LA EVANGELIZACIÓN
EN EL PRESENTE Y EN EL FUTURO DE AMÉRICA LATINA:
Documento de Puebla
(Puebla de Los Ángeles, México, en/feb. de 1979)
Aprobación papal: Vaticano, 23 de marzo de 1979.
(Resumen del Documento)
NUESTRA PALABRA: UNA PALABRA DE FE, ESPERANZA, CARIDAD
|p1 De Medellín a Puebla han pasado diez años. En realidad, con la
Conferencia del Episcopado Latinoamericano, solemnemente inuagurada por el
Santo Padre Pablo VI, de feliz memoria, se abrió en el seno de la Iglesia
latinoamericana un nuevo período de su vida (Cfr. Discurso inaugural de la
II Conferencia General).
Sobre nuestro Continente, signado por la esperanza cristiana y sobrecargado
de problemas, "Dios derramó una inmensa luz que resplandece en el rostro
rejuvenecido de su Iglesia" (Presentación de los Doc. de Medellín).
En Puebla de los Angeles, se ha reunido la III Conferencia General del
Episcopado de América Latina, para volver a considerar temas anteriormente
debatidos y asumir nuevos compromisos, bajo la inspiración del Evangelio de
Jesucristo.
Estuvo con nosotros, en la apertura de los trabajos, en medio de solicitudes
pastorales que nos haan conmovido profundamente, el Pastor Universal de
nuestra Iglesia, Juan Pablo II. Sus palabras luminosas trazaron líneas
amplias y profundas para nuestras reflexiones y deliberaciones, en espíritu
de comunión eclesial.
Alimentados por la fuerza y la sabiduría del Espíritu Santo y bajo la
protección maternal de María Santísima, Señora de Guadalupe, con dedicación,
humildad y confianza, estamos llegando al final de nuestra ingente tarea. No
podemos partir de Puebla hacia nuestras Iglesias particulares, sin dirigir
una palabra de fe, de esperanza y de caridad al Pueblo de Dios en América
Latina, extensiva a todos los pueblos del mundo.
Anto todo, queremos identificarnos: somos Pastores de la Iglesia Católica,
nacida del corazón de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo.
NUESTRA INTERPELACION Y SUPLICA DE PERDON
|p2 Nuestra primera pregunta, en este coloquio pastoral, ante la conciencia
colectiva, es la siguiente: ¿Vivimos, en realidad, el Evangelio de Cristo,
en nuestro continente?
Esta interpelación que dirigimos a los cristanos, puede también ser
analizada por todos aquellos que no participan de nuestra fe.
El cristianismo que trae consigo la originalidad de la caridad no siempre es
practicado en su integridad por nosotros los cristianos. Es verdad que
existe gran heroísmo oculto, mucha santidad silenciosa, muchos y
maravillosos gestos de sacrificio. Sin embargo, reconocemos que aún estamos
lejos de vivir todo lo que predicamos. Por todas nuestras faltas y
limitaciones, pedimos perdón, también nosotros pastores, a Dios y a nuestros
hermanos en la fe y en la humanidad.
Queremos no solamente ayudar a los demás en su conversión, sino también
convertirnos juntamente con ellos, de tal modo que nuestras diócesis,
parroquias, instituciones, comunidades, congregaciones religiosas, lejos de
ser obstáculo sean un incentivo para vivir el Evangelio.
Si dirigimos la mirada a nuestro mundo latinoamericano ¿Qué espectáculo
contemplamos? No es necesario profundizar el examen. La verdad es que va
aumentando más y más la distancia entre "los muchos que tienen poco y los
pocos que tienen mucho". Los valores de nuestra cultura están amenazados. Se
están violando los derechos fundamentales del hombre.
Las grandes realizaciones en favor del hombre, no llegan a resolver, de
manera adecuada, los problemas que nos interpelan.
NUESTRA CONTRIBUCION
|p3 Pero, ¿Qué tenemos para ofreceros en medio de las graves y complejas
cuestiones de nuestra época? ¿De qué manera podemos colaborar al bienestar
de nuestros pueblos latinoamericanos, cuando algunos persisten en mantener
sus privilegios a cualquier precio, otros se sienten abatidos y los demás
promueven gestiones para su sobrevivencia y la clara afirmación de sus
derechos? queridos hermanos: una vez más deseamos declarar que, al tratar
los problemas sociales, conómicos y plíticos, no lo hacemos como maestros en
esta materia, como científicos, sino en perspectiva pastoral en calidad de
intérpretes de nuestros pueblos, confidentes de sus anhelos, especialmente
en los más humildes, la gran mayoría de la sociedad latinoamericana.
¿Qué tenemos para ofreceros? Como Pedro, ante la súplica dirigida por el
paralítico, a la puerta del Templo, os decimos, al considerar la magnitud de
los desafíosestructurales de nuestra realidad: No tenemos oro ni plata para
daros, pero os damos lo que tenemos: en nombre de Jesús de Nazaret,
levantaos y andad (Cfr.he.3,6). Y el enfermo se levantó y proclamó las
maravillas del Señor.
Aquí, la pobreza de Pedro se hace riqueza y la riqueza de Pedro se llama
Jesús de Nazaret, muerto y resucitado, siempre presente, por su Espíritu
Divino, en el Colegio Apostólico y en las incipientes comunidades que se han
formado bajo su dirección. Jesús cura al enfermo. El poder de Dios requiere
de los hombres el máximo esfuerzo para el surgimiento, y la fructificación
de su obra de amor, a través de todos los medios disponibles: fuerzas
espirituales, conquistas de la ciencia y de las técnicas en favor del
hombre.
¿Qué tenemos para ofreceros? Juan Pablo II en el discurso inaugural de su
Pontificado, nos responde de manera incisiva y admirable, al presentar a
Cristo como respuesta de salvación universal: "¡No temáis, abrid de para en
par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad slavadorea las puertas de los
Estados, los sistemas económicos y políticos, los extensos campos de la
cultura, de la civilización y del desarrollo" (Juan Pablo II, Homilía en la
inauguración de su Pontificado, 22/10/1978).
Para nosotros, ahí se encierra la potencialidad de las simientes de
libración del hombre latinoamericano. Nuestra esperanza para construir, día
a día, la realidad de nuestro verdadero destino. Así, el hombre de este
continente, obejto de nuestras preocupaciones pastorales, tiene para la
Iglesia, un significado esencial, porque Jesucristo asumió la humanidad y su
condición real, excepto el pecado. Y, al hacerlo, El mismo asoció la
vocación inmanente y trascendente de todos los hombres.
El hombre que lucha, sufre, y, a veces, desespera, no se desanima jamás y
quiere, sobre todo, vivir el sentido pleno de su filiación divina. Por eso,
es importante que sus derrechos sean reconocidos; que su vida no sea una
especie de abominación; que la naturaleza, obra de Dios, no sea devastada
contra sus legítimas aspiraciones.
El hombre exige, por los argumentos más evidentes, la supresión de las
violencias físicas y morales, los abusos de poder, las manipulaciones del
dinero, del abuso del sexo; exige, en una palabra, el cumplimiento de los
preceptos del Señor, porque todo aquello que afecta la dignidad del hombre,
hiere, de algún modo al mismo Dios. "Todo es vuestro; vosotros sois de
Cristo y Cristo es de Dios"( 1 Cor. 3,21- 23). Lo que nos interesa como
Pastores es la proclamación integral de la verdad sobre Jesucristo, sobre la
naturaleza y misión de la Iglesia, sobre la dignidad y el destino del hombre
(Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 1.AAS LXXI, pp. 189).
Nuestro mensaje, por lo mismo, se siente iluminado por la esperanza. Las
dificultades que encontramos, los desequilibrios que anotamos, no significan
señales de pesimismo. El contexto socio-cultural en que vivimos es tan
contradictorio en su concepción y modo de obrar, que no solamente contribuye
a la escacez de bienes materiales, en la casa de los más pobres, sino
también, lo que es más grave, tiende a quitarles su mayor riqueza que es
Dios. Esta comprobación nos lleva a exhortar a todos los miembros
conscientes de la sociedad, para la revisión de sus prouectos y, por otra
parte, nos impone el sagrado deber de luchar por la conservación y
profundización del sentido de Dios en la conciencia del pueblo. Como
Abraham, luchamos y lucharemos contra toda esperanza (Cfr. Gén. 18,23ss), lo
que significa que jamás dejaremos de esperar en la Gracia y en el Poder del
Señor que estableció con su Pueblo una Alianza inquebrantable, a pesar de
nuestras prevaricaciones.
Es conmovedor sentir en el alma del pueblo la riqueza espiritual desbordante
de fe, esperanza y amor. En este sentido, América Latina es un ejemplo para
los demás continentes y mañana podrá extender su sublime vocación misionera,
más allá de sus fronteras.
Por esto mismo, "Sursum corda!", levantemos el corazón, queridos hermanos de
América Latina, porque el Evangelio que predicamos es una Buena Nueva tan
espléndida que convierte, que transforma los esquemas mentales y afectivos,
ya que comunica la grandeza del destino del hombre, prefigurada en
Jesucristo Resucitado.
Nuestras preocupaciones pastorales por los miembros más humildes,
impregnadas de humano realismo, no intentan excluir de nuestro pensamiento y
de nuestro corazón a otros representantes del cuadro social en que vivimos.
Por el contrario, son serias y oportunas advertencias para que las
distancias no se agranden, los pecados no se multipliquen y el Espíritu de
Dios no se aparte de la familia latinoamericana.
Y porque creemos que la revisión del comportamioento religioso y moral de
los hombres debe reflejarse en el ámbito del proceso político y económico de
nuestros países, invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y
asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su
propia causa, la causa misma de Cristo: "Todo lo que hicisteis a uno de
estos mis hermanos, por humildes que sean, a mí me lo hicisteis" (Mt. 25,
40).
EL EPISCOPADO LATINOAMERICANO
|p4 Hermanos, no os impresionéis con las noticias de que el Episcopado esta
dividido. Hay diferencias de mentalidad y de opiniones, pero vivimos, en
verdad, el principio de colegialidad, completándonos los unos a los otros,
según las capacidades dadas por Dios. Solamente así podremos enfrentar el
gran desafío de la Evangelización en el prersente y en el futuro de América
Latina.El Santo Padre Juan Pablo II anotó en su discurso inaugural tres
prioridades pastorales: la familia, la juventud y la pastoral vocacional
(Cfr. Discurso inaugural IV. AAS LXXI, p.204).
LA FAMILIA
|p5 Invitamos, pues, con especial cariño, a la familia de América Latina a
tomar su lugar en el corazón de Cristo y a transformarse más y más, en
ambiente privilegiado de evangelización, de respeto a la vida y al amor
comunitario.
|p6 LA JUVENTUD
Invitamaos cordialmente a los jóvenes a vencer los obstáculos que amenazan
su derecho de participación, consciente y responsable en la construcción de
un mundo mejor. No les deseamos la ausencia pecaminosa de la mesa de la
vida, ni la triste entrega a los imperativos del placer, del indiferentismo
o de la soledad voluntaria e improductiva. Ya pasó la hora de la protesta,
traducida en formas exóticas, o a través de exaltaciones intempestivas.
Vuestra capacidad es inmensa. Ha llegado el momento de la reflexión y de la
plena aceptación del desafío a vivir, en plenitud, los valores esenciales
del verdadero humanismo integral.
LOS AGENTES DE PASTORAL
|p7 Con palabras de afecto y de confianza, saludamos a los abnegados agentes
de pastoral en nuestras Iglesias particulares, en todas sus categorías. Al
exhortaros a la continuación de vuestros trabajos en favor del Evangelio, os
estimulamos a un creciente esfuerzo en pro de la pastoral vocacional, dentro
de la cual se inscriben los ministerios confiados a los laicos, en razón de
su baustismo y su confirmación. La Iglesia necesita más sacerdotes
diocesanos y religiosos en cuanto sea posible, sabios y santos, para el
ministerio de la Palabra y la Eucaristía y para la mayor eficacia del
Apostolado religioso y social. Necesita laicos conscientes de su misión en
el interior de la Iglesia y en la construcción de la ciudad temporal.
LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD Y LA CIVILIZACION DEL AMOR
|p8 Y ahora, queremos dirigirnos a todos los hombres de buena voluntad, a
cuantos ejercen cargos y misiones en los más variados campos de la cultura,
la ciencia, la política, la educación, el trabajo, los medios de
comunicación social, el arte.
Os invitamos a ser constructores abnegados de la "Civilización del Amor"
según luminosa visión de Pablo VI, inspirada en la Palabra, en la vida y en
la donación plena de Cristo y basada en la justicia, la verdad y la
libertad. Estamos seguros de obtener así vuestra respuesta a los imperativos
de la hora presente, a la tan ambicionada paz interior y social, en el
ámbito de las personas, de las familias, los países, los continentes, del
universo entero.
Deseamos explicitar el sentido orgánico de la civilización del amor, en esta
hora difícil pero llena de esperanza de América Latina.
¿Qué nos impone el mandamiento del amor?
El amor cristiano sobrepasa las categorías de todos los regímenes y
sistemas, porque trae consigo la fuerza insuperable del Misterio Pascual, el
valor del sufrimiento de la cruz y las señales de victoria y resurrección.
El amor produce la felicidad de la comunión e inspira los criterios de la
participación.
La justicia, como se sabe, es un derecho sagrado de todos los hombres,
conferido por el mismo. Está insertada en la esencia misma del mensaje
evangélico. La verdad, iluminada por la fe, es fuente perenne de
discernimiento para nuestra conducta ética. La libertad es un don precioso
de Dios, consecuencia de nuestra condición humana y factor indispensable
para el progreso de los pueblos.
La civlización del amor repuedia la violencia, el egoísmo, el derroche, la
explotación y los desatinos morales. A primera vista, parece una expresión
sin la energía necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra
época. Sin embargo, os aseguramos: no existe palabra más fuerte que ella en
el diccionario cristiano. Se confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no
creemos en el amor, tampoco creemos en AQUEL que dice: "Un mandamiento nuevo
os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado" (Jn. 15,12).
La civilización del amor propone a todos la riqueza evangélica de la
reconciliación nacional e internacional. No existe gesto más sublime que el
perdón. Quien no sabe perdonar no será perdonado. (Cfr. Mt. 6,12).
Enn la balanza de las responsabilidades comunes, hay mucho que poner de
renuncia y de solidaridad, para el correcto equilibrio de las relaciones
humanas. La meditación de esta verdad llevaría a nuestros países a la
revisión de su comportamiento frente a los expatriados con su secuela de
problemas, de acuerdo con el bien común, en caridad y sin detrimento de la
justicia. Existen en nuestros continentes innumerables familias
traumatizadas.
La civilización del amor condena las divisiones absolutas y murallas
psicológicas que separan violentamente a los hombres, a las instituciones y
a las comunidades nacionales. Por eso, defiende con ardor la tesis de la
integración de América Latina. En la unidad y en la variedad, hay elementos
de valor continental que merecen apreciarse y profundizarse mucho más que
los intererses meramente nacionales. Conviene recordar a nuestros países de
América Latina la urgente necesidad de conservar e incrementar el patrimonio
de la paz continental, porque sería, de hecho, tremenda responsabilidad
histórica el rompimiento de los vínculos de la amistad latinoamericana,
cuando estamos convencidos de que existen recursos jurídicos y morales para
la solución de los problemas de interés común.
La civilización del amor repele la sujeción y la dependencia perjudicial a
la dignidad de América Latina. No aceptamos la condición de satélite de
ningún país del mundo, ni tampoco de sus ideologías propias. Queremos vivir
fraternalmente con todos, porque repudiamos los nacionalismos estrechos e
irreductibles. Ya es tiempo de que América Latina advierta a los países
desarrollados que no nos inmovilicen; que no obstaculicen nuestro propio
progreso; no nos exploten; al contrario, nos ayuden con magnanimidad, a
vencer las barreras de nuestro subdesarrollo, respetando nuestra cultura,
nuestros principio, nuestra soberanía, nuestra identidad, nuestros recursos
naturales. En este espíritu, creceremos juntos, como hermanos, miembros de
la misma familia universal.
Otro punto que nos hace estremecer las entrañas y el corazón es la carrera
armamentista que no cesa de fabricar instrumentos de muerte. Ella entraña la
dolorosa ambiguedad de confundir el derecho a la defensa nacional con las
ambiciones de ganancias ilícitas. No es apta para construir la paz.
Al terminar nuestro Mensaje, invitamos respetuosa y confiadamente a todos
los responsables del orden político y social a la meditación de estas
reflexiones extraídas de nuestras experiencias, hijas de nuestra
sensibilidad pastoral.
Creednos: deseamos la Paz y para alcanzarla, es necesario eliminar los
elementos que provocan las tensiones entre el tener y el poder; entre el ser
y sus más justas aspiraciones.Trabajar por la justicia, por la verdad, por
el amor y por la libertad, dentro de los parámetros de la comunión y de la
participación, es trabajar por la paz universal.
PALABRA FINAL
|p9 En Medellín, terminamos nuestro Mensaje con la siguiente afirmación:
"Tenemos fe en Dios, en los hombres,en los valores y en el futuro de América
Latina". En Puebla, tomando de nuevo esta profesión de fe divina y humana,
proclamamos: Dios está presente, vivo, por Jesucristo liberador, en el
corazón de América Latina.
Creemos en el poder del Evangelio
Creemos en la eficacia del valor evangélico de la comunión y de la
participación, para generar la creatividad, promover experiencias y nuevos
proyectos pastorales.
Creemos en la gracia y en el poder del Señor Jesús que penetra la vida y nos
impulsa a la conversión y a la solidaridad.
Creemos en la esperanza que alimenta y fortalece al hombre en su camino
haciaDios, nuestro Padre.
Creemos en la civilización del amor.
Que nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América Latina, nos acompañe,
solícita como siempre, en esta peregrinación de Paz.
PRIMERA PARTE
VISION PASTORAL DE LA REALIDAD CONTEMPORANEA
El propósito de esta visión histórica es:
|p1 SITUAR nuestra Evangelización en continuidad con la realizada durante
los cinco siglos pasados, cuyos pilares aún perduran, tras haber dado origen
a un radical sustrato católico en América Latina. Sustrato que se ha
vigorizado aún más, después del Concilio Vaticano II y de la II Conferencia
General del Episcopado, celebrada en Medellín, con la conciencia, cada vez
más clara y más profunda, que la Iglesia tiene de su misión fundamental: la
Evangelización.
|p2 EXAMINAR, con visión de Pastores, algunos aspectos del actual contexto
socio-cultural en la que la Iglesia realiza su misión y, asimismo, la
realaidad pastoral que hoy se presenta a la Evangelización con sus
proyecciones hacia el futuro.
COMPRENDE:
1. Visión histórica. Los grandes momentos de la Evangelización en América
Latina.
2. Visión pastoral del contexto socio-cultural.
3. Realidad pastoral hoy en América Latina
4. Tendencias actuales y evangelización en el futuro.
CAPITULO I
VISION HISTORICA DE LA REALIDAD LATINOAMERICANA
LOS GRANDES MOMENTOS DE LA EVANGELIZACION EN AMERICA LATINA
|p3 La Iglesia ha recibido la misión de llevar a los hombres la Buena Nueva.
Para el cumplimiento eficaz de esta misión, la Iglesia en América Latina
siente la necesidad de conocer al pueblo latinoamericano en su contexto
histórico, con sus variadas circunstancias. Este pueblo debe seguir siendo
evangelizado como heredero de un pasado, como protagonista del presente,
como gestor de un futuro, como peregrino al Reino definitivo.
|p4 La Evangelización es la misión propia de la Iglesia. La historia de la
Iglesia es, fundamentalmente, la historia de la Evangelización de un pueblo
que vive en constante gestación, nace y se inserta en la existencia secular
de las naciones. La Iglesia, al encarnarse, contribuye vitalmente al
nacimiento de las nacionalidades y les imprime profundamente un carácter
peculiar. La Evangelización está en los orígenes de esta Nuevo Mundo que es
América Latina. La Iglesia se hace presente en lkas raíces y en la
actualidad del continenbte. Quiere servir dentro del marco de la realización
de su misión propia, al mejor porvenir de los pueblos latinoamericanos, a su
liberación y crecimiento en todas las dimensiones de la vida. Ya Medellín
recordaba las palabras de Pablo VI sobre la vocación de América Latina a
"aunar en una síntesis nueva y genial lo antiguo y lo moderno, lo espiritual
y lo temporal, lo que otros nos entregaron y nuestra propia originalidad"
(Med. Introd.1).
|p5 América Latina forjó en la influencia, a veces dolorosa, de las más
diversas culturas y razas, un nuevo mestizaje de etnias y formas de
existencia y pensamiento que permitió la gestación de una nueva raza,
superadas las duras separaciones anteriores.
|p6 La generación de pueblos y culturas es siempre dramática; envuelta en
luces y sombras. La evnagelización, comotarea humana, está sometida a las
vicisitudes históricas, pero siempre busca transfigurarlas con el fuego del
Espíritu en el camino de Cristo, centro y sentido de la historia universal,
de todos y cada uno de los hombres. Acicateada por las contradicciones y
desgarramientos de aquellos tiempos fundadores y en medio de un gigantesco
proceso de dominaciones y cultura, aún no concluído, la Evangelización
constituyente de América Latina es uno de los capítulos relevantes de la
historia de la Iglesia. Frente a las dificultades tan enormes como inéditas,
respondió con una capacidad creadora cuyo aliento sostiene viva la
religiosidad popular de la mayoría del pueblo.
|p7 Nuestro radical substracto católico con sus vitales formas vigentes de
religiosidad, fue establecido y dinamizado por una vasta legión misionera de
obispos, religiosos y laicos. Está ante todo, la labor de nuestros santos,
como Toribio de Mogrovejo, Rosa de Lima, Martín de Porres, Pedro Claver,
Luis Beltrán y otros...quienes nos enseñan que, superando las debilidades y
cobardías de los hombres que los rodeaban y a veces los perseguían, el
Evangelio, en su plenitud de gracia y amor, se vivió y se puede vivir en
América Latina como signo de grandeza espiritual y de verdad divina.
|p8 Intrépidos luchadores por la justicia, evangelizadores de la paz, como
Antonio de Montesinos, Bartolomé de las Casas, Juan de Zumárraga, Vasco de
Quiroga, Juan del Valle, Julián Garcés, José de Anchieta, Manuel Nóbrega, y
otros tantos que defendieron a los indios ante conquistadores y
encomenderos(*), incluso hasta la muerte, como el obispo Antonio Valdivieso,
demuestran, con la evidencia de los hechos, cómo la Iglesia promueve la
dignidad y libertad del hombre latinoamericano. Esta realidad ha sido
reconocida con gratitud por el Papa Juan Pablo II, al pisar por primera vez
las tierras del Nuevo Mundo cuando se refirió a "Aquellos religiosos que
vinieron a anunciar a Cristo Salvador, a defender la dignidad de los
indígenas, a proclamar su promoción integral, a enseñar la hermandad como
hombres y como hijos del mismo Señor y Pdre Dios" (Juan Pablo II, discurso,
25/1/1979).
(*) El problema de los esclavos africanos no mereció, lamentablemente,
suficiente atención avengelizadora y liberadora de la Iglesia.
|p9 La obra evangelizadora de la Iglesia en América Latina es el resultado
del unánime esfuerzo misionero de todo el Pueblo de Dios. Ahí están las
incontables iniciativas de caridad, asistencia, educación, y de modo
ejemplar las originales síntesis de Evangelización y promoción humana en las
misiones franciscanas, agustinas, dominicas, jesuitas, mercedarias y otras:
el sacrificio y la generosidad evangélicas de muchos cristianos, entre los
que la mujer, con su abnegación y oración, tuvo un papel esencial; la
inventiva en la pedagogía de la fe, la vasta gama de recursos que conjugaban
todas las artes desde la música, el canto y la danza hasta la arquitectura,
la pintura y el teatro. Tal capacidad pastoral está ligada a un momento de
grande reflexión teológica y a una dinámica intelectual que impulsa
universidades, escuelas, diccionarios, gramáticas, catecismos en diversas
lenguas indígenas y los más interesantes relatos históricos sobre los
orígenes de nuestros pueblos; la extraordinaria proliferación de cofradías y
hermandades de laicos que llegan a ser alma y nervio de la vida religiosa de
los creyentes y son remota pero fecunda fuente de los actuales movimientos
comunitarios en la Iglesia latinoamericana.
|p10 Si es cierto que la Iglesia en su labor evangelizadora tuvo que
soportar el peso de desfallecimientos, alianzas con los poderes terrenos,
incompleta visión pastoral y la fuerza destructora del pecado, también se
debe reconocer que la Evangelización, que constituye a América Latina en el
"continente de la esperanza", ha sido mucho más poderoso que las sombras que
dentro del contexto histórico vivido lamentablemente le acompañaron. Esto
será para nosotros, los cristianos de hoy, un desafío a fin de que sepamos
estar a la altura de lo mejor de nuestra historia y seamos capaces de
responder, con fidelidad creadora, a los retos de nuestro tiempo
latinoamericano.
|p11 A aquella época de la Evangelización, tan decisiva en la formación de
América Latina, tras un ciclo de estabilización, cansancio y rutina,
siguieron las grandes crisis del siglo XIX y principios del nuestro, que
provocaron persecuciones y amarguras a la Iglesia, sometida a grandes
incertidumbres y conflictos que la sacudieron hasta sus cimientos. Venciendo
esta dura prueba, la Iglesia logró, con poderoso esfuerzo, reconstruirse y
sobrevivir. Hoy, principalmente a partir del Concilio Vaticano II, la
Iglesia se ha ido renovando con dinamismo evangelizador, captando las
necesidades y esperanzas de los pueblos latinoamericanos. La fuerza que
convocó a sus Obispos en Lima, México, Sao Salvador de Bahía y Roma, se
manifiesta activa en las Conferencias del Episcopado Latinoamericano en Río
de Janeiro y Medellín que activaron sus energías y la prepararon para los
resultados futuros.
|p12 Sobre todo a partir de Medellín, con clara conciencia de su misión,
abierta lealmente al diálogo, la Iglesia escruta los signos de los tiempos y
está generosamente dispuesta a evangelizar, para contribuir a la
construcción de una nueva sociedad, más justa y fraterna, clamorosa
exigencia de nuestros pueblos. De tal modo, tradición y progreso, que antes
parecían antagónicos en América Latina, restándose fuerzas mutuamente, hoy
se conjugan buscando una nueva síntesis que aúna las posibilidades del
porvenir con las energías provenientes de nuestras raíces comunes. Así, en
este vasto movimiento renovador que inaugura una nueva época, en medio de
los recientes desafíos, los pastores aceptamos la secular tradición
episcopal del continente y nos preparamos para llevar, con esperanza y
fortaleza, el mensaje de salvación del Evangelio a todos los hombres,
preferencialmente a los más pobres y olvidados.
|p13 A través de una rica experiencia histórica, llena de luces y de
sombras, la gran misión de la Iglesia ha sido su compromiso en la fe, con el
hombre latinoamericano: para su salvación eterna, superación espiritual y
plena realización humana.
|p14 Movidos por la inspiración de esa gran misión de ayer, queremos
aproximarnos, con ojos y corazón de pastores y de cristianos, a la realidad
del hombre latinoamericano de hoy, para interpretarlo y comprenderlo, a fin
de analizar nuestra misión pastoral, partiendo de esa realidad.
CAPITULO II
VISION SOCIO-CULTURAL DE LA REALIDAD DE AMERICA LATINA
2.1. INTRODUCCION
|p15 Como pastores peregrinamos con el pueblo latinoamericano a través de
nuestra historia, con muchos elementos básicos comunes pero también con
matices y diferenciaciones propias de cada nación. A partir del Evangelio
que nos presenta a Jesucristo haciendo el bien y amando a todos sin
distinción (Cfr. He.10,38); con visión de fe, nos ubicamos en la realidad
del hombre latino- americano, expresada en sus esperanzas, sus logros y sus
frustraciones. Esta fe nos impulsa a discernir las interpelaciones de Dios
en los signos de los tiempos, a dar testimonio, a anunciar y a promover los
valores evangélicos de la comunión y de la participación, a denunciar todo
lo que en nuestra sociedad va contra la filiación que tiene su origen en
Dios Padre y de la fraternidad en Cristo Jesús.
|p16 Como pastores discernimos los logros y fracasos en estos últimos años.
Presentamos esta realidad no con el propósito de causar desaliento, sino
para estimular a todos los que puedan mejorarla. La Iglesia en América
Latina ha tratado de ayudar al hombre a "pasar de situaciones menos humanas
a más humanas" (PP 20). Se ha esforzado por llamar a una contínua conversión
individual y social. Pide a todos los cristianos que colaboren en el cambio
de las estructuras injustas; comuniquen valores cristianos a la cultura
global en que viven y, conscientes de los adelantos obtenidos, cobren ánimo
para seguir contribuyendo a perfeccionarlos.
Enunciamos, con alegría, algunas realidades que nos llenan de esperanza:
|pl7 - El hombre latinoamericano posee una tendencia innata para acoger a
las personas; para compartir lo que tiene, para la caridad fraterna y el
desprendimiento, particularmente entre los pobres; para sentir con el otro
la desgracia en las necesidades. Valora mucho los vínculos especiales de la
amistad, nacidos del padrinazgo, la familia y los lazos que crea.
|p18 - Ha tomado mayor conciencia de su dignidad, de su deseo de
participación política y social, a pesar de que tales derechos en muchas
partes están conculcados. Han proliferado las organizaciones comunitarias
como movimientos cooeperativistas, etc., sobre todo, en sectores populares.
|p19 - Hay un creciente interés por los valores autóctonos y por respetar la
originalidad de las culturas indígenas y sus comunidades. Además, se tiene
un gran amor a la tierra.
|p20 - Nuestro pueblo es joven y donde ha tenido oportunidades para
capacitarse y organizarse ha mostrado que puede superarse y obtener sus
justas reivindicaciones.
|p21 - El avence económico significativo que ha experimentado el continente
demuestra que sería posible desarraigar la extrema pobreza y mejorar la
calidad de vida de nuestro pueblo; si esto es posible, es, entonces, una
obligación (Cfr. PP).
|p22 - Aunque en algunas partes la clase media, ha sufrido deterioro se
oberva cierto crecimiento de la misma.
|p23 - Son claros los progresos en la educación.
|p24 - Pero en los múltiples encuentros pastorales con nuestro pueblo,
percibimos también, como lo hizo S.S. Juan Pablo II en su acercamiento a
campesinos, obreros, estudiantes, el profundo clamor lleno de angustias,
esperanzas y aspiraciones, del que nos queremos hacer voz: "La voz de quien
no puede hablar o de quien es silenciado" (Alocución Oaxaca, 5.AAS LXXI,
pp.208).
|p25 - Así nos situamos en el dinamismo de Medellín (Cfr. Med. Pobreza de la
Iglesia,2), cuya visión de la realidad asumimos y que fue inspiración para
tantos documentos pastorales nuestros en esta década.
|p26 - Lo presentado por Pablo VI en "Evangelii Nuntiandi" refleja
lúcidamente la realidad de nuestros países: "Es bien sabido en qué términos
hablaron durante el reciente Sínodo nuemerosos obispos de todos los
continentes y, sobre todo, los obispos del Tercer Mundo, con un acento
pastoral en el que vibraban las voces de millones de hijos de la Iglesia que
forman tales pueblos. Pueblos, ya lo sabemos, empeñados con todas sus
energías en el esfuerzo y en la lucha por superar todo aquello que los
condena a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades crónicas,
analfabetismo, depauperación, injusticia en las relaciones internacionales y
especialmente en los intercambios comerciales, situaciones de
neocolonialismo económico y cultural, y a veces tan cruel como el político,
etc. La Iglesia, repitieron los obispos, tiene el derecho de anunciar la
liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos
suyos; el deber a ayudar a que nazca este liberación, de dar testimonio de
la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la
avengelización (EN 30).
2.2. COMPARTIR LAS ANGUSTIAS
|p27 Nos preocupan las angustias de todos los miembros del pueblo cualquiera
sea la condición social: su soledad, sus problemas familiares, en no pocos,
la carencia del sentido de la vida...Más especialmente queremos compartir
hoy las que brotan de su pobreza.
|p28 Vemos a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción conel
ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres (Cfr. Juan Pablo II,
Disc. inaugural III,2 AAS LXXI, p. 199). El lujo de unos pocos se convierte
en insulto contra la miseria de las grandes masas (PP 3).
Esto es contrario al plan del Creador y al honor que se le debe. En esta
angustia y dolor, la Iglesia discierne una situación de pecado social, de
gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman católicos y que
tienen la capacidad de cambiar: "que se le quiten barreras de explotación.
..contra las que se estrellan sus mejores esfuerzos de promoción" (Juan
Pablo II, Oaxaca, 5.AAA, LXXI,p. 209).
|p29 Comprobamos, pues, como el más devastador y humillante flagelo, la
situación de inhumana pobrerza en que viven millones de latinoamericanos
expresada por ejemplo, en mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada,
problemas de salud, salarios de hambre, el desempleo y subempleo,
desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas, forzadas y
desemparadas, etc.
|p30 Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no
es una etapa casual: sino el producto de situaciones y estructuras
económicas, sociales y políticas, aunque haya también otras causas de la
miseria. Estado interno en nuestros países que encuentra en muchos casos su
origen y apoyo en "mecanismos que, por encontrarse impregnados no de un
auténtico humanismo, sino de materialismo producen a nivel internacional,
ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres" (Juan Pablo
II, Discurso inaugural III, 3.AAS LXXI, p. 201). Esta realidad exige, pues,
conversión personal y cambios profundos de las estructuras, que responden a
las legítimas aspiraciones del pueblo hacia la verdadera justicia social;
cambios que, o no se han dado o han sido demasiado lentos en la experiencia
de América Latina.
|p31 La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real
rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes
de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela:
|p32 - rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por
obstaculizar sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias
mentales y corporales irreparables, los niños vagos y muchas veces
explotados, de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización
moral familiar;
|p33 - rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la
sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por
falta de oportunidades de capacitación y ocupación;
|p34 - rostros de indígenas y con frecuencia de afroamericanos, que viviendo
marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser considerados los más
pobres entre los pobres.
|p35 - rostros de campesinos, que como grupo social viven relegados en casi
todo nuestro continente, a veces, privados de tierra, en situación de
dependencia interna y externa, sometidos a sistemas de comercialización que
los explotan;
|p36 - rostros de obreros, frecuentemente mal retribuidos y con dificultades
para organizarse y defender sus derechos;
37. - rostros de subempleados y desempleados, despedidos por las duras
exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que
someten a los trabajadores y a sus familias a fríos cálculos económicos;
|p38 - rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la
carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de
otros sectores sociales;
|p39 - rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente
marginados de la sociedad del progreso que prrescinde de las personas que no
producen.
|p40 Compartimos con nuestro pueblo otras angustias que brotan de la falta
de respeto a su dignidad como ser humano, como imagen y semejanza del
Creador y a sus derechos inalienables como hijos de Dios.
|p41 Países como los nuestros en donde con frecuencia no se respetan
derechos humanaos fundamentales -vida, salud, educación, vivienda,
trabajo...- están en situación de permanente violación de la dignidad de la
persona.
|p42 A esto se suman las angustias que han surgido por los abusos de poder,
típicos de los regímenes de fuerza. Angustiados por la represión sistemática
o selectiva, acompañada de delación, violación de la privacidad, apremios
desproporcionados, torturas, exilios. Angustias de tantas familias por la
desaparición de sus seres queridos, de quienes no pueden tener noticia
alguna. Inseguridad toal por detenciones sin órdenes judiciales. Angustias
ante un ejercicio de la justicia sometida o atada. Tal como lo indican los
Sumos Pontífices, la Iglesia, "por un auténtico compromiso evangélico" (Cfr.
Juan Pablo II, Discurso Inaugural III, 3. AAS LXXI, p. 199) debe hacer oír
su voz denunciando y condenando estas situaciones, más aún cuando los
gobiernos o responsables se profesan cristianos.
|p43 Angustias por la violencia de la guerrilla, del terrorismo y de los
secuestros realizados por extremismos de distintos signos que igualmente
comprometen la conviviencia social.
|p44 La falta de respeto a la dignidad del hombre se expresa también en
muchos de nuestros países en la ausencia de participación social a diversos
niveles. De manera especial nos queremos referir a la sindicalización. En
muchos lugares la legislación laboral se aplica arbitrariamente o no se
tiene en cuenta. Sobre todo en los países donde existen regímenes de fuerza,
se ve con malos ojos la organización de obreros, campesinos y sectores
populares, y se adoptan medidas represivas para impedirla. Este tipo de
control y de limitación de la acción no acontece con las agrupaciones
patronales que pueden ejercer todo su poder para asegurar sus intereses.
|p45 En algunos casos, la politización exasperada de las cúpulas
distorsionan la finalidad de su organización.
|p46 En estos últimos años se comprueba, además, el deterioro del cuadro
político con grave detrimento de la participación ciudadana en la conducción
de sus propios destinos. Aumenta también, con frecuencia, la injusticia que
puede llamarse institucionalizada (Cfr. Med.,Paz 16). Además, grupos
políticos extremistas al emplear medios violentos, provocan nuevas
represiones contra los sectores populares,
|p47 La economía de mercado libre, en su expresión más rígida, aún vigente
como sistema en nuestro continente y legitimada por ideologías liberales, ha
acrecentado la distancia entre ricos y pobres por anteponer el capital al
trabajo, lo económico a lo social. Grupos minoritarios nacionales, asociados
a veces con intererses foráneos, se han aprovechado de las oportunidades que
le abren estas viejas formas de libre mercado, para medrar en su provecho y
a expensas de los intereses de los sectores mayoritarios.
|p48 Las ideologías marxistas se han difundido en el mundo obrero,
estudiantil, docente y otros ambientes con la promesa de una mayor justicia
social. En la práctica, sus estrategias han sacrificado muchos valores
cristianaos y por ende, humanos o han caído en irrelismos utópicos,
inspirándose en políticas que, al utilizar la fuerza como isntrumento
fundamental, incrementan la espiral de la violencia.
|p49 Las ideologías de la seguridad nacional, han contribuido a fortalecer,
en muchas ocasiones, el carácter totalitario o autoritario de los regímenes
de fuerza de donde se ha derivado el abuso de poder y la violación de los
derechos humanos. En algunos casos pretenden amparar sus actitudes con una
subjetiva profesión de fe cristiana.
|p50 Los tiempos de crisis económica que están pasando nuestros países, no
obstante la tendencia a la modernización, con fuerte crecimiento económico,
con menor o mayor dureza, aumentan el sufrimiento de nuestros pueblos,
cuando una fría tecnocracia aplica modelos de desarrollo que exigen de los
sectores más pobres un costo social realmente inhumano, tanto más injusto
cuanto que no se hace compartir por todos.
2.3. ASPECTOS CULTURALES
|p51 América Latina está conformada por diversas razas y grupos culturales
con variados procesos históricos; no es una realidad uniforme y continua.
