LA FE inmenso don de
Dios
Se trata de ´la parábola del sembrador'
INDICE
En qué
creer como miembros de la Iglesia, y por lo tanto vivir consecuentemente
La fe es
Razón
para creer
Consecuencias de una fe mortecina, apagada, débil, lánguida ante los planes
de Dios
Enemigos
de la fe
La fe
debe ser
Consecuencias de una fe viva y generosa
Para
aumentar la fe
La Fe
Es
un inmenso don de Dios. Debemos pedírsela.
Vale
más que la vida.
El
justo vive de la fe (Rom 1, 17).
Poner
en ella todo lo que somos, todo lo que esperamos, todo lo que amamos.
Nos
mantiene en pie en los momentos de obscuridad.
No
es un mero sentimiento de la presencia de Dios o de la voluntad de Dios en
nuestras vidas.
Debe penetrar y envolver a toda la persona: Su confianza, su fidelidad, su adhesión emocional, su asentimiento intelectual.
La
vocación cristiana es absurda e incomprensible sin la fe.
No
pedirle a Dios pruebas.
No
tenerle miedo al futuro porque el Señor no nos fallará.
Sin
ella la vida es triste y la fidelidad imposible.
En qué creer como miembros de la Iglesia, y por lo tanto vivir
consecuentemente:
Intensificar
la fe en la Iglesia, como lugar donde Dios nos ha puesto para dar frutos.
En
que Dios nos habla a través del Papa, los obispos y sacerdotes.
En el espíritu cristiano, que brota del Evangelio, como el lugar donde se expresa para nosotros la voluntad de Dios, y hacerlo vida de nuestras vida, aceptándolo con humildad y mansedumbre.
Que
Cristo se ha unido místicamente a cada uno de los cristianos.
En nosotros mismos y no dudemos de nuestra capacidad, dones y talentos para realizar nuestra misión.
En
la fecundidad de nuestras vidas arrojadas al surco de Cristo.
En
la trascendencia y valor de nuestra entrega a las almas.
La fe es:
Darnos
incondicionalmente.
Entregarnos
a Dios ciegamente.
Dejarnos
conquistar por su amor para su causa sin hacer reparos.
Caminar, sufrir, luchar, caer y levantarnos tratando de se fiel a un Dios que nos llama y que no vemos.
"Lanzarme en la oscuridad de la noche, siguiendo una estrella que un día vi, aunque no sepa a donde me va a llevar".
Sobrellevar con alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos de mi fidelidad.
Fiarme
de Dios y confiar en El.
Adhesión
total, llena de amor a la voluntad santísima de Dios.
Quien
da valor a la vida, a los sufrimientos, a las dificultades, a todo.
Ese
rescoldo que ilumina y calienta en las luchas más terribles de la vida.
Razón para creer:
Porque tenemos de garante de nuestras vidas, de nuestra vocación y de
nuestra misión a Dios que es fiel.
Consecuencias de una fe mortecina, apagada, débil, lánguida ante los planes
de Dios:
Muchos
problemas.
Dificultades.
Crisis.
Tentaciones.
Apartados
mentales ante la vocación cristiana.
Rebeldía
ante la cruz.
Apatía
ante la misión.
División interior, pensando creer en Dios pero buscando en la práctica realizar sólo nuestros caprichos.
Enemigos de la fe:
Falta
de formación.
Abundancia
de racionalismo.
Formación científica llena de prejuicios contra todo lo que no es verificable y comprobable.
Pedirle
a Dios pruebas y garantías.
La fe debe ser:
Profunda.
Lúcida.
comprometedora.
Exigente.
Viva.
Consecuencias de una fe viva y generosa:
Frutos
apostólicos.
Generosidad, docilidad y madurez ante los compromisos y exigencias de la vida cristiana.
Optar
por dejar a un lado el egoísmo y el apego a las cosas del mundo.
Ser
serviciales, universales, delicados y bondadosos con todos.
Felicidad
al vivir por la fe con la confianza puesta en Dios.
Humildad
y mansedumbre para la voluntad de Dios.
Portadores
de alegría, paz y esperanza.
Par aumentar la fe:
Mucha
oración.
Cortar
con el racionalismo.
Imitar el ejemplo de María.