede refugiarse en su elemento preferido, el anonimato, cuando no resplandece para descubrirlo la luz de quien está unido a Cristo.

21.              «Puesto que la ambigüedad es la característica del fenómeno demoníaco, la esencia del combate cristiano contra el Demonio consiste en vivir cada día en la claridad de la luz de la fe»

p. 166 Puesto que la ambigüedad es la característica del fenómeno demoníaco, la esencia del combate cristiano contra el Demonio consiste en vivir cada día en la claridad de la luz de la fe


 

[1] La selección de estos textos ha sido realizada por diego@vicalvaro.com en enero de 2006, que también ha añadido los títulos de cada idea, salvo los que están entrecomillados

 


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