Sin embargo, se dan elementos que constituyen como un patrimonio cultural
común de tradiciones históricas y de fe cristiana.
|p52 Lamentablemente, el desarrollo de ciertas culturas es muy precario. En
la práctica, se desconoce, se margina e incluso se destruye valores que
pertenecen a la antigua y rica tradición de nuestro pueblo. Por otro lado,
ha comenzado una revaloración de las culturas autóctonas.
|p53 A causa de influencias externas dominantes o de la imitación alienante
de formas de vida y valores importados, las culturas tradicionales de
nuestros países se han visto deformadas y agredidas minándose así, nuestra
identidad y nuestros valores propios.
|p54 Compartimos, por lo tanto, con nuestro pueblo las angustias que surgen
de la inversión de valores, que está a la raíz de muchos males mencionados
hasta ahora:
|p55 - El materialismo individualista, valor supremo de muchos hombres
contemporáneos, que atenta contra la comunión y la participación, impidiendo
la solidaridad; y el materialismo colectivista que subordina la persona al
Estado;
|p56 - el consumismo, con su ambición descontrolada de "tener más", va
ahogando al hombre moderno en un inmanentismo que lo cierra a las virtudes
evangélicas del desprendimiento y de la austeridad, paralizándolo para la
comunicación solidaria y la participación fraterna;
|p57 - El deterioro de los valores familiares básicos desintegra la comunión
familiar eliminando la participación corresponsable de todos sus miembros y
convirtiéndolos en fácil presa del divorcio y del abandono familiar. En
algunos grupos culturales, la mujer se encuentra en inferioridad de
condiciones;
|p58 - el deterioro de la honradez pública y privada; las frustraciones, el
hedonismo que impulsa a los vicios como el juego, la droga, el alcoholismo,
el desenfreno sexual.
|p59 Educación y Comunicación Social como transmisorers de cultura.
|p60 - La educación ha tenido grandes avances en estos últimos años; ha
aumentado la escolaridad, aunque la deserción es todavía grande; el
analfabetismo ha disminuido, aunque no en grado suficiente en las regiones
de población autóctona y campesina.
|p61 No obstante estos avances existen fenómenos de deformación y
despersonalización, debido a la manipulación de grupos minoritarios de poder
que tratan de asegurar sus intereses e inculcar sus ideologías.
|p62 - Los rasgos culturales que hemos presentado se ven influidos
fuertemente por los medios de comunicación social. Los grupos de poder
político, ideológico y económico penetran a través de ellos sutilmente al
ambiante y el modo de vida de nuestro pueblo. Hay una manipulación de la
información por parte de los distintos poderes y grupos. Esto se realiza de
manera particular por la publicidad que introduce falsas expectativas, crea
necesidades ficticias y muchas veces contradicen los valores fundamentales
de nuestra cultura latinoamericana y del Evangelio. El uso indebido de la
libertad en estos medios lleva a invadir el campo de la privacidad de las
personas genralmente indefensas. Pentra también todos los ámbitos de la vida
humana (hogar, centros de trabajo, lugares de esparcimiento, calle
permanentemente). Los medios de comunicación, por otra parte, llevan a un
cambio cultural que genera un nuevo lenguaje(Cfr. EN 42).
2.4. RAICES PROFUNDAS DE ESTOS HECHOS
|p63 Queremos indicar algunas de sus raíces más profundas para ofrecer
nuestro aporete y cooperar en los cambios necesarios, desde una perspectiva
pastoral que perciba más directamente las exigencias del pueblo.
|p64 a) La vigencia de sistemas económicos que no consideran al homnbre como
centro de la sociedad y no realizan los cambios profundos y necesarios para
una sociedad justa.
|p65 b) La falta de integración entre nuestras naciones tiene entre otras
graves consecuencias la de que nos presentemos como paqueñas entidades sin
peso de negociación en el concierto mundial (Cfr. Mensaje a los Pueblos de
América Latina 8).
|p66 c) El hecho de la dependencia económica, tecnológica, política y
cultural: la presencia de conglomerados multinacionales que muchas veces
velan sólo por sus propios intererses a costa del bien del país que los
acoge; la pérdida de nuestras materias primas comparado con el precio de los
productos elaborados que adquirimos.
|p67 d) La carrera armamentista, gran crimen de nuestra época, es producto y
causa de las tensiones entre países hermanos. Ella hace que se destinen
ingentes recursos a compra de armas, en vez de emplearlos en solucionar
problemas vitales (Cfr. Mensaje a los pueblos de América Latina 8).
|p68 e) La falta de reformas estructurales en la agricultura, adecuadas a
cada realidad, que ataquen con decisión los graves problemas sociales y
económicos del campesinado: el acceso a la tierra y a los medios que hagan
posible un mejoramaiento de la productividad y comercialización.
|p69 f) La crisis de valorers morales: la corrupción pública y privada, el
afán de lucro desmedido, la venalidad, la falta de esfuerzo, la carencia de
sentido social, de justicia vivida y de solidaridad, la fuga de capitales y
"de cerebros"...debilitan e incluso impiden la comunión con Dios y la
fraternidad.
|p70 g) Finalmente, como Pastores, sin entrar a determinar el carácter
técnico de esas raíces, vewmos que en lo más profundo de ellas existe un
misterio de pecado, cuando la persona humana, llamada a dominar el mundo,
impregna los mecanismos de la sociedad de valores materialistas. (Cfr. Juan
Pablo II, Homilía Santo Domingo 3.AAS LXXI, p. 157).
2.5. UBICACION DENTRO DE 1 CONTINENTE CON GRAVES PROBLEMAS DEMOGRAFICOS
|p71 Observamos que en casi todos nuestros países se ha experimentado un
acelerado crecimento demográfico. Tenemos una población mayoritariamente
joven. Las migraciones internas y externas llevan un sentido de desarraigo,
las ciudades crecen desorganizadamente con el peligro de transformarse en
megápolis incontrolables en las que cada día es más difícil ofrecer los
servicios básicos de vivienda, hospitales, escuelas, etc., agrandándose así
la marginación social, cultural y económica. El aumento de quienes buscan
trabajo ha sido más rápido que la capacidad del sistema económico actual
para dar empleo. Hay instituciones internacionales que propician y gobiernos
que aplican o apoyan políticas antinatalistas contrarias a la moral
familiar.
CAPITULO III
VISION DE LA REALIDAD ECLESIAL HOY EN AMERICA LATINA
3.1. INTRODUCCION
|p72 La visión de la realidad en su contexto social que acabamos de
presentar, nos muestra que el pueblo latinoamericano va caminando entre
angustias y esperanzas, entre frustraciones y expectativas (Cfr.GS 1).
|p73 Las angustias y frustraciones han sido causadas, si las miramos a la
luz de la fe, por el pecado, que tiene dimensiones personales y sociales muy
amplias. Las esperanzas y expectativas de nuestro pueblo nacen de su
profundo sentido religioso y de su riqueza humana.
|p74 ¿Cómo ha mirado la Iglesia esta realidad? ¿Cómo la ha interpretado? ¿Ha
ido descubriendo la manera de enfocar y esclarecerla a la luz del Evangelio?
¿Ha llegado a discernir en qué aspectos esa realidad amenaza con destruir al
ahombre, objeto del amor infinito de Dios y en otros aspectos, en cambio, se
ha ido realizando de acuerdo con sus amorosos planes? ¿Cómo se ha ido
edificando a sí misma la Iglesia, para cumplir con la misión salvadora que
Cristo le ha encomendado y que debe proyectarse en situaciones concretas y
hacia hombres concretos? ¿Qué ha hecho frente a la cambiante realidad, en
estos últimos diez años?
|p75 Estos son los grandes interrogantes que como Pastores nos planteamos y
a los que a continuación, trataremos de responder, teniendo presente que la
misión fundamental de la Iglesia es evangelizar en el hoy y el aquí, de cara
al futuro.
3.2. ANTE LOS CAMBIOS
|p76 Hasta cuando nuestro continente no había sido alcanzado ni envuelto por
la vertiginosa corriente de cambios culturales, sociales, económicos,
políticos, técnicos de la época moderna, el peso de la tradición ayudaba a
la comunicación del Evangelio: lo que la Iglesia enseñaba desde el púlpito
era recibido celosamente en el hogar, en la escuela y era sostenido por el
ambiente social.
|p77 Hoy ya no es así. Lo que la Iglesia propone es aceptado o no en un
clima de más libertad y con marcado sentido crítico. Los mismos campesinos,
antes muy aislados, van adquiriendo ahora ese sentido crítico, por las
facilidades de contacto con el mundo actual que les ofrecen principalmente
la radio y los medios de transporte; también por la labor concientizadora de
los agentes de pastoral.
|p78 El crecimiento demográfico ha desbordado las posibilidades actuales de
la Iglesia para llevar a todos la Buena Nueva. También por falta de
sacerdotes, por escasez de vocaciones sacerdotales y religiosas, por las
deserciones producidas, por no haber contado con laicos comprometidos más
directamente en funciones aclesiales, por la crisis de movimientos
apostólicos tradicionales. Los ministros de la Palabra, las parroquias y
otras estructuras eclesiásticas resultan insuficientes para satisfacer el
hambre de Evangelio del pueblo latinoamericano. Los vacíos han sido llenados
por otros, lo que ha llevado en no pocos casos al indiferentismo y a la
ingnorancia religiosa. No se ha logrado aún una catequesis que alcance toda
la vida.
|p79 El indiferentismo más que el ateísmo ha pasado a ser un problema
enraizado en grandes sectores de grupos intelectuales y profesionales, de la
juventud y aun de la clase obrera. La misma acción positiva de la Iglesia en
defensa de los derechos humanos y su comportamiento con los pobres ha
llevado a que grupos económicamente pudientes que se creían adalides del
catolicismo, se sientan como abandonados por la Iglesia que según ellos,
habría dejado su misión "espiritual". Hay muchos otros que se dicen ser
católicos "a su manera" y no acatan los postulados básicos de la Iglesia.
Muchos valoran más la propia "ideología" que su fe y pertenencia a la
Iglesia.
|p80 Muchas sectas han sido, clara y pertinazmente, no sólo anticatólicas,
sino también injustas al juzgar a la Iglesia y han tratado de minar a sus
miembros menos formados. Tenemos que confesar con humildad que en gran
parte, aun en sectores de Iglesia, una falsa interpretación del pluralismo
religioso ha permitido la propagación de doctrinas erróneas o discutibles en
cuanto a fe y moral, suscitando confusión en el Pueblo de Dios.
|p81 Todos estos problemas se ven agravados por la ignorancia religiosa a
todos los niveles desde los intelectuales hasta loa analfabetos. Con todo,
comprobamos que ha habido un avance muiy positivo a través de la catequesis
especialmente de adultos.
|p82 La ignorancia y el indiferentismo llevan a muchos a prescindir de los
principio morales, sean personales o sociales y a encerrarse en un
ritualismo, en la mera práctica social de ciertos sacramentos o en las
exequias, como señal de su pertenencia a la Iglesia.
|p83 La secularización que reivindica una legítima autonomía al quehacer y
puede contribuir a purificar las imágenes de Dios y de la Religión, ha
degenerado con frecuencia en la pérdida de valor de lo religioso o en un
secularismo que da las espaldas a Dios y le niega la presencia en la vida
pública. La imagen de la Iglesia como aliada de los poderes de este mundo ha
cambiado en la mayoría de nuestros países. Su firme defensa de los derechos
humanos y su compromiso por una promoción social real la han acercado al
pueblo aunque por otra parte, ha sido objeto de incompresión o elajamiento
por parte de algunos grupos sociales.
|p84 Urgida por el mandato de Cristo de predicar el Evangelio a toda
criatura, por la inmensidad de la tarea y por el proceso de transformación,
la Iglesia de América Latina al mismo tiempo que ha sentido su insuficiencia
humana, ha experimentado que el Espíritu de Cristo la mueve e inspira y ha
comprendido que no puede, sin caer en el pecado de infidelidad a su misión,
quedarse a la zaga e inmóvil ante las exigencias de un mundo en cambio.
|p85 Desde la I Conferencia General del Episcopado realizada en Río de
Janeiro en 1955 y que dio origen al Consejo Episcopal Latinoamericano
(CELAM) y, más vigorosamente todavía, después del Concilio Vaticano II y de
la Conferencia de Medellín, la Iglesia ha ido adquiriendo una conciencia
cada vez más clara y más profunda de que la Evangelización es su misión
fundamental y de que no es posible su cumplimiento sin un esfuerzo
permamente de conocimiento de la realidad y de adaptación dinámica,
atractiva y convincente del Mensaje a los hombres de hoy.
|p86 En esta actitud de búsqueda, se puede decir que, en América Latina, la
Iglesia ha desplegado una actividad muy intensa y ha organizado, a todo
nivel, reuniones de estudio, cursos, Institutos, encuentros, jornadas, sobre
los más variados temas, todos orientados de diversa manera a la
profundización del Mensaje y al conocimiento del hombre en sus situaciones
concretas y en sus aspiraciones.
3.3. ANTE EL CLAMOR POR LA JUSTICIA
|p87 Desde el seno de los diversos países del continente está subiendo hasta
el cielo un clamor cada vez más tumultuoso e impresionante. Es un grito de
un pueblo que sufre y que demanda justicia, libertad, respeto a los derechos
fundamentales del hombre y de los pueblos.
|p88 La Conferencia de Medellín apuntaba ya, hace poco más de diez años, la
comprobación de este hecho: "Un sordo clamor brota de millones de hombres,
pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte"
(Pobreza de la Iglesia, 2).
|p89 El clamor puede hacer parecido sordo en ese entonces. Ahora es claro,
creciente, impetuoso y, en ocasiones, amenazante.
90. La situación de injusticia que hemos descrito en la parte anterior nos
hace reflexionar sobre el gran desafío que tiene nuestra pastoral para
ayudar al hombre a pasar de situaciones menos humanas a más humanas. Las
profundas diferencias sociales, la extrama pobreza y la violación de
derechos humanos que se dan en muchas partes son retos a la evangelización.
Nuestra misión de llevar a Dios a los hombres y los hombres a Dios implica
también construir entre ellos una sociedad más fraterna. Esta situación
social no ha dejado de acarrear tensiones en el interior mismo de la
Iglesia; tensiones producidas por grupos que, o bien enfatizan "lo
espiritual" de su misión, resistiéndose por los trabajos de promoción
social, o bien quieren convertir la misión de la Iglesia en un mero trabajo
de promoción humana.
|p91 Fenómenos nuevos y preocupantes son también la participación por parte
de sacerdotes en política partidista ya no solamente en forma indiidual como
algunos lo habían hecho (Cfr. Med. Sacerdotes 19), sino como grupos de
presión y la aplicación a la acción pastoral en ciertos casos por parte de
algunos de ellos de análisis sociales con fuerte connotación política.
|p92 La conciencia de la misión evangelizadora de la Igelsia la ha llevado a
publicar en estos últimos diez años, nuemrosos documentos pastorales sobre
la justicia social; a crear organismos de solidaridad con los que sufren, de
denuncia de los atropellos y de defensa de los derechos humanos; a alentar
la opción de sacerdotes y religiosos por los pobres y marginados; a soportar
en sus miembros la persecución y, a veces, la muerte, en testimonio de su
misión profética. Sin duda, falta mucho por hacer, para que la Iglesia se
muestre más unida y solidaria. El temor del marxismo impide a muchos
enfrentar la realidad opresiva del capitalismo liberal. Se puede decir que,
ante el peligro de un sistema claramente marcado por el pecado, se olvida
denunciar y combatir la realidad implantada por otro sistema igualmente
marcado por el pecado (Cfr. Juan Pablo II, Homilía Zapopán, AAS LXXI,
p.230). Es preciso estar atentos ante éste, sin olvidar las formas
históricas, ateas y violentas del Marxismo.
|p93 Ante sí misma urgida por un pueblo que pide el pan de la Palabra de
Dios y demanda la justicia en actitud de escuchar ese pueblo profundamente
religioso y, por la misma razón, pueblo que pone en Dios toda su confianza,
la Iglesia, en estos últimos diez años, ha realizado grandes esfuerzos, para
dar una respuesta pastoral adecuada.
|p94 A pesar de lo indicado anteriormente (Cfr. Nos. 41-43), han ido
surgiendo y madurando felices iniciativas y experiencias. Si, por una parte,
hay familias que se disgregan y destruyen, corroídas por el egoísmo, el
aislamiento y el ansia de bienestar, el divorcio legal o de hecho, es
también cierto que hay familias, verdaderas "Iglesias demésticas", en cuyo
seno se vive la fe, se educa a los hijos en la fe y se dan un buen ejemplo
de amor, de mutuo entendimiento y de irradiación de ese amor al prójimo en
la parroquia y en la diócesis.
|p95 Por una parte, no podemos negarlo, se producen dolorosos conflictos
generacionales entre padres e hijos; hay jóvenes que buscan únicamente el
placer o conquistar una posición lucrativa y de prestigio, imbuidos de una
filosofía de "arribismo" y de dominación. Pero, por otra, gracias a la
educación que se realiza en la familia, en los colegios que han renovado su
sistema educativo, en los grupos juveniles, hay también jóvernes que vibran
por el descubrimiento de Cristo y que viven intensamente su fe en el
compromiso por el prójimo, particularmente con el pobre.
|p96 Las Comundades Eclesiales de Base que en 1968 eran apenas una
experiencia incipiente, han madurado y se han multiplicado, sobre todo en
algunos países, de modo que ahora constituyen motivo de alegría y de
esperanza para la Iglesia. En comunión con el obispo y como lo pedía
Medellín, se han convertido en focos de evangelización y en motores de
liberación y desarrollo.
|p97 La vitalidad de la Comunidades Eclesiales de Base empieza a dar sus
frutos; es una de las fuentes de los ministerios confiados a los laicos:
animadores de comunidades, catequistas, misioneros.
|p98 En algunos lugares, no se ha dado la adecuada atención al trabajo en la
formación de comunidades eclesiales de base. Es lamentable que en algunos
lugares intereses claramente políticos pretendan manipularlos y apartarlas
de la auténtica comunión con sus Obispos.
|p99 Florecen también otros grupos cristianaos eclesiales de seglares,
hombresy mujeres, que reflexionan a la luz del Evangelio sobre la realidad
que les rodea y buscan formas originales de expresar su fe en la Palabra de
Dios y de ponerla en práctica.
|p100 Con estos grupos, la Iglesia se muestra en pleno proceso de renovación
de la vida parroquial y diocesana, mediante una catequesis nueva, no sólo en
su metodología y en el uso de medios modernos, sino también en la
presentación del contenido, orientado vigorosamente a introducir en la vida
motivaciones evangélicas en busca del crecimento en Cristo.
|p101 La liturgia ha logrado notables purificaciones de costumbres
simplemente ritualistas y, celebrada en parroquias renovadas y en grupos
reducidos, una participación personal y activa, tal como lo pide la
Constitución "Sacrosanctum Concilium" del Vaticano II. Lamentablemente,
algunos grupos han sido reacios a la renovación; otros han introducido
abusos. Para los Sacramentos, a pesar de resistencias encontradas al
comienzo, la Iglesia ha obtenido ya el establecimiento y la aceptación, tal
vez con raras excepciones, de cursos catequéticos pre-sacramentales y, en la
celebración misma, la proclamación de la Palabra, con lo cual la vida
cristiana va ganando en iluminación y profundidad.
|p102 Las dolorosas tensiones doctrinarias, pastorales y sicológicas entre
agentes pastorales de distintas tendencias, si bien subsisten aún, van
siendo superadas gradualmente, mediante la práctica del diálogo abierto y
constructivo. En muchos lugares los sacerdotes, para ayudarse y sostenerse
mutuamente en su vida espiritual y en su labor pastoral, se han organizado
en equipos. A veces, colaboran pastoralmente en estos equipos religiosos,
religiosas y seglares.
|p103 La generosa ayuda recibida por nuestras iglesias y el CELAM de las
Iglesias hermanas de Europa y Norteamérica, en personal y medios económicos,
ha contribuido significativamente al esfuerzo evangelizador en todo el
continente. Por ello expresamos nuestro profundo agradecimiento. Este hecho
es un signo de la caridad universal de la Iglesia. El esfuerzo de encausar
este aporte dentro de los planes de las iglesias locales, constituye un
signo de respeto y comunión.
|p104 Para terminar esta somera descripción de la realidad eclesial,
querremos hacer notar que, en la Iglesia de América Latina, se está viviendo
la comunión, no sin vacíos y deficiencias, a diversos niveles:
|p105 Se vive la comunión en núcleos menores, la comunión en las familaias
cristianas, en las comunidades eclesiales de base y en las parroquias. Se
realizan esfuerzos para una intercomunicación de parroquias.
|p106 Se vive la comunión intermedia, la de la Iglesia particular o
diócesis, que sirve de enlace entre las bases más pequeñas y lo universal.
De igual manera, se vive la comunión entre diócesis a nivel nacional y
regional, expresada en las Conferencias Episcopales y, a nivel
latinoamericano, en el CELAM.
|p107 Existe la comunión universal que nace de la vinculación con la Sede
Apostólica y con el conjunto de las Iglesias de otros continentes. La
Iglesia de América Latina posee conciencia de su vocación específica, del
papel y aporte al conjunto de la Iglesia universal, en esta comunión
eclesial que tiene su expresión culminante en nuestra adhesión al Santo
Padre, Vicario de Cristo y Pastor Supremo.
|p108 La actividad ecuménica, expresada en el diálogo y en los esfuerzos
conjuntos por la promoción humana, se inscribe en el camino hacia la unidad
anhelada.
|p109 La revalorización de la religiosidad popular, a pesar de sus
desviaciones y ambiguedades, expresa la identidad religiosa de un pueblo y,
al puruficarse de eventuales deformaciones, ofrece un lugar privilegiado a
la evangelización. Las grandes devociones y celebraciones populares han sido
un distintivo del catolicismo latinoamericano, mantienen valores evangélicos
y son un signo de pertenencia a la Iglesia.
3.4. ESTRUCTURAS DE EVANGELIZACION
LAS PARROQUIAS
|p110 Se anota que la organización pastoral de la parroquia, sea territorial
o personal, depende ante todo de quienes la integran, de la unión que existe
entre ellos como comunidad humana.
|p111 La parroquia rural se encuentra identificada generalmente en sus
estructuras y servicios con la comunidad existente. Ella ha tratado de crear
y coordinar comunidades eclesiales de base que correspondan a los grupos
humanos dispersos por el área parroquial. Las parroquias urbanas, en cambio,
desbordadas por el número de personas a las que deben atender, se han visto
en la necesidad de poner mayor énfasis en el servicio cultual litúrgico y
sacramental. Cada día se hace más necesaria la multiplicación de pequeñas
comunidades territoriales o ambientales para responder a una evangelización
más personalizante.
LA ESCUELA
|p112 Es un lugar de evangelización y comunión. El número de escuelas y
colegios católicos ha disminuido en proporción con las exigencias de la
comunidad pero, por otra parte, se es más consciente de la necesidad de la
presencia de cristianos comprometidos en las estructuras educativas
estatales y privadas no de la Iglesia. Los centros educativos católicos se
abren, cada dí más, a todos los sectores sociales.
3.5. MINISTERIOS Y CARISMAS
OBISPOS
|p113 La imagen y la situación del obispo ha cambiado quizás en estos años.
Se nota un mayor espíritu de colegialidad entre ellos, y de mayor
corresponsabilidad con el clero, los religiosos, las religiosas y los
laicos, especialmente a nivel de Iglesia particular, aunque es lamentable
que no siempre se tenga en cuenta la necesaria coordinación regional o
nacional.
|p114 Hoy de manera especial, se pide al obispo un testimonio evangélico
personal, más acercamiento a los sacerdotes y al pueblo. Sin duda,
actualmente hay más sencillez y pobreza en su forma de vida.
|p115 La multiplicación de Diócesis ha favorecido el contacto entre el
obispo y la comunidad diocesana.
PRESBITEROS
|p116 La escasez de sacerdotes es alarmante aunque en algunos países se da
un resurgimiento de vocaciones. Los sacerdotes viven sobrecargados de
trabajo pastoral, especialmente donde no ha habido sificiente apertura a los
ministerios que se confían a los laicos y a la cooperación en su misión. Es
alentador el espíritu de sacrificio de muchos sacerdotes que asumen con
valentía la soledad y el aislamiento sobre todo en el mundo actual.
|p117 Aún persisten, sin embargo, métodos pastorales inadaptados a las
actuales situaciones y a la pastoral orgánica.
|p118 En la formación sacerdotal, aunque hay insuficiencia numérica de
formadores, no han faltado experiencias valiosas; en algunos casos ha habido
exageraciones que se van superando.
DIACONOS PERMANENTES
|p119 El diácono permanente es algo nuevo en nuestras Iglesias. Son bien
aceptados en sus comunidades pero el número de ellos es aún muy paqueño.
Aunque las Comunidades Eclesiales de Base son el ambiente adecuado para el
surgimiento de diáconos, en la mayoría algunas tareas pastorales se confían
más bien a laicos (delegados de la Palabra, catequistas, etc.).
VIDA CONSAGRADA
|p120 La Vida Consagrada es una fuerza para la Evangelización de América
Latina. Ha vivido un período de búsqueda por definir su identidad y su
propio carisma, reinterpretándolo en el contexto de las nuevas necesidades y
de la inserción en el conjunto de la pastoral diocesana.
|p121 Los religiosos, en general, se han renovado; se han acrecentado las
relaciones personales a nivel de comunidades y también entre las distintas
familias religiosas. La presencia de los religiosos en las zonas pobres y
difíciles se ha intensificado. Tienen a su cargo la mayoría de las misiones
entre indígenas.
|p122 . En algunas ocasiones ha habido ciertos conflictos por el modo de
integrarse a la pastoral de conjunto o por la insuficiente inserción en
ella; por falta de apoyo comunitario, por falta de preparación para su
trabajo en el campo social o por falta de madurez para vivir estas
experiencias.
|p123 . Las comunidades contemplativas, balauarte espiritual para la vida
diocesana, ha pasado también un período de crisis; ahora en varios países
ven un florecimiento de vocaciones.
|p124 . Los institutos seculares han florecido igualmente en nuestro
continente.
LOS LAICOS
|p125 . Su sentido de pertenencia a la Iglesia se ha acrecentado en todas
partes, no sólo por el compromiso eclesial más permanente sino por su
participación más activa en asambleas litúrgicas y en las tareas
apostólicas. En muchos países las Comunidades Eclesiales de Base son prueba
de esta incorporación y deseo de participación. El compromiso del laicado en
lo temporal, tan necesario apara el cambio de estructuras ha sido
insuficiente. En general, se podría decir que hay una mayor valorización de
la necesaria particiapación del laicado en la Iglesia.
|p126 . La mujer merece una mención especial: tanto la religiosa como la de
institutos seculares y las laicas tienen actualmente una participación cada
vez mayor en las tareas pastorales, aunque en muchas partes aún se ve con
recelo tal participación.
CAPITULO IV
TENDENCIAS ACTUALES Y EVANGELIZACION EN EL FUTURO
4.1. EN LA SOCIEDAD
Mirando el mundo actual con ojos de pastores, comprobamos algunas tendencias
que no podemos dejar de tener en cuenta:
|p127 . América Latina seguirá en un ritmo acelerado de aumento de población
y concentración en las grandes ciudades. Se agudizarán los problemas que
afectan los servicios públicos. La población será mayoritariamente joven y
tendrá dificultad creciente para encontrar puestos de trabajo.
|p128 . Por una parte, la sociedad del futuro se perfila más abierta y
pluralista; por otra, sometida al influjo cada vez mayor de los dictámenes
de los medios de comunicación que irán programando progresivamente la vida
del hombre y de la sociedad.
|p129 . Parace que la programación de la vida social responderá cada vez más
a los modelos buscados por la tecnocracia, sin correspondencia con los
anhelos de un orden internacional más justo, frente a la tendencia de
cristalización de las desigualdades actuales.
|p130 . En elcuadro internacional, se va tomando conciencia de la limitación
de los recursos del planeta y de la necesidfad de su racionalización. Unos
quieren limitar la población sobre todo de los países pobres; otros proponen
la "prosperidad racionada", es decir: una sobriedad compartida y no la
riqueza creciente, no compartida.
|p131 . A la vista de estas tendencias nos sentimos solidarios con el pueblo
latinoamericano del cual formamos parte y con su historia. Queremos escrutar
sus aspiraciones, tanto las que expresa claramente como las que apenas
balbucea que nos parece son estas:
|p132 . - Una calidad de vida más humana, sobre todo por su irrenunciable
dimensión religiosa, su búsqueda de Dios, del Reino que Cristo nos trajo, a
veces confusamente intuido por los más pobres con fuerza privilegiada.
|p133 . - Una distribución más justa de los bienes y las oportunidades; un
trabajo justamente retribuido que permita el decoroso sustento de los
miembros de la familia y que disminuya la brecha entre el lujo desmedido y
la indigencia.
|p134 . - Una convivencia social fraterna donde se fomenten y tutelen los
derechos humanos; donde las metas que se deben alcanzar se decidan por el
consenso y no por la fuerza o la violencia; donde nadie se sienta amenazado
por la represi ón, el terrorismo, los secuestros y la tortura.
- Cambios estructurales que aseguren una situación justa para las grandes
mayorías.
|p135 . - Ser tenido encuenta como persona responsable y como sujeto de la
historia capaz de participar libremente en las opciones políticas,
sindicales, etc., y en la elección de sus gobernantes.
|p136 - Participar en la producción y compartir los avances de la ciencia y
la técnica moderna, lo mismo que tener acceso a la cultura y al
esparcimiento digno.
|p137 . Todo esto llevará a una mayor integración de nuestros pueblos en
coincidencia con las tendencias universales de una sociedad, como suele
decirse, más globalizada y planetaria, potenciada por los medios de
comunicación de amplísimo alcance.
|p138 . Pero mientras haya grandes sectores que no logran satisfacer estas
legítimas aspiraciones mientras otros las alcanzan con exceso, los bienes
reales del mundo moderno se traducen en fuente de frustraciones crecientes y
de trágicas tensiones. El contraste notorio e hiriente de los que nada
poseen y los que ostentan opulencia, es un obstáculo insuperable para
establecer el Reinado de la paz.
|p139 . Si no cambian las tendencias actuales, se seguirá deteriorando la
relación del hombre con la naturaleza por la explotación irracional de sus
recursos y la contaminación ambiental, con el aumento de graves daños al
hombre y al equilibrio ecológico.
|p140 . Animando todo ésto, el hombre aspira, en su realización, a tener
libertad para vivir y expresar su fe.
|p141 . En una palabra, nuestro pueblo desea una liberación integral que no
se agota en el cuadro de su existencia temporal sino que se proyecta a la
comunión plena con Dios y con sus hermanos en la eternidad, comunión que ya
comienza a realizarse, aunque imperfectamente, en la historia.
4.2. EN LA IGLESIA
|p142 . La Iglesia, a través de su acción y de su doctrina social, hace
suyas estas aspiraciones. Baste recordar el vigoroso llamado de la
Conferencia de Medellín que expresó la voluntad de hacer que el anuncio
evangélico logre desplegar toda su potencia de fermento transformador.
|p143 Esta Conferencia, reiterando aquel llamado, quiere poner al servicio
los recursos de una acción pastoral adaptada a las circunstancias actuales.
|p144 . La Iglesia requiere ser cada día más independiente de los poderes
del mundo, para así disponer de un amplio espacio de libertad que le permita
cumplir su labor apostólica sin interferencias: el ejercicio del culto, la
educación de la fe y el desarrollo de aquellas variadísimas actividades que
llevan a los fieles a traducir en su vida privada, familiar y social, los
imperativos morales que dimanan de esa misma fe. Así, libre de compromisos,
solo con su testimonio y enseñanza, la Iglesia será más creíble y mejor
escuchada. De este modo, el mismo ejercicio del poder será evangelizado, en
orden al bien común.
|p145 . La Iglesia acompaña con profunda simpatía la búsqueda de los
hombres; sintoniza con sus anhelos y esperanzas, sin aspirar a otra cosa que
a servirles, alentando sus esfuerzos e iluminando sus pasos, haciéndoles
conocer el valor trascendente de su vida y de su acción.
|p146 . La Iglesia asume la defensa de los dererchos humanos y se hace
solidaria con quienes los propugnan. A este propósito nos place recordar
aquí por su especial valor, entre la vasta enseñanza sobre la materia, el
discurso de S.S. Juan Pablo II al Cuerpo Diplomático del 20 de octubre de
1978: "La Santa Sede actúa en esto sabiendo que la libertad, el respeto de
la vida y de la dignidad de las personas -que jamás son instrumento- la
igualdad de trato, la conciencia profesional en el trabajo y la búsqueda
solidaria del bien común, el espíritu de reconciliación, la apertura a los
valores espirituales, son exigencias fundamentales de la vida armónica en
sociedad, del progreso de los ciudadanos y de su civilización".
|p147 . La Iglesia ha intensificado su compromiso con los sectores
desposeídos, abogando por su promoción integral, lo cual produce en algunos
la impresión de que Ella deja de lado a las clases pudientes.
|p148 . Subraya mejor el valor evangélico de la pobreza que nos hace
disponibles para construir un mundo más justo y más fraterno. Siente
vivamente la situación penosa de los desposeídos de lo necesario para una
vida digna. Invita a todos a transformar su mente y sus corazones, según la
escala de valores del Evangelio.
|p149 . La Iglesia confía más en la fuerza de la verdad y en la educación
para la libertad y la responsabilidad, que en prohibiciones pues su ley es
el amor.
4.3. EVANGELIZACION EN EL FUTURO
|p150 . La evangelización dará prioridad a la proclamación de la Buena
Nueva, a la catequesis bíblica y a la celebración litúrgica, como respuesta
al ansia creciente de la Palabra de Dios.
|p151 Pondrá el máximo empeño en salvar la unidad, porque el Señor lo quiere
y para aprovechar todas las energías disponibles, concentrándolas en un plan
orgánico de pastoral de conjunto, evitando, así, la dispersión infecunda de
esfuerzos y servicios. Tal pastoral se perfila en los diversos niveles:
diocesano, nacional y continental.
|p152 Dará importancia a la pastoral urbana con creación de nuevas
estructuras eclesiales que, sin desconocer la validez de la parroquia
renovada, permitan afrontar la problemática que presentan las enormes
concentraciones humanas hoy. También acrecentará sus esfuerzos para atender
mejor la pastoral rural.
|p153 Se esforzará en multiplicar los agentes de pastoral, tanto clérigos
como religiosos y laicos. Adaptará la formación de estos agentes a la
exigencia de comunidades y ambientes
|p154 Pondrá de relieve la importancia de los laicos, tanto cuando
desempeñan ministerios en la Iglesia y para la Iglesia, como cuando,
cumpliendo la misión que les es propia, son enviados como su vanguardia, en
medio de la vida del mundo, para rehacer las estructuras sociales,
económicas y políticas, de acuerdo con el plan de Dios.
|p155 Para formar laicos y darles un sólido apoyo en su vida y acción,
procurará incorporarlos a las organizaciones y movimientos apostólicos y
potenciará todos sus instrumentos de formación, de modo particular los
propios del campo de la cultura; solamente así tendrá un laicado maduro y
evangelizador.
|p156 Reconocerá la validez de la experiencia de las Comunidades Eclesiales
de Base y estimulará su desarrollo en comunión con sus pastores.
|p157 La Iglesia tendrá mucho empeño en educar en la fe cristiana al pueblo
sencillo, naturalmente religioso, y preparará en forma adecuada para la
recepción de los sacramentos.
|p158 La Iglesia dará mayor importancia a losmedios de comunicación social y
los empleará para la Evangelización.
|p159 Tanto la CELAM con todos sus servicios como las Conferencias Generales
del Episcopado Latinoamericano son una expresión de integración pastoral de
la Iglesia de América Latina. Es necesario que siga acentuándose para
beneficio de las Iglesias particulares.
|p160 La voz colectiva de los Episcopados que ha ido despertando interés
creciente en la opinión pública, encuentra, sin embargo, frecuentemente
reservas en ciertos sectores de poca sensibilidad social, lo cual es un
signo de que la Iglesia está ocupando su puesto de Madre y Maestra de todos.
|p161 De cualquier manera, la Iglesia debe estar dispuesta a asumir con
valor y alegría las consecuencias de su misión, que el mundo nunca aceptará
sin resistencia.
SEGUNDA PARTE
DESIGNIO DE DIOS SOBRE LA REALIDAD DE AMERICA LATINA
|p162 La Iglesia en América Latina se siente íntima y realmente solidaria
con todo el pueblo del Continente (Cfr. GS 1). Ha estado durante casi cinco
siglos a su lado y en su corazón. No puede estarlo menos en esta encrucijada
de su historia (Cfr. Mensaje de Pablo VI al CELAM, Mar del Plata, 1966).
|p163 Habiendo considerado con ojos de fe y corazón de Pastores, la realidad
de nuestro pueblo, nos preguntamos ahora ¿cuál es el designio de salvación
que Dios ha dispuesto para América Latina? ¿Cuáles son los caminos de
liberación que El nos depara? Su Santidad Juan Pablo II nos ha dado la
respuesta: la verdad sobre Cristo, la Iglesia y el hombre. Reflexionamos
sobre ella, teniendo como fondo las aspiraciones y los sufrimientos de
nuestros hermanos latinoamericanos.
|p164 Evangelizados por el Señor en su Espíritu, somos enviados para llevar
la Buena Nueva a todos los hermanos, especialmente a los pobres y olvidados.
Esta tarea evangelizadora nos conduce a la plena conversión y comunión con
Cristo en la Iglesia; impreganará nuestra cultura; nos llevará a la
auténtica promoción de nuestras comunidades y a una presencia crítica y
orientadora ante las ideologías y políticas que condicionan la suerte de
nuestras naciones.
Capítulo I: Contenido de la Evangelización
Capítulo II: ¿Qué es evangelizar?
CAPITULO I
CONTENIDO DE LA EVANGELIZACION
|p165 Queremos, ahora, iluminar todo nuestro apremio pastoral con la luz que
nos hace libres (Cfr. Jn. 8,32). No es una verdad que poseamos como algo
propio. Ella viene de Dios. Ante su resplandor experimentamos nuestra
pobreza.
|p166 Nos proponemos anunciar las verdades centrales de la Evangelización:
CRISTO, nuestra esperanza, está en medio de nosotros, como enviado del
Padre, animando con su Espíritu a la Iglesia y ofreciendo al hombre de hoy
su palabra y su vida para llevarlo a su liberación integral.
|p167 La IGLESIA, misterio de comunión, pueblo de Dios al servicio de los
hombres, continúa a través de los tiempos siendo evangelizadora y llevando a
todos la Buena Nueva.
|p168 María es para ella morivo de alegría y fuente de inspiración por ser
la estrella de la Evangelización y la Madre de los pueblos de América Latina
(Cfr. EN 82).
|p169 El HOMBRE, por su dignidad de imagen de Dios, merece nuestro
compromiso en favor de su liberación y total realización en Cristo Jesús.
Sólo en Cristo se revela la verdadera grandeza del hombre y sólo en El es
plenamente conocida su realidad más íntima. Por eso, nosotros, Pastores,
hablamos al hombre y le anunciamaos al gozo de verse asumido y enaltecido
por el propio Hijo de Dios que quiso compartir con él las alegrías, los
trabajos y sufrimientos de esta vida y la herencia de una vida eterna.
1. LA VERDAD SOBRE JESUCRISTO EL SALVADOR QUE ANUNCIAMOS
1.1. INTRODUCCION
|p170 La pregunta fundamental del Señor: "¿Y vosotros quién decís que soy
yo?" (Mt. 16,15), se dirige permanentemente al hombre latinoamericano. Hoy
como ayer se podrían registrar diversas respuestas. Quienes somos miembros
de la Iglesia, sólo tenermos una, la de Pedro..."Tú eres el Cristo, el Hijo
de Dios vivo"(Mt. 16,16).
|p171 El pueblo latinoamericano, preofundamente religioso aún antes de ser
evangelizado, cree en su gran mayoría en Jesucristo verdadero Dios y
verdadero hombre.
|p172 De ello son expresión, entre otras, los múltiples atributos de poder,
salud o consuelo que le reconoce; títulos de juez y de rey que le da; las
advocaciones que lo vinculan a los lugares y regiones; la advocación al
Cristo paciente, a su nacimiento en el pesebre y a su muerte en la Cruz; la
devoción a Cristo resucitado; más aún, las devociones al Sagrado Corazón de
Jesús y a su presencia real en la Eucaristía, manifestadas en las primeras
Comuniones, la adoración nocturna, la procesión de Corpus Christi y los
Congresos Eucarísticos.
|p173 Somos conscientes de la insuficiente proclamación del Evangelio y de
las carencias de nuestro pueblo en su vida de fe. Sin embargo, herederos de
casi quinientos años de historia evangelizadora y de los esfuerzos hechos
principalmente después de Medellín, vemos con gozo que el abnegado trabajo
del clero y las familias religiosas, el desaroolo de las instituciones
católicas, de los movimientos apostólicos de seglares, de las agrupaciones
juveniles y de las Comunidades Eclesiales de Base han producido en numerosos
sectores del pueblo de Dios, un mayor acercamiento al Evangelio y una
búsqueda del rostro siempre nuevo de Cristo que llena su legítima
aspiración, a una liberación integral.
|p174 Esto no se realiza sin problemas. Entre los esfuerzos por presentar a
Cristo como Señor de nuestra historia e inspirador de un verdadero cambio
social y los intentos por limitarlo al campo de la conciencia individual,
creemos necesario clarificar lo siguiente.
|p175 Es nuestro deber anunciar claramente, sin dejar lugar a dudas o
equívocos, el misterio de la Encarnación: tanto la divinidad de Jesucristo
tal como lo profesa la fe de la Iglesia, como la realidad y la fuerza de su
dimensión humana e histórica.
|p176 Debemos presentar a Jesús de Nazaret compartiendo la vida, las
esperanzas y las angustias de su pueblo y mostrar que El es el Cristo
creído, proclamado y celebrado por la Iglesia.
|p177 A Jesús de Nazaret, consciente de su misión: anunciador y realizador
del Reino, fundador de su Iglesia que tiene a Pedro por cimiento visible; a
Jesucristo vivo, presente y actuante en su Iglesia y en la historia.
|p178 No podemos desfigurar, parcializar o ideologizar la persona de
Jesucristo, ya sea convirtiéndolo en un político, un líder, un
revolucionario o un simple profeta, ya sea reduciendo al campo de lo
meramente privado a quien es el Señor de la Historia.
|p179 Haciendo eco al discurso del Santo Padre al inaugurar nuestra
Conferencia, decimos: "Cualquier silencio, olvido, mutilación o inadecuada
acentuación de la integridad del misterio de Jesucristo que se aparte de la
fe de la Iglesia no puede ser contenido válido de la Evangelización". Una
cosa son las "relecturas del Evangelio, resultado de especulaciones
teóricas" y "las hipótesis, brillantes quizás, pero frágiles e
inconsistentes que de ellas derivan" y otra cosa la "afirmación de la fe de
la Iglesia: Jesucristo, Verbo e Hijo de Dios, se hace hombre para acercarse
al hombre y brindarle por la fuerza de su ministerio, la salvación, gran don
de Dios" (Juan Pablo II, Discurso inaugural I,4.I,5 AAS LXXI, pp.190-191).
|p180 Vamos a hablar de Jesucristo. Vamos a proclamar una vez más la verdad
de la fe acerca de Jesucristo. Pedimos a todos los fieles que acojan esta
doctrina liberadora. Su propio destino temporal y eterno está ligado al
conocimiento en la fe y al seguimiento en el amor, de Aquel que por la
efusión de su Espíritu, nos capacita para imitarlo y a quien llamamos y es
el Señor y el Salvador.
|p181 Solidarios con los sufrimientos y aspiraciones de nuestro pueblo,
sentimos la urgencia de darle lo que es específico nuestro: el misterio de
Jesús de Nazaret, Hijo de Dios. Sentimos que ésta es la "fuerza de Dios"
(Rom. 1,16) capaz de transformar nuestra realidad personal y social y de
encaminarla hacia la libertad y la fraternidad, hacia la plena manifestación
del Reino de Dios.
1.2. EL HOMBRE "CREADO MARAVILLOSAMENTE"
|p182 Nos enseña la Sagrada Escritura que no somos nosotros, los hombres,
quienes hemos amado primero; Dios es quien primero nos amó. Dios planeó y
creó el mundo en Jesucristo, su propia imagen increada (Col. 1, 15-17). Al
hacer el mundo, Dios creó a los hombres para que participáramos en esa
comunidad divina de amor: el Padre con el Hijo Unigénito en el Espíritu
Santo (Ef. 1,3-6).
|p183 Este designio divino, que en bien de los hombres y para la gloria de
la inmensidad de su amor, concibió el Padre en su Hijo antes de crear el
mundo (Ef. 1,9), nos lo ha revelado conforme al proyecto misterioso que El
tenía de llevar la historia humana a su plenitud, realizando por medio de
Jesucristo la unidad del universo, tanto de lo terrestre como de lo celeste
(Cfr. Ef. 1,1-10).
|p184 El hombre eternamente ideado y eternamente elegido (Cfr. Juan Pablo
II, Discurso inaugural I, 9.AAS LXXI, p. 196) en Jesucristo, debía
realizarse como imagen creada de Dios, reflejando el misterio divino de
comunión en sí mismo y en la convivencia con sus hermanos, a través de una
acción transformadora sobre el mundo. Sobre la tierra debía tener, así, el
hogar de su felicidad, no un campo de batalla donde reinasen la violencia,
el odio, la explotación y la servidumbre.
1.3. DEL DIOS VERDADERO A LOS FALSOS IDOLOS: EL PECADO
|p185 Pero el hombre, ya desde el comienzo, rechazó el amor de su Dios. No
tuvo interés por la comunión con El. Quiso construir en reino en este mundo
prescindiendo de Dios. En vez de adorar al Dios verdadero, adoró ídolos: las
obras de sus manos, las cosas del mundo; se adoró a sí mismo Por eso, el
hombre se desgarró interiomente. Entraron en el mundo el mal, la muerte y la
violencia, el odio y el miedo. Se destruyó la convivencia fraterna.
|p186 Roto así por el pecado el eje primordial que sujeta al hombre al
dominio amoroso del Padre, brotaron todas las esclavitudes. La realidad
latinoamericana nos hace experimentar amargamente, hasta límites extremos,
esta fuerza del pecado, flagrante contradicción del plan divino.
1.4. LA PROMESA
|p187 Dios Padre, sin embargo, no abandonó al hombre en poder de su pecado.
Reinicia una y otra vez el diálogo con él; invita a hombres concretos a una
alianza para que construyan el mundo a partir de la fe y de la comunión con
El, aceptando ser colaboradores en su designio salvador. La historia de
Abraham y la elección del pueblo de Israel; la historia de Moisés, de la
liberación del pueblo de la esclavitud de Egipto y de la alianza del Sinaí;
la historia de David y de su reino; el destierro de Babilonia y el retorno a
la tierra prometida, nos muestran la mano poderosa de Dios Padre que
anuncia, promete y empieza a realizar la liberación de todos los hombres,
del pecado y de sus consecuencias.
1.5. "EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITO ENTRE NOSOTROS (Jn.1,14): LA
ENCARNACION
|p188 Y llegó "la plenitud de los tiempos"(Gál. 4). Dios Padre envió al
mundo a su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, verdadero Dios, nacido del Padre
antes de todos los siglos y verdadero Hombre, nacido de María la Virgen por
obra del Espíritu Santo. En Cristo y por Cristo, Dios Padre se une a los
hombres. El hijo de Dios asume lo humano y lo creado y restablece la
comunión entre su Padre y los hombres. El hombre adquiere una altísima
dignidad y Dios irrumpe en la historia humana, vale decir, en el peregrinar
de los hombres hacia la libertad y la fraternidad, que aparercen ahara como
un camino hacia la plenitud del encuentro con El.
|p189 La Iglesia de América Latina quiere, anunciar, por tanto, el verdadero
rostro de Cristo, porque en él resplandece la gloria y la bondad del Padre
providente y la fuerza del Espíritu Santo que anuncia la verdadera e
integral liberación de todos y cada uno de los hombres de nuestro pueblo.
1.6. DICHOS Y HECHOS: VIDA DE JESUS
|p190 Jesús de Nazaret nació y vivió pobre en medio de su pueblo Israel, se
compadeció de las multitudes e hizo el bien a todos (Cfr. Mc. 6,34; 4,37;
He. 10,38). Ese pueblo agobiado por el pecado y el dolor, esperaba la
liberación que El les promete(Mt. 1,21). En medio de él, Jseús anuncia: "Se
ha cumplido el tiempo; el Reino de Dios está cercano; convertíos y creed en
el Evangelio"(Mc. 1, 15). Jesús, ungido por el Espíritu Santo para anunciar
el Evangelio a los pobres, para proclamar la libertad a los cautivos, la
recuperación de la vista a a los ciegos y la liberación a los oprimidos
(Cfr. Lc. 4,18-19) nos ha entregado en las Bienaventuranzas y el Sermón de
la Montaña la gran proclamación de la nueva ley del Reino de Dios (Cfr. Mt.
5,1-12).
|p191 A las palabras Jesús unió los hechos: acciones maravillosas y
actitudes sorprendentes que muestran que el Reino anunciado ya está
presente, que El es el signo eficaz de la nueva presencia de Dios en la
historia, que es el portador del poder transformante de Dios, que su
presencia desenmascara al maligno, que el amor de Dios redime al mundo y
alborea ya un hombre nuevo en eun mundo nuevo.
|p192 Las fuerzas del mal, sin embargo, rechazan este servicio de amor: la
incredulidad del pueblo y de sus parientes, las autoridades políticas y
religiosas de su época y la incomprensión de sus propios discípulos. Se
acentúan entonces, en Jesús los rasgos dolorosos del "Siervo de Yahvé", de
que se habla en el libro del profeta Isaías (Is.53). Con amor y obediencia
totales a su Padre, expresión humana de su carácter eterno del Hijo,
emprende su camino de donación abnegada, rechazando la tentación del poder
político y todo recurso a la violencia. Agrupa en torno a sí, unos cuantos
hombres tomados de diversas categorías sociales y políticas de su tiempo.
Aunque confusos y a veces infieles, los mueven el amor y el poder que de El
irradian: ellos son constituidos el cimiento de su Iglesia; atraidos por el
Padre (Cfr. Jn. 6,44), inician el camino del seguimiento de Jesús. Camino
que no es el de la autoafirmación arrogante de la sabiduría o del poder del
hombre, ni del odio o de la violencia, sino el de la donación desinteresada
y sacrificada del amor. Amor que abraza a todos los hombres. Amor que
privilegia a los pequeños, los débiles, los pobres. Amor que congrega e
integra en una fraternidad capaz de abrir la ruta de una nueva historia.
|p193 Así Jesús, de modo original, propio, incomparable, exige un
seguimiento radical que abarca todo el hombre, a todos los hombres y
envuelve a todo el mundo y a todo el cosmos. Esta radicalidad hace que la
conversión sea un proceso nunca acabado, tanto a nivel personal como social.
Porque, si el Reino de Dios pasa por realizaciones históricas, no se agota
ni se identifica con ellas.
1.7. EL MISTERIO PASCUAL: MUERTE Y VIDA
|p194 Cumpliendo el mandato recibido de su Padre, Jesús se entregó
libremente a la muerte en la cruz, meta del camino de su existencia. El
portador de la libertad y del gozo del Reino de Dios quiso ser víctima
decisiva de la injusticia y del mal de esta mundo. El dolor de la creación
es asumido por el Crucificado que ofrece su vida en sacrificio por todos:
Sumo Sacerdote que puede compartir nuestras debilidades; Víctima Pascual que
nos redime de nuestros pecados; Hijo obediente que encarna ante la justicia
salvadora de su Padre el clamor de liberación de todos los hombres.
|p195 Por eso, el Padre resucita a su Hijo de entre los muertos. Lo exalta
gloriosamente a su derecha. Lo colma de la fuerza vivificante de su
Espíritu. Lo establece como Cabeza de su Cuerpo que es la Iglesia. Lo
constituye Señor del Mundo y de la historia. Su resurrección es signo y
prenda de la resurrección a la que todos estamos llamados y de la
transformación final del universo. Por El y en El ha querido el Padre
recrear lo que ya había creado.
|p196 Jesucristo, exaltado, nose ha apartado de nosotros; vive en medio de
su Iglesia, principalmente en la Sagrada Eucaristía y en la proclamación de
su Palabra; está presente entre los que se reúnen en su Nombre (Cfr. Mt.
18,20) y en la persona de sus pastores enviados (Mt. 10,40; 28,19ss) y ha
querido identificarse con ternura especial con los más débiles y pobres
(Cfr. Mt. 25,40).
|p197 En el centro de la historia humana queda así implantado el Reino de
Dios, resplandeciente en el rostro de Jesucristo resucitado. La justicia de
Dios ha triunfado sobre la injusticia de los hombres. Con Adán se inició la
historia vieja. Con Jesucristo, el nuevo Adán, se inicia la historia nueva y
ésta recibe el impuso indefectible que llevará a todos los hombres, hechos
hijos de Dios por la eficiacia del Espíritu a un dominio del mundo cada día
más perfecto; a una comunión entre hermanos cada vez más lograda ya la
plenitud de comunión y participación que constituyen la vida misma de Dios.
Así proclamamos la buena noticia de la persona de Jesucristo a los hombres
de América Latina, llamados a ser hombres nuevos con la novedad del bautismo
y de la vida según el Evangelio (Cfr. EN 18) para sostener su esfuerzo y
alentar su esperanza.
1.8. JESUCRISTO ENVIA SU ESPIRITU DE FILIACION
|p198 Cristo resucitado y exaltado a la derecha del Padre derrama su
Espíritu Santo sobre los apóstoles el día de Pentecostés y después sobre
todos los que han sido llamados (Cfr. He. 2,39).
|p199 La alianza nueva que Cristo pactó con su Padre se interioriza por el
Espíritu Santo que nos da la ley de gracia y de libertad que El mismo ha
escrito en nuestros corazones. Por eso, la renovación de los hombres y
consiguientemenmte de la sociedad dependerá, en primer lugar, de la acción
del Espíritu Santo. Las leyes y estructuras deberán ser animadas por el
Espíritu que vivifica a los hombres y hace que el Evangelio se encarne en la
historia.
|p200 América Latina que desde sus orígenes de la Evangelización selló esta
Alianza con el Señor, tiene que renovarla ahora y vivirla con la gracia del
Espíritu, con todas sus exigencias de amor, de entrega y de justicia.
|p201 El Espíritu que llenó el orbe de la tierra abarcó también lo que había
de bueno en las culturas precolombinas; El mismo les ayudó a recibir el
Evangelio; El sigue hoy suscitando anhelos de salvación liberadora en
nuestros pueblos. Se hace, por tanto, necesario descubrir su presencia
auténtica en la Historia del continente.
1.9. ESPIRITU DE VERDAD Y VIDA, DE AMOR Y LIBERTAD
|p202 El Espíritu Santo es llamado por Jesús "Espíritu de verdad" y el
encargado de llevarnos a la verdad plena (Cfr. Jn. 16,13) da en nosotros
testimonio de que somos hijos de Dios y de que Jesús ha resucitado y es "el
mismo ayer, hoy y por los siglos" (Heb. 13,8). Por eso es el principal
evangelizador, quien anima a todos los evangelizadores y los asiste para que
lleven la verdad total sin errores y sin limitaciones.
|p203 El Espíritu Santo es "Dador de vida". Es el agua viva que fluye de la
fuente, Cristo, que resucita a los muertos por el pecado y nos hace odiarlo
especialmente en un momento de tanta corrupción y desorientación como el
presente.
|p204 Es Espíritu de amor y libertad. El Padre, al enviarnos el Espíritu de
su Hijo,"derrama su amor en nuestros corazones"(Rom.5,5) convirtiéndonos del
pecado y dándonos la libertad de los hijos. Libertad ésta necesariamente
vinculada a la filiación y a la fraternidad. El que es libre según el
Evangelio, sólo se compromete a las acciones dignas de su Padre Dios y de
sus hermanos los hombres.
1.10. EL ESPIRITU REUNE EN LA UNIDAD Y ENRIQUECE EN LA DIVERSIDAD
|p205 Jesucristo, Salvador de los hombres, difunde su Espíritu sobre todos
sin acepción de personas. Quien en su evangelización excluya a un solo
hombre de su amor, no posee el Espíritu de Cristo; por eso, la acción
apostólica tiene que abarcar a todos los hombres, destinados a sr hijos de
Dios.
|p206 "El Espíritu Santo unifica en la comunión y en el ministerio y provee
de diversos dones jerárquicos y carismáticos a toda la Iglesia a través de
todos los tiempos, vivificando, a la manera del alma, las instituciones
eclesiásticas"(AG 4). La Jerarquía y las instituciones, pues, lejos de ser
obstáculo para la Evangelización, son instrumentos del Espíritu y de la
gracia.
|p207 Los carismas nunca han estado ausentes en la Iglesia. Pablo VI ha
expresado su complacencia por la renovación espiritual que aparece en los
lugares y medios más diversos y que conduce a la oración gozosa, a la íntima
unión con Dios, a la fidelidad al Señor y a una profunda comunión de las
almas (Cfr. Pablo VI). Así lo han hecho también varias Conferencias
Episcopales. Pero esta renovación exige buen sentido, orientación y
discernimiento por parte de los pastores, a fin de evitar exageraciones y
desviaciones peligrosas (Cfr. LG 12).
|p208 La acción del Espíritu Santo llega aún a aquellos que no conocen a
Jesucristo, pues "el Señor quiere que todos los hombres se salven y lleguen
al conocimiento pleno de la verdad" (1 Tim.2,4).
1.11 CONSUMACION DEL DESIGNIO DE DIOS
|p209 La vida trinitaria que nos participa Cristo llegará a su plenitud sólo
en la gloria. La Iglesia peregrinante en cuanto institución humana y terrena
reconoce con humildad sus errores y pecados que oscurecen el rostro de Dios
en sus hijos (Cfr. UR 6 y 7), pero está decidida a continuar su acción
evangelizadora para ser fiel a su misión con la confianza puesta en la
fidelidad de su Fundador y en el poder del Espíritu.
|p210 Jesucristo buscó siempre la Gloria de su Padre y culminó su entrega a
El enla cruz. El es el "Primogénito entremuchos hermanos" (Rom. 8,29). Ir al
Padre. En eso consistió el caminar terrestre de Jesucristo. Desde entonces,
ir al Padre es el caminar terrestre de la Iglesia, pueblo de hermanos. Sólo
en el encuentro con el Padre hallaremos la plenitud que sería utópico buscar
en el tiempo. Mientras la Iglesia espera la unión consumada con su Esposo
divino, "el Espíritu y la Esposa dicen: Ven, Señor Jesús" (Ap. 22,17-20).
1.12. COMUNION Y PARTICIPACION
|p211 Después de la proclamación de Cristo, que nos "revela" al Padre y nos
da su Espíritu, llegamos a descubrir las raíces últimas de nuestra comunión
y participación.
|p212 Cristo nos revela que la vida divina es comunión trinitaria. Padre,
Hijo y Espíritu viven, en perfecta intercomunión de amor, el misterio
supremo de la unidad. De allí procede todo amor y toda comunión, para
grandeza y dignidad de la existencia humana.
|p213 Por Cristo, único Mediador, la humanidad participa de la vida
trinitaria. Cristo hoy, principalmente con su actividad pascual, nos lleva a
la participación del misterio de Dios. Por su solidaridad con nosotros, nos
hace capaces de vivificar nuestra actividad con el amor y de transformar
nuestro trabajo y nuestra historia en gesto litúrgico, o sea, de ser
protagonistas con El de la construcción de la convivencia y las dinámicas
humanas que reflejan el misterio de Dios y constituyen su gloria viviente.
|p214 Por Cristo, conEl y en El, entramos a participar en la comunión de
Dios. No hay otrocamaino que lleve al Padre. Al vivir en Cristo, llegamos a
ser su cuerpo místico, su pueblo, pueblo de hermanos unidos por elamor que
derrama en nuestros corazones el Espíritu.Esta es la comunión a la que el
Padre nos llama por Cristo y su Espíritu. A ella se orienta toda la historia
de la salvación y en ella se consuma el designio de amor del Padre que nos
creó.
|p215 La comunión que ha de construirse entre los hombres abarca el ser,
desde las raíces de su amor y ha de manifestarse en toda la vida, aún en su
dimensión económica, social y política. Producida por el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo es la comunicación de su propia comunión trinitaria.
|p216 Esta es la comunión que buscan ansiosamente las muchedumbres de
nuestro continente cuando confían en la providencia del Padre o cuando
confiesan a Cristo como Dios Salvador; cuando buscan la gracia del Espíritu
en los sacramentos y aún cuando se signan "en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo".
|p217 "En esta comunión trinitaria del Pueblo y Familia de Dios, juntamente
veneramos e invocamos la intercesión de la Virgen María y de todos los
santos. Todo genuino testimonio de amor que ofrezcamos a los bienaventurados
se dirige por su propia naturaleza a Cristo y por El a Dios" (LG 50).
|p218 La Evangelización es un llamado a la participación en la comunión
trinitaria. Otras formas de comunión aunque no constituyen el destino último
del hombre, son, animadas por la gracia, su primicia.
|p219 La Evangelización nos lleva a participar en los gemidos del Espíritu
que quiere liberar a toda la creación. El Espíritu que nos mueve a esa
liberación nos abre el camino a la unidad de todos los hombres entre sí de
los hombres con Dios, hasta que "Dios sea todo en todos" (1 Cor. 15,28).
2. LA VERDAD SOBRE LA IGLESIA: EL PUEBLO DE DIOS, SIGNO Y SERVICIO DE
COMUNION
|p220 Cristo, que asciende al Padre y se oculta a los ojos de la humanidad,
continúa evangelizando visiblemente a través de la Iglesia, sacramento de
comunión de los hombres en el único pueblo de Dios, peregrino en la
historia. Para ello, Cristo le envía su Espíritu, "quien impulsa a cada uno
a anunciar el Evangelio y quien enlo hondo de la conciencia hace apceptar y
comprender la Palabra de salvación" (EN 75).
2.1. LA BUENA NUEVA DE JESUS Y LA IGLESIA.
DOS PRESENCIAS INSEPARABLES
|p221 La presencia viva de Jesucristo en la historia, la cultura y toda la
realidad de América Latina es manifiesta. Esta presencia, en el sentir de
nuestro pueblo, va inseparablemente unido a la Iglesia porque a través de
ella su Evangelio ha resonado en nuestras tierras. Tal experiencia entraña
una profunda intuición de fe acerca de la naturaleza íntima de la Iglesia.
LA IGLESIA Y JESUS EVANGELIZADOR
|p222 La Iglesia es inseparable de Cristo porque El mismo la fundó (Cfr. LG
5b; 8c; GS 40b; UR 1a) por un acto expreso de su voluntad, sobre los Doce
cuya cabeza es Pedro (Cfr. Mt. 16,18), constituyéndola como sacramento
universal y necesario de salvación. La Iglesia no es un "resultado"
posterior ni una simple consecuencia "desencadenada" por la acción
evangelizadora de Jesús. Ella nace ciertamente de esta acción, pero de modo
directo, pues el mismo Señor quien convoca a sus discípulos y les participa
el poder de su Espíritu, dotando a la naciente comunidad de todos los medios
y elementos esenciales que el pueblo católico profesa como de institución
divina.
|p223 Además, Jesús señala a su Iglesia como camino normativo. No queda,
pues, a discreción del hombre el aceptarla o no sin consecuencias. "Quien a
vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me
rechaza" (Lc. 10,16), dice el Señor a sus Apóstoles. Por lo mismo, aceptar a
Cristo exige aceptar su Iglesia (PO 40c). Esta es parte del Evangelio, del
legado de Jesús y objeto de nuestra fe, amor y lealtad. Lo manifestamos
cuando rezamos: "Creo en la Iglesia una, santa, católica, apostólica".
|p224 Pero la Iglesia es también depositaria y transmisora del Evangelio.
Ella prolonga en la tierra, fiel a la ley de la encarnación visible, la
presencia y acción evangelizadora de Cristo. Como El, la Iglesia vive para
evangelizar. Esa es su dicha y vocación propia (EN 14): proclamar a los
hombres la persona y el mensaje de Jesús.
|p225 Esta Iglesia es una sola: la edificada sobre Pedro, a la cual el mismo
Señor llama "mi Iglesia" (Mt. 16,18). Sólo en la Iglesia católica se da la
plenitud de los medios de salvación UR 36), legados por Jesús a los hombres
mediante los apóstoles. Por ello, tenemos el deber de proclamar la
excelencia de nuestra vocación a la Iglesia católica (LG 14). Vocación que
es a la vez inmensa gracia y responsabilidad.
LA IGLESIA Y EL REINO QUE ANUNCIA JESUS
|p226 El mensaje de Jesús tiene su centro en la proclamación del Reino que
en El mismo se hace presente y viene. Este Reino, sin ser una realidad
desligable de la Iglesia (LG 8a), trasciende sus límites (Cfr. LG 5). Porque
se da en cierto modo donde quiera que Dios esté reinando mediante su gracia
y amor, venciendo el pecado y ayudando a los hombres a crecer hacia la gran
comunión que les ofrece en Cristo. Tal acción de Dios se da también en el
corazón de hombres que viven fuera del ámbito perceptible de la Iglesia
(Cfr. LG 16; GS 22e; UR 3). Lo cual no significa, en modo alguno, que la
pertenencia a la Iglesia sea indiferente (Cfr. Juan Pablo II, Discurso
inaugural I, 8. AAS LXXI,p. 194).
|p227 De ahí que la Iglesia haya recibido la misión de anunciar e instaurar
el Reino (Cfr. LG 5) en todos los pueblos. Ella es su signo. En ella se
manifiesta, de modo visible, lo que Dios está llevando a cabo,
silenciosamente en el mundo entero. Es el lugar donde se concentra al máximo
la acción del Padre, que en la fuerza del Espíritu de Amor, busca solícito a
los hombres, para compartir con ellos - en gesto de indecible ternura- su
propia vida trinitaria. La Iglesia es también el instrumento que introduce
el Reino entre los hombres para impulsarlos hacia su meta definitiva.
|p228 Ella "ya constituye en la tierra el germen y principio de ese Reino"
(LG 5). Germen que deberá crecer en la historia, bajo el influjo del
Espíritu, hasta el día en que "Dios sea todo en todos" (1 Cor. 15,28). Hasta
entonces, la Iglesia permanecerá perfectible bajo muchos aspectos,
permanentemente necesitada de autoevangelización, de mayor conversión y
purificación (Cfr. Idem. 8c).
|p229 No obstante, el Reino ya está en ella. Su presencia en nuestro
continente es una Buena Nueva. Porque ella - aunque de modo germinal- llena
plenamente los anhelos y esperanzas más profundos de nuestros pueblos.
|p230 En esto consiste el "misterio" de la Iglesia: es una realidad humana,
formada por hombres limitados y pobres, pero penetrada por la insondable
presencia y fuerza del Dios Trino que en ella resplandece, convoca y salva
(Cfr. LG 4b; 8a; SC 2).
|p231 La Iglesia de hoy no es todavía lo que está llamada a ser. Es
importante tenerlo en cuenta, para evitar una falsa visión triunfalista. Por
otro lado, no debe enfatizarse tanto lo que le falta, pues en ella ya está
presente y operando de modo eficaz en este mundo la fuerza que obrará el
Reino definitivo.
2.2.LA IGLESIA VIVE EN MISTERIO DE COMUNION COMO PUEBLO DE DIOS
|p232 Nuestro pueblo ama las peregrinaciones. En ellas, el cristiano
sencillo celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de una multitud de
hermanos, caminando juntos hacia el Dios que los espera. Tal gesto
constituye un signo y sacramental espléndido de la gran visión de la
Iglesia, ofrecida por el Concilio Vaticano II: la Familia de Dios, concebida
como Pueblo de Dios, peregrino a través de la historia, que avanza hacia su
Señor.
|p233 El Concilio aconteció en un momento difícil para nuestros pueblos
latinoamericanos. Años de problemas, de búsqueda angustiosa de la propia
identidad, marcados por un despertar de las masas populares y por ensayos de
integración americana, a los que procede la fundación del CELAM (1955). Esto
ha preparado el ambiente en el pueblo católico para abrirse con cierta
facilidad a una Iglesia que también se presenta como "Pueblo". Y Pueblo
universal, que penetra los demás pueblos, para ayudarlos a hermanarse y
crecer hacia una gran comunión, como la que América Latina comenzaba a
vislumbrar. Medellín divulga la nueva visión, antigua como la misma historia
bíblica(*).
(*) "Fue la voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no
aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un
pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente. Por ello eligió
al pueblo de Israel como pueblo suyo, pactó con él una alaianza y le
instruyó gradualmente, revelándose a Sí mismo y los designios de su voluntad
a través de la historia de este pueblo y santificándolo para Sí" (LG 9).
Este pueblo era figura de la Iglesia, único y definitivo Pueblo de Dios,
fundado por Jesucristo.
|p234 Diez años después, la Iglesia de América Latina se encuentra en Puebla
en mejores condiciones aún para reafirmar gozosa su realidad de Pueblo de
Dios. Después de Medellín nuestros pueblos viven momentos importantes de
encuentro consigo mismos, redescubriendo el valor de su historia, de las
culturas indígenas y de la religiosidad popular.En medio de ese proceso se
descubre la presencia de este otro pueblo que acompaña en su historia a
nuestros pueblos naturales. Y se comienza a apreciar su aporte como factor
unificador de nuestra cultura, a la que tan ricamente ha fecundado con savia
evangélica. La fecundación fue recíproca, logrando la Iglesia encarnarse en
nuestros valores originales y desarrollar así nuevas expresiones de la
riqueza del Espíritu.
|p235 La visión de la Iglesia como Pueblo de Dios aparece, además, necesaria
para completar el proceso de tránsito acentuado en Medellín, de un estilo
individualista de vivir la fe a la gran conciencia comunitaria a que los
abrió el Concilio.
|p236 El Pueblo de Dios es un Pueblo universal. Familia de Dios en la
tierra; Pueblo santo; Pueblo que peregrina en la historia; Pueblo enviado.
|p237 La Iglesia es un Pueblo universal, destinado a ser "luz de las
naciones" (Is. 49,6; Lc.2,32). No se constituye por raza, ni por idioma, ni
por particularidad humana alguna. Nace de Dios por la fe en Jesucristo. Por
eso no entra en pugna con ningún otro pueblo y puede encarnarse en todos,
para introducir en sus historias el Reino de Dios. Así "fomenta y asume, y
al asumir, purifica, fortalece y eleva todas las capacidades, riquezas y
costumbres de los pueblos en lo que tienen de bueno" (LG 13b).
PUEBLO, FAMILIA DE DIOS
|p238 Nuestro pueblo latinoamericano llama espontáneamente al templo "Casa
de Dios", porque intuye que ellí se congrega la Iglesia como "Familia de
Dios". Es la misma expresión usada repetidamente por la Biblia y también por
el Concilio, para expresar la realidad más profunda e íntima del Pueblo de
Dios (Sal. 60,8; Dt. 32, 8ss; Ef. 2,19; Rom. 8,29).
|p239 Es una visión de la Iglesia que toca hondamente al hombre
latinoamericano, con alta estima por los valores de la familia y que busca,
ansioso, ante la frialdad creciente del mundo moderno, la manera de
salvarlos. La reacción se nota en muchos países, tanto en el repunte de la
pastoral familiar, como en la multiplicación de las Comunidades Eclesiales
de Base, donde se hace posible -a nivel de experiencia humana- una intensa
vivencia de la realidad de la Iglesia como Familia de Dios.
|p240 Muchas parroquias y diócesis acentúan también lo familiar. Saben que
el latinoamericano necesita y busca una familia y que de esta manera
encontrarán en la Iglesia respuestas a sus necesidades. No se trata aquí de
táctica sicológica, sino de fidelidad a la propia identidad. Porque la
Iglesia no es el lugar donde los hombres se "sienten" sino donde se "hacen"
-real, profunda, ontológicamente- "Familia de Dios". Se convierten
verdaderamente en hijos del Padre en Jesucristo (Cfr. 1 Jn. 3,1), quien les
participa su vida por el poder del Espíritu, mediante el Baustismo. Esta
gracia de la filiación divina es el gran tesoro que la Iglesia debe ofrecer
a los hombres de nuestro continente.
|p241 De la filiación en Cristo nace la fraternidad cristiana. El hombre
moderno no ha logrado construir una fraternidad universal sobre la tierra,
porque busca una fraternidad sin centro ni origen común. Ha olvidado que la
única forma de ser hermanos es reconocer la procedencia de un mismo Padre.
|p242 La Iglesia, Familia de Dios, es hogar donde cada hijo y hermano es
también Señor, destinado a participar del señorío de Cristo sobre la
Creación y la historia. Señorío que debe aprenderse y conquistarse, mediante
un continuo proceso de conversión y asimilación al Señor.
|p243 El fuego que vivifica la Familia de Dios es el Espíritu Santo. El
suscita la comunión de fe, esperanza y caridad que constituye como su alma
invisible, su dimensión más profunda, raíz del compartir cristiano a otros
niveles. Porque la Iglesia se compone de hombres dotados de almas y cuerpo,
la comunión interior debe expresarse visiblemente. La capacidad de
compartir, será signo de la profundidad de la comunión interior y de su
credibilidad hacia afuera (Cfr. Jn. 17,21). De allí la gravedad y el
escándalo de las desuniones en la Iglesia. En ella se juega la misión misma
que Jesús le confió: su capacidad de ser signo y prueba de que Dios quiere
por ella, convertir a los hombres en su Familia.
|p244 Los problemas que afectan la unidad de la Iglesia se generan en la
diversidad de sus miembros. Esta multitud de hermanos (Cfr. Rom. 8,29) que
Cristo ha reunido en la Iglesia, no constituye una realidad monolítica.
Viven su unidad desde la diversidad que el Espíritu ha regalado a cada uno
(Cfr. 1 Cor. 12,4-6) entendida como un aporte que contribuye a la riqueza de
la totalidad.
|p245 Dicha diversidad puede fundarse en la simple manera de ser de cada
cual. En la función que le corresponde al interior de la Iglesia y que
distingue nítidamente el papel de la jerarquía y del laicado. O en carismas
más particulares que el Espíritu suscita, como el de la vida religiosa y
otros. Por eso, la Iglesia es como un Cuerpo que, constantemente engendrado,
alimentado y renovado por el Espíritu, crece hacia la plenitud de Cristo
(Cfr. Ef. 4, 11-13).
|p246 La fuerza que asegura la cohesión de la Familia de Dios en medio de
tensiones y conflictos es, en primer lugar, la misma vitalidad de su
comunión en la fe y el amor. Lo que supone no sólo la voluntad de unidad,
sino también la coincidencia en la plena verdad de Jesucristo. Igualmente
aseguran y construyen la unidad de la Iglesia los sacramentois. La
Eucaristía la significa en su realidad más profunda, pues congrega al Pueblo
de Dios, como Familia que participa de una sola mesa, donde la vida de
Cristo, sacrificialmente entregada, se hace la única vida de todos.
|p247 La Eucaristía nos orienta de modo inmediato a la jerarquía sin la cual
es imposible. Porque fue a los apóstoles a quienes dio el Señor el mandato
de hacerla "en memoria mía" (Lc.22,19). Los pastores de la Iglesia,
sucesores de los apóstoles, constituyen por lo mismo el centro visible donde
se ata, aquí en la tierra, la unidad de la Iglesia.
|p248 Según el Concilio, el papel de los pastores es eminentemente paternal
(LG 28; Ch D. 16,; PO 9). Es evidente, entonces, que suceda en la Iglesia lo
que en toda familia: la unidad de los hijos se anuda - fundamentalmente-
hacia arriba. Cuando la comunicación con la Iglesia se debilita y aún se
rompe, son también los pastores los ministros sacramentales de la
reconciliación (Cfr. UR 3).
|p249 Este carácter paternal no hace olvidar que los pastores están dentro
de la Familia de Dios a su servicio. Son hermanos, llamados a servir la vida
que el Espíritu libremente suscita en los demás hermanos. Vida que es deber
de los pastores respetar, acoger, orientar y promover, aunque haya nacido
independientemente de sus propias iniciativas. De ahí el cuidado necesario
para "no extinguir el Espíritu ni tener en poco la profecía" (1 Tes. 5, 19).
Los pastores viven para los otros. "Para que tengan vida y la tengan en
abundancia" (Jn.10,10).
PUEBLO SANTO
|p250 El Pueblo de Dios, inhabitado por el Espíritu, es también un Pueblo
santo. Mediante el Bautismo, el mismo Espíritu le ha participado la vida
divina. Lo ha ungido, así, como Pueblo mesiánico, revestido de una santidad
de la vida divina recibida. Tal santidad recuerda al Pueblo de Dios la
dimensión vertical y constituyente de su comunión. Es un Pueblo no sólo que
nace de Dios, también se ordena a El, como Pueblo consagrado, a rendirle
culto y gloria. El Pueblo de Dios aparece así como su Templo vivo, morada de
su presencia entre los hombres. Enél, los cristianos somos piedras vivas
(Cfr. 1 Pe. 2,5).
|p251 Los ciudadanos de este Pueblo deben camainar por la tierra pero como
ciudadanos del cielo, con su corazón enraizado en Dios, mediante la oración
y la contemplación. Actitud que no significa fuga frente a lo terreno, sino
condición para una entrega fecunda a los hombres. Porque quien no haya
aprendido a adorar la voluntad del Padre en el silencio de la oración,
difícilmente logrará hacerlo cuando su condición de hermano le exija
renuncia, dolor, humillación.
|p252 El culto que Dios nos pide -expresado en la oración y la liturgia- se
prolonga en la vida diaria, a través del esfuerzo por convertirlo todo en
ofrenda (Cfr. Rom. 12,1). Como miembros de un pueblo ya santificado por el
Bautismo, los cristianos estamos llamados a manaifestar esta santidad. "Sed
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt. 5,48). Santidad que
exige el cultivo tanto de las virtudes sociales como de la moral personal.
Todo lo que atenta contra la dignidad del cuerpo del hombre, llamado a ser
templo de Dios, implica profanación y sacrilegio y entristece al Espíritu
(Cfr. Ef. 4,30). Esto vale para el homicidio y la tortura, pero también para
la prostitución, la pornografía, el adulterio, el aborto y cualquier abuso
de la sexualidad.
|p253. En este mundo nunca logrará vivir plenamente su vocación universal a
la santidad. Permanecerá compuesta de justos y pecadores (Cfr. LG 8c). Más
aún: por el corazón de cada cristiano pasa la línea que divide la parte que
tenemos de justos y de pecadores.
PUEBLO PEREGRINO
|p254 Al concebirse a sí misma como Pueblo, la Iglesia se define como una
realidad en medio de la historia que camina hacia una meta aún no alcanzada.
|p255 Por ser un Pueblo histórico, la naturaleza de la Iglesia exige
visibilidad a nivel de estructuración social (Cfr. LG 8b). El Pueblo de Dios
considerado como "Familia" connotaba ya una realidad visible, pero en un
plano eminentemente vital. La acentuación del rasgo histórico destaca la
necesidad de exprear dicha realidad como institución
|p256 Tal carácter social-institucional se manifiesta en la Iglesia a través
de una estructura visible y clara, que ordena la vida de sus miembros,
precisa sus funciones y relaciones, sus derechos y deberes.
|p257 La Iglesia como Pueblo de Dios, reconoce una sola autoridad: Cristo,
El es el único Pastor que la guía. Sin embargo, los lazos que a El la atan
son mucho más profufndos que los de la simple labor de conduccón. Cristo es
autoridad de la Iglesia en elsentido más profundo de la palabra: porque es
su autor. Porque es la fuente de su vida y unidad, su Cabeza. Esta
capitalidad es la misteriosa relación vital que lo vincula a todos sus
miembros. Por eso, la participación de su autoridad a los pastores, a lo
largo de la historia, arranca de esta misma realidad. Es mucho más que una
simple potestad jurídica. Es participación en el misterio de su capitalidad.
Y, por lo mismo, una realidad de orden sacramental.
|p258 Los Doce presididos por Pedro, fueron escogidos por Jesús para
participar de esa misteriosa relación suya con la Iglesia. Fueron
constituidos y consagrados por El como sacramentos vivos de su presencia,
para hacerlo visiblemente presente Cabeza y Pastor, en medio de su Pueblo.
De esta comunión profunda en el misterio, fluye como sonsecuencia, el poder
de "atar y desatar" (Cfr. Mt. 16,19). Considerado en su totalidad, el
ministerio jerárquico es una realidad de orden sacramental, vital y jurídico
como la Iglesia.
|p259 Tal ministerio fue confiado a Pedro y a los demás apóstoles, cuyos
sucesores son hoy día el Romano Pontífice y los Obispos, a quienes se unen,
como colaboradores, los presbíteros y diáconos. Los pastores de la Iglesia
no sólo la guían en nombre del Señor. Ejercen también la función de maestros
de la verdad y presiden sacerdotalmente el culto divino. El deber de
obediencia del Pueblo de Dios frente a los Pastores que le conducen, se
funda, antes que en consideraciones jurídicas, en el respeto creyente a la
presencia sacramental del Señor en ellos. Esta es su realaidad objetiva de
fe, independiente de toda consideración personal.
|p260 En América Latina, desde el Concilio y Medellín, se nota un cambio
grande en el modo de ejercer la autoridad dentro de la Iglesia. Se ha
acentuado su carácter de servicio y sacramento, como también su dimensión de
afecto personal. Esta última ha encontrado su expresión, no sólo a nivel del
consejo presbiteral diocesano, sino también a través de las Conferencias
Episcopales y el CELAM.
|p261 Esta visión de la Iglesia, como Pueblo histórico y socialmente
estructurado, es un marco al cual necesariamente debe referirse también la
reflexión teológica sobre las Comunidades Eclesiales de Base en nuestro
continente, pues introduce elementos que permiten complementar el acento de
dichas comunidades en el dinamismo vital de las bases y en la fe compartida
más espontáneamente en comunidades pequeñas. La Iglesia, como Pueblo
hostórico e institucional, representa la estructura más amplia, universal y
definida dentro de la cual deben inscribirse vitalmente las Comunidades
Eclesiales de Base para no correr el riesgo de degenerar hacia la anarquía
organizativa por un lado y hacia el elitismo cerrado o sectario por
otro.(Cfr. EN 58).
|p262 Algunos aspectos del problema de la "iglesia popular" o de los
"magisterios paralelos" se insinúan en dicha línea: la secta tienda siempre
al auto-abastecimiento, tanto jurídico como doctrinal. Ingresadas en el
Pueblo total de Dios, las Comunidades Eclesiales de Base evitarán, sin duda,
estos escollos y responderán a las esperanzas que la Iglesia latinoamericana
tiene puestas en ellas.
|p263 El problema de la Iglesia popular", que nace del Pueblo, presenta
diversos aspectos. Si se entiende como una Iglesia que busca encarnarse en
los medios populares del continente y que, por lo mismo surge de la
respuesta de fe que esos grupos den al Señor, se evita el primer obstáculo:
la aparente negación de la verdad fundamental que enseña que la Iglesia nace
siempre de una primera iniciativa "desde arriba"; del Espíritu que la
suscita y del Señor que la convoca. Pero el nombre parece poco afortunado,
Sin embargo, la "Iglesia popular" aparece como distinta a la "otra",
identificada con la Iglesia "oficial" o "institucional", a la que se acusa
de "alienante". Esto implicaría una división en el seno de la Iglesia y una
inaceptable negación de la función de la jerarquía. Dichas posiciones, según
Juan Pablo II, podrían estar inspiradas por conocidos condicionamientos
ideológicos (Cfr. Discurso inaugural I, 8.AAS LXXI, p. 194).
|p264 Otro problema candente en América Latina y relacionado con la
condición histórica del Pueblo de Dios, es el de los cambios en la Iglesia.
Al avanzar por la historia, la Iglesia necesariamente cambia, pero sólo en
lo exterior y accidental. No puede hablarse, por lo tanto, de una
contaposición entre la "nueva Iglesia" y la "vieja Iglesia", como algunos lo
pretenden (Juan Pablo II, Catedral de México). El problema de los cambios ha
hecho sufrir a muchos cristianos que han visto derrumbarse una forma de
vivir la Iglesia que creían totalmente inmutable. Es importante ayudarlos a
distinguir los elementos divinos y humanos de la Iglesia. Cristo, en cuanto
Hijo de Dios, permaneció siempre idéntico a sí mismo, pero en su aspecto
humano fue cambiando sin cesar: de porte, de rostro, de aspecto. Igual
sucede con la Iglesia.
|p265 En el otro extremo están los que quisieron vivir un cambio continuo.
No es ese el sentido de ser peregrinos. No estamos buscándolo todo. Hay algo
que ya poseemos en la esperanza con seguridad y de lo cual debemos dar
testimonio. Somos peregrinos, pero también testigos. Nuestra actitud es de
reposo y alegría por lo que ya encontramos y de esperanza por lo que aún nos
falta. Tampoco es cierto que todo el camino se hace al andar. El camino
personal, en sus circunstancias concretas, sí, pero el ancho camino común
del Pueblo de Dios ya está abierto y recorrido por Cristo y por los santos,
especialmente los santos de nuestra América Latina: los que murieron,
defendiendo la integridad de la fe y la libertad de la Iglesia, sirviendo a
los pobres, a los indios, a los esclavos. También los que alcanzaron las más
altas cumbres de la contemplación. Ellos caminan con nosotros. Nos ayudan
con su intercesión.
|p266 Ser peregrino comporta siempre una cuota inevitable de inseguridad y
riesgo. Ella se acrecienta por la conciencia de nuestra debilidad y nuestro
pecado. Es parte del diario morir en Cristo. La fe nos permite asumirlo con
esperanza pascual. Los últimos diez años han sido violentos en nuestro
continente. Pero caminamos seguros de que el Señor sabrá convertir el dolor,
la sangre y la muerte que en el camino de la historia van dejando nuestros
pueblos y nuestra Iglesia, en semillas de resurrección para América Latina.
Nos reconforta el Espíritu y la Madre fiel, siempre presentes en la marcha
del Pueblo de Dios.
PUEBLO ENVIADO DE DIOS
|p267 En la fuerza de la consagración mesiánica del bautismo, el Pueblo de
Dios es enviado a servir al crecimiento del Reino en los demás pueblos. Se
le envía como Pueblo profético que anuncia el Evangelio o discierne las
voces del Señor en la historia. Anuncia dónde se manifiesta la presencia de
su Espíritu. Denuncia dónde opera el misterio de iniquidad, mediante hechos
y estructuras que impiden una participación más fraternal en la construcción
de la sociedad y en el goce de los bienes que Dios creó para todos.
|p268 En los últimos diez años comprobamos la intensificación de la función
profética. Asumir tal función ha sido labor dura para los Pastores. Hemos
intentado ser voz de los que no tienen voz y testimoniar la misma
predilección del Señor por los pobres y los que sufren. Creemos que nuestros
pueblos nos han sentido más cerca. Ciertamente logramos iluminar y ayudar.
Ciertamente también, pudimos haber hecho más. Ahora, colegialmente,
intentamos interpretar el paso del Señor por América Latina.
|p269 Otra forma privilegiada de evangelizar es la celebración de la fe en
la Liturgia y los Sacramentos. Allí aparece el Pueblo de Dios como Pueblo
Sacerdotal, investido de un sacerdocio universal del cual todos los
bautizados participan pero que difiere esencialmente del sacerdocio
jerárquico.
2.3. EL PUEBLO DE DIOS, AL SERVICIO DE LA COMUNION
UN PUEBLO SERVIDOR
|p270 El Pueblo de Dios, como Sacramento universal de salvación, está
enteramente al servicio de la comunión de los hombres con Dios y del género
humano entre sí (Cfr. LG 1). La Iglesia es, por lo tanto, un pueblo de
servidores. Su modo propio de servir es Evangelizar; es un servicio que sólo
ella puede prestar. Determina su identidad y la originalidad de su aporte.
Dicho servicio evangelizador de la Iglesia se dirige a todos los hombres,
sin distinción. Pero debe rerflejar siempre en él la especial predilección
de Jesús por los más pobres y los que sufren.
|p27l Dentro del Pueblo de Dios, todos -jerarquía, laicos, religiosos- son
servidores del Evangelio. Cada uno según su papel y carisma propios. La
Iglesia, como servidora del Evangelio, sirve a la vez a Dios y a los
hombres. Pero para conducir a éstos hacia el Reino de su Señor, el único de
quien ella, junto con la Virgen María, se proclama esclava y a quien
subordina todo su servicio humano.
LA IGLESIA, SIGNO DE COMUNION
|p272 La Iglesia evangeliza, en primer lugar, mediante el testimonio global
de su vida. Así, en fidelidad a su condición de sacramento, trata de ser más
y más en signo transparente o modelo vivo de la comunión de amor en Cristo
que anuncia y se esfuerza por realizar. La pedagogía de la Encarnación nos
enseña que los hombres necesitan modelos preclaros que los guíen(*). América
Latina también necesita tales modelos.
(*) Se dice que el hecho de mayor relevancia política de la Edad Media fue
la fundación de los monjes benedictinos, porque su forma de vida comunitaria
se convirtió en el gran modelo de organización social para la Europa
naciente.
|p273 Cada comunidad eclesial debería esforzarse por constituir para el
Continente un ejemplo de modo de convivencia donde logren aunarse la
libertad y la solidaridad. Donde la autoridad se ejerza con el espíritu del
Buen Pastor. Donde se viva una actitud diferente frente a la riqueza. Donde
se ensayen formas de organización y estructuras de participación, capaces de
abrir camaino hacia un tipo más humano de sociedad. Y sobre todo, donde
inequívocamente se manifieste que, sin una radical comunión puramente humana
resulta a la postre incapaz de sustentarse y termina fatalmente volviéndose
contra el mismo hombre.
LA IGLESIA ESCUELA DE FORJADORES DE HISTORIA
|p274 Para los mismos cristianos, la Iglesia debería convertirse en el lugar
donde aprenden a vivir la fe experimentándola y descubriéndola encarnada en
otros. Del modo más urgente, debería ser la escuela donde se eduquen hombres
capaces de hacer historia, para impulsar eficazmente con Cristo la historia
de nuestros pueblos hacia el Reino.
|p275 Ante los desafíos históricos que enfrentan nuestros pueblos
encontramos entre los cristianos dos tipos de reacción extremas. Los
"pasivistas", que creen no poder o no deber intervenir, esperando que Dios
solo actúe y libere. Los "activistas", que en una perspectiva secularizada,
consideran a Dios lejano, como si hubiera entregado la completa
responsabilidad de la historia a los hombres, quienes, por lo mismo,
intentan angustiada y frenéticamente empujarla hacia adelante.
|p276 La actitud de Jesús fue otra. En El culminó la sabiduría enseñada por
Dios a Israel. Israel había encontrado a Dios en medio de su historia. Dios
lo invitó a forjarla juntos, en Alianza. El señalaba el camino y la meta, y
exigía la colaboración libre y creyente de su Pueblo. Jesús aparece
igualmente, actuando en la historia, de la mano de su Padre, su actitud es,
a la vez, de total confianza y de máxima corresponsabilidad y compromiso.
Porque sabe que todo está en las manos del Padre que cuida de las aves y de
los lirios del campo (Lc. 12,22- 23). Pero sabe también que la acción del
Padre busca pasar a través de la suya.
|p277 Como el Padre es el protagonista principal, Jesús busca seguir caminos
y sus ritmos. Su preocupación de cada instante consiste en sintonizar fiel y
rigurosamente con el querer del Padre. No basta con conocer la meta y
caminar hacia ella. Se trata de conocer y esperar la hora (Cfr. Jn.
2,4;13,1), que para cada paso tiene señalada el Padre, escrutando los signos
de su Providencia. De esta docilidad filial dependerá toda la fecunddidad de
la obra.
|p278 Además, Jesús tiene claro que no sólo se trata de liberar a los
hombres del pecado y sus dolorosas consecuencias. El sabe bien lo que hoy
tanto se calla en América Latina: que se debe liberar el dolor por el dolor,
esto es, asumiendo la Cruz y convirtiéndola en fuente de vida pascual.
|p279 Para que América Latina sea capaz de convertir sus dolores en
crecimiento hacia una sociedad verdaderamente participada y fraternal,
necesita educar hombres capaces de forjar la historia según la "praxis" de
Jesús, entendida como la hemos pecisado a partir de la teología bíblica de
la historia. El continente necesita hombres conscientes de que Dios los
llama a actuar en alianza con El. Hombres de corazón dócil, capaces de hacer
suyos los caminos y el ritmo que la Providencia indique. Especialmente
capaces de asumir su propio dolor y el de nuestros pueblos y convertirlos,
con espíritu pascual, en exigencia de conversión personal, en fuente de
solidaridad con todos los que comparten este sufrimiento y en desafío para
la iniciativa y la imaginación creadora.
LA IGLESIA, INSTRUMENTO DE COMUNION
|p280 A través de la acción de cristianos evangélicamente comprometidos la
Iglesia puede completar su misión de Sacramento de salvación haciéndose
instrumento del Señor que dinamice eficazmente hacia El la historia de los
hombres y de los pueblos.
|p281 La realización histórica de este servicio evangelizador resultará
siempre ardua y dramática, porque el pecado, fuerza de ruptura,
obstaculizará permanentemente el crecimiento en el amor y la comunión, tanto
desde el corazón de los hombres, como desde las diversas estructuras por
ellos creadas, en las cuales el pecado de sus autores ha impreso su huella
destructora. En este sentido, la situación de miseria, marginación,
injusticia y corrupción que hiere a nuestro continente, exige del Pueblo de
Dios y de cada cristiano un auténtico heroísmo en su compromiso
evangelizador, a fin de poder superar semejantes obstáculos. Ante tal
desafío, la Iglesia se sabe limitada y pequeña, pero se siente animada por
el Espíritu y protegida por María. Su intercesión poderosa le permitirá
superar las "estructuras de pecado" en la vida personal y social y le
obtendrá la "verdadera liberación" que viene de Cristo Jesús (Juan Pablo II,
Zapopán 11).
2.4. MARIA, MADRE Y MODELO DE LA IGLESIA
|p282 En nuestros pueblos, el Evangelio ha sido anunciado, presentando a la
Virgen María como su realización más alta. Desde los orígenes -en su
aparición y advocación de Guadalupe-, María constituyó el gran signo, de
rostro maternal y misericordioso, de la cercanía del Padre y de Cristo con
quienes ella nos invita a entrar en comunión. María fue también la voz que
impulsó a la unión entre los hombres y los pueblos. Como el de Guadalupe,
los otros santuarios marianos del continente son signos del encuentro de la
fe de la Iglesia con la historia latinoamericana.
|p283 Pablo VI afirmó que la devoción a María es "un elemento cualificador"
e "intrínseco" de la "genuina piedad de la Iglesia" y del "culto cristiano"
(Cfr. M.C.Intr., 56). Esto es una experiencia vital e histórica de América
Latina. Esa experiencia, lo señala Juan Pablo II, pertenece a la íntima
"identidad propia de estos pueblos" (Juan Pablo II, Zapopán 2).
|p284 El pueblo sabe que encuentra a María en la Iglesia Católica. La piedad
mariana ha sido, a menudo, el vínculo resistente que ha mantenido fieles a
la Iglesia sectores que carecían de atención pastoral adecuada.
|p285 El pueblo creyente reconoce en la Iglesia la familia que tiene por
madre a la Madre de Dios. En la Iglesia confirma su instinto evangélico
según el cual María es el modelo perfecto del cristiano, la imagen ideal de
la Iglesia.
MARIA, MADRE DE LA IGLESIA
|p286 La Iglesia "instruida por el Espíritu Santo venera" a María "como
madre amantísima, con afecto de piedad filial" (LG 13). En esa fe, el Papa
Pablo VI quiso proclamar a María como "Madre de la Iglesia" (Cfr. AAS,
1964,1007).
|p287 Se nos ha revelado la admirable fecundidad de María. Ella se hace
Madre de Dios, del Cristo histórico en el fiat de la anunciación, cuando el
Espíritu Santo la cubre con su sombra. Es Madre de la Iglesia porque es
Madre de Cristo, Cabeza del Cuerpo místico. Además, es nuestra Madre "por
haber cooperado con su amor" (LG 53) en el momento en que del corazón
traspasado de Cristo nacía la familia de los redimidos; "por eso es nuestra
madre en el orden de la gracia"(LG 61). Vida de Cristo que irrumpe
victoriosa en Pentecostés, donde María imploró para la Iglesia el Espíritu
Santo vivificador.
|p288 La Iglesia, con la Evangelización, engendra nuevos hijos. Ese proceso
que consiste en "transformar desde dentro" en "ronovar a la misma humanidad"
(EN 18) es un verdadero volver a nacer. En ese parto, que siempre se
reitera, María es nuestra Madre. Ella, gloriosa en el cielo, actúa en la
tierra. Participando del señorío de Cristo Resucitado, "con su amor materno
cuida de los hermanos der su Hijo, que todavía peregrinan"(LG 62); su gran
cuidado es que los cristianos tengan vida abundante y lleguen a la madurezz
de la plenitud de Cristo (Cfr. Jn. 10,10; Ef. 4,13).
|p289 María no sólo vela por la Iglesia. Ella tiene un corazón tan amplio
como el mundo e implora ante el Señor de la historia por todos los pueblos.
Esto lo registra la fe popular que encomienda a María, como Reina material,
el destino de nuestras naciones.
|p290 Mientras peregrinamos, María será la Madre educadora de la fe (LG 63).
Cuida de que el Evangelio nos penetre, conforme nuestra vida diaria y
produzca frutos de santidad. Ella tiene que ser cada vez más la pedagoga del
Evangelio en América Latina.
|p291 María es verdaderamente Madre de la Iglesia. Marca al Pueblo de Dios.
Pablo VI hace suya una concisa fórmula de la tradición: "No se puede hablar
de la Iglesia si no está presente María" (MC 28). Se trata de una presencia
femenina que crea el ambiente familiar, la voluntad de acogida, el amor y el
respeto por la vida. Es presencia sacramental de los rasgos maternales de
Dios. Es una realidad tan hondamente humana y santa que suscita en los
creyentes las plegarias de la ternura, del dolor y de la esperanza.
MARIA, MODELO DE LA IGLESIA
|p292 Según el plan de Dios, en María "todo está referido a Cristo y todo
depende de El" (MC 25). Su existencia entera es una plena comunión con su
Hijo. Ella dio su sí a ese designio de amor. Libremente lo aceptó en la
anunciación y fue fiel a su palabra hasta el martirio del Gólgota. Fue la
fiel acompañante del Señor en todos sus caminos. La maternidad divina la
llevó a una entrega total. Fue un don generoso, lúcido y permanente. Anudó
una historia de amor a Cristo íntima y santa, única, que culmina en la
gloria.
|p293 María, llevada a la máxima participación con Cristo, es la
colaboradora estrecha en su obra. Ella fue "algo del todo distinto de una
mujer pasivamente remisiva o de religiosidad alienante" (MC 37). No es sólo
el fruto admirable de la redención; es también la cooperadora activa. En
María se manifiesta preclarmente que Cristo no anula la creatividad de
quienes le siguen. Ella, asociada a Cristo, desarrolla todas sus capacidades
y responsabilidades humanas, hasta llegar a ser la nueva Eva junto al nuevo
Adán. María, por su cooperación libre en la historia. Por esta comunión y
participación, la Virgen Inmaculada vive ahora inmersa en el misterio de la
Trinidad, alabando la gloria de Dios e intercediendo por los hombres.
MODELO PARA LA VIDA DE LA IGELSIA Y DE LOS HOMBRES
|p294 Ahora, cuando nuestra Iglesia latinoamericana quiere dar un nuevo paso
de fidelidad a su Señor, miramos la figura viviente de María. Ella nos
enseña que la virginidad es un don exclusivo a Jesucristo, en que la fe, la
pobreza y la obediencia al Señor se hacen fecundas por la acción del
Espíritu. Así también la Iglesia quiere ser madre de todos los hombres, no a
costa de su amor a Cristo, distrayéndose de El o postergándolo, sino por su
comunión íntima y total con El. La virginidad maternal de María conjuga en
el misterio de la Iglesia esas dos realidades: toda de Cristo y con El, toda
servidora de los hombres. Silencio, contemplación y adoración, que originan
la más generosa respuesta al envío, la más fecunda Evangelización de los
pueblos.
|p295 María, Madre, despierta el corazón filial que duerme en cada hombre.
En esta forma, nos lleva a desarrollar la vida del bautismo por el cual
fuimos hechos hijos. Simultáneamente, ese carisma maternal hace crecer en
nosotros la fraternidad. Así María hace que la Iglesia se sienta familia.
|p296 María es reconocida como modelo extraordinario de la Iglesia en el
orden de la fe (Cfr. Mc. 3,31-34). Ella es la creyente en quien resplandece
la fe como don, apertura, respuesta y fidelidad. Es la perfecta discípula
que se abre a la Palabra y se deja penetrar por su dinamismo: cuando no la
comprende y queda sorprendida, no la rechaza o relega; la medita y la guarda
(Cfr. Lc. 2,51). Y cuando suena duro a sus oídos, persiste confiadamente en
el diálogo de fe con el Dios que le habla; así en la escena del hallazgo de
Jesús en el templo y en Caná, cuando su Hijo rechaza inicialmente su súplica
y a asociarse a la cruz, como al único árbol de la vida. Por su fe es la
Virgen fiel, en quien se cumple la bienaventuranza mayor: "feliz la que ha
creído" (Lc. 1,45) (Juan Pablo II, Homilía Guadalupe. AAS LXXI, p. 164).
BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES
|p298 La Inmaculada Concepción nos ofrece en María el rostro del hombre
nuevo redimido por Cristo, en el cual Dios recrea "más maravillosamente aún"
(Colecta de la Natividad de Jesús) el proyecto del paraíso. En la Asunción
se nos manifiesta el sentido y el destino del cuerpo santificado por la
gracia. En el cuerpo glorioso de María comienza la creación material a tener
parte en el cuerpo resucitado de Cristo. María Asunta es la integridad
humana, cuerpo y alma que ahora reina intercediendo por los hombres,
peregrinos en la historia. Estas verdades y misterio alumbran un continente
donde la profanación del hombre es una constante y donde muchos se repliegan
es un pasivo fatalismo.
|p299 María es mujer. Es "la bendita entre todas la mujeres". En ella Dios
dignificó a la mujer en dimensiones insospechadas. En María el Evangelio
penetró la feminidad, la redimió y la exaltó. Esto es de capital importancia
para nuestro horizonte cultural, en el que la mujer debe ser valorada mucho
más y donde sus tareas sociales se están definiendo más clara y ampliamente.
María es garantía de la grandeza femenina, muestra la forma específica del
ser mujer, con esa vocación de ser alma, entrega que espiritualice la carne
y encarne el espíritu.
MODELO DEL SERVICIO ECLESIAL EN AMERICA LATINA
|p300 La Virgen María se hizo la sierva del Señor. La Escritura la muestra
como la que, yendo a servir a Isabel en la circusntancia del parto, le hace
el servicio mucho mayor de anunciarle el Evangelio con las palabras del
Magnificat. En Caná está atenta a las necesidades de la fiesta y su
intercesión provoca la fe de los discípulos que "creyeron en El" (Jn. 2,11).
Todo su servicio a los hombres es abrirlos al Evangelio e invitarlos a su
obediencia: "Haced lo que El os diga" (Jn. 2,5).
|p301 Por medio de María, Dios se hizo carne; entró a formar parte de un
pueblo; constituyó el centro de la historia. Ella es el punto de enlace del
cielo con la tierra. Sin María, el Evangelio se desencarna, se desfigura y
se tranforma el ideología, es racionalismo espiritualista.
|p302. Pablo VI señala la amplitud del servicio de María con palabras que
tienen un eco muy actual en nuestro continente: ella es "una mujer fuerte
que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huida y el exilio Cfr.Mt.
3,13-23): situaciones estas que no pueden escapar a la atención de quien
quiere secundar con espíritu evangélico las energías liberadoras del hombre
y de la sociedad. Se presentará María como mujer que con su acción favoreció
la fe de la comunidad apostólica en Cristo (Cfr. Jn. 2,1-12) y cuya función
maternal se dilató, asumiendo sobre el Calvario dimensiones universales" (MC
37).
|p303 El pueblo latinoamericano sabe todo esto. La Iglesia es consciente de
que "lo que importa es evangelizar no de una manera decorativa, como un
barniz superficial" (EN 20). Esa Iglesia, que con nueva lucidez y decisión
quiere Evangelizar en lo hondo, en la raíz, en la cultura del pueblo, se
vuelve a María para que el Evangelio se haga más carne, más corazón de
América Latina. Esta es la hora de María, tiempo de un nuevo Pentecostés que
ella preside con su oración, cuando, bajo el influjo del Espíritu Santo,
inicia la Iglesia un nuevo tramo en su peregrinar. Que María sea en este
camino "estrella de la Evangelización siempre renovada" (EN 81)
3. LA VERDAD SOBRE EL HOMBRE: LA DIGNIDAD HUMANA
|p304 Visión cristiana del hombre, tanto a la luz de la fe como de la razón,
para juzgar su situación en América Latina en orden a contribuir a la
edificación de una sociedad más cristiana y por tanto, más humana.
1. VISIONES INADECUADAS DEL HOMBRE EN AMERCIA LATINA
1.1. INTRODUCCION
|p305 En el misterio de Cristo, Dios baja hasta el abismo del ser humano
para restaurar desde dentro su dignidad. La fe en Cristo nos ofrece, así,
los criterios fundamentales para obtener una visión integral del hombre que,
a su vez, ilumina y completa la imagen concebida por la filosofía y los
aportes de las demás ciencias humanas, respecto al ser del hombre y a su
realización.
|p306 Por su parte, la Iglesia tiene el derecho y el deber de anunciar a
todos los pueblos la visión cristiana de la persona humana, pues sabe que la
necesita para iluminar la propia identidad y el sentido de la vida y porque
profesa que todo atropello a la dignidad del hombre es atropello al mismo
Dios, de quien es imagen. Por lo tanto, la Evangelización en el presente y
en el futuro de América Latina exige de la Iglesia una palabra clara sobre
la dignidad del hombre. Con ella se quiere rectificar o integrar tantas
visiones inadecuadas que se propagan en nuestro continente, de las cuales,
unas atentan contra la identidad y la genuina libertad; otras impiden la
comunión; otras no promueven la participación con Dios y con los hombres.
|p307 América Latina constituye el espacio histórico donde se da el
encuentro de tres universos culturales: el indígena, el blanco y el
africano, enriquecidos después por diversas corrientes migratorias. Se da,
al mismo tiempo, una convergencia de formas distintas de ver el mundo, el
hombre y Dios y de reaccionar frente a ellos. Se ha fraguado una especie de
mestizaje latinoamericano. Aunque en su espíritu permanece una base de
vivencias religiosas marcadas por el Evangelio, emergen también y se
entremezclan cosmovisiones ajenas a la fe cristiana. Con el tiempo, teorías
e ideologías introducen en nuestro continente nuevos enfoques sobre el
hombre que parcializan o deforman aspectos de su visión integral o se
cierrran a ella.
1.2. VISION DETERMINISTA
|p308 No se puede desconocer en América Latina la erupción del alma
religiosa primitiva a la que se liga una visión de la persona como
prisionera de las de las formas mágicas de ver el mundo y actuar sobre él.
El hombre no es dueño de sí mismo sino víctima de fuerzas ocultas. En esta
visión determinsita, no le cabe otra actitud sino colaborar con esas fuerzas
o anonadarse ante ellas (de aquí la práctica de la hechicería y el interés
creciente por los horóscopos en algunas regiones). Se agrega a veces, la
creencia en la rerencarnación por parte de los adeptos de varias formas de
espiritismo y de religiones orientales. No pocos cristianaos, al ignorar la
autonomía propia de la naturaleza y de la historia, continúan creyendo que
todo lo que acontece es determinado e impuesto por Dios.
|p309 Una variante de esta visión determinista, pero más de tipo fatalista y
social, se apoya en la idea errónea de que los hombres no son
fundamentalmente iguales. Semejante diferencia articula en las relaciones
humanas muchas discriminaciones y marginaciones incompatibles con la
dignidad del hombre. Más que en teoría, esa faltade respeto a la persona se
manifiesta en expresiones y actitudes de quienes se juzgan superiores a
otros. De aquí, con frecuencia, la situación de desigualdad en que viven
obreros, campesinos, indígenas, empleadas domésticas y tantos otros
sectores.
1.3. VISION PSICOLOGISTA
|p310 Restringida ahora a ciertos sectores de la sociedad latinoamericana,
cobra cada vez más importancia la idea de que la persona humana se reduce en
última instancia a su psiquismo. En la visión psicologista del hombre, según
su expresión más radical, se nos presenta la persona como víctima del
instinto fundamental erótico o como un simple mecanismo de respuesta a
estímulos, carente de libertad. Cerrada a Dios y a los hombres, ya que la
religión como la cultura y la propia historia serían apenas sublimaciones
del instinto sensual, la negación de la propia responsabilidad conduce no
pocas veces al pansexualismo y justifica el machismo latinoamericano.
1.4. VISIONES ECONOMICISTAS
|p311 Bajo el signo de lo económico, se pueden señalar en América Latina
tres visiones del hombre que, aunque distintas, tienen una raíz común. De
las tres, quizás la menos consciente y, con todo, la más generalizada es la
visión consumista. La persona humana está como lanzada en el engranaje de la
máquina de la producción industrial; se la ve apenas como instrumento de
producción y objeto de consumo. Todo se fabrica y se vende en nombre de los
valores del tener, del poder y del placer como si fueran sinónimos de la
felicidad humana. Impidiendo así el acceso a los valores espirituales, se
promueve, en razón del lucro, una aparente y muy onerosa "participación" en
el bien común.
|p312 Al servicio de la sociedad de consumo, pero proyectándose más allá de
la misma, el liberalismo económico, de praxis marxista, nos presenta una
visión individualista del hombre. Según ella, la dignidad de la persona
consiste en la eficacia económica y en la libertad individual. Encerrada en
sí misma y aferrada frecuentemente a un conepto religioso de salvación
individual, se ciega a las exigencias de la justicia social y se coloca al
servicio del imperialismo internacional del dinero, al cual se asocian
muchos gobiernos que olvidan sus obligaciones en relación al bien común.
|p313 Opuesto al liberalismo económico en su forma clásica y en lucha
permanente contra sus injustas consecuencias, el marxismo clásico substituye
la visión individualista del hombre por una visión colectivista, casi
mesiánica, del mismo. La meta de la existencia humana se pone en el
desarrollo de las fuerzas materiales de producción. La persona no es
originariamente su conciencia; está más bien constituida por su existencia
social. Despojada del arbitrio interno que le puede señalar el camino para
su realización personal, recibe normas de comportamiento únicamente de
quienes son responsables del cambio de las estructuras
socio-político-económicas. Por eso, desconoce los derechos del hombre,
especialmente el derecho a la libertad religiosa, que está a la base de
todas las libertades (Cfr. Juan Pablo II, Disc. inaugural III, 1. AAS LXXI,
p. 198). De esta forma, la dimensión religiosa cuyo origen estaría en los
conflictos de la infraestructura económica, se orienta hacia una fraternidad
mesiánica sin relación a Dios. Materialista y ateo, el humanismo marxista
reduce el ser humano en última instancia a las estructuras exteriores.
1.5. VISION ESTATISTA
|p314 Menos conocida pero actuante en la organización de no pocos gobiernos
latinoamericanos, la visión que podríamos llamar estatista del hombre tiene
su base en la toría de la Seguridad Nacional. Pone al individuo al servicio
ilimitado de la supuesta guerra total contra los conflictos culturales,
sociales, políticos y económicos y, mediante ellos, contra la amenenaza del
comunismo. Frente a este peligro permanente, real o posible, se limitan,
como en toda situación de emergencia, las libertades individuales y la
voluntad del estado se confunde con la voluntad de la nación. El desarrollo
económico y el potencial bélico se superponen a las necesidades de las masas
abandonadas. Aunque necesaria a toda organización política, la Seguridad
Nacional vista bajo este ángulo se presenta como un absoluto sobre las
personas; en nombre de ella se institucionaliza la inseguridad de los
individuos.
1.6. VISION CIENTISTA
|p315 La organización técnico-cientista de ciertos países está engendrando
una visión cientista del hombre cuya vocación es la conquista del universo.
En esta visión, sólo se reconoce como verdad lo que la ciencia puede
demostrar; el mismo hombre se reduce a su definición científica. En nombre
de la ciencia todo se justifica, incluso lo que constituye una afrenta a la
dignidad humana. Al mismo tiempo se someten las comunidades nacionales a
decisiones de un nuevo poder, la tecnocracia. Una especie de ingeniería
social puede controlar los espacios de libertad de individuos e
instituciones, con el riesgo de reducirlos a meros elementos de cálculo.
2. REFLEXION DOCTRINAL
2.1. PROCLAMACION FUNDAMENTAL
|p316 Es grave obligación nuestra proclamar, ante los hermanos de América
Latina, la dignidad que a todos, sin distinción alguna les es propia (Cfr.
Gén. 1,26-28; 9, 2-7; Eclo. 17, 2-4; Sab. 9,2-3-; Sal. 8,5-9) y que sin
embargo vemos conculcadas tantas veces en forma extrema. A reivindicar tal
dignidad nos mueve la revelación contenida en el mensaje y en la persona
misma de Jesucristo: El "conocía lo que hay en el hombre" (Jn. 2,25); con
todo, no vaciló en "tomar la forma de esclavo" (Flp. 2,7) ni rechazó vivir
hasta la muerte junto a los postergados para hacerlos partícipes de la
exaltación que El mismo mereció de Dios Padre.
|p317 Profesamos, pues, que todo hombre y toda mujer (Cfr. Gál. 5,13-24) por
más insignificantes que parezcan, tienen en sí una nobleza inviolable que
ellos mismos y los demás deben respetar y hacer respetar sin condiciones;
que toda vida humana merece por sí misma, en cualquier circunstancia, su
dignificación; que toda convivencia humana tiene que fundarse en el bien
común, consistente en la realización cada vez más fraterna de la común
dignidad, lo cual exige no instrumentalizar a unos en favor de otros y estar
dispuestos a sacrificar aun bienes particulares.
|p318 Condenamos todo menosprecio, reducción o atropello de las personas y
de sus derechos inalienables; todo atentado contra la vida humana, desde la
oculta en el seno materno, hasta la que se juzga como inútil y la que se
está agotando en la ancianidad; toda violación o degradación de la
convivencia entre los individuos, los grupos sociales y las naciones.
|p319 Es cierto que el misterio del hombre sólo se ilumina perfectamente por
la fe en Jesucristo (Cfr. GS 22; Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 9. AAS
LXXI, p. 195) que ha sido para América Latina fuente histórica del anhelo de
dignidad, hoy clamoroso en nuestros pueblos creyentes y sufridos. Sólo la
aceptación y el seguimiento de Jesucristo nos abren a las certidumbres más
confortantes y a las exigencias más apremiantes de la dignidad humana, ya
que ésta radica en la gratuita vocación a la vida que el Padre Celestial va
haciendo oir de modo nuevo, a través de los combates y las esperanzas de la
historia. Pero no nos cabe duda de que, al luchar por la dignidad, estamos
unidos también a otros hombres lúcidos que, con un esfuerzo sincero por
liberarse de engaños y apasionamaientos, siguen la luz del espíritu que el
Creador les ha dado, para reconocer en la propia persona y en la de los
demás un don magnífico, un valor irrenunciable, una tarea trascendente.
|p320 De este modo, nos sentimos urgidos a cumplir por todos los medios lo
que puede ser el imperativo original de esta hora de Dios en nuestro
continente; una audaz profesión cristiana y una eficaz promoción de la
dignidad humana y de sus fundamentos divinos, precisamente entre quienes más
lo necesitan, ya sea porque la desprecian, ya sobre todo porque, sufriendo
ese desprecio, buscan -acaso a tientas- la libertad de los hijos de Dios y
el advenimiento del hombre nuevo en Jesucristo.
2.2. DIGNIDAD Y LIBERTAD
|p321 Tiene que revalorarse entre nosotros la imagen cristiana de los
hombres; tiene que volver a resonar esa palabra en que viene recogiéndose ya
de tiempo atrás un excelso ideal de nuestros pueblos: LIBERTAD. Libertad que
es a un tiempo don y tarea. Libertad que no se alcanza de veras sin
liberación integral (Cfr. Jn. 8,36) y que es, en un sentido válido, meta del
hombre según nuestra fe, puesto que "para la libertad, Cristo nos ha
liberado" (Gál. 5,1), a fin de que tengamos vida y la tangamos en abundancia
(Cfr. Jn. 10,11) como "hijos de Dios y coherederos con el mismo Cristo"
(Rom. 8,17).
|p322 La libertad implica siempre aquella capacidad que en principio tenemos
todos para disponer de nosotros mismos (Cfr. GS 17) a fin de ir construyendo
una comunión y una participación que han de plasmarse en realidades
definitivas, sobre tres planos inseparables: la relación del hombre con el
mundo, como señor; con las personas como hermano y con Dios como hijo.
|p323 Por la libertad, proyectada sobre el mundo material de la naturaleza y
de la técnica, el hombre -siempre en comunidad de esfuerzos múltiples- logra
la inicial realización de su dignidad: someter ese mundo a través del
trabajo y de la sabiduría y humanizarlo, de acuerdo con el designio del
Creador.
|p324 Pero la dignidad del hombre verdaderamente libre, exige que no se deje
encerrar (Cfr. Mt. 4,4,; Lc. 4,4,; Dt. 8,3) en los valores del mundo,
particularmente en los bienes materiales, sino que, como ser espiritual, se
libere de cualquier esclavitud y vaya más allá, hacia el plano superior de
las relaciones personales, en donde se encuentra consigo mismo y con los
demás. La dignidad de los hombres se realiza aquí en el amor fraterno,
entendido con toda amplitud que le ha dado el Evangelio y que incluye el
servicio mutuo, la aceptación y promoción práctica de los otros,
especialmente de los más necesitados (Cfr. GS 24).
|p325 No sería posible, sin embargo, el auténtico y permanente logro de la
dignidad humana en este nivel, si no estuviéramos al mismo tiempo
auténticamente liberados para realizarnos en el plano trascendente. Es el
plano del Bien Absoluto en el que siempre se juega nuestra libertad, incluso
cuando parecemos ignorarlo; en el plano de la ineludible confrontación con
el misterio divino de alguiuen que como Padre llama a los hombres, los
capacita para ser libres, los guía providentemente y, ya que ellos pueden
cerrarse a El e incluso rechazarlo, los juzga y sanciona para vida o para
muerte eterna, según lo que los hombres mismos han realizado libremente.
Inmensa responsabilidad que es otro signo de la grandeza, pero también del
riesgo que la dignidad humana incluye.
|p326 A través de la indisoluble unidad de estos tres planos aparecen mejor
las exigencias de comunión y participación que brotan de esa dignidad. Si
sobre el plano trascendente se realiza en plenitud nuestra libertad por la
aceptación filial y fiel a Dios, entramos en comunión de amor con el
misterio divino; participamos de su misma vida (Cfr. Gs 18). Lo contrario es
romper con el amor de hijos, rechazar y menospreciar al Padre. Son dos
posibilidades extremas que la revelación cristiana llama gracia y pecado;
pero estas no se realizan sino extendiéndose simultáneamente a los otros dos
planos, con inmensas consecuencias para la dignidad humana.
|p327 El amor de Dios que nos diginifica radicalmente, se vuelve por
necesidad comunión de amor con los demás hombres y participación fraterna;
para nosotros, hoy, debe volverse, principalamente obra de justicia para los
oprimidos (Cfr. Lc. 4,18) esfuerzo de liberación para quienes más lo
necesitan. En efecto, "nadie puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama al
hermano a quien ve" (1 Jn. 4,20). Con todo, la comunión y participación
verdaderas sólo pueden existir en esta vida proyectadas sobre el plano muy
concreto de las realidades temporales, de modo que el dominio, uso y
transformación de los bienes de la tierra; de la cultura de la ciencia y de
la técnica, vayan realizándose en un justo y fraternal señorío del hombre
sobre el mundo, teniendo en cuenta el respeto de la ecología. El Evangelio
nos debe enseñar que, ante las realidades que vivimos, no se puede hoy en
América Latina amar de veras al hermano y por lo tanto a Dios, sin
comprometerse a nivel personal y en muchos casos, incluso, a nivel de
estructuras, con el servicio y la promoción de los grupos humanos y de los
estratos sociales más desposeídos y humillados, con todas las consecuencias
que se siguen en el plano de esas realidades temporales.
|p328 Pero a la actitud personal del pecado, a la ruptura con Dios que
envilece al hombre, corresponde siempre en el plano de las relaciones
interpersonales, la actitud de egoísmo, de orgullo, de ambición y envidia
que generan injusticia, dominación, violencia a todos los niveles; lucha
entre individuos, grupos, clases sociales y pueblos, así como corrupción,
hedonismo, exacerbación del sexo y superficialidad en las relaciones mutuas
(Cfr. Gál. 5, 19-21). Consiguientemente se establecen situaciones de pecado
que, a nivel mundial, esclavizan a tantos hombres y condicionan adversamente
a la libertad de todos.
|p329 Tenemos que liberarnos de este pecado; del pecado, destructor de la
dignidad humana. Nos liberamos por la participación en la vida nueva que nos
trae Jesucristo y por la comunión con El, en el misterio de su muerte y de
su resurrección, a condición de que vivamos ese misterio en los tres planos
ya expuestos, sin hacer exclusivo ninguno de ellos. Así no lo reduciremos ni
al verticalismo de una desencarnada unión espiritual con Dios, ni a un
simple personalismo existencial de lazos entre individuos o pequeños grupos,
ni mucho menos al horizontalismo socio-económico-político (Cfr. Juan Pablo
II, Disc. inaugural III, 6.AAS LXXI, p. 202-203).
2.3. EL HOMBRE RENOVADO EN JESUCRISTO
|p330 El pecado está minando la dignidad humana que Cristo ha rescatado. A
través de su mensaje, de su muerte y resurrección,nos ha dado su vida
divina: dimensión insospechada y eterna de nuestra existencia terrena (Cfr.
1 Cor. 15,48-49. Jesucristo, viviente en su Iglesia, sobre todo entre los
más pobres, quiere hoy enaltecer esta semejanza de Dios en su pueblo: por la
participación del Espíritu Santo en Cristo, también nosotros podemos llamar
Padre a Dios y nos hacemos radicalmente hermanos. El nos hace tomar
conciencia del pecado contra la dignidad humana que abunda en América
Latina; en cuanto este pecado destruye la vida divina en el hombre, es el
mayor daño que una persona puede inferirse a sí misma y a los demás.
Jesucristo, en fin, nos ofrece su gracia, más abundante que nuestro pecado
(Cfr. Rom. 5, 20). De El nos viene el vigor para liberarnos y liberar a
otros del misterio de iniquidad.
|p331 Jesucristo ha restaurado la dignidad original que los hombres habían
recibido al ser creados por Dios a su imagen (Cfr. Gén. 1), llamados a una
santidad o consagración total al Creador y destinados a conducir la historia
hacia la manifestación definitiva de ese Dios (Cfr. Ef. 1; Col. 1), que
difunde su bondad para alegría eterna de sus hijos en un Reino que ya ha
comenzado.
|p332 En Jesucristo llegamos a ser hijos de Dios, sus hermanos y partícipes
de su destino, como agentes responsables movidos por el Espíritu Santo a
construir la Iglesia del Señor Cfr. 2 Cor. 5,17).
|p333 En Jesucristo hemos descubierto la imagen del "hombre nuevo" (Col.
3,10), con la que fuimos configurados por el bautismo y sellados por la
confirmación, imagen también de lo que todo hombre está llamado a ser,
fundamento último de su dignidad. Al presentar a la Iglesia, hemos mostrado
cómo en ella ha de expresarse y realizarse comunitariamente la dignidad
humana. En María hemos encontrado la figura concreta en que culmina toda
liberación y santificación en la Iglesia. Estas figuras tienen que
robustecer, hoy, los esfuerzos de los creyentes latinoamericanos en su lucha
por la dignidad humana.
|p334 Ante Cristo y María deben revalorizarse en América Latina los grandes
rasgos de la verdadera imagen del hombre y de la mujer: todos
fundamentalmente iguales y miembros de la misma estirpe, aunque en
diversidad de sexos, lenguas, culturas y formas de religiosidad, tenemos por
vocación común un único destino que -por incluir el gozoso anuncio de
nuestra dignidad- nos convierte en evangelizados y evangelizadores de Cristo
en este continente (Cfr. Génm. 2, 18-25).
|p335 En este pluralidad e igualdad de todos, cada uno conserva su valo su
puesto irrepetibles, pues también cada hombre latinoamericano debe sentirse
amado por Dios y elegido por El eternamente (Cfr. 1 Jn. 3,1), por más que lo
envilezcan, o por poco que se estime a sí mismo. Personas en diálogo, no
podemos realizar nuestra dignidad sino como dueños corresponsables del
destino común, para el que Dios nos ha capacitado; inteligentes, esto es,
aptos para discernir la verdad y seguirla frente al error y al engaño;
libres, no sometidos inexorablemente a a los procesos económicos y
políticos, aunque humildemente nos reconocemos condicionados por estos y
obligados a humanizarlos; sometidos, en cambio, a una ley moral que viene de
Dios y se hace oir en la conciencia de los individuos y de los pueblos, para
enseñar, para amonestar y reprender, para llenarnos de la verdadera libertad
de los hijos de Dios.
|p336 Por otra parte, Dios nos da la existencia en un cuerpo por el que
podemos comunicarnos con los demás y ennoblecer el mundo; por ser hombres
necesitamos de la sociedad en que estamos inmersos y que vamos transformando
y enriqueciendo con nuestro aporte en todos los niveles, desde la familia y
los grupos intermedios, hasta el Estado cuya función indispensable ha de
ejercerse al servicio de las personas y la misma comunidad internacional. Su
integración es necesaria, sobre todo la integración latinoamericana.
|p337 Nos alegramos, pues, de que también en nuestros pueblos se legisle en
defensa de los derechos humanos.
|p338 La Iglesia tiene obligación de poner de relieve ese aspecto integral
de la Evangelización, primero con la constante revisión de su propia vida, y
luego, con el anuncio fiel y la denuncia profética. Para que todo esto se
haga discernimiento de las situaciones y de los llamados concretos que el
Señor hace en cada tiempo, lo cual exige actitud de conversión y apertura y
un serio compromiso con lo que se ha discernido como auténticamente
evangélico.
|p339 Sólo así se llegará a vivir lo más propio del mensaje cristiano sobre
la dignidad humana, que consiste en ser más y no tener más (Cfr. GS 35a);
esto se vivirá tanto entre los hombres que, acosados por el sufrimiento, la
miseria, la persecución y la muerte, no vacilan en aceptar la vida con el
espíritu de las bienaventuranzas, cuanto entre aquellos que, renunciando a
una vida placentera y fácil, se dedican a practicar de un modo realista en
el mundo de hoy las obras de servicio a los demás, criterio y medida con que
Dios ha de juzgar, incluso a quienes no lo hayan conocido (Cfr. Mt. 25).
CAPITULO II
¿QUE ES EVANGELIZAR?
|p340 Nuestro Pueblo clama por la salvación y comunión que el Padre le ha
preparado y, en medio de su lucha por vivir y encontrar el sentido profundo
de la vida, espera de nosotros el anuncio de la Buena Noticia.
|p341 ¿Qué es, pues, evangelizar? ¿Quién espera nuestro anuncio? ¿Cuál es la
transformación de personas y culturas que la semilla del Evangelio ha de
hacer germinar? ¿Qué nos enseña la Iglesia sobre la auténtica liberación
cristiana? ¿Cómo evangelizar la cultura y la religiosidad de nuestro Pueblo?
¿Qué dice el Evangelio al hombre que anhela su promoción y quiere vivir su
compromiso político-social?Proponemos nuestra reflexión acerca de estos
interrogantes.
CONTENIDO:
1. EVANGELIZACION: DIMENSION UNIVERSAL Y CRITERIOS
2. EVANGELIZACION Y CULTURA
3. EVANGELIZACION Y RELIGIOSIDAD POPULAR
4. EVANGELIZACION, LIBERACION Y PROMOCION HUMANA
5. EVANGELIZACION, IDEOLOGIAS Y POLITICA
1. EVANGELIZACION, DIMENSION UNIVERSAL Y CRITERIOS
1.1. SITUACION
|p342 Desde hace cinco siglos estamos evangelizando en América Latina. Hoy
vivimos un momento grande y difícil de Evangelización. Es verdad que la fe
de nuestros pueblos se expresa con evidencia, pero comprobamos que no
siempre ha llegado a su madurerz y que está amenazada por la presión
secularista, por las sacudidas que traen consigo los cambios culturales, por
las ambiguedades teológicas que existen en nuestro medio y por el influjo de
sectas proselitistas y sincretismos foráneos. Nuestra Evangelización está
marcada por algunas preocupaciones particulares y acentos más fuertes:
|p343 - la redención integral de las culturas, antiguas y nuevas de nuestro
continente, teniendo en cuenta la religiosidad de nuestros pueblos (EN
18,20);
|p344 - la promoción de la dignidad del hombre y la liberación de todas las
servidumbres e idolatrías (EN 29ss);
|p345 - la necesidad de hacer penetrar el vigor del Evangelio hasta los
centros de decisión, "las fuentes inspiradoras y los modelos de la vida
social y política"(EN 19).
|p346 Nuestros evangelizadores padecen en algunos casos cierta confusión y
desorientación acerca de su identidad, del significado mismo de la
Evangelización, de su contenido y de sus motivaciones profundas.
|p347 Para responder a esa situación y dar un nuevo impulso a la
Evangelización, queremos decir una palabra clara y esperanzadora que aliente
a evangelizar con gozo y audacia a nuestros pueblos, en quienes percibimos
un anhelo profundo por recibir el Evangelio. Con este fin, recordamos el
sentido de la Evangelización, su dimensión y destino universal como también
los criterios y signos que manifiestan su autenticidad.
1.2. EL MINISTERIO DE LA EVANGELIZACION
|p348 La misión evangelizadora es de todo el Pueblo de Dios. Es su vocación
primordial, "su identidad más profunda" (EN 14). Es su gozo. El Pueblo de
Dios con todos sus miembros, instituciones y planes, existe para
evangelizar. El dinamismo del Espíritu de Pentecostés lo anima y lo envía a
todas las gentes. Nuestras Iglesias particulares han de escuchar con
renovado estusiasmo el mandamiento del Señor: "Id, pues, y haced discípulos
a todas las gentes" (Mt. 28,19).
|p349 La Iglesia se convierte cada día a la Palabra de verdad; sigue a
Cristo encarnado, muerto y resucitado, por los caminos de la historia y se
hace servidora del Evangelio para transmitirlo a los hombres con plena
fidelidad.
|p350 A partir de la persona llamada a la comunión con Dios y con los
hombres, el Evangelio debe penetrar en su corazón, en sus experiencias y
modelos de vida, en su cultura y ambientes, para hacer una nueva humanidad
con hombres nuevos y encaminar a todos hacia una nueva manera de ser, de
juzgar, de vivir y de convivir. Todo esto es un servicio que nos urge.
|p351 Afirmamos que la Evangelización "debe contener siempre una clara
proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y
resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de la
gracia y de la misericordia de Dios" (EN 27). He aquí lo que es base, centro
y a la vez culmen de su dinamismo, el contenido esencial de la
Evangelización".
|p352 La Evangelización da a conocer a Jesús como el Señor, que nos revela
al Padre y nos comunica su Espíritu. Nos llama a la conversión que es
reconciliación y vida nueva, nos lleva a la comunión con el Padre que nos
hace hijos y hermanos. Hace brotar, por la caridad derramada en nuestros
corazones, frutos de justicia, de perdón, de respeto, de dignidad, de paz en
el mundo.
|p353 La salvación que nos ofrece Cristo da sentido a todas las aspiraciones
y realizaciones humanas pero las cuestiona y las desborda infinitamente.
Aunque "comienza ciertamente en esta vida, tiene su cumplimiento en la
eternidad" (EN 27). Se origina en Cristo, en su encarnación, en toda su
vida,"se logra de manera definitiva en su muerte y resurrección". Se
continúa en la historia de los hombres (Cfr. EN 9) por el misterio de la
Iglesia bajo la influencia permanente del Espíritu que la precede, la
acompaña, le da fecundidad apostólica.
|p354 Esta misma salvación, centro de la Buena Nueva, "es liberación de lo
que oprime al hombre, pero, sobre todo liberación del pecado y del maligno,
dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo y
de entregarse a El (EN 9).
|p355 Sin embargo, tiene "lazos muy fuertes" con la promoción humana en sus
aspectos de desarrollo y liberación (Cfr. EN 31), parte integrante de la
evangelización. Estos aspectos brotan de la riqueza misma de la salvación,
de la actividad de la caridad de Dios en nosotros a la que quedan
subordinados. La Iglesia "no necesita, pues, recurrir a sistemas e
ideologías para amar, defender, colaborar en la liberación del hombre: en el
centro del mensaje del cual es depositaria y pregonera, ella encuentra
inspiración para actuar en favor de la fraternidad, de la justicia, de la
paz; contra las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, violencias,
atentados a la libertad religiosa, agresiones contra el hombre y cuanto
atenta contra la vida" (Juan Pablo II, Discurso inaugural III, 2). La
Iglesia, mediante su dinamismo evangelizador, genera este proceso:
|p356 - Da testimonio de Dios, revelado en Cristo por el Espíritu que clama
en nosotros Abba "Padre" (Cfr. Gál. 4,6-7). Así comunica la experiencia de
su fe en El.
|p357 - Anuncia la Buena Nueva de Jesucristo mediante la Palabra de vida:
anuncio que suscita la fe, la predicación y la catequesis progresiva que la
aliamenta y la educa.
|p358 - Engendra la fe que es conversión del corazón, de la vida; entrega a
Jesucristo; participación en su muerte para que su vida se manifiesta en
cada hombre (Cfr. 1 Cor. 4,10). Esta fe que también denuncia lo que se opone
a la construcción del Reino, implica rupturas necesarias ya veces dolorosas.
|p359 - Conduce al ingreso en la comunidad de los fieles que perseveran en
la oración, en la convivencia fraterna y celebran la fe y los sacramentos de
la fe, cuya cumbre es la Eucaristía (Cfr. He. 2,42).
|p360 - Envía como misioneros a los que recibieron el Evangelio, con el
ansia de que todos los hombres sean ofrecidos a Dios y que todos los pueblos
le alaben (Cfr. Rom. 15,16)
|p361 Así la Iglesia, en cada uno de sus miembros es consagrada en Cristo
por el Espíritu, enviada a predicar la Buena Nueva a los pobres (Cfr. Lc.
4,18) y a "buscar y salvar lo que estaba perdido" (Lc. 19,10).
1.3. DIMENSION Y DESTINO UNIVERSAL DE LA EVANGELIZACION
|p362 La Evangelización ha de calar hondo en el corazón del hombre y de los
pueblos; por eso, su dinámica busca la conversión personal y la
transformación social. La Evangelización ha de extenderse a todas las
gentes; por eso, su dinámica busca la universalidad del género humano. Ambos
aspectos son de actualidad para evangelizar hoy y mañana en América Latina.
|p363 El fundamento de esta universalidad es ante todo el mandato del Señor:
"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes" (Mt. 28,19) y la misma
unidad de la familia humana, creada por el mismo Dios que la salva y la
marca con su gracia. Cristo, muerto por todos, los atrae a todos por su
glorificación en el Espíritu. Cuanto más convertidos a Cristo, tanto más
somos arrastrados por su anhelo universal de salvación. Asimismo, cuanto más
vital sea la Iglesia particular, tanto más se hará presente y visible a la
Iglesia universal y más fuerte será su movimiento misionero hacia los otros
pueblos.
|p364 Nuestro primer servicio, para formar una comunidad eclesial más viva,
consiste en hacer a nuestros cristianos más fieles, maduros en la fe,
alimentándolos con una catequesis adecuada y una liturgia renovada. Ellos
serán fermento en el mundo y darán a la Evangelización vigor y extensión.
|p365 Otra tarea consiste en atender a situaciones más necesitadas de
evangelización:
- Situaciones Permanentes: nuestros indígenas habitualmente marginados de
los bienes de la sociedad y en algunos casos o no evangelizados o
evangelizados en forma insuficiente; los afroamericanos, tantas veces
olvidados.
|p366 - Situaciones nuevas (AG 6) que nacen de cambios socio- culturales y
requieren una nueva Evangelización: emigrantes a otros países; grandes
aglomeraciones urbanas en el propio país; masas de todo estrato social en
precaria situación de fe; grupos expuestos al influjo de las sectas y de las
ideologías que no respetan su identidad, confunden y provocan divisiones.
|p367 - Situaciones particularmente difíciles: grupos cuya evangelización es
urgente pero queda muchas veces postergada: universitarios, militares,
obreros, jóvenes, mundo de la comunicación social, etc.
|p368 Finalemente, ha llegado para América Latina la hora de intensificar
los servicios mutuos entre Iglesias particulares y de proyectarse más allá
de sus propios fronteras, "ad gentes". Es verdad que nosotros mismos
necesitamos misioneros. Pero, debemos dar desde nuestra pobreza. Por otra
parte, nuestras Iglesias pueden ofrecer algo original e importante; su
sentido de salvación y de la liberación, la riqueza de su religiosidad
popular, la experiencia de las Comunidades Eclesiales de Base, la floración
de sus ministerios, su esperanza y la alegría de su fe. Hemos realizado ya
esfuerzos misioneros que pueden profundizarse y deben extenderse.
|p369 No podemos dejar de agradecer la generosa ayuda de la Iglesia
universal y en ella de las Iglesias hermanas, pidiendo que nos sigan
acompañando, especialmente en la formación de agentes autóctonos. Así nos
veremos siempre fortalecidos para asumir este compromiso universal y
tendremos mayor capacidad de responder al servicio propio de nuestra Iglesia
particular.
1.4. CRITERIOS Y SIGNOS DE EVANGELIZACION
|p370 El evangelizador participa de la fe y de la misión de la Iglesia que
le envía. Necesita criterios y signos que permitan discernir lo que
efectivamente corresponde a la fe y misión de la Iglesia, es decir, a la
voluntad de su Señor. "Mire cada cual cómo construye; pues nadie puede poner
otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo" (1 Cor.3,10-11). "Vivid, pues,
en Cristo, tal como le habéis recibido; apoyados en la fe, tal como se os
enseñó, rebosando en acción de gracias" (Col. 2,6-7; cfr. 1 Tes. 5,19-22).
|p371 Estos criterios y signos son inspiradores de una evangelización
auténtica y viva. Las distorsiones y perplejidades frenan o paralizan su
dinamismo. Presentamos los siguientes criterios fundamentales:
|p372 - La Palabra de Dios contenida en la Biblia y en la Tradición viva de
la Iglesia, particularmente expresada en los Símbolos o Profesiones de la fe
y dogmas de la Iglesia. La Escritura debe ser el alma de la evangelización.
Pero no adquiere por sí sola su plena claridad. Debe ser leída e
interpretada dentro de la fe viva de la Iglesia. Nuestros Símbolos o
Profesiones de fe resumen la Escritura y explicitan la sustencia del
Mensaje, poniendo de relieve la "jerarquía de verdades" (Cfr. UR 11).
|p373 La fe del Pueblo de Dios. Es la fe de la Iglesia universal que se vive
y expresa concretamente en sus comunidades particulares. Una comunidad
particular concretiza en sí misma la fe de la Iglesia Universal y deja así
de ser comunidad privada y aislada; supera su propia particularidad en la fe
de la Iglesia total.
|p374 - El Magisterio de la Iglesia. El sentido de la Escritura, de los
Símbolos y de las formulaciones dogmáticas del pasado no brota sólo del
texto mismo, sino de la fe de la Iglesia. En el seno de la comunidad
encontramos la instancia de decisión y de interpretación auténtica y fiel de
la doctrina de la fe y de la ley moral; es el servicio del sucesor de Pedro
que confirma a sus hermanos en la fe y de los Obispos "sucesores de los
apóstoles en el carisma de la verdad" (DV 8).
|p375 - Los teólogos ofrecen un servicio importante a la Iglesia:
sistematizan la doctrina y las orientaciones del Magisterio en una síntesis
de más amplio contexto, vertiéndola en un lenguaje adaptado al tiempo;
someten a una nueva investigación los hechos y las palabras reveladas por
Dios para referirlas a nuevas situaciones socio-culturales (Cfr. AG 22) o
nuevos hallazgos y problemas suscitados por las ciencias, la historia o la
filosofía (Cfr. GS 62). En su servicio, cuidarán de no ocasionar detrimento
a la fe de los creyentes, ya sea con explicaciones difíciles, ya sea
lanzando al público cuestiones discutidas y discutibles.
|p376 - La labor teológica implica cierta pluralidad resultante del uso de
"métodos y modos diferentes para conocer y expresar los divinos misterios"
(Cfr. UR 17). Hay, pues, un pluralismo bueno y necesario que busca expresar
las legítimas diversidades, sin afectar la cohesión y la concordia. También
existen pluralismos que fomentan la división.
|p377 - Todos participamos de la misión profética de la Iglesia. Todos
sabemos que el Espíritu nos distribuye sus dones y carismas para bien de
todo el Cuerpo. Debemos recibirlos con gratitud. Pero su discernimiento, es
decir, el juicio de su autenticdad y la regulación de su ejercicio,
corresponde a la autoridad en la Iglesia, a la cual compete, ante todo, no
sofocar al Espíritu, sino probarlo todo y retener lo bueno (Cfr. LG 12). -
Algunas actitudes nos revelan la autenticidad de la Evangelización:
|p378 - Una vida de profunda comunión eclesial (Cfr. Gál. 2,2,).
|p379 - La fidelidad a los signos de la presencia y de la acción del
Espíritu en los pueblos y en las culturas que sean expresión de las
legítimas aspiraciones de los hombres. Esto supone respeto, diálogo
misionero, discernimiento, actitud caritativa y operante.
|p380 - La preocupación porque la Palabra de verdad llegue al corazón de los
hombres y se vuelva vida.
|p381 - El aporte positivo a la edificación de la comunidad.
|p382 - El amor preferencial y la solicitud por los pobres y necesitados
(Cfr. Lc. 4,18; EN 12).
|p383 - La santidad del evangelizador (EN 76), cuyas notas características
son el sentido de la misericordia, la firmeza y la paciencia en las
tribulaciones y persecuciones, la alegría de saberse ministro del Evangelio
(EN 80).
|p384 En conclusión, lo que se pide al servidor del Evangelio es que sea
encontrado fiel (Cfr. 1 Cor. 4,2). Su fidelidad crea comunión; "de ella
emana una gran fuerza apostólica" (PC 15) que enriquecerá con abundantes
frutos del Espíritu a la Iglesia (Cfr. Gál. 5,22; Juan Pablo II, Homilía
Guadalupe, AAS LXXI, p. 164).
2. EVANGELIZACION DE LA CULTURA
2.1. CULTURA Y CULTURAS
|p385 Nuevo y valioso aporte pastoral de la Exhortación "Evangelii
Nuntiandi" es el llamado de Pablo VI a enfrentar la tarea de la
evangelización de la cultura y de las culturas (EN 20).
|p386 Con la palabra "cultura" se indica el modo particular como, en un
pueblo, los hombres cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos
y con Dios (GS 53b) de modo que puedan llegar a "un nivel verdadera y
plenamente humano" (GS 53a). Es "el estilo de vida común" (GS 53c) que
caracteriza a los diversos pueblos; por ello se habla de "pluralidad de
culturas" (GS 53c) (Cfr. EN 20).
|p387 La cultura así entendida, abarca la totalidad de la vida de un pueblo:
el conjunto de valores que lo animan y de desvalores que lo debilitan y que
al ser participados en común por sus miembros, los reúne en base a una misma
"conciencia colectiva" (EN 18). La cultura comprende, asimismo, las formas a
través de las cuales aquellos valores o desvalaores se expresan y
configuran, es decir, las costumbres, la lengua, las instituciones y
estructuras de convivencia social, cuando no son impedidas o reprimidas por
la intervención de otras culturas dominantes.
|p388 En el cuadro de esta totalaidad, la evangelización busca alcanzar la
raíz de la cultura, la zona de sus valores fundamentales, suscitando una
conversión que pueda ser base y garantía de la transformación de las
estructuras y del ambiente social (Cfr. EN 18).
|p389 Lo esencial de la cultura está constituido por la actitud con que un
pueblo afirma o niega una vinculación religiosa con Dios, por los valores o
desvalores religiosos. Estos tienen que ver con el sentido último de la
existencia y radican en aquella zona más profunda, donde el hombre encuentra
respuestas a las preguntas básicas y definitivas que lo acosan, sea que se
las proporcionen con una orientación positivamente religiosa o, por el
contrario, atea. De aquí que la religión o la irreligión sean inspiradoras
de todos los restantes órdenes de la cultura -familiar, económico, político,
artístico, etc.- en cuanto los libera hacia lo trascendente o los encierra
en su propio sentido inmanente.
|p390 La evangelización, que tiene en cuenta a todo el hombre, busca
alcanzarlo en su totalidad, a partir de su dimensión religiosa.
|p391 La cultura es una actividad creadora del hombre, con la que responde a
la vocación de Dios que le pide perfeccionar toda la creación (Gén) y en
ella sus propias capacidades y cualidades espirituales y corporales (Cfr. GS
53b; 57b).
|p392 La cultura se va formando y se transforma en base a la continua
experiencia histórica y vital de los pueblos; se transmite a través del
proceso de tradición generacional. El hombre, pues, nace y se desarrolla en
el seno de una determinada sociedad, condicionado y enriquecido por una
cultura particular; la recibe, la modifica creativamente y la sigue
transmitiendo. La cultura es una realidad histórica y social (Cfr. GS 53c).
|p393 Siempre sometidas a nuevos desarrollos, al recíproco encuentro e
interpretación, las culturas pasan, en su proceso histórico, por períodos en
que se ven desafiadas por nuevos valores o desvalores, por la necesidad se
siente llamada a estar presente con el Evangelio, particularmente en los
períodos en que decaen y mueren viejas formas según las cuales el hombre ha
organizado sus valores y su convivencia, para dar lugar a nuevas síntesis
(Cfr. GS 5c). Es mejor evangelizar las nuevas formas culturales en su mismo
nacimiento y no cuando ya están crecidas y estabilizadas. Este es el actual
desafío global que enfrenta la Iglesia ya que "se puede hablar con razón de
una nueva época de la historia humana" (GS 54). Por esto, la Iglesia
latinoamericana busca dar un nuevo impulso a la Evangelización en nuestro
Continente.
2.2. OPCION PASTORAL DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA: LA EVANGELIZACION DE LA
PROPIA CULTURA, EN EL PRESENTE Y HACIA EL FUTURO
FINALIDAD DE LA EVANGELIZACION
|p394 Cristo envió a su Iglesia a anunciar el Evangelio a todos los hombres,
a todos los pueblos (Cfr. Mt.28,19; Mc. 16, 15). Puesto que cada hombre nace
en el seno de una cultura, la Iglesia busca alcanzar, con su acción
evangelizadora, no solamente al individuo sino a la cultura del pueblo (Cfr.
EN 18). Trata de "alcanzar y transformar , con la fuerza del Evangelio, los
criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las
líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la
humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio
de salvación. Podríamos expresar todo esto diciendo: "Lo que importa es
evangelizar - no de una manera decorativa, como un barniz superficial, sino
de manera vital en profundidad- y hasta sus mismas raíces la cultura y las
culturas del hombre" (EN 19-20).
OPCION PASTORAL
|p395 La acción evangelizadora de nuestra Iglesia latinoamericana ha de
tener como meta general la constante renovación y transformación evangélica
de nuestra cultura. Es decir, la penetración por el Evangelio, de los
valores y criterios que la inspiran, la conversión de los hombres que viven
según esos valores y el cambio que, para ser más plenamente humanas,
requieren las estructuras en que aquellos viven y se expresan.
|p396 Para ello, es de primera importancia atender a la religión de nuestros
pueblos, no sólo asumiéndola como objeto de evangelización sino también, por
estar ya evangelizada, como fuerza activamente evangelizadora.
2.3. IGLESIA, FE Y CULTURA
AMOR A LOS PUEBLOS Y CONOCIMIENTO DE SU CULTURA
|p397 Para desarrollar su acción evangelizadora con realismo, la Iglesia ha
de conocer la cultura de América Latina. Pero parte, ante todo, de una
profunda actitud de amor a los pueblos. De esta suerte, no sólo por vía
científica, sino también por la connatural capacidad de comprensión afectiva
que da el amor, podrá conocer y discernir las modalidades propias de nuestra
cultura, sus crisis y desafíos históricos y solidarizarse, en consecuencia,
con ella en el seno de su historia (Cfr. OA 1).
|p398 Un criterio importante que ha de guiar a la Iglesia en su esfuerzo de
conocimiento es el siguiente: hay que atender hacia dónde se dirige el
movimiento general de la cultura más que a sus enclaves detenidos en el
pasado; a las expresiones actualmente vigentes más que a las meramente
folklóricas.
|p399 La tarea de evangelización de la cultura en nuestro continente debe
ser enfocada sobre el telón de fondo de una arrraigada tradición cultural,
desafiada por el proceso en cambio cultural que América Latina y el mundo
entero vienen viviendo en los tiempos modernos y que actualmente llega a su
punto de crisis.
ENCUENTRO DE LA FE CON LAS CULTURAS
|p400 La Iglesia, Pueblo de Dios, cuando anuncia el Evangelio y los pueblos
acogen la fe, se encarna en ellos y asume sus culturas. Instaura así, no una
identificación sino una estrecha vinculación con ella. Por una parte, en
efecto, la fe transmitida por la Iglesia es vivida a partir de una cultura
presupuesta, esto es, por creyentes "vinculados profundamente a una cultura
y la construcción del Reino no puede por menos de tomar los elementos de la
cultura y de las culturas humanas" (Cfr. EN 20). Por otra parte permanece
válido, en el orden pastoral, el principio de encarnación formulado por san
Ireneo: "Lo que no es asumido no es redimido". El principio general de
encarnación se concreta en diversos criterios particulares:
|p401 Las culturas no son terreno vacío, carente de auténticos valores. La
Evangelización de la Iglesia no es un proceso de destrucción, sino de
consolidación y de fortalecimiento de dichos valores; una contribución al
crecimiento de los "gérmenes del Verbo" presentes en las culturas (Cfr. GS
57d,f).
|p402 Con mayor interés asume la Iglesia los valores específicamente
cristianos que encuentra en los pueblos ya evangelizados y que son vividos
por éstos según su propia modalidad cultural.
|p403 La Iglesia parte, en su Evangelización, de aquellas semillas
esparcidas por Cristo y de estos valores, frutos de su propia
Evangelización.
|p404 Todo esto implica que la Iglesia -obviamente la Iglesia particular-,
se esmere en adaptarse, realizando el esfuerzo de un trasvasamiento del
mensaje evangélico al lenguaje antropológico y a los símbolos de la cultura
en la que se inserta (Cfr. EN 53, 62, 63; GS 58a,b; DT 420- 423).
|p405 La Iglesia, al proponer la Buena Nueva, denuncia y corrige la
prresencia del pecado en las culturas; purifica y exorcisa los desvalores.
Establece por consiguiente, una crítica de las culturas. Ya que al reverso
del anuncio del Reino de Dios es la crítica de las idolatrías, esto es, de
los valores erigidos en ídolos o de aquellos valores que, sin serlo, una
cultura asume como absolutos. La Iglesia tiene la misión de dar testimonio
del "verdadero Dios y del único Señor".
|p406 Por lo cual, no puede verse como un atropello, la evangelización que
invita a abandonar falsas concepciones de Dios, conductas antinaturales y
aberrantes manipulaciones del hombre por el hombre (Cfr. DT 424).
|p407 La tarea específica de la evangelización consiste en "anunciar a
Cristo" (Cfr. EN 53) e invitar a las culturas no a quedar bajo un marco
eclesiástico, sino a acoger por la fe, el señorío espiritual de Cristo,
fuera de cuya verdad y gracia no podrán encontrar su plenitud. De este modo,
por la evangelización, la Iglesia busca que las culturas sean renovadas,
elevadas y perfeccionadas por la presencia activa del Resucitado, centro de
la historia, y de su Espíritu (EN 18,20,23; GS 58d; 61a).
2.4. EVANGELIZACION DE LA CULTURA EN AMERICA LATINA
Hemos indicado los criterios fundamentales que orientan la acción
evangelizadora de las culturas.
|p408 Nuestra Iglesia, por su parte, realiza dicha acción en esta particular
área humana de América Latina. Su proceso histórico cultural ha sido ya
descrito. (Cfr. Primera Parte). Retomamos ahora brevemente los principales
datos establecidos en la primera parte de este Documento, para poder
discernir los desafíos y problemas que el momento presente plantea a la
evangelización.
TIPOS DE CULTURA Y ETAPAS DEL PROCESO CULTURAL
|p409 América Latina tiene su origen en el encuentro de la raza
hispano-lusitana con las culturas precolombinas y las africanas. El
mestizaje racial y cultural ha marcado fundamentalamente este proceso y su
dinámica indica que lo seguirá marcando en el futuro.
|p410 Este hecho no puede hacernos desconocer la persistencia de diversas
culturas indígenas o afroamericanas en estado puro y la existencia de grupos
con diversos grados de integración nacional.
|p411 Posteriormente, durante los dos últimos siglos, afluyen nuevas
corrientes inmigratorias, sobre todo en el Cono Sur, las cuales aportan
modalidades propias, integrándose básicamente al sedimento cultural
preyacente.
|p412 En la primera época, del siglo XVI al XVII, se echan las bases de la
cultura latinoamericana y de su real sustrato católico. Su evangelización
fue suficientemente profunda para que la fe pasara a ser constitutiva de su
ser y de su identidad, otrogándole la unidad espiritual que subsiste pese a
la ulterior división en diversas naciones, y a verse afectada por
desgarramientos en el nivel económico, político y social.
|p413 Esta cultura, impregnada de fe y con frecuencia sin una conveniente
catequesis, se manifiesta en las actitudes propias de la religión de nuestro
pueblo, penetradas de un hondo sentido de la trascendencia y, a la vez, de
la cercanía de Dios. Se traduce en una sabiduría popular con rasgos
contemplativos, que orienta el modo peculiar como nuestros hombres viven su
relación con la naturaleza y con los demás hombres; en un sentido del
trabajo y de las fiestas, de la solidariadd, de la amistad y el parentesco.
Tembién en el sentimiento de su propia dignidad, que no ven disminuida por
su vida pobre y sencilla.
|p414 Es una cultura que, conservada de un modo más vivo y articulador de
toda la existencia en los sectores pobres, está sellada particularmente por
el corazón y su intuición. Se expresa, no tanto en las categorías y
organización mental características de las ciencias, cuanto en la plasmación
artística, en la piedad hecha vida y en los espacios de conviviencia
solidaria.
|p415 Esta cultura, la mestiza primero y luego, paulatinamente, la de los
diversos enclaves indígenas y afroamericanos, comienza desde el siglo XVIII,
a sufrir el impacto del advenimiento de la civilización urbano- industrial,
dominada por lo físico-matemático y por la mentalidad de eficiencia.
|p416 Esta civilización está acompañada por fuertes tendencias a la
personalización y a socialización. Produce una acentuada aceleración de la
historia que exige a todos los pueblos gran esfuerzo de asimilación y
creatividad, si no quieren que sus culturas queden postergadas o aun
eliminadas.
|p417 La cultura urbano-industrial, con su concecuencia de intensa
proletarización de sectores sociales y hasta de diversos pueblos, es
controlada por las grandes potencias poseedoras de la ciencia y de la
técnica. Dicho proceso histórico tiende a agudizar cada vez más el problema
de la dependencia y de la pobreza.
|p418 El advenimiento de la civilización urbano-industrial acarrea también
problemas en el plano ideológico y llega a amenazar las mismas raíces de
nuestra cultura, ya que dicha civilización nos llega, de hecho, en su real
proceso histórico, impregnada de racionalismo e inspirada en dos ideologías
dominantes: el liberalismo y el colectivismo marxista. En ambas anida la
tendencia no sólo a una legítima y deseable secularización sino también al
"secularismo".
|p419 En el cuadro de este proceso histórico surgen en nuestro continente
fenómenos y problemas particulares e importantes: la intensificación de las
migraciones y de los desplazamientos de población del agro hacia la ciudad;
la presencia de fenómenos religiosos como el de la invasión de sectas, que
no por aparecer marginales, el evangelizador puede desconocer el enorme
influjo de los Medios de Comunicación Social como vehículos de nuevas pautas
y modelos culturales; el anhelo de la mujer por su promoción, de acuerdo con
su dignidad y peculiaridad en el conjunto de la sociedad; la emergencia de
un mundo obrero que será decisivo en la nueva configuración de nuestra
cultura.
LA ACCION EVANGELIZADORA: DESAFIOS Y PROBLEMAS
|p420 Los hechos recién indicados marcan los desafíos que ha de enfrentar la
Iglesia. En ellos se manifiestan los signos de los tiempos, los indicadores
del futuro hacia donde va el movimiento de la cultura. La Iglesia debe
discernirlos, para poder consolidar los valores y derrocar los ídolos que
alientan este proceso histórico.
LA ADVENIENTE CULTURA UNIVERSAL
|p421 La cultura urbano-industrial, inspirada por la mentalidad
cietífico-técnica, impulsada por las grandes potencias y marcada por las
ideologías mencionadas, pretende ser universal. Los pueblos, las culturas
particulares, los diversos grupos humanos, son invitados, más aún,
constreñidos a integrarse en ella.
|p422 En América Latina esta tendencia reactualiza el problema de la
integración de las etnias indígenas en el cuadro político y cultural de las
naciones, precisamente por verse éstas compelidas a avanzar hacia un mayor
desarrollo, a ganar nuevas tierras y brazos para una producción más eficaz;
para poder integrarse con mayor dinamismo en el curso acelerado de la
civilización universal.
|p423 Los niveles que presenta esta nueva universalidad son distintos: el de
los elementos científicos y técnicos como instrumentos de desarrollo; el de
ciertos valores que se ven acentuados, como los del trabajo y de una mayor
posesión de bienes de consumo; el de un "estilo de vida" total que lleva
consigo una determinada jerarquía de valores y preferencias.
|p424 En esta encrucijada histórica, algunos grupos étnicos y sociales se
repliegan, defendiendo su propia cultura, en un aislacionismo infructuoso;
otros, en cambio, se dejan absorber fácilmente por los estilos de vida que
instaura el nuevo tipo de cultura universal.
|p425 La Iglesia, en su tarea evangelizadora, procede con fino y laborioso
discernimiento. Por sus propios principios evangélicos, mira con
satisfacción los impulsos de la humanidad hacia la integración y la comunión
universal. En virtud de su misión específica, se siente enviada, no para
destruir sino para ayudar a las culturas a consolidarse en su propio ser e
identidad, convocando a los hombres de todas las razas y pueblos a reunirse,
por la fe, bajo Cristo, en el mismo y único Pueblo de Dios.
|p426 La Iglesia promueve y fomenta incluso lo que va más allá de esta unión
católica en la misma fe y que se concreta en formas de comunión entre las
culturas y de integración justa en los niveles económicos, social y
político.
|p427 Pero ella pone en cuestión, como es obvio, aquella "universalidad",
sinónimo de nivelación y uniformidad, que no respeta las diferentes
culturas, debilitándolas,absorbiéndolas o eliminándolas. Con mayor razón la
Iglesia no acepta aquella instrumentación de la universalidad que equivale a
la unificación de la humanidad por vía de una injusta e hiriente supremacía
y dominación de unos pueblos o sectores sociales sobre otros pueblos y
sectores.
|p428 La Iglesia de América Latina se propone reaunudar con renovado vigor
la evangelización de la cultura de nuestros pueblos y de los diversos prupos
étnicos para que germine o sea reavivada la fe evangélica y para que ésta,
como base de comunión, se proyecte hacia formas de integración justa en los
cuadros respectivos de una nacionalidad, de una gran patria latinoamericana
y de una integración universal que permita a nuestros pueblos el desarrollo
de su propia cultura, capaz de asimilar de modo propio los hallazgos
científicos y técnicos.
LA CIUDAD
|p429 En el tránsito de la cultura agraria a la urbano- industrial, la
ciudad se convierte en motor de la nueva civilización universal. Este hecho
requiere un nuevo discernimiento por parte de la Iglesia. Globalmente, debe
inspirarse en la visión de la Biblia, la cual a la vez que comprueba
positivamente la tendencia de los hombres a la creación de ciudades donde
convivir de un modo más asociado y humano, es crítica de la dimensión
inhumana y del pecado que se origina en ellas.
|p430 Por lo mismo, en las actuales circunstancias, la Iglesia no alienta el
ideal de la creación de megápolis que se tornan irremediablemente inhumanas,
como tampoco de una industrialización excesivamente acelerada que las
actuales generaciones tengan que pagar a costo de su misma felicidad, con
sacrificios desproporcionados.
|p431 Por otra parte, reconoce que la vida urbana y el cambio industrial
ponen al descubierto problemas hasta ahora no conocidos. En su seno se
trastornan los modos de vida y las estructuras habituales de la existencia:
la familia, la vecindad, la organización del trabajo. Se trastornan, por lo
mismo, las condiciones de vida del hombre religioso, de los fieles y de la
comunidad cristiana (Cfr. OA 10). Las anteriores características constituyen
rasgos del llamado "proceso de secularización", ligado evidentemente a la
emergencia de la ciencia y de la técnica y a la urbanización creciente.
|p432 No hay por qué pensar que las formas esenciales de la conciencia
religiosa están exclusivamente ligadas con la cultura agraria. Es falso que
el paso a la civilización urbano-industrial acarrea necesariamente la
abolición de la religión. Sin embargo, constituye un evidente desafío, al
condicionar con nuevas formas y estructuras de vida, la conciencia religiosa
y la vida cristiana.
|p433 La Iglesia se encuentra así ante el desafío de renovar su
evangelización, de modo que pueda ayudar a a los fieles a vivir su vida
cristiana en el cuadro de los nuevos condicionamientos que la sociedad
urbano- industrial crea para la vida de santidad; para laoración y la
contemplación; para las relaciones entre los hombres, que se tornan anónimas
y arraigadas en lo meramente funcional; para una nueva vivencia del trabajo,
de la producción y del consumo.
EL SECULARISMO
|p434 La Iglesia asume el proceso de secularización en el sentido de una
legítima autonomía de lo secular como justo y deseable según lo entienden la
GS y la EN (Cfr. GS 36; EN 55). Sin embargo, el paso a la civilización
urbano-industrial, considerado no en abstracto sino en su real proceso
histórico occidental, viene inspirado por la ideología que llamamos
"secularismo".
|p435 En su esencia, el secularismo separa y opone al hombre con respecto a
Dios; concibe la construcción de la historia como responsablidad exclusiva
del hombre, considerado en su mera inmanencia. Se trata de "una concepción
del mundo según la cual este último se explica por sí mismo, sin que sea
necesario recurrir a Dios: Dios resultaría, pues, superfluo y hasta un
obstáculo. Dicho secularismo, para reconocer el poder del hombre, acaba por
sobrepasar a Dios e incluso por renegar de El. Nuevas formas de ateísmo -un
ateísmo antropocéntrico, no ya abstracto y metafísico sino práctico y
militante- parecen desprenderse de él. En unión con este secularismo ateo se
nos propone todos los días, bajo las formas más distintas, una civilización
de consumo, el hedonismo erigido en valor supremo, una voluntad de poder y
de dominio, de discriminaciones de todo género: constituyen otras tantas
inclinaciones inhumanas de este "humanismo" (EN 55).
|p436 La Iglesia, pues, en su tarea de evangelizar y suscitar la fe en Dios,
Padre Providente y en Jesucristo, activamente presente en la historia
humana, experimenta un enfrentamiento radical con este movimiento
secularista. Ve en él una amenaza a la fe y a la misma cultura de nuestros
pueblos latinoamericanos. Por eso, uno de los fundamentales cometidos del
nuevo impulso evangelizador ha de ser actualizar y reorganizar el anuncio
del contenido de la evangelización partiendo de la misma fe de nuestros
pueblos, de modo que estos puedan asumir los valores de la nueva
civilización urbano-industrial, en una síntesis vital cuyo fundamento siga
siendo la fe en Dios y no el ateísmo, consecuencia lógica de la tendencia
secularista.
CONVERSION Y ESTRUCTURAS
Se ha señalado la incoherencia entre la cultura de nuestros pueblos, cuyos
valores están impregnados de fe cristiana, y la condición de pobreza en que
a menudo permanecen retenidos injustamente.
|p437 Sin duda las situaciones de injusticia y de pobreza aguda son un
índice acusador de que la fe no ha tenido la fuerza necesaria para penetrar
los criterios y las decisiones de los sectores responsables del liderazgo
ideológico y de la organización de la convivencia social y económica de
nuestros pueblos. En pueblos de arraigada fe cristiana se han impuesto
estructuras generadoras de injusticia. Estas que están en conexión con el
proceso de expansión del capitalismo liberal y que en algunas partes se
transforman en otras inspiradas por el colectivismo marxista, nacen de las
ideologías de culturas dominantes y son incoherentes con la fe propia de
nuestra cultura popular.
|p438 La Iglesia llama, pues, a una renovada conversión en el plano de los
valores culturales, para que desde allí se impregnen las estructuras de
convivencia con espíritu evangélico. Al llamar a una revitalización de los
valores evangélicos, urge a una rápida y profunda transformación de las
estructuras, ya que éstas están llamadas, por su misma naturaleza, a
contener el mal que nace del corazón del hombre, y que se manifiesta también
en forma social y a servir como condiciones pedagógicas para una conversión
interior, en el plano de los valores (Cfr. Med. Pastoral, 2).
OTROS PROBLEMAS
|p439 En el marco de esta situación general y de sus desafíos globales, se
inscriben algunos problemas particulares de importancia que la Iglesia ha de
atender en su nuevo impulso evangelizador. Estos son: la organización de una
adecuada catequesis partiendo de un debido conocimiento de las condiciones
culturales de nuestros pueblos y de una compenetración con su estilo de
vida, con suficientes agentes de pastoral autóctonos y diversificados, que
satisfagan el derecho de nuestros pueblos y de nuestros pobres a no quedar
sumido en la ignorancia o en niveles de formación rudimentarios de su fe.
|p440 Un planteamiento crítico y constructivo del sistema educativo en
América Latina.
|p441 La necesidad de trazar criterios y caminos, basados en la experiencia
y la imaginación, para una pastoral de la ciudad, donde se gestan los nuevos
modos de cultura, a la vez que el aumento del esfuerzo evangelizador y
promotor de los grupos indígenas y afroamericanos.
|p442 La instauración de una nueva presencia evangelizadora de la Iglesia en
el mundo obrero, en las élites intelectuales y entre las artísticas.
|p443 El aporte humanista y evangelizador de la Iglesia para la promoción de
la mujer, conforme a su propia identidad específica.
3.EVANGELIZACION Y RELIGIOSIDAD POPULAR
3.1. NOCION Y AFIRMACIONES FUNDAMENTALES
|p444 Por religión del pueblo, religiosidad popular o piedad popular (Cfr.
EN 48), entendemos el conjunto de hondas creencias selladas por Dios, de las
actitudes básicas que de esas convicciones derivan y las expresiones que las
manifiestan, Se trata de la forma o de la existencia cultural que la
religión adopta en un pueblo determinado. La religión del pueblo
latinoamericano, en su forma cultural más característica, es expresión de la
fe católica. Es un catolicismo popular.
|p445 Con deficiencias y a pesar del pecado siempre presente, la fe de la
Iglesia ha sellado el alma de América Latina (Cfr. Juan Pablo II, Zapopán,
2), marcando su identidad esencial y constituyéndose en la matriz cultural
del continente, de la cual nacieron los nuevos pueblos.
|p446 El Evangelio encarnado en nuestros pueblos los congrega en una
originalidad cultural que llamamos América Latina. Esa identidad se
simboliza muy luminosamente en el rostro mestizo de María de Guadalupe que
se yergue al inicio de la Evangelización.
|p447 Esta religión del pueblo es vivida preferentemente por los "pobres y
sencillos" (EN 48), pero abarca todos los sectores sociales y es, a veces,
uno de los pocos vínculos que reúne a los hombres en nuestras naciones
políticamente tan divididas. Eso sí, debe sostenerse que esa unidad contiene
diversidades múltiples según los grupos sociales, étnicos e, incluso, las
generaciones.
|p448 La religiosidad del pueblo, en su núcleo, es un acervo de valores que
responden con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la
existencia. La sapiencia popular católica tiene una capacidad de síntesis
vital; así conlleva creadoramente lo divino y lo humano; Cristo y María,
espíritu y cuerpo; comunión e institución; persona y comunidad; fe y patria,
inteligencia y afecto Esa sabiduría es un humanismo cristiano que afirma
radicalmente la dignidad de toda persona como Hijo de Dios, establece una
fraternidad fundamental, enseña a encontrar la naturaleza y a comprender el
trabajo y proporciona las razones para la alegría y el humor, aun en medio
de una vida muy dura. Esa sabiduría es también para el pueblo un principio
de discernimiento, un instinto evangélico por el que capta espontáneamente
cuándo se sirve en la Iglesia al Evangelio y cuándo se lo vacía y asfixia
con otros intereses (Juan Pablo II, Discurso inaugural III, 6. AAS LXXI,
p.203).
|p449 Porque esta realidad cultural abarca muy amplios sectores sociales, la
religión del pueblo tiene la capacidad de congregar multitudes. Por eso, en
el ámbito de la piedad popular la Iglesia cumple con su imperativo de
universalidad. En efecto, "sabiendo que el mensaje no está reservado a un
pequeño grupo de iniciados, de privilegiados o elegidos sino que está
destinado a todos" (EN 57), la Iglesia logra esa amplitud de convocación de
las muchedumbres en los santuarios y las fiestas religiosas. Allí el mensaje
evangélico tiene oportunidad, no siempre aprovechada pastoralmente, de
llegar "al corazón de las masas" (Idem).
|p450 La religiosidad popular no solamente es objeto de evangelización sino
que, en cuanto contiene encarnada la Palabra de Dios, es una forma activa
con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo.
|p451 Esta piedad popular católica, en América Latina no ha llegado a
impregnar adecuadamente o aún no ha logrado la evangelización en algunos
grupos culturales autóctonos o de origen africano, que por su parte poseen
riquísimos valores y guardan "semillas del Verbo" en espera de la Palabra
viva.
|p452 La religiosidad popular si bien sella la cultura de América Latina, no
se ha expresado suficientemente en la organización de nuestras sociedades y
estados. Por ello deja un espacio para lo que S.S. Juan Pablo II ha vuelto a
denominar "estructuras de pecado" (Homilía Zapopán,3. AAS LXXI, p. 230). Así
la brecha entre ricos y pobres, la situación de amenaza que viven los más
débiles, las injusticias, las postergaciones y sometimientos indignos que
sufren, contradicen radicalmente los valores de dignidad personal y de
hermandad solidaria. Valores éstos que el pueblo latinoamericano lleva en su
corazón como imperativos recibidos del Evangelio. De ahí que la religiosidad
del pueblo latinoamericano se convierta muchas veces en un clamor por una
verdadera liberación. Esta es una exigencia aún no satisfecha. Por su parte
el pueblo movido por esta religiosidad, crea o utiliza dentro de sí, en su
convivencia más estrecha, algunos espacios para ejercer la fraternidad, por
ejemplo: el barrio, la aldea, el sindicato, el deporte. Y entre tanto, no
desespera, aguarda confiadamente y con astucia los momentos oportunos para
avanzar en su liberación tan ansiada.
|p453 Por falta de atención de los agentes de pastoral y por otros complejos
factores, la religión del pueblo muestra en ciertos casos signos de desgaste
y deformación: aparecen sustitutos aberrantes y sincretismos regresivos.
Además,se ciernen en algunas partes sobre ella serias y extrañas amenazas
que se presentan exacerbando la fantasía con tonos apocalípticos.
3.2. DESCRIPCION DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR
|p454 Como elementos positivos de la piedad popular se pueden señalar: la
presencia trinitaria que se percibe en devociones y en iconografías, el
sentido de la providencia de Dios Padre; Cristo, celebrado en su misterio de
Encarnación (Navidad: el Niño), en su Crucifixión, en la Eucaristía y en la
devoción al Sagrado Corazón; amor a María: Ella y "sus misterios pertenencen
a la identidad propia de estos pueblos y caracterizan su piedad popular"
(Juan Pablo II, Homilía Zapopán, 2. AAS LXXI, p. 228), venerada como Madre
Inmaculada de Dios y de los hombres, como Reina de nuestros distintos países
y del continente entero; los santos, como protectores; los difuntos; la
conciencia de dignidad personal y de fraternidad solidaria; la conciencia de
pecado y de necesidad de expiación; la capacidad de expresar la fe en un
lenguaje total que supera los racionalismos (canto, imágenes, gesto, color,
danza); la Fe situada en el tiempo (fiestas) y en lugares (santuarios y
templos); la sensibilidad hacia la peregrinación como símbolo de la
existencia humana y critiana; el respeto filial a los pastores como
representantes de Dios; la capacidad de celebrar la fe en forma expresiva y
comunitaria; la integración honda de los sacramentos y de los sacramentales
en la vida personal y social; el afecto cálido por la persona del Santo
Padre; la capacidad de sufrimiento y heroísmo para sobrellevar las pruebas y
confesar la fe; el valor de la oración; la aceptación de los demás.
|p455 La religión popular latinoamericana sufre, desde hace tiempo, por el
divorcio entre élites y pueblos. Eso significa que le falta educación,
catequesis y dinamismo, debido a la carencia de una adecuada pastoral.
|p456 Los aspectos negativos son de diverso origen. De tipo ancestral:
superstición, magia, fatalismo, idolatría del poder, fetichismo y
ritualismo. Por deformación de la catequesis: arcaísmo estático, falta de
información e ignorancia, reinterpretación sincretista, reduccionismo de la
fe a un mero contrato en la relación con Dios. Amenazas: secularismo
difundido por los medios de comunicación social; consumismo; sectas;
religiones orientales y agnósticas; manipulaciones ideológicas, económicas,
sociales y políticas; mesianismos políticos secularizados; desarraigo y
proletarización urbana a consecuencia del cambio cultural. Podemos afirmar
que muchos de estos fenómenos son verdaderos obstáculos para la
Evangelización.
3.3. EVANGELIZACION DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR; PROCESO, ACTITUDES Y
CRITERIOS
|p457 Como toda la Iglesia, la religión del pueblo debe ser evangelizada
siempre de nuevo. En América Latina, después de casi quinientos años de la
predicación del Evangelio y del baustismo generalizado de sus habitantes,
esta evangelización ha de apelar a la "memoria cristiana de nuestros
pueblos". Será una labor de pedagogía pastoral, en la que el catolicismo
popular sea asumido, purificado, completado y dinamizado por el Evangelio.
Esto implica en la práctica, reanudar un diálogo, a partir de los últimos
eslabones que los evangelizadores de antaño dejaron en el corazón de nuestro
pueblo. Para ello se requiere conocer los símbolos, el lenguaje silencioso,
no verbal, del pueblo, con el fin de lograr, en un diálogo vital, comunicar
la Buena Nueva mediante un proceso de reinformación catequética.
|p458 Los agentes de la evangelización, con la luz del Espíritu Santo y
llenos de "caridad pastoral", sabrán desarrollar la "pedagogía de la
evangelización" (EN 48). Esto exige, antes que todo, amor, y cercanía al
pueblo, ser prudentes y firmes, constantes y audaces para eduacar esa
preciosa fe, algunas veces tan debilitada.
|p459. Las formas concretas y los procesos pastorales deberán evaluarse
según esos criterios característicos del Evangelio vivido en la Iglesia:
todo debe hacer a los bautizados más hijos en el Hijo, más hermanos en la
Iglesia, más responsablemente misioneros para extender el reino. En esa
dirección ha de madurar la religión del pueblo.
3.4. TAREAS Y DESAFIOS
|p460 Estamos en una situación de urgencia. El cambio de una sociedad
agraria a una urbano-industrial somete la religión del pueblo a una crisis
decisiva. Los grandes desafíos que nos plantea la piedad popular para el
final del milenio en América Latina configuran las siguientes tareas
pastorales:
|p461 a) La necesidad de evangelizar y catequizar adecuadamente a las
grandes mayorías quye han sido bautizadas y que viven un catolicismo popular
debilitado.
|p462 b) Dinamizar los movimientos apostólicos, las parroquias, las
comunidades Eclesiales de Base y los militantes de la Iglesia en general,
para que sean en forma más generosa "fermento en la masa". Habrá que revisar
las espiritualidades, las actitudes y las técnicas de las élites de la
Iglesia con respecto a la religiosidad popular. Como bien lo indicó
Medellín, "esta religiosidad pone a la Iglesia ante el dilema de continuar
siendo Iglesia Universal o de convertirse en secta, al no incorporar
vitalmente así, a aquellos hombres que se expresan con ese tipo de
religiosidad" (Pastoral Popular, 3). Debemos desarrollar en nuestros
militantes una mística de servicio evangelizador de la religión de su
pueblo. Esta tarea, es ahora más actual que entonces: las élites deben
asumir el espíritu de su pueblo, purificarlo, aquilatarlo y encarnado en
forma preclara. Deben participar en las convocaciones y en las
manifiestaciones populares para dar su aporte.
|p463 c) Adelantar una creciente y planificada transformación de nuestros
santuarios para que puedan ser "lugares privilegiados" (Juan Pablo II,
Homilía Zapopán, 5. AAS LXXI, p.231) de evangelización, Esto requiere
purificarlos de todo tipo de manipulación y de actividades comerciales. Una
especial tarea cabe a los santuarios nacionales, símbolos de la interacción
de la fe con la historia de nuestros pueblos.
|p464 d) Atender pastoralmente la piedad popular campesina e indígena para
que, según su identidad y su desarrollo, crezcan y se renueven con los
conteniddos del Concilio Vaticano II. Así se prepararán mejor para el cambio
cultural generalizado.
|p465 e) Favorecer la mutua fecundación entre Liturgia y piedad popular que
pueda encauzar con lucidez y prudencia los anhelos de oración y vitalidad
carismática que hoy se comprueba en nuestros países. Por otra parte, la
religión del pueblo, con su gran riqueza simbólica y expresiva, puede
proporcionar a la liturgia un dinamismo creador. Este, debidamente
discernido, puede servir para encarnar más y mejor la oración universal de
la Iglesia en nuestra cultura.
|p466 f) Buscar las reformulaciones y reacentuaciones necesarias de la
religiosidad popular en el horizonte de una civilización urbano-industrial.
Proceso que ya se percibe en las grandes urbes del continente, donde la
piedad popular está expresándose espontáneamente en modos nuevos y
enriqueciéndose con nuevos valores madurados en su propio seno. En esa
perspectiva, deberá procurarse porque la fe desarrolle una personalización
creciente y una solidaridad liberadora. Fe que alimente una espiritualidad
capaz de asegurar la dimensión contemplativa, de gratuidad frente a Dios y
de encuentro poético, sapiencial, con la creación. Fe que sea fuente de
alegría popular y motivo de fiesta aun en situaciones de sufrimiento. Por
esta vía pueden plasmarse formas culturales que rescaten a la
industrialización urbana del tedio opresor y del economicismo frío y
asfixiante.
|p467 g) Favorecer las expresiones religiosas populares con participación
masiva por la fuerza evangelizadora que poseen.
|p468 h) Asumir las inquietudes religiosas que, como angustia histórica, se
están despertando en el final del milenio. Asumirlas en el señorío de Cristo
y en la Providencia del Padre, para que los hijos de Dios obtengan la paz
necesaria mientras luchan en el tiempo.
|p469 Si la Iglesia no reinterpreta la religión del pueblo latinoamericano,
se producirá un vacío que lo ocuparán las sectas, los mesianismos políticos
secularizados, el consumismo que produce hastío y la indiferencia o el
pansexulaismo pagano. Nuevamente la Iglesia se enfrenta con el problema: lo
que no asume en Cristo, no es redimido y se constituye en un ídolo nuevo con
malicia vieja.
4. EVANGELIZACION, LIBERACION Y PROMOCION HUMANA
La evangelización en su relación con la promoción humana, la liberación y la
doctrina social de la Iglesia.
4.1. PALABRAS DE ALIENTO
|p470 Reconocemos los esfuerzos realizados por muchos cristianos de América
Latina para profundizar en la fe e iluminar con la Palabra de Dios las
situaciones particularmente conflictivas de nuestros pueblos. Alentamos a
todos los cristianos a seguir prestando este servicio evangelizador y a
discernir sus criterios de reflexión y de investigación, poniendo particular
cuidado en conservar y promover la comunión eclesial, tanto a nivel local
como universal.
|p471 Somos conscientes de que, a partir de Medellín, los agentes de
pastoral han logrado avances muy significativos y han tropezado con no pocas
dificultades. Estas no deben desanimarnos; deben llevarnos más bien a nuevas
búsquedas y mejores realizaciones.
4.2. ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA
|p472 El aporte de la Iglesia a la liberación y promoción humana se ha
venido concretando en un conjunto de orientaciones doctrinales y criterios
de acción que solemos llamar "enseñanza social de la Iglesia". Tienen su
fuente en la Sagrada Escritura, en la enseñanza de los Padres y grandes
teólogos de la Iglesia y en el Magisterio, especialmente de los últimos
Papas. Como aparece desde su origen, hay en ellas elementos de validez
permanente que se fundan en una antropología nacida del mismo mensaje de
Cristo y en los valores perennes de la ética cristiana. Pero hay también
elementos cambiantes que responden a las condiciones propias de cada país y
de cada época (GS, Nota 1).
|p473 Siguiendo a Pablo VI (OA 4) podemos formularla así: Atenta a los
signos de los tiempos, interpretados a la luz del Evangelio y del Magisterio
de la Iglesia, todo la comunidad cristiana es llamada a hacerse responsable
de las opciones concretas y de su efectiva actuación para responder a las
interpelaciones que las cambiantes circunstancias le presentan. Esta
enseñanza social tiene, pues, un carácter dinámico y en su elaboración y
aplicación los laicos han de ser, no pasivos ejecutores, sino activos
colaboradores de los Pastores, a quienes aportan su experiencia cristiana,
su competencia profesional y científica (GS 42).
|p474 Queda claro, pues, que toda la comunidad cristiana, en comunión con
sus legítimos pastores y guiada por ellos, se constituye en sujeto
responsable de la evangelización, de la liberación y promoción humana.
|p475 El objeto primario de esta enseñanza social es la dignidad personal
del hombre, imagen de Dios y la tutela de sus derechos inalienables (PP
14-21). La Iglesia ha sido explicitando sus enseñanzas en los diversos
campos de la existencia, lo social, lo económico, lo político, lo cultural,
según sus necesidades. Por tanto, la finalidad de esta doctrina de la
Iglesia -que aporta su visión propia del hombre y de la humanidad (PP 13)-
es siempre la promoción y liberación integral de la persona humana, en su
dimensión terrena y trascendente, contribuyendo así a la construcción del
Reino último y definitivo, sin confundir sin embargo progreso terrestre y
crecimiento del Reino de Cristo (Cfr. GS 39).
|p476 Para que nuestra enseñanza social sea creíble y aceptada por todos,
debe responder de manera eficaz a los desafíos y problemas graves que surgen
de nuestra realidad latinoamericana. Hombres disminuidos por carencias de
toda índole reclaman acciones urgentes en nuestro esfuerzo promocional que
hacen siempre necesarias las obras asistenciales. No podemos proponer
eficazmente esta enseñanza sin ser interpelados por ella nosotros mismos, en
nuestro comportamiento personal e institucional. Ella exige de nosotros
coherencia, creatividad, audacia y entrega total. Nuestra conducta social es
parte integrante de nuestro seguimiento de Cristo. Nuestra reflexión sobre
la proyección de la Iglesia en el mundo, como sacramento de comunión y
salvación, es parte de nuestra reflexión teológica, porque "la
evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación
recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y
la vida concreta, personal y social del hombre" (EN 29).
|p477 La promoción humana implica actividades que ayudan a despertar la
conciencia del hombre en todas sus dimensiones y a valerse por sí mismo para
ser protagonista de su propio desarrollo humano y cristiano. Educa para la
convivencia, da impulso a la organización, fomenta la comunicación cristiana
de bienes, ayuda de modo eficaz a la comunión y a la participación.
|p478 Para lograr la coherencia del testimonio de la comunidad cristiana en
el empeño de liberación y de promoción humana, cada país y cada Iglesia
particular organizará su pastoral social con medios permanentes y adecuados
que sostengan y estimulen el compromiso comunitario, asegurando la necesaria
coordinación de iniciativas, en diálogo constante con todos los miembros de
la Iglesia. Las Caritas y otros organismos que vienen trabajando con
eficacia desde hace muchos años, pueden ofrecer un buen servicio.
|p479 La teología, la predicación, la catequesis, para ser fieles y
completas, exigen tener ante los ojos a todo el hombre y a todos los hombres
y comuncicarles en forma oportuna y adecuada "un mensaje particularmente
vigoroso en nuestros días sobre la liberación" (EN 29), "siempre en el
designio global de la salvación" (EN 38). Parece, pues, necesario que
digamos una palabra esclarecedora sobre el mismo concepto de liberación en
el momento actual del continente.
4.3. DISCERNIMIENTO DE LA LIBERACION EN CRISTO |p480 En Medellín se
despliega un proceso dinámico de liberación integral cuyos ecos positivos
recoge la EN y el Papa Juan Pablo II en su Mensaje a esta Conferencia. Es un
anuncio que urge a la Iglesia y que pertenence a la entraña misma de una
evangelización que tiende hacia la realización auténtica del hombre.
|p481 Hay, sin embargo, distintas concepciones y aplicaciones de la
liberación. Aunque entre ellas se descubren rasgos comunes, hay enfoques
difíciles de llevar a una adecuada convergencia. Por ello, lo mejor es dar
ciertos criterios que emanan del Magisterio y que sirven para el necesario
discernimiento acerca de la original concepción de la liberación cristiana.
|p482 Aparecen dos elementos complementarios e inseparables: la liberación
de todas las servidumbres del pecado personal y social, de todo lo que
desgarra al hombre y a la sociedad y que tiene su fuente en el egoísmo, en
el misterio de iniquidad y de liberación para el crecimiento progresivo en
el ser, por la comunión con Dios y con los hombres que culmina en la
perfecta comunión del cielo, donde Dios es todo en todos y no habrá más
lágrimas.
|p483 Es una liberación que se va realizando en la historia, la de nuestros
pueblos y la nuestra personal y que abarca las diferentes dimensiones de la
existencia: lo social, lo político, lo económico, lo cultural y el conjunto
de sus relaciones. En todo esto ha de circular la riqueza transformadora del
Evangelio, con su aporte propio y específico, el cual hay que salvaguardar.
De lo contrario, como advierte Pablo VI: "La Iglesia perdería su
significación más profunda; su mensaje no tendría ninguna originalidad y se
prestaría a ser acaparado y manipulado por los sistemas ideológicos y los
partidos políticos" (EN 32).
|p484 Debe ponerse en claro que esta liberación se funda en los tres grandes
pilares que el Papa Juan Pablo II nos trazó como definida orientación: la
verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la Iglesia, la verdad sobre el
hombre.
|p485 Así, si no llegamos a la liberación del pecado con todas sus
seducciones e idolatrías; si no ayudamos a concretar la liberación que
Cristo conquistó en la Cruz, mutilamos la liberación de modo irreparable,
también la mutilamos si olvidamos el eje de la evangelización liberadora,
que es la que transforma al hombre en sujeto de su propio desarrollo,
individual y comunitario. La mutilamos igualmente, si olvidamos la
dependencia y las esclavitudes que hieren derechos fundamentales que no son
otorgados por gobiernos o instituciones por poderosas que sean sino que
tienen como autor al propio Creador y Padre.
|p486 Es una liberación que sabe utirlizar medios evangélicos, con su
peculiar eficacia y que no acude a ninguna clase de violencia ni a la
dialéctica de la lucha de clases sino a la vigorosa energía y acción de los
cristianos, que movidos por el Espíritu, acuden a responder al clamor de
millones y millones de hermanos.
|p487 Los pastores de América Latina tenemos razones gravísimas para urgir
la evangelización liberadora, no sólo porque es necesario recordar el pecado
individual y social, sino también porque de Medellín para acá, la situación
se ha agravado en la mayoría de nuestros países.
|p488 Nos alegra comprobar ejemplos numerosos de esfuerzos por vivir la
evangelización liberadora en su plenitud. Una de las principlaes tareas para
seguir alentando la liberaciónm cristiana es la búsqueda creativa de caminos
que se aparten de ambigüedades y reduccionismos (EN 32) en plena fidelidad a
la Palabra de Dios que nos es dada en la Iglesia y que nos mueve al alegre
anuncio a los pobres, como uno de los signos mesiánicos del Reino de Cristo.
|p489 Como muy bien lo señaló Juan Pablo II en el discurso inaugural: "Hay
muchos signos que ayudan a discernir cuándo se trata de una liberación
cristiana y cuándo, en cambio, se nutre más bien de ideologías que le
sustraen la coherencia con una visión evangélica del hombre, de las cosas,
de los acontecimientos (EN 35). Son signos que derivan, ya de los contenidos
que anuncian o de las actitudes concretas que asumen los evangelizadores. Es
preciso observar, a nivel de contenidos, cuál es la fidelidad a la Palabra
de Dios, a la Tradición viva de la Iglesia, a su Magisterio. En cuanto a las
actitudes, hay que ponderar cuál es su sentido de comunión con los Obispos,
en primer lugar, y con los demás sectores del Pueblo de Dios: cuál es el
aporte que se da a la construcción efectiva de la comunidad y cuál la forma
de volcar con amor su solicitud hacia los pobres, los enfermos, los
desposeídos, los desamparados, los agobiados y cómo, descubriendo en ellos
la imagen de Jesús "pobre y paciente", se esfuerza en remediar sus
necesidades y procura servir en ellos a Cristo. No nos engañemos: los fieles
humildes y sencillos, como por instinto evangélico captan espontáneamente
cuándo se sirve en la Iglesia al Evangelio y cuándo se lo vacía y asfixia
con otros intereses" (LG 8) (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural III, 6.
AAS LXXI, p. 202).
|p490 Quien tiene sobre el hombre la visión que el cristianismo da, asume a
su vez el compromiso de no reparar sacrificios para asegurar a todos la
condición de auténticos hijos de Dios y hermanos en Jesucristo. Así, la
evangelización liberadorea tiene su plena realización en la comunión de
todos en Cristo según la voluntad del Padre de todos los hombres.
4.4. EVANGELIZACION LIBERADORA PARA UNA CONVIVENCIA HUMANA
DIGNA DE HIJOS DE DIOS
|p491 Nada es divino y adorable fuera de Dios. El hombre cae en la
esclavitud cuando diviniza o absolutiza la riqueza, el poder, el Estado, el
sexo, el placer o cualquier creación de Dios, incluso su propio ser o razón
humana. Dios mismo es la fuente de liberación radical de todas las formas de
idolatría, porque la adoración de lo no adorable y la absolutización de lo
relativo, lleva a la violación de lo más íntimo de la persona humana: su
relación con Dios y su realización personal. He aquí la palabra liberadora
por excelencia: "Al Señor Dios adorarás, sólo a El darás culto" (Mt. 4,10;
cfr.Dt. 5,6ss). La caída de los ídolos rerstituye al hombre su campo
esencial de libertad. Dios, libre por excelencia, quiere entrar en diálogo
con un ser libre, capaz de hacer sus opciones y ejercer sus responsablidades
individualmente y en comunidad. Hay, pues, una historia humana que, está
llamada a ser consagrada por el hombre a Dios. La verdadera liberación, en
efecto, libera de una opresión para poder acceder a un bien superior.
EL HOMBRE Y LOS BIENES DE LA TIERRA
|p492 Los bienes y riquezas del mundo, por su origen y naturaleza, según
voluntad del Creador, son para servir efectivamente a la utilidad y provecho
de todos y cada uno de los hombres y los pueblos. De ahí que a todos y a
cada uno les compete un derecho primario y fundamental, absolutamente
inviolable, de usar solidariamente esos bienes, en la medida de lo
necesario, para una realización digna de la persona humana. Todos los demás
derechos, también el de propiedad y libre comercio, le están subordinados.
Como nos enseña Juan Pablo II: "Sobre toda propiedad privada grava una
hipoteca social" (Discurso inaugural III, 4. AAS LXXI, p. 200). La propiedad
compatible con aquel derecho primordial es más que nada un poder de gestión
y administración, que si bien no excluye el dominio, no lo hace absoluto ni
ilimitado. Debe ser fuente de libertad para todos, jamás de dominación ni
privilegios. Es un deber grave y urgente hacerlo retornar a su finalidad
primera (Cfr. PP 28).
LIBERACION DEL IDOLO DE LA RIQUEZA
|p493 Los bienes de la tierra se convierten en ídolos y en serio obstáculo
para el Reino de Dios (Cfr. Mt. 19,23- 26), cuando el hombre concentra toda
su atención en tenerlos o aun en codiciarlos. Se vuelven entonces absolutos.
"No podéis servir a Dios y al dinero" (Lc.16,13).
|p494 La riqueza absolutizada es obstáculo para la verdadera libertad. Los
crueles contrastes de lujo y extrema pobreza, tan visibles a través del
continente, agravados, además, por la corrupción que a menudo invade la vida
pública y profesional, manifiestan hasta qué punto nuestros países se
encuentran bajo el dominio del ídolo de la riqueza.
|p495 Estas idolatrías se concentran en dos formas opuestas que tienen una
misma raíz: el capitalismo liberal y, como reacción, el colectivismo
marxista. Ambos son formas de lo que puede llamarse "injusticia
institucionalizada".
|p496 Finalmente, como ya se dijo, hay que tomar conciencia de los efectos
devastadores de una industrialización descontrolada y de una urbanización
que va tomando proporciones alarmantes. El agotamiento de los recursos
naturales y la contaminación del ambiente constituirán un problema
dramático. Afirmamos una vez más la necesidad de una profunda revisión de la
tendencia consumista de las naciones más desarrolladas: deben tenerse en
cuenta las necesidades elementales de los pueblos pobres que forman la mayor
parte del mundo.
|p497 El nuevo humanismo proclamado por la Iglesia que rechaza toda
idolatría, permitirá "al hombre moderno hallarse a sí mismo, asumiendo los
valores del amor, de la amistad, de la oración y de la contemplación. Así
podrá realizar en toda su plenitud el verdadero desarrollo, que es el paso,
para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a
condiciones más humanas" (PP 20). De este modo se planificará la economía al
servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía (Cfr. PP 34),
como sucede en las dos formas de idolatría, la capitalista y la
colectivista. Será la única manera de que el "tener" no ahogue al "ser"
(Cfr. GS 35).
EL HOMBRE Y EL PODER
|p498 Las diversas formas del poder en la sociedad pertenecen
fundamentalmente al orden de la creación. Por tanto, llevan en sí la bondad
esencial del servicio que deben prestar a la comunidad humana.
|p499 La autoridad, necesaria en toda sociedad, viene de Dios (Cfr. Rom. 13,
1; Jn. 19,11) y consiste en la facultad de mandar según la recta razón. Por
consiguiente, su fuerza obligatoria procede del orden moral (Cfr. PT 47) y
dentro de éste debe desarrollarse para que obligue en conciencia. "La
autoridad es sobre todo una fuerza moral" (Cfr. PT 48; GS 74).
|p500 El pecado corrompe el uso que los hombres hacen del poder, llevándolo
al abuso de los derechos de los demás, a veces en formas más o menos
absolutas. Esto ocurre más notoriamente en el ejercicio del poder político,
por tratarse del campo de las decisiones que determinan la organización
global del bienestar temporal de la comunidad y por prestarse más
fácilmente, no sólo a los abusos de los que detentan el poder, sino a la
absolutización del poder mismo (Cfr. GS 73), apoyados en la fuerza pública.
Se diviniza el poder político cuando en la práctica se lo tiene como
absoluto. Por eso, el uso totalitario del poder es una forma de idolatría y
como tal la Iglesia lo rechaza enteramente (GS 75). Reconocemos con dolor la
presencia de muchos regímenes autoritarios y hasta opresivos en nuestro
continente. Ellos constituyen uno de los más serios obstáculos para el pleno
de los derechos de la persona, de los grupos y de las mismas naciones
p501 Desafortunadamente, en muchos casos esto llega hasta el punto que los
mismos poderes políticos y económicos de nuestras naciones más allá de las
normales relaciones recíprocas, están sometidos a centros más poderosos que
operan a escala internacional. Agrava la situación el hecho de que estos
centros de poder se encuentran estructurados en formas encubiertas,
presentes por doquiera, y se substraen fácilmente al control de los
gobiernos y de los mismos organismos internacionales.
|p502 Es urgente liberar a nuestros pueblos del ídolo del poder absolutizado
para lograr una convivencia social en justicia y libertad. En efecto, para
que los pueblos latinoamericanos puedan cumplirla misión que les asigna la
historia como pueblos jóvenes, ricos en tradiciones y cultura, necesitan de
un orden político respetuoso de la dignidad del hombre, que asegure la
concordia y la paz del interior de la comunidad civil y en sus relaciones
con las demás comunidades. Entre los anhelos y exigencias de nuestros
pueblos para que esto sea una realidad, sobresalen:|p503 - La igualdad de
todos los ciudadanos con el derecho y el deber de participar en el destino
de la sociedad, con las mismas oportunidades, contribuyendo a las cargas
equitativamente distribuidas y obedeciendo las leyes legítimamente
establecidas.
|p504 El ejercicio de sus libertades, amparadas en instituciones
fundamentales que aseguren el bien común, en el respeto a los derechos de
las personas y asociaciones.
|p505 La legítima autodeterminación de nuestros pueblos que les permita
organizarse según su propio genio y la marcha de su historia (GS 74) y
cooperar en un nuevo orden internacional
.|p506 La urgencia de restablecer la justicia no sólo teórica y formalmente
reconocida, sino llevada eficazmente a la práctica por instituciones
adecuadas y realmente vigentes.
5. EVANGELIZACION, IDEOLOGIAS Y POLITICA5.1. INTRODUCCION|p507 En los
últimos años se advierte un deterioro creciente del cuadro político-social
en nuestras países.
|p508 En ellos se experimenta el peso de crisis institucionales y económicas
y claros síntomas de corrupción y violencia.
|p509 Dicha violencia es generada y fomentada, tanto por la injusticia, que
se puede llamar institucionalizada en diversos sistemas sociales, políticos
y económicos, como por las ideologías que la convierten en medio para la
conquista del poder.
|p510 Esto último provoca, a su vez, la proliferación de regímenes de
fuerza, muchas veces inspirados en la ideología de la Seguridad Nacional.
|p511 La Iglesia como Madre y Maestra, experta en humanidad, debe discernir
e iluminar, desde el Evangelio y su enseñanza social, las situaciones, los
sistemas, las ideologías y la vida política del continente. Debe hacerlo,
aun sabiendo que se intenta instrumentalizar su mensaje.
|p512 Por eso, proyecta la luz de su palabra sobre la política y las
ideologías, como un servicio más a sus pueblos y como guía orientadora y
segura para cuantos, de un modo u otro, deben asumir responsabilidades
sociales.
5.2. EVANGELIZACION Y POLITICA
|p513 La dimensión política, constitutiva del hombre, representa un aspecto
relevante de la convivencia humana. Posee un aspecto englobante, porque
tienen como fin el bien común de la sociedad. Pero no por ello agota la gama
de las relaciones sociales.
|p514 La fe cristiana no desprecia la actividad política; por el contrario,
la valoriza y la tiene en alta estima.
|p515 La Iglesia -hablando todavía en general, sin distinguir el papel que
compete a sus diversos miembros- siente como su deber y derecho estar
presente en este campo de la realidad: porque el cristianismo debe
evangelizar la totalidad de la existencia humana, incluida la dimensión
política. Critica por esto, a quienes tienden a reducir el espacio de la fe
a la vida personal o familiar, excluyendo el orden profesional, económico,
social y político, como si el pecado, el amor, la oración y el perdón no
tuviesen allí relevancia.
|p516 En efecto, la necesidad de la presencia de la Iglesia en lo político,
proviene de lo más íntimo de la fe cristiana: del señorío de Cristo que se
extiende a toda la vida. Cristo sella la definitiva hermandad de la
humanidad; cada hombre vale tanto como otro: "Todos sois uno en Cristo
Jesús" (Gál. 3,28).
|p517 Del mensaje integral de Cristo se deriva una antropología y teología
originales que abarcan "la vida concreta, personal y social del hombre" (EN
29). Es un mensaje que libera porque salva de la esclavitud del pecado, raíz
y fuente de toda opresión, injusticia y discriminación.
|p518 Estas son algunas de las razones de la presencia de la Iglesia en el
campo de lo político, para iluminar las conciencias y anunciar una palabra
transformadora de la sociedad.
|p519 La Iglesia reconoce la debida autonomía de lo temporal (GS 36) lo que
vale para los gobiernos, partidos, sindicatos y demás grupos en el campo
social y político. El fin que el Señor asignó a su Iglesia es de orden
religioso y, por lo tanto, al intervenir en este campo no la anima ninguna
intención de orden político, económico o social"Precisamente de esta misma
misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para
establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina" (GS 42).
|p520 Interesa especialmente distinguir en este campo de la política aquello
que corresponde a los laicos, lo que compete a los religiosos y lo que
compete a los ministros de la unidad de la Igelsia, el Obispo con su
presbiterio.
5.3. CONCEPTOS DE POLITICA Y DE COMPROMISO POLITICO
|p521 Deben distinguirse dos conceptos de política y de compromiso político:
primero, la política en su sentido más amplio que mira al bien común, tanto
en lo nacional como en lo internacional. Le corresponde precisar los valores
fundamentales de toda comunidad -la concordia interior y la seguridad
exterior- conciliando la igualdad con la libertad, la autoridad pública con
la legítima autonomía y participación de las personas y grupos, la soberanía
nacional con la convivencia y solidaridad internacional. Define también los
medios y la ética de las relaciones sociales. En este sentido amplio, la
política interesa a la Iglesia y, por tanto, a sus Pastores, ministros de la
unidad. Es una forma de dar culto al único Dios, desacralizado y a la vez
consagrando el mundo a El (LG 34).
|p522 La Iglesia contribuye así a promover los valores que deben inspirar la
política, interpretando en cada nación las aspiraciones de sus pueblos,
especialmente los anhelos de aquellos que una sociedad tienda a marginar. Lo
hace mediante su testimonio, su enseñanza y su multiforme acción pastoral.
|p523 Segundo: la realización de esta tarea política fundamental se hace
normalmente a través de grupos de ciudadanos que se proponen conseguir y
ejercer el poder político para resolver las cuestiones económicas, políticas
y sociales según sus propios criterios o ideologías. En este sentido se
puede hablar de "política de partido". Las ideologías elaboradas por esos
grupos, aunque se inspiren en la doctrina cristiana, pueden llegar a
diferentes conclusiones. Por eso, ningún partido político por más inspirado
que esté en la doctrina de la Iglesia, puede arrogarse la representación de
todos los fieles, ya que su programa concreto no podrá tener nunca valor
absoluto para todos (Cfr. Pío XII, La Acción Católica y la Política, 1937;
JuanPablo II, Discurso inaugural I, 4.AAS LXXI, p. 190).
|p524 La política partidista es el campo propio de los laicos (GS 43).
Corresponde a su condición laical el constituir y organizar partidos
políticos, con ideología y estrategia adecuada para alcanzar sus legítimos
fines.
|p525 El laico encuentra en la enseñanza social de la Iglesia los criterios
adecuados, a la luz de la visión cristiana del hombreq Por su parte, la
jerarquía le otorgará su solidaridad, favoreciendo su formación y su vida
espiritual y estimulándolo en su creatividad para que busque opciones cada
vez más conformes con el bien común y las necesidades de los más débiles.
|p526 Los Pastores, por el contrario, puesto que deben preocuparse de la
unidad, se despojarán de toda ideología político-partidista que pueda
condicionar sus criterios y actitudes. Tendrán, así, libertad para
evangelizar lo político como Cristo, desde un Evangelio sin partidismos ni
ideologizaciones. El Evangelio de Cristo no habría tenido tanto impacto en
la historia, si El no lo hubiese proclamado como un mensaje religioso. "Los
Evangelios muestran claramente cómo para Jesús era más tentación lo que
alterara su misión de Servidor de Yahvé (Cfr. Mt. 4,8; Lc.4,5). No acepta la
posición de quienes mezclaban las cosas de Dios con actitudes meramente
políticas" (Cfr. 22,21; Mc. 12,17; Jn. 18,36) (Juan Pablo II, Discurso
inaugural I,4.AAS LXXI, p. 190).
|p527 Los sacerdotes, también ministros de la unidad y los diáconos deberán
someterse a idéntica renuncia personal. Se militaran en política partidista,
correrían el riesgo de absolutizarla y radicalizarla, dada su vocación a ser
"los hombres de lo absoluto". "Pero en el orden económico y social y
principalmente en el orden político, en donde se presentan diversas opciones
concretas, al Sacerdote como tal no le incumbe directamente la decisión, ni
el liderazgo, ni tampoco la estructuración de soluciones" (Med. Sac. 19).
"Al asumir una función directiva (leadership) "militar" activamente en un
partido político, es algo que debe excluirse cualquier Presbítero a no ser
que, en circunstancias concretas y excepcionales, lo exija realmente el bien
de la comuncidad, obteniendo el consentimiento del Obispo, consultado el
Consejo Presbiterial y -si el caso lo requiere- también la Conferencia
Episcopal" (Sínodo 1971, II parte, 2b). Ciertamente, la tendencia actual de
la Iglesia no va en este sentido.
|p528 Los religiosos, por su forma de seguir a Cristo, según la función
peculiar que les cabe dentro de la misión de la Iglesia, de acuerdo con su
carisma específico, también cooperan en la evangelización de lo político En
una sociedad poco fraternal, dada al consumismo y que se propone como fin
último el desarrollo de sus fuerzas productivas materiales, los religiosos
tienen que ser testigos de una real austeridad de vida, de comunión con los
hombres y de intensa relación con Dios, Deberán, pues, resistir, igualmente,
a la tentación de comprometerse en política partidista, para no provocar la
confusión de los valores evangélicos con una ideología determinada.
|p529 Una atenta reflexión de obispos, sacerdotes y religiosos sebre las
palabras del Santo Padre, será preciosa orientación para su servicio en este
campo: "El alma que vive en contacto habitual con Dios y se mueve dentro del
ardiente rayo de su amor, sabe defenderse con facilidad de la tentación de
particularismos y antítesis, que crean el riesgo de dolorosas divisiones;
sabe interpretar, a la justa luz del Evangelio, las opciones por los más
pobres y por cada una de las víctimas del egoísmo humano, sin ceder a
radicalismos socio- políticos, que a la larga se manifiestan inoportunos,
contraproducentes y generadores ellos mismos de nuevos atropellos. Sabe
acercarse a la gente e insertarse en medio del pueblo, sin poner en cuestión
la propia identidad religiosa, ni oscurecer la "originalidad específica" de
la propia vocación que deriva del peculiar "seguimiento de Cristo". pobre,
casto y obediente. Un rato de verdadera adoración tiene más valor y fruto
espiritual que la más intensa actividad, aunque se tratase de la misma
actividad apostólica. Esta es la "contestación" más urgente que los
religiosos deben oponer a una sociedad donde la eficacia ha venido a ser un
ídolo, sobre cuyo altar no pocas veces se sacrifica hasta la misma dignidad
humana" (Juan Pablo II a los Superiores Mayores Religiosos, 24/11/78).
|p530 Los laicos dirigientes de la acción pastoral no deben usar su
autoridad en función de partidos o ideologías.
5.4. REFLEXION SOBRE LA VIOLENCIA POLITICA
|p531 Ante la deplorable realidad de violencia en América Latina, queremos
pronunciarnos con claridad. La tortura física y sicológica, los secuestros,
la persecusión de disidentes políticos o de sospechosos y la exclusión de la
vida pública por causas de las ideas, son siempre condenables. Si dichos
regímenes son realizados por la autoridad encargada de tutelar el bien
común, envilecen a quienes los practican, independientemente de las razones
aducidas.
|p532 Con igual decisión la Iglesia rechaza la violencia terrorista y
guerrillera, cruel e incontrolable cuando se desata. De ningún modo se
justifica el crimen como camino de liberación. La violencia engendra
inexorablemente nuevas formas de opresión y esclavitud, de ordinario más
graves que aquellas de las que se pretende liberar. Pero, sobre todo, es un
atentado contra la vida que sólo depende del Creador. Debemos recalcar
también que cuando una ideología apela a la violencia, reconoce con ello su
propia insuficiencia y debilidad.
|p533 Nuestra responsabilidad de cristianos es promover de todas maneras los
medios no violentos para restablecer la justicia en las relaciones
socio-políticas y económicas, según la enseñanza del Concilio que vale tanto
para la vida nacional como para la vida internacional: "No podemos dejar de
alabar a aquellos que, renunciando a la violencia en la exigencia de sus
derechos, recurren a los medios de defensa que, por otra parte, están al
alcance incluso de los más débiles, con tal de que esto sea posible sin
lesión de los derechos y obligaciones de otros y de la sociedad" (GS 78).
|p534 "Debemos decir y reafirmar que la violencia no es ni cristiana ni
evangélica y que los cambios bruscos y violentos de las estructuras serán
engañosos, ineficaces en sí mismos y ciertamente no conformes con la
dignidad del pueblo" (Pablo VI, discurso en Bogotá, 23/8/68). En efecto, "la
Iglesia es consciente de que las mejores estructuras y los sistemas más
idealizados se convierten pronto en inhumanos si las inclcinaciones del
hombre no son saneadas, si no hay conversión de corazón y de mente por parte
de quienes viven en esas estructuras o las rigen" (EN 36).
5.5. EVANGELIZACION E IDEOLOGIAS
Discernimiento sobre las ideologías en América Latina y los sistemas que en
ellas se inspiran.
|p535 Entre las múltiples definiciones que pueden proponerse, llamamos aquí
ideología a toda concepción que ofrezca una visión de los distintos aspectos
de la vida, desde el ángulo de un grupo determinado de la sociedad. La
ideología manifiesta las aspiraciones de ese grupo, llama a cierta
solidaridad y combatividad y funda su legitimación en valores específicos.
Toda ideología es parcial, ya que ningún grupo particular puede pretender
identificar sus aspiraciones con las que la sociedad global. Una ideología
será, pues, legítima si los intereses que defiende lo son y si respeta los
derechos fundamentales de los demás grupos de la nación. En este sentido
positivo, las ideologías aparecen como necesarias para el quehacer social,
en cuanto son mediaciones para la acción.
|p536 Las ideologías llevan en sí mismas la tendencia a absolutizar los
intererses que defienden, la visión que proponen y la estrategia que
promueven. En tal caso, se transforman en verdaderas "religiones laicas". Se
presentan como "una explicación última y suficiente de todo y se construye
así un nuevo ídolo, del cual se acepta a veces, sin darse cuenta, el
carácter totalitario y obligatorio" (OA 28). En esta perspectiva no debe
extrañar que las ideologías intentan instrumentar personas e instituciones
al servicio de la eficaz consecusión de sus fines. Ahí está el lado ambiguo
y negativo de las ideologías.
|p537 Las ideologías no deben analizarse solamente desde el punto de vista
de sus contenidos conceptuales. Más allá de ellos, constituyen fenómenos
vitales de dinamismo arrolador, contagioso. Son corrientes de aspiraciones
con tendencia hacia la absolutización, dotadas también de poderosa fuerza de
conquista y fervor redentor. Esto les confiere una "mística" especial y la
capacidad de penetrar los diversos ambientes de modo muchas veces
irresistible. Sus slogans, sus expresiones típicas, sus criterios, llegan a
impregnar con facilidad aun a quienes distan de adherir voluntariamente a
sus principios doctrinales. De este modo, muchos viven y militan
prácticamente dentro del marco de determinadas ideologías sin haber tomado
conciencia de ello. Es este otro aspecto que exige constante revisión y
vigilancia. Todo esto se aplica tanto a las ideologías que legitiman la
situación actual, como a aquellas que pretenden cambiarla.
|p538 Para el necesario discernimiento y juicio crítico sobre las
ideologías, los cristianos deben apoyarse en el "rico y complejo patrimonio
que la "Evangelii Nuntiandi" denomina Doctrina Social o Enseñanza Social de
la Iglesia" (Juan Pablo II, Discurso inaugural III, 7.AAS LXXI,p. 203).
|p539 Esta Doctrina o Enseñanza Social de la Iglesia expresa "lo que ella
posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad" (PP 13).
Se deja interpelar y enriquecer por las ideologías en lo que tienen de
positivo y, a su vez, las interpela, relativiza y critica.
|p540 Ni el Evangelio ni la Doctrina o Enseñanza Social que de él proviene
son ideologías. Por el contrario, representan para éstas una poderosa fuente
de cuestionamientos de sus límites y ambigüedades. La originalidad siempre
nueva del mensaje evangélico debe ser permanentemente clarificada y
defendida frente a los intentos de ideologización.
|p541 La exaltación desmedida y los abusos del Estado no pueden, sin
embargo, hacer olvidar la necesidad de las funciones del Estado moderno,
respetuoso de los derechos y de las libertades fundamentales. Estado que se
apoye sobre una amplia base de participación popular, ejercida a través de
diversos grupos intermedios. Propulsor de un desrrollo autónomo, acelerado y
equitativo, capaz de afirmar el ser nacional ante indebidas presiones o
interferencias, tanto a nivel interno como internacional. Capaz de adoptar
una posición de activa cooperación con los esfuerzos de integración
continental y en al ámbito de la comunidad internacional. Estado,
finalmente, que evite el abuso de un poder monolítico, concentrado en manos
de pocos.En América Latina es necesario analizar diversas ideologías.
|p542 a) El liberalismo capitalista, idolatría de la riqueza en su forma
individual. Reconocemos el aliento que inmfunde a la capacidad creadora de
la libertad humana y que ha sido impulsor del progreso. Sin embargo,
"considera el lucro como motor esencial del progreso económico; la
concurrencia como ley suprema de la economía, la propiedad privada de los
medios de producción, como un derecho absoluto, sin límites ni obligaciones
sociales correspondientes" (PP 26). Los privilegios ilegítimos derivados del
derecho absoluto de propiedad, causan contrastes escandalosos y una
situación de dependencia y opresión, tanto en lo nacional como en lo
internacional. Aunque es evidente que en algunos países se ha atenuado su
expresión histórica original, debido al influjo de una necesaria legislación
social y de precisas intervenciones del Estado, en otros lugares manifiesta
aún persistencia o, incluso, retroceso hacia sus formas primitivas y de
menor sensibilidad social.
|p543 b) El colectivismo marxista conduce igualmente -por sus presupuestos
materialistas- a una idolatría de la riqueza pero en su forma colectiva.
Aunque nacido de una positiva crítica al fetichismo de la mercancía y al
desconocimiento del valor humano del trabajo, no logró ir a la raíz de esta
idolatría que consiste en el rechazo del Dios de amor y justicia, único Dios
adorable.
|p544 El motor de su dialéctica es la lucha de clases. Su objetivo, la
sociedad sin clases, lograda a través de una dictadura proletaria que, en
fin de cuentas, establece la dictadura de partido. Todas sus experiencias
históricas concretas como sistema de gobierno, se han realizado dentro del
marco de regímenes totalitarios cerrados a toda posibilidad de crítica y
rectificación. Algunos creen posible separar diversos aspectos del marxismo,
en particular su doctrina y su análisis. Recordamos con el Magisterio
Pontificio que "sería ilusorio y peligroso llegar a olvidar el lazo íntimo
que los une radicalmente; el aceptar los elementos del análisis marxista sin
reconocer sus relaciones con la ideología; al entrar en la práctica de la
lucha de clases y de su interpretación marxista, dejando de percibir el tipo
de sociedad totalitaria y violenta a que conduce este proceso" (OA 34)
|p545 Se debe hacer notar aquí el riesgo de ideologización a que se expone
la reflexión teológica, cuando se realiza partiendo de una praxis que
recurre al análisis marxista. Sus consecuencias son la toal politización de
la existencia cristiana, la disolución del lenguaje de la fe en el de las
ciencias sociales y el vaciamiento de la dimensión trascendental de la
salvación cristiana.
|p546 Ambas ideologías señaladas -liberalismo capitalista y marxismo- se
inspiran en humanismos cerrados a toda perspectiva trascendente. Una, debido
a su ateísmo práctico; la otra, por la profesión sistemática de un ateísmo
militante.
|p547 c) En los últimos años se afianza en nuestro continente la llamada
"Doctrina de la Seguridad Nacional", que es de hecho, más una ideología que
una doctrina. Está vinculada a un determinado modelo económico-político, de
características elitistas y verticalistas que suprime la participación
amplia del pueblo en las decisiones políticas. Pretende incluso justificarse
en ciertos países de América Latina como doctrina defensora de la
civilización occidental cristiana. Desarrolla un sistema represivo, en
concordancia con su concepto de "guerra permanente". En algunos casos
expresa una clara intencionalidad del protagonismo geopolítico.
|p548 Una convivencia fraterna lo entendemos bien, necesita de un sistema de
seguridad, para imponer el respeto de un orden social justo que permita a
todos cumplir su misión en relación al bien común. Este, por tanto, exige
que las medidas de seguridad estén bajo control de un poder independiente,
capaz de juzgar sobre las violaciones de la ley y de garantizar medidas que
las corrijan.
|p549 La Doctrina de la Seguridad Nacional entendida como ideología
absoluta, no se armonizaría con una visión cristiana del hombre en cuanto
responsable de la realización de un proyecto temporal ni del Estado, en
cuanto administrador del bien común. Impone en efecto, la tutela del pueblo
por élites de poder, militares y políticas, y conduce a una acentuada
desigualdad de participación en los resultados del desarrollo.
|p550 En pleno acuerdo con Medellín insistimos en que "el sistema liberal
capitalista y la tentación del sistema marxista parecieran agotar en nuestro
continente las posibilidades de transformar las estructuras económicas.
Ambos sistemas atentan contra la dignidad de la persona humana; pues uno
tiene como presupuesto la primacía del capital, su poder y su
discriminatoria utilización en función del lucro; el otro, aunque
ideológicamente sustenta un humanismo, mira más bien al hombre colectivo y,
en la práctica, se traduce en una concentración totalitaria del poder del
Estado. Debemos denunciar que Latinoamérica se ve encerrada entre estas dos
opciones y permanece dependiente de uno u otro de los centros de poder que
canalizan su economía" (Med., Justicia, 10).
|p551 Ante la realidad, "la Iglesia quiere mantenerse libre frente a los
opuestos sistemas, para optar sólo por el hombre. Cualesquiera sean las
miserias o sufrimientos que aflijan al hombre, no será a través de la
violencia, de los juegos de poder, de los sistemas políticos, sino mnediante
la verdad sobre el hombre, como la humanidad encontrará su camino hacia un
futuro mejor" (Juan Pablo II, Discurso inaugural III, 3. AAS LXXI p. 199).
Sobre la base de este humanismo, los cristianos obtendrán aliento para
superar la porfiada alternativa y contribuir a la construcción de una nueva
civilización, justa, fraterna y abierta a lo trascendente. Será, además,
testimonio de que las esperanzas escatológicas animan y dan sentido a las
esperanzas humanas.
|p552 Para esta acción audaz y creativa, el cristiano fortalecerá su
identidad en los valores originales de la antropología cristiana. La
Iglesia, "no necesita, pues, recurrir a sistemas e ideologías para amar,
defender y colaborar en la liberación del hombre: en el centro del mensaje
del cual es depositaria y progonera, ella encuentra inspiración para actuar
en favor de la fraternidad, de la justicia, de la paz, contra todas las
dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, atentados a la libertad
religiosa, opresiones contra el hombre y cuanto atenta contra la vida" (Juan
Pablo II, Discurso inaugural III, 2. AAS LXXI p. 199).
|p553 Inspirándose en estos contenidos de la antropología cristiana, es
indispensable el compromiso de los cristianos en la elaboración de proyectos
históricos conformes a las necesidades de cada momento y de cada cultura.
|p554 Atención y discernimiento especiales debe merecer al cristiano su
eventual compromiso en movimientos históricos nacidos de diversas ideologías
que, por otra parte, son distintos de ellas. Según la doctrina de Pacem in
Terris (Nos. 55 y 152) retomada en Octogésima Adveniens, no se puede
identificar las teorías filosóficas falsas con los movimientos históricos
originados en ellas, en la medida en que estos movimientos históricos pueden
ser influenciados en su evolución. El compromiso de los cristianos en estos
movimientos en todo caso, les plantea ciertas exigencias de fidelidad
perseverante que facilitarán su papel evangelizador:
|p555 a) Discernimiento eclesial, en comunión con los Pastores, según OA 4.
|p556 b) Fortalecimiento de su identidad, nutriéndola en las verdades de la
fe y su explicitación en la Doctrina o Enseñanza Social de la Iglesia y el
soporte de una rica vida sacramental y de oración.
|p557 c) Conciencia crítica de las dificultades, limitaciones, posibilidades
y valores de estas convergencias.
5.6. RIESGOS DE INSTRUMENTALIZACION DE LA IGLESIA Y DE LA ACTUACION DE SUS
MINISTROS
|p558 Las ideologías y los partidos, al proponer una visión absolutizada del
hombre a la que someten todo, incluso el mismo pensamiento humano, tratan de
utilizar a la Iglesia o de quitarle su legítima independencia. Esta
instrumentalización, que es siempre un riesgo en la vida política, puede
provenir de los propios cristianos y aún de sacerdotes y religiosos, cuando
anuncian un Evangelio sin incidencias económicas, sociales, culturales y
políticas. En la práctica, esta mutilación equivale a cierta colusión
-aunque inconsciente- con el orden establecido.
|p559 La tentación de otros grupos, por el contrario, es considerar una
política determinada como la primera urgencia, como una condición previa
para que la Iglesia pueda cumplir su misión. Es identificar el mensaje
cristiano con una ideología y someterlo a ella, invitando a una "relectura"
del Evangelio a partir de una opción política (Cfr. Juan Pablo II, Discurso
inaugural I, 4.AAS LXXI p. 190). Ahora bien, es preciso leer lo político a
partir del Evangelio y no al contrario.
|p560 El integrismo tradicional espera el Reino, ante todo, del retroceso de
la historia hacia la reconstrucción de una cristiandad en el sentido
medieval: alianza estrecha entre el poder civil y el poder eclesiástico.
|p561 La radicalización de grupos opuestos cae en la misma trampa, esperando
el Reino de un alianza estratégica de la Iglesia con el marxismo, excluyendo
cualquiera otra alternativa. No se trata para ellos solamente de ser
marxista (Véase Nos. 543-546) sino de ser marxista en nombre de la Fe.
5.7. CONCLUSION
|p562 La misión de la Iglesia en medio de los conflictos que amenazan al
género humano y al continente latinoamericano, frente a los atropellos
contra la justicia y la libertad, frente a la injusticia institucionalizada
de regímenes que se inspiran en ideologías opuestas y frente a la violencia
terrorista es inmensa y más que nunca necesaria. Para cumplir esta misión,
se requiere la acción de la Iglesia toda - pastores, ministros consagrados,
religiosos, laicos- cada cual en su propia misión. Unos y otros, unidos a
Cristo en la oración y en la abnegación, se comprometerán, sin odios ni
violencias, hasta las últimas consecuencias, en el logro de una sociedad más
justa, libre y pacífica, anhelo de los pueblos de América Latina y fruto
indispensable de una evangelización liberadora.
|pIII
TERCERA PARTE
LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA DE AMERICA LATINA
COMUNION Y PARTICIPACION
|p563 Dios llama en América Latina a una vida en Cristo Jesús. Urge
anunciarla a todos los hermanos. La Iglesia evangelizadora tiene esta
misión: predicar la conversión, liberar al hombre e impulsarlo hacia el
misterio de comunión con la Trinidad y de comunión con todos los hermanos,
transformándolos en agentes y cooperadores del designio de Dios. ¿Cómo debe
la Iglesia vivir su misión?
|p564 Caba bautizado se siente atraído por el Espíritu de Amor, quien le
impulsa a salir de sí mismo, a abrirse a los hermanos y a vivir en
comunidad. En la unión entre nosotros se hace presente el Señor Jesús
resucitado que celebra su Pascua en América Latina.
|p565 Veamos cómo el don maravilloso de la vida nueva se reraliza de modo
excelente en cada Iglesia particular y también, de manera creciente en la
familia, en pequeñas comunidades y en las parroquias. Desde estos centros de
evangelización, el Pueblo de Dios en la Historia, por el dinamismo del
Espíritu y la particupación de los cristianos, va creciendo en gracia y
santidad. En su seno surgen carismas y servicios. ¿Cómo se diversifican
entre sí y se integran en la vida eclesial los ministros jarárquicos, las
mujeres y hombres consagrados por el Señor y en fin, todos los miembros del
Pueblo de Dios en su misión evangelizadora?
|p566 Los bautizados ¿por qué medios actúan? La acción del Espíritu se
expresa en la oración y al escuchar la Palabra de Dios; se profundiza en la
catequesis, se celebra en la liturgia, se testimonia en la vida, se comunica
en la educación y se comparte en el diálogo que busca ofrecer a todos los
hermanos la vida nueva que, sin mérito de nuestra parte, recibimos en la
Iglesia como operarios de la primera hora. Capítulo I: Centro de comunión y
participación Capítulo II: Agentes de comunión y participación Capítulo III:
Medios para la comunión y participación.
CAPITULO I CENTROS DE COMUNCION Y PARTICIPACION
|p567 El misterio de la Iglesia como comunidad fraterna de caridad teologal,
fruto del encuentro de la Palabra de Dios y de la celebración del Misterio
Pascual de Cristo Salvador en la Eucaristía y en los demás sacramentos,
confiada al Colegio Apostólico, presidido por Pedro para evangelizar al
mundo, logra su arraigo y tiende a desarrollar su dinamismo transformardor
de la vida humana, tanto personal como social, en diversos niveles y
circustancias que constituyen centros o lugares preferenciales de
evangelización, en orden a edificar la Iglesia y a su irradiación misionera.
CONTENIDO:1. La familia 2. Las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), la
Parroquia y la Iglesia Particular.
LA FAMILIA
|p568 La familia latinoamericana para llegar a ser realmente centro de
comunión y participación, debe encontrar caminos de renovación interna y de
comunión con la Iglesia y el mundo.
|p569 Nos complace abordar el tema de la familia como sujeto y objeto de
evangelización. Conscientes de su complejidad, pero obedientes a la voz del
Señor, hecha presente por la palabra del Santo Padre en su homilía sobre la
familia (Puebla, 28 enero, 1979), deseamos unidos a su inquietud, ayudarla a
ser fiel a su misión evangelizadora en esta ahora.
1. FAMILIA
La familia, sujeto y objeto de Evangelización, centroevangelizador de
comunión y participación.
1.1. INTRODUCCION
|p570 En el gran sentido de familia que tienen nuestros pueblos, los Padres
de la Conferencia de Medellín vieron un rasgo primordial de la cultura
latinoamericana. "Pasaron diez años, la Iglesia en América Latina se siente
feliz por todo lo que ha podido realizar en favor de la familia. Pero
reconoce con humildad cuánto le falta por hacer, mientras que percibe que la
Pastoral Familiar, lejos de haber perdido su carácter prioritario, aparece
hoy todavía más urgente, como elemento muy importante de la Evangelización"
(Cfr. Juan Pablo II, Homilía Puebla 2. AAS LXXI p. 184).
1.2. SITUACION DE LA FAMILIA EN AMERICA LATINA
|p571 La familia es una de las instituciones en que más ha influido el
proceso de cambio de los últimos tiempos. La Iglesia es consciente -nos ha
recordado el Papa- de que en la familia "repercuten los resultados más
negativos del subdesarrollo: índices verdaderamente deprimentes de
insalubridad, pobreza y aun miseria, ignorancia y analfabetismo, condiciones
inhumanas de vivienda, sub- alimentación crónica y tantas otras realidades
no menos tristes" (Juan Pablo II, Homilía Puebla, 3. AAS LXXI p. 184).
|p572 Es preciso reconocer además que la realidad de la familia no es ya
uniforme, pues en cada familia infuyen de manera diferente
-independientemente de la clase social-, factores ligados al cambio, a
saber: factores sociológicos (injusticia social, principalmente); culturales
(calidad de vida); políticos (dominación y manipulación); económicos
(salarios, desempleo, pluriempleo); religiosos (influencia secularista),
entre muchos otros.
|p573 La familia aparece también como víctima de quienes convierten en
ídolos el poder, la riqueza y el sexo. A esto contribuyen las estructuras
injustas, sobre todo los medios de comunicación, no sólo con sus mensajes de
sexo, lucro, violencia poder, ostentación, sino también destacando lo que
contribuye a propagar el divorcio, la infidelidad conyugal y el aborto o la
aceptación del amor libre y de las relaciones pre-matrimoniales.
|p574 No pocos veces, la desorientación de las conciencias se debe a la
falta de unidad de criterios entre sacerdotes en la aceptación y aplicación
de la doctrina pontificia acerca de importantes aspectos de la moral
familiar y social.
|p575 La familia rural y la suburbana sufren particularmente los efectos de
los compromisos internacionales de los gobiernos por lo que hace a
planeación familiar, extendida como imposición antinatalista y a
experimentaciones que no tienen en cuenta la dignidad de la persona ni el
auténtico desarrollo de los pueblos.
|p576 En estos sectores populares la crónica y generalizada situación de
desempleo afecta la estabilidad familiar, ya que la necesidad de trabajo
obliga a la emigración, al ausentismo de los padres, a la dispersión de los
hijos.
|p577 En todos los niveles sociales, la familia sufre también el impacto
deletéreo de la pornografía, el alcoholismo, las drogas, la prostitución y
la trata de blancas, así como el problema de las madres solteras y de los
niños abandonados. Ante el fracaso de los anticonceptivos químicos y
mecánicos, se ha pasado a la esterilización humana y al aborto provocado,
para lo cual se emplean insidiosas campañas.
|p578 Urge un diligente cuidado pastoral para evitar los males provenientes
de la falta de educación en el amor, la falta de preparación al matrimonio,
el descuido de la evangelización de la familia y de la formación de los
esposos para la paternidad responsable. Además, no podemos desconocer que un
gran número de familias de nuestro Continente no ha recibido el sacramento
del matrimonio. Muchas de estas familias, no obstante, viven en cierta
unidad, fidelidad y responsabilidad. Esta situación plantea interrogantes
teológicos y exige un adecuado acompañamiento pastoral.
|p579 A la inversa, es satisfactorio comprobar que, cada día son más los
cristianos que procuran vivir su fe en y desde el seno familiar, dando un
valioso testimonio evangélico y aun educando con dignidad una familia
razonablemente numerosa. Son también muchos los novios que se preparan con
seriedad al matrimonio y tratan de dar a su celebración un verdadero sentido
cristiano. Se nota, además, el empeño por vigorizar y adecuar la pastoral
familiar a los desafíos y circunstancias de la vida moderna.
|p580 En todos los países han surgido iniciativas interesantes, orientadas a
fortalecer los valores y la espiritualidad de la familia como Iglesia
doméstica, en participación y compromiso con la Iglesia particular. En todo
eso aparece el fruto de la acción callada y constante de los movimientos
cristianos en favor de la familia.
|p581 Podemos visitar en toda América Latina "casas donde no falta el pan y
el bienestar pero falta quizás concordia y alegría; casas donde las familias
viven más bien modestamente y en la inseguridad del mañana, ayudándose
mutuamente a llevar una existencia difícil pero digna; pobres habitaciones
en las periferias de vuestras ciudades, donde hay mucho sufrimiento
escondido aunque en medio de ellas existe la sencilla alegría de los pobres;
humildes chozas de campesinos, de indígenas, de emigrantes, etc" (Juan Pablo
II, Homilía Puebla, 4.AAS LXXI p. 186). Concluiremos subrayando que los
mismos hechos que acusan la desintegración de la familia, "terminan por
poner de manifiesto, de diversos modos, la auténtica índole de esa
institución" (GS 47), "que no fue abolida ni por la pena del pecado original
ni por el castigo del diluvio" (Liturgia del Matrimonio), pero que sigue
padeciendo por la dureza del corazón humano (Cfr. Mt. 19,8).
1.3. REFLEXION TEOLOGICA SOBRE LA FAMILIA
|p582 La familia es imagen de Dios que "en su misterio más íntimo no es una
soledad, sino una familia" (Juan Pablo II, Homilía Puebla, 2. AAS LXXI p.
184). Es una alianza de personas a la que se llega por vocación amorosa del
Padre que invita a los esposos a una "íntima comunidad de vida y de amor"
(GS 48), cuyo modelo es el amor de Cristo a su Iglesia. La ley del amor
conyugal es comunión y participación, no dominación. Es exclusiva,
irrevocable y fecunda entrega a la persona amada sin perder la propia
identidad. Un amor así entendido, en su rica realidad sacramental es más que
un contrato; tiene las características de la Alianza (Cfr. GS 48).
|p583 La pareja santificada por el sacramento del matrimonio es un
testimonio de presencia pascual del Señor. La familia cristiana cultiva el
espíritu de amor y de servicio. Cuatro relaciones fundamentales de la
persona encuentran su pleno desarrollo en la vida de la familia: paternidad,
filiación, hermandad, nupcialidad. Estas mismas relaciones componen la vida
de la Iglesia: experiencia de Dios como Padre, experiencia de Cristo como
hermano, experiencia de hijos en, con y por el Hijo, experiencia de Cristo
como esposo de la Iglesia. La vida en familia reproduce estas cuatro
experiencias fundamentales y las participa en pequeño; son cuatro rostros
del amor humano (Cfr. GS 49).
|p584 Cristo, al nacer, asumió la condición de los niños: nació pobre y
sometido a sus padres. Todo niño -imagen de Jesús que nace-, debe ser
acogido con cariño y bondad. Al trasmitir la vida a un hijo, el amor
conyugal produce una persona nueva, singular, única e irrepetible. Allí
empieza para los padres el ministerio de evangelización. En él deben fundar
su paternidad responsable: en las circunstancias sociales, económicas,
culturales, demográficas en que vivimos, ¿son los esposos capaces de educar
y evangelizar en nombre de Cristo a un hijo más? La respuesta de los padres
sensatos será fruto del recto discernimiento y no de la ajena opinión de las
personas, de la moda o de los impulsos. Así el instinto y el capricho,
cederán lugar a la disciplina consciente y libre de la sexualidad, por amor
a Cristo cuyo rostro aparece en el rostro del niño que se desea y se trae
libremente a la vida.
|p585 La lenta y gozosa educación de la familia representa siempre un
sacrificio, recuerdo de la cruz redentora. Pero la felicidad íntima que
comunica a los padres, recuerda también la resurrección. En este espíritu de
pascua los padres evangelizan a sus hijos y son por ellos evangelizados
(Cfr. EN 71). El reconocimiento de las faltas y la sincera manifestación del
perdón, son elementos de conversión permanente y de permanente resurrección.
El ambiente de pascua florece en la vida cristiana entera y se convierte en
profetismo, al contacto con la divina Palabra. Pero evangelizar, no es sólo
leer la Biblia, sino desde ella, darse una palabra de admiración, de
consuelo, de corrección, de luz, de seguridad.
|p586 La estabilidad en la relación de padres e hijos es comunicativa.
Cuando las demás familias ven cómo se aman, nace el deseo y la práctica de
un amor que vincula a las familias entre sí, como signo de la unidad del
género humano (Cfr. LG 1). Allí crece la Iglesia mediante la integración de
las familias por el baustismo que a todos hace hermanos. Donde la catequesis
robustece la fe, todos se enriquecen con el testimonio de las virtudes
cristianas. Un ambiente sano de vinculación de familias es lugar único de
nutrición, fortalecimiento físico y mental para los hijos, en sus primeros
años. Los padres son allí maestros, catequistas y los primeros ministros de
la oración y del culto a Dios. Se renueva la imagen de Nazaret: "Jesús
crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres"
(Lc. 2,52).
|p587 Para que funcione bien, la sociedad requiere las mismas exigencias del
hogar; formar personas conscientes, unidas en comunidad de fraternidad para
fomentar el desarrollo común. La oración, el trabajo y la actividad
educadora de la familia, como célula social, deben, pues, orientarse a
trocar las estructuras injustas, por la comunión y participación entre los
hombres y por la celebración de la fe en la vida cotidiana. "En la
interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el
Evangelio y la vida concreta personal y social" (EN 29), la familia sabe
leer y vivir el mensaje explícito sobre los derechos y deberes de la vida
familiar. Por eso, denuncia y anuncia, se compromete en el cambio del mundo
en sentido cristiano y contribuy al progreso, a la vida comunitaria, al
ejercicio de la justicia distributiva, a la paz.
|p588 En la Eucaristía la familia encuentra su plenitud de comunión y
participación. Se prepara por el deseo y la búsqueda del Reino, purificando
el alma de todo lo que aparta de Dios. En actitud oferente, ejerce el
sacerdocio común y participa de la Eucaristía para prolongarla en la vida
por el diálogo en que comparte la palabra, las inquietudes, los planes,
profundizando así, la comunión familiar. Vivir la Eucaristía es reconocer y
compartir los dones que por Cristo recibimos del Espíritu Santo. Es aceptar
la acogida que nos brindan los demás y dejarlos entrar en nosostros mismos.
Vuelve a surgir el espíritu de la Alianza: es dejar que Dios entre en
nuestra vida y se sirva de ella según su voluntad. Aparece, entonces, en el
centro de la vida familiar la imagen fuerte y suave de Cristo, muerto y
resucitado.
|p589 De allí surgirá la misión de la familia. Esta Iglesia doméstica,
convertida por la fuerza liberadora del Evangelio en "escuela del más rico
humanismo" (GS 2), sabiéndose peregrina con Cristo y comprometida con El al
servicio de la Iglesia particular, se lanza hacia el futuro, dispuesta a
superar las falacias del racionalismo y de la sabiduría mundana que
desorientan al hombre modernoq. Viendo y actuando sobre la realidad, como
Dios la ve y la gobierna, busca mayor fidelidad al Señor, para no adorar
ídolos sino al Dios vivo del amor.
1.4. OPCIONES PASTORALESOPCION BASICA
|p590 Teniendo en cuenta las enseñanzas de Medellín, de Pablo VI y el
reciente magisterio de Juan Pablo II acerca de la familia: "Haced todos los
esfuerzos para que haya una pastoral de la familia. Atended a campo tan
prioritario con la certeza de que la evangelización en el futuro depende en
gran parte de la "Iglesia doméstica"(Discurso inaugural, IV a. AAAAS LXXI p.
204), retificamos la prioridad de la pastoral familiar dentro de la Pastoral
orgánica en América Latina.Proponemos un esquema elemental de Pastoral
Familiar:
|p591 a) La Pastoral Familiar se inserta admirablemente en la pastoral de
toda la Iglesia: es evangelizadora, profética y liberadora.
|p592 - Anuncia el Evangelio del amor conyugal y familiar como experiencia
pascual vivida en la Eucaristía.
|p593 - Denuncia las falacias y corruptelas que impiden o ensombrecen el
Evangelio del amor conyugal y familiar.
|p594 - Busca caminos para que las parejas y las familias puedan avanzar en
su vocación al amor y en su misión de formar personas, educar en la fe,
contribuir al desarrollo. En los casos tan frecuentes de familias
incompletas, se han de buscar caminos pastorales para su educuada atención.
|p595 - Acoge a las parejas y familias, cualquiera sea la situación concreta
de cada una, y las acompaña con paso de Buen Pastor que comprende su
debilidad al ritmo de su pobreza humana y de su ignorancia.
|p596 b) Son agentes de esta Pastoral quienes se comprometen a vivir el
Evangelio de la familia y promueven pequeñas o amplias comunidades
eclesiales familiares.c) Desarrollan la Pastoral Familiar
|p597 - en los momentos cargados de gracia salvífica que acontecen en las
parejas y en las familias: noviazgo, desposorio, boda, paternidad y
educación de los hijos, aniversarios, bautismos, primeras Comuniones,
fiestas y celebraciones familiares, sin excluir crisis de la convivencia
familiar, momentos de dolor como la enfermedad y la muerte.
|p598 - Está íntimamente relacionada con la Pastoral Social en:
# el trabajo por la creación de estructuras y ambientes que hagan posible la
vida en familia;
# en la recreación, procurando ambientes seguros y constructivos para los
hijos y para todos los jóvenes;
# en la cultura, comunicando valores recibidos de la historia familiar y de
la historia local;
# enel apostolado, vicnulándose en comunidades en íntima relación con la
Jerarquía y en compromiso con la Iglesia particular.
|p599 d) Partiendo de la Palabra, ofrece principios y pautas para la acción:
preferencia de "ser más", sobre la tendencia de tener, poder, saber "más",
sin servir más. Dar más que recibir.
|p600 e) La Pastoral Familiar se desarrolla:
- En ambientes de confianza en la verdad.
- En la integración de los valores naturales de la familia con la fe.
- Con discernimiento cristiano de las circunstancias para la toma de
decisiones.
LINEAS DE ACCION
|p601 a) Enriquecer y sistematizar la teología de la familia para facilitar
su conocimiento y profundización como "Iglesia doméstica" (Cfr. LG 11), con
el fin de iluminar las nuevas situaciones de las familias latinoamericanas.
|p602 b) Afirmar que en toda pastoral familiar deberá considerarse a la
familia como sujeto y agente insustituible de evangelización y como base de
la comunión de la sociedad.
|p603 c) Promover en el seno de las familias un profundo espíritu de
comunión entre sus miembros, con expresiones de apertura y generoso servicio
mutuo, procurando así la realización de la Buena Nueva.
|p604 d) Recalcar la necesidad de una educación de todos los miembros de la
familia en la justicia y en el amor, de tal manera que puedan ser agentes
responsables, solidarios y eficaces para promover soluciones cristianas de
la compleja problemática social latinoamericana.
|p605 e) Considerar la catequesis pre-sacramental y su celebración litúrgica
como momentos privilegiados para el anuncio y respuesta al Evangelio del
amor conyugal y familiar.
|p606 f) Procurar, como parte importante de la educación progresiva en el
amor, la educación sexual que debe ser oportuna e integral y que hará
descubrir la belleza del amor y el valor humano del sexo.
|p607 g) Acompañar a los esposos para ayudarlos a crecer en la fe y a
profundizar en el misterio del matrimonio cristiano. Así les ayudará a ser
felices, enseñándoles a cultivar el amor, entrar en diálogo, tener
delicadezas y atenciones; a centrar en el hogar todos los intereses de la
vida.
|p608 h) Atender, en una actitud pastoral profundamente evangélica, al
sentido problema de las uniones matrimoniales de facto, de las familias
incompletas, con un profundo sentido de comprensiva prudencia.
|p609 i) Educar preferentemente a los esposos para una paternidad
responsable que los capacite no sólo para una hinesta regulación de la
fecundidad y para incrementar el gozo de su complementariedad, sino también
para hacerles buenos formadores de sus hijos.
|p610 j) Proporcionar a las familias, ante las campañas antinatalistas de
origen gubernamental o promovidas desde otros países, suficientes
conocimientos sobre los múltiples efectos negativos de las técnicas
imperantes en las filosofías neomaltusianas y proceder a aplicar
integralmente las normas éticas clara y repetidamente anunciadas por el
magisterio.
|p611 Para lograr una honesta regulación de la fecundidad, se requiere
promover la existencia de centros en donde se enseñen científicamente los
métodos naturales por parte de personal calificado. Esta alternativa
humanista evita los males éticos y sociales de la anticoncepción y la
esterelización, que históricamente, han sido pasos previos a la legalización
del aborto.
|p612 k) No circunscribir la pastoral para el respeto del derecho básico de
la vida al crimen abominable del aborto, sino extenderla a la defensa de la
integridad y la salud en los demás momentos y circunstancias de la
existencia humana.
|p613 l) Seguir fielmente esta recomendación: "En defensa de la familia...la
Iglesia se compromete a dar su ayuda, e invita a los Gobiernos para que
pongan como punto clave de su acción una política sociofamiliar inteligente,
audaz, perseverante, reconociendo que ahí se encuentra sin duda el porvenir
-la esperanza- del Continente" (Juan Pablo II, Homilía Puebla, 3. AAS LXXI,
p. 185).
|p614 m) Impartir, tanto enlos Seminarios como en Institutos Religiosos y
otros Centros una suficiente formación en Pastoral Familiar y,
posteriormente, en la formación permanente de los sacerdotes y demás agentes
de la evangelización.
|p615 n) Promover y fortalecer los movimientos y formas del apostolado
familiar, respetando sus propios carismasdentro de la Pastoral de Conjunto.
|p616 o) Crear o vitalizar, para asegurar el éxito de estas líneas de
acción, Centros de Coordinación didocesana, nacional y latinoamericana para
la Pastoral Familiar con participación de los padres de familia.
COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE, PARROQUIA, IGLESIA PARTICULAR
|p617 Además de la familia cristiana, primer centro de evangelización, el
hombre vive su vocación fraterna en el seno de la Iglesia Particular, en
comunidades que hacen presente y operante el designio salvífico del Señor,
vivido en comunión y participación. Así, dentro de la Iglesia Particular,
hay que considerar las parroquias, las Comunidades Eclesiales de Base y otos
grupos eclesiales.
2. COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE, PARROQUIA, IGLESIA PARTICULAR
|p618 La Iglesia es el Pueblo de Dios que expresa su vida de comunión y
servicio evangelizador en diversos niveles y bajo diversas formas
históricas.
2.1. SITUACION
|p619 En general: en nuestra Iglesia de América Latina hay grande anhelo de
relaciones más profundas y estables en la fe, sostenidas y animadas por la
Palabra de Dios. Se ha intensificado la oración en común y el esfuerzo del
pueblo por participar más consciente y fructuosamente en la liturgia.
|p620 Comprobamos un crecimiento en la corresponsabilidad de los fieles
tanto en la organización como en la acción pastoral.
|p621 Hay conciencia y ejercicios más amplios de los derechos y deberes que
competen a los laicos como miembros de la comunidad.
|p622 Se percibe un gran anhelo de justicia y un sincero sentido de
solidaridad, en un ambiente social caracterizado por el avance del
secularismo y los demás fenómenos propios de una sociedad en transformación.
|p623 La Iglesia, poco a poco, se ha ido desligando de quienes detentan el
poder económico o político, liberándose de dependencias y prescindiendo de
privilegios.
|p624 La Iglesia en América Latina quiere seguir dando un testimonio de
servicio desinteresado y abnegado, frente a un mundo dominado por el afán de
lucro, por el ansia de poder y por la explotación.
|p625 En la línea de una mayor participación, surgen ministerios ordenados,
como el diaconado permanente, no ordenado y otros servicios como
celebradores de la Palabra, animadores de comunidades. Se advierte también
mejor colaboración entre sacerdotes, religiosos y laicos.
|p626 Se manifiesta más claramente en nuestras comunidades como fruto del
Espíritu Santo, un nuevo estilo de relaciones entre Obispos y Presbíteros y
de ellos con su pueblo, caracterizadas por mayor sencillez, comprensión y
amistad en el Señor.
|p627 Todo esto es un proceso en el cual aún hay sectores amplios que
presentan alguna resistencia y que requieren comprensión y estímulo, así
como una gran docilidad al Espíritu Santo. Se necesita todavía mayor
apertura del clero a la acción de los laicos, superación del individualismo
pastoral y de la autosuficiencia. Por otra parte, el influjo del ambiente
secularizado ha producido, a veces, tendencias centrífugas respecto de la
comunidad y pérdida del auténtico sentido eclesial.
|p628 No se han encontrado siempre los medios eficaces para superar la
escasa educación en la fe de nuestro pueblo que permanece indefenso ante la
difusión de doctrinas teológicas inseguras, frente al proselitismo sectario
y a movimientos pseudo espirituales.
EN PARTICULAR
|p629 Se comprueba que las pequeñas comunidades, sobre todo las Comunidades
Eclesiales de Base crean mayor interrelación personal, aceptación de la
Plabra de Dios, revisión de vida y reflexión sobre la realidad, a la luz del
Evangelio; se acentúa el compromiso con la familia, con el trabajo, el
barrio y la comunidad local. Señalamos con alegría, como importante hecho
eclesial particularmente nuestro y como "esperanza de la Iglesia" (EN 58),
la multiplicación de pequeñas comunidades. Esta expresión eclesial se
advierte más en la periferia de las grandes ciudades y en el campo. Son
ambiente propicio para el surgimiento de los nuevos servicios laicales. En
ellas se ha difundido mucho la catequesis familiar y la educación de la fe
de los adultos, en la forma más adecuada al pueblo sencillo.
|p630 Sin embargo, no se ha prestado suficiente atención a la formación de
líderes educadores en la fe y cristianos responsables en los organismos
intermedios del barrio, del mundo obrero y campesino. No han faltado, quizá
por eso, miembros de comunidad o comunidades enteras que, atraídos por
instituciones puramente laicas o radicalizadas ideológicamente, van
perdiendo el sentido auténtico eclesial.
|p631 La parroquia va logrando diversas formas de renovación, adecuadas a
los cambios de estos últimos años. Hay cambio de mentalidad entre los
pastores; se llama a los laicos para los consejos de pastoral y demás
servicios; constante actualización de la catequesis, presencia mayor del
presbítero en el seno del pueblo, principalmente por medio de una red de
grupos y comunidades.
|p632 En la línea de la Evangelización, la parroquia presenta una doble
relación de comunicación y comunión pastoral: a nivel diocesano se integran
las parroquias en zonas, vicarías, decanatos; al interior de sí mismas, se
diversifica la pastoral según los distintos sectores y se abre a la creación
de comunidades menores.
|p633 Con todo, subsisten aún actitudes que obstaculizan este dinamismo de
renovación: primacía de lo administrativo sobre lo pastoral, rutina, falta
de preparación a los sacramentos, autoritarismo de algunos sacerdotes y
encerramiento de la parroquia sobre sí misma, sin mirar a las graves
urgencias apostólicas del conjunto.
|p634 En la Iglesia Particular, se registra un notable esfuerzo por adecuar
el territorio para una mayor atención al Pueblo de Dios, por la creación de
nuevas Diócesis. Hay empeño de dotar a las Iglesias de aquellos organismos
que promueven la corresponsabilidad, mediante canales adecuados para el
diálogo, como Consejos Presbiteriales, Consejos de Pastoral, Comisiones
Diocesanas, que animan una pastoral más orgánica y adptada a la realidad
peculiar de cada diócesis.
|p635 Hay también, por parte de las comunidades religiosas y de los
movimientos laicales, una mayor conciencia de la necesidad de insertarse,
con espíritu eclesial, en la misión de la Iglesia Particular.
|p636 A nivel nacional, es notable el esfuerzo en pro de un mejor ejercicio
de la colegialidad en el seno de las conferencias Episcopales, cada día
mejor organizadas y dotadas de organismos subsidiarios. Mención especial
merece el desarrollo y la eficacia del servicio que el CELAM ofrece a la
comunión aclesial en todo el ámbito de América Latina.
|p637 A nivel universal, se destacan las relaciones de fraterno intercambio
por el envío de personal apostólico y la ayuda económica, establecidas con
los episcopados de europa y de América del Norte, con apoyo de la CAL, cuya
continuación y profundización ofrecen oportunidades más amplias de
participación inter-eclesial, signo notable de comunión universal.
2.2. REFLEXION DOCTRINAL
|p638 El cristiano vive en comunidad bajo la acción del Espíritu Santo,
principio invisible de unidad y comunión, como también de la unidad y
variedad de estados de vida, ministerios y carismas.
|p639 En su familia, Iglesia doméstica, el bautizado es llamado a la primera
experiencia de comunión en la fe, en el amor y en el servicio a los demás.
|p640 En las pequeñas comunidades, sobre todo en las mejor constituidas,
crece la experiencia de nuevas relaciones interpersonales en la fe, la
profundización de la Palabra de Dios, la participación en la Eucaristía, la
comunión con los Pastores de la Iglesia Particular y un compromiso mayor con
la justicia en la realidad social de sus ambientes. Se pregunta cuándo una
pequeña comunidad puede ser considerada verdadera comunidad eclesial de base
en América Latina.
|p641 La Comunión Eclesial de Base, como comunidad, integra familias,
adultos y jóvenes, en íntima relación interpersonal en la fe. Como eclesial
es comunidad de fe, esperanza y caridad; celebra la Palabra de Dios y se
nutre con la Eucaristía, cúlmen de todos los Sacramentos; realiza la Palabra
de Dios en la vida, a través de la solidaridad y compromiso con el
mandamiento nuevo del Señor y hace presente y actuante la misión eclecial y
la comunión visible con los legítimos pastores, a través del servicio de
coordinadores aprobados. Es de base, por estar constituida por pocos
miembros, en forma permanente y a manera de célula de la gran comunidad.
"Cuando merecen su título de eclesialidad, ellas pueden conducir, en
fraternal solidaridad, su propia existencia espiritual y humana" (EN 58).
|p642 Los cristianos unidos en comunidad eclesial de base, fomentando su
adhesión a Cristo, procuran una vida más evangélica en el seno del pueblo,
colaboran para interpelar las raíces egoístas y consumistas de la sociedad y
explicitan la vocación de comunión con Dios y con sus hermanos, ofreciendo
un valioso punto de partida en la construcción de una nueva sociedad, "la
civilización del amor".
|p643 Las Comunidades Eclesiales de Base son expresión del amor preferente
de la Iglesia por el pueblo sencillo; en ellas se expresa, valora y purifica
su religiosidad y se le da posibilidad concreta de participación en la tarea
eclesial y en el compromiso de transformar el mundo.
|p644 La parroquia realiza una función en cierto modo integral de Iglesia,
ya que acompaña a las personas y familias a lo largo de su existencia, en la
educación y crecimiento de su fe. Es centro de coordinación y de animación
de comunidades, de grupos y de movimientos. Aquí se abre más el horizonte de
comunión y participación. La celebración de la Eucaristía y demás
sacramentos hace presente de modo más claro, la globalidad de la Iglesia. Su
vínculo con la comunidad diocesana está asegurado por la unión con el Obispo
que confía a su representante (normalmente el párroco), la atención pastoral
de la comunidad. La parroquia viene a ser para el cristiano el lugar de
encuentro, de fraterna comunicación de personas y de bienes, superando las
limitaciones propias de las pequeñas comunidades. En la parroquia se asumen,
de hecho, una serie de servicios que no están al alcance de las comunidades
menores, sobre todo en la dimensión misionera y en la promoción de la
dignidad de la persona humana, llegando así, a los migrantes más o menos
estables, a los marginados, a los alejados, a los no creyentes y, en
general, a los más necesitados.
|p645 En la Iglesia Particular, formada a imagen de la Iglesia Universal, se
encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo que es una, santa,
católica y apostólica (Cfr. LG 23 y CD 11). Es una porción del Pueblo de
Dios, definida por un contexto socio-cultural más amplio, en el cual se
encarna. Su primacía en el conjunto de las comunidades eclesiales se debe al
hecho de estar presidida por un Obispo, dotado, en forma plena y
sacramental, del triple ministerio de Cristo, cabeza del cuerpo místico,
profeta, sacerdote y pastor. El Obispo es, en cada Iglesia Particular,
principio y fundamento de su unidad.
|p646 Por ser sucesores de los Apóstoles, a través de su comunión con el
Colegio Episcopal y de manera especial con el Romano Pontífice, hacen
presente la apostolicidad de toda la Iglesia; garantizan la fidelidad al
Evangelio; realizan la comunión con la Iglesia Universal y promueven la
colaboración de su Presbiterio y el desarrollo del Pueblo de Dios,
encomendado a sus cuidados.
|p647 Responsabilidad del Obispo será discernir los carismas y fomentar los
ministerios indispensables para que la Diócesis crezca hacia su madurez,
como comunidad evangelizada y evangelizadora, de tal manera que sea luz y
fermento de la sociedad, sacramento de unidad y de liberación integral, apta
para el intercambio con las demás Iglesias particulares, animada por el
espíritu misionero, que la haga irradiar la riqueza evangélica lograda en su
interior.
2.3. LINEAS PASTORALES
|p648 Como pastores, queremos decididamente promover, orientar y acompañar
las Comunidades Eclesiales de Base, según el espíritu de Medellín (Cfr.
Pastoral de Conjunto, 10) y los criterios de la "Evangelii Nuntiandi" 58;
favorecer el descubrimiento y la formación gradual de animadores para ellas.
Hay que buscar, en especial, cómo las pequeñas comunidades, que se
multiplican sobre todo en la periferia y las zonas rurales, puedan adecuarse
también a la pastoral de las grandes ciudades de nuestro Continente.
|p649 Es necesario continuar en las Parroquias el esfuerzo de renovación
superando los aspectos meramente administrativos; buscando la participación
mayor de los laicos, especialmente en el Consejo de Pastoral; dando
prioridad a los apostolados organizados y formando a los seglares para que
asuman, como cristianos, sus responsabilidades en la comunidad y en el
ambiente social.
|p650 Se debe insistir en una opción más decidida por la pastoral de
conjunto, especialmente con la colaboración de las comunidades religiosas,
promoviendo grupos, comunidades y movimientos; animándolas en un esfuerzo
constante de comunión, haciendo de la Parroquia el centro de promoción y de
servicios que las comunidades menores no pueden asegurar.
|p651 Han de impulsar las experiencias para desarrollar la acción pastoral
de todos los agentes en las parroquias y alentar la pastoral vocacional de
los ministerios ordenados, de los servicios laicales y de la vida religiosa.
|p652 Dignos de especial reconocimiento y de una voz de aliento son los
Presbíteros y demás agentes de pastoral, a quienes la comunidad diocesana
deben respaldo, estímulo y solidaridad, también en lo referente a la congrua
sustentación y seguridad social, dentro del espíritu de pobreza.
|p653 Entre los Presbíteros, queremos destacar la figura del Párroco, como
Pastor a semejanza de Cristo, promotor de comunión con Dios y con sus
hermanos a cuyo servicio se entrega, con sus cohermanos Presbíteros en torno
al Obispo; atento a discernir los signos de los tiempos con su Pueblo;
animador de comunidades.
|p654 En el ámbito de la Iglesia Particular, procúrese asegurar la constante
formación y renovación de los agentes de pastoral, impulsando la
espiritualidad y los cursos de capacitación mediante centros de retiro y
jornadas de oración. Es urgente que las curias diocesanas lleguen a ser
centros más eficaces de promoción pastoral en sus tres niveles de
Catequesis, Liturgia y Servicios de justicia y de caridad, reconociendo el
valor pastoral del servicio administrativo. Se debe intentar, con especial
empeño, la integración de los Consejos diocesanos de pastoral y demás
organismos diocesanos que, aunque presenten algunas dificultades, son
instrumentos indispensables para la planeación, implementación y
acompañamiento constante de la acción pastoral en la vida de la Diócesis.
|p655 La Iglesia Particular ha de poner de relieve su carácter misionero y
la comunión eclesial, compartiendo valores y experiencias, así como
favoreciendo el intercambio de personas y de bienes.
|p656 A través de sus pastores por la colegialidad episcopal y la unión al
Vicario de Cristo, la comunidad diocesana debe intensificar la estrecha
comunión con el centro de unidad de la Iglesia y la aceptación leal del
servicio que ofrece, por su Magisterio, en la fidelidad al Evangelio y la
vivencia de la caridad. En esto se incluye la colaboración en la acción - a
nivel continental- por medio del CELAM y sus programas.
|p657 Nos empeñamos para que esta colegialidad, de la que Puebla, como las
dos Conferencias Generales que la precedieron constituye un momento
privilegiado, sea el signo más fuerte de credibilidad del anuncio y servicio
del Evangelio, en favor de la comunión fraterna en toda América Latina.
CAPITULO II AGENTES DE COMUNION Y PARTICIPACION
Nos dirigimos ahora a los principales agentes deevangelización. Con ellos
queremos reflexionar y tomar nuevoaliento y nuevas opciones para llevar a
cabo nuestra tareapastoral.
|p658 Somos responsables de esta difícil pero honrosa misión de evangelizar
a todas las personas y todos los ambientes. Nos referimos a los presbíteros,
diáconos, religiosos, religiosas y laicos comprometidos y comenzamos por
nosotros mismos, los Obispos. CONTENIDO:1. Ministerio Jerárquico 2. Vida
consagrada 3. Laicos 4. Pastoral vocacional
1. MINISTERIO JERARQUICO
|p659 El Ministerio Jerárquico, signo sacramental de Cristo Pastor y Cabeza
de la Iglesia, es el principal responsable de la edificación de la Iglesia
en la comunión y de la dinamización de su acción evangelizadora.
1.1. INTRODUCCION
|p660 Ha sido muy activa en estos años la reflexión teológica sobre la
identidad sacerdotal, urgida por crisis y desajustes que la golpearon con
cierta fuerza. Hace falta, entonces, y por ello invitamos a teólogos y
pastoralistas, profundizar en un campo tan importante, según las directrices
del magisterio, en particular del Concilio Vaticano II, Medellín, Sínodo de
Obispos de 1971 y el Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos.
Una visión de síntesis, en la que aparezca la convergencia de elementos, a
veces presentados como contrapuestos, cobra gran interés.
|p661 El sacerdocio, en virtud de su participación sacramental con Cristo,
Cabeza de la Iglesia, es, por Palabra y la Eucaristía, servicio de la Unidad
de la Comunidad (Cfr. Ef. 4, 15-17). El Ministerio de la comunidad implica
la participación en el poder o autoridad que Cristo comunica mediante la
ordenación y que constituye al Sacerdote en la triple dimensión del
ministerio de Cristo Profeta, Liturgo y Rey, en alguien que actúa en su
Nombre, al servicio de la Comunidad.
|p662 El ser y el obrar del sacerdote, en la identidad de su servicio, está
referido a la Eucaristía, raíz y quicio de toda comunidad (Cfr. PO 5),
centro de la vida sacramental, hacia la cual lleva la Palabra. Por eso, se
puede decir que donde hay Eucaristía hay Iglesia. Como ésta es servida por
el Obispo, en unión con el Presbiterio, es igualmente cierto decir "Donde
esté el Obispo está la Iglesia".
|p663 En virtud de la fraternidad sacramental, la plena unidad entre los
Ministros de la Comunidad es ya un hecho evangelizador, cuya exigencia es
recordada por el Papa en su Discurso inaugural (Cfr. II, 1 y 2.AAS LXXI, pp.
196-197). De aquí deriva la misma unidad pastoral.
1.2. SITUACION
|p664 De acuerdo con las necesidades de los tiempos, se advierte un cambio
en la mentalaidad y actitud de los ministros jerárquicos y,
consiguientemente, en su imagen.
|p665 Se va tomando conciencia más profunda del carácter evangelizador y
misionero de la tarea pastoral.
|p666 La forma de vida de muchos pastores ha crecido en sencillez y pobreza,
en mutuo afecto y comprensión, en acercamaiento al pueblo, en apertura al
diálogo y en corresponsabilidad.
|p667 Se ha afianzado la comunión eclesial, tanto de los Obispos con el
Santo Padre, como de los Obispos entre sí; igualmente la de los prebíteros y
religiosos con el Obispo y entre las diversas familias eclesiales. Especial
reconocimiento merecen las Iglesias particulares de diversos países que, no
sólo incrementan nuestra labor evangelizadora con el envío de presbíteros,
religiosos y demás agentes de evangelización,sino que también contribuyen
generosamente con su comunicación cristiana de bienes.
|p668 Es admirable y alentador comprobar el espíritu de sacrificio y
abnegación con que muchos pastores ejercen su ministerio en servicio del
Evangelio, sea en la predicación, sea en la celebración de los sacramentos o
en la defensa de la dignidad humana, afrontando la soledad, el
aislamiento,la incomprensión y, a veces, la persecución y la muerte (Cfr. PO
13).
|p669 Se nota en casi todos los ministros un creciente interés de
actualización no sólo intelectual sino espiritual y pastoral y un deseo de
aprovechamiento de todos los medios que la favorecen.
|p670 Se advierte una mayor clarificación con respecto a la identidad
sacerdotal que ha conducido a una nueva afirmación de la vida espiritual del
ministerio jerárquico y a un servicio preferencial a los pobres.
|p671 Los pastores han contribuido sensiblemente a una mayor toma de
conciencia en la acción de los laicos, tanto en su vocación específica
secular, como en una participación más responsable en la vida de la Iglesia,
inclusive mediante los diversos ministerios.
|p672 Fenómeno estimulante es el de los diáconos permanentes con su variado
ministerio, especialmente en parroquias rurales y campesinas, sin olvidar
las Comunidades Eclesiales de Base y otros grupos de fieles. Con todo, se
hace necesaria una profundización teológica sobre la figura del diácono para
lograr una mayor aceptación de su ministerio. Dentro de este panorama
alentador, también aparecen aspectos negativos Proponemos algunos.
|p673 a) Falta unidad en los criterios básicos de pastoral, con las
consiguientes "tensiones" de la obediencia y serias repercusiones en
"pastoral de conjunto".
|p674 b) A pesar del reciente aumento de vocaciones, hay una preocupante
escasez de ministros, debida -entre otras causas- a una deficiente
conciencia misionera.
|p675 c) La distribución del clero, a nivel continental, es inadecuada y se
ve agravada, en algunos casos, porque los sacerdotes cumplen tareas
supletorias.
|p676 d) Falta suficiente actualización pastoral, espiritual y doctrinal;
eso produce inseguridad ante los avances teológicos y ante doctrinas
erróneas, provoca un sentimiento de frustración pastoral y aun ciertas
crisis de identidad.
|p677 e) A veces la insuficiente sustentación y la falta de una modesta
previsión social de los presbíteros, provoca la búsqueda de trabajos
remunerados, en detrimento de su ministerio.
|p678 f) Falta en algunas ocasiones la oportuna intervención magisterial y
profética de los Obispos, así como también una mayor coherencia colegial.
1.3 ILUMINACION TEOLOGICO-PASTORAL
|p679 El gran ministerio o servicio que la Iglesia presta al mundo y a los
hombres en él es la evangelización (ofrecida con hechos y palabras) (Cfr. DV
2), la Buena Nueva de que el Reino de Dios, Reino de justicia y paz, llega a
los hombres en Jesucristo.
|p680 Desde el principio hubo en la Iglesia diversidad de ministerios, en
orden a la evangelización. Los escritos del Nuevo Testamento muestran la
vitalidad de la Iglesia que se expresó en múltiples servicios. Así san Pablo
menciona, entre otros, los siguientes: la profecía, la diaconía, la
enseñanza, la exhortación, el dar limosna, el presidir, el ejercer la
misericordia (Cfr. Rom. 12, 6-8); y en otros contextos habla de ministerios
como las palabras de la sabiduría, el discernimiento de espíritus y algunos
otros (Cfr. 1Cor.12, 8-11; Ef. 4, 11-12; 1 Tes. 5, 12s.; Flp. 1,1).
Igualmente en otros escritos del Nuevo Testamento se describen varios
ministerios.
|p681 "El ministerio eclesiástico, de institución divina, es ejercido en
diversos órdenes por aquellos que ya desde antiguo vienen llamándose
Obispos, prebíteros y diáconos" (LG 28). Constituyen el ministerio
jerárquico y se reciben mediante la "imposición de las manos", en el
Sacramento del Orden. Como lo enseña el Vaticano II, por el Sacramento del
Orden -Episcopal y presbiteral- se confiere un sacerdocio ministerial,
esencialmente distinto del sacerdocio común del que participan todos los
fieles por el Sacramento del Bautismo (Cfr. LG 10); quienes reciben el
ministerio jerárquico quedan constituidos, "según sus funciones","pastores"
en la Iglesia. Como el Buen Pastor (Cfr. Jn. 10, 1-16), van delante de las
ovejas; dan la vida por ellas para que tengan vida y la tengan en
abundancia; las conocen y son conocidas por ellas.
|p682 "Ir delante de las ovejas" significa estar atentos a los caminos por
los que los fieles transitan, a fin de que, unidos por el Espíritu, den
testimonio de la vida, los sufrimientos, la Muerte y la Resurrección de
Jesucristo, quien, pobre entre los pobres, anunció que todos somos hijos de
un mismo Padre y por consiguiente hermanos.
|p683 "Dar la vida" señala la medida del "ministerio jerárquico" y es la
prueba del mayor amor; así lo vive Pablo que muere todos los días (Cfr. 2
Cor. 4, 11) en el cumplimiento de su ministerio.
|p684 "Conocer las ovejas y ser conocidos por ellas" no se limita a saber de
las necesidades de los fieles. Conocer es involucrar el propio ser, amar
como quien vino no a ser servido sino a servir (Cfr. Mt. 20, 25-28).
|p685 Renovamos nuestra adhesión a todas las enseñanzas que sobre los
Pastores nos han sido dado el Concilio Vaticano II, el Sínodo Episcopal de
1971, Medellín y el Directorio de los Obispos. Proponemos ahora, por
creerlas especialmente útiles para la Evangelización en el presente y en el
futuro de América Latina, algunas "reflexiones" sobre el Ministerio de los
Obispos, de los Presbíteros y de los Diáconos:
|p686 El Obispo como miembro del Colegio Espiscopal presidido por el Papa,
es sucesor de los Apóstoles y -por su participación plena del sacerdocio de
Cristo- es signo visible y eficaz del mismo Cristo, de quien hace las veces
como Maestro, Pastor y Pontífice (Cfr. LG 21). Esta triple e inseparable
función está al servicio de la unidad de su Iglesia particular y crea
exigencias de carácter espiritual y pastoral que hoy merecen acentuarse.
|p687 El Obispo es maestro de la verdad (Cfr. Juan Pablo II, Discurso
inaugural I, 6.AAS LXXI, p. 192). En una Iglesia totalmente al servicio de
la Palabra, es el primer evangelizador, el primer catequista; ninguna otra
tarea lo puede eximir de esta misión sagrada. Medita religiosamente la
Palabra, se actualiza doctrinalmente, predica personalmente al pueblo; vela
porque su comunidad avance continuamente en el conocimiento y práctica de la
Palabra de Dios, alentando y guiando a todos los que enseñan en la Iglesia
(a fin de evitar "magisterios paralelos" de personas o grupos), y
promoviendo la colaboración de los teólogos que ejercitan su carisma
específico dentro de la Iglesia, desde la metodología propia de la teología,
para lo cual busca la actualización teológica a fin de poder discernir la
Verdad y mantiene una actitud de diálogo con ellos. Todo esto en comunión
con el Papa y con sus hermanos Obispos, especialmente los de su propia
Conferencia Episcopal.
|p688 El Obispo es signo y constructor de la unidad (Cfr. Juan Pablo II,
Discurso inaugural II, 1. AAS LXXI, p. 196). Hace de su autoridad,
envagélicamente ejercida, un servicio a la unidad; promueve la misión de
toda la comunidad diocesana; formenta la participación y corresponsabilidad
a diferentes niveles; infunde confianza en sus colaboradores (especialemtne
los prebíteros para quienes debe ser padre, hermano y amigo) (Cfr. LG 28);
crea en la diócesis un clima tal de comunión eclesial orgánica y espiritual
que permita a todos los religiosos y religiosas vivir su pertenencia
peculiar a la familia diocesana; discierne y valora la multiplicidad y
variedad de los carismas derramados en los miembros de su Iglesia, de modo
que concurran eficazmente integrados, al crecimiento y vitalidad de la
misma; está presente en las principales circunstancias de la vida de su
Iglesia particular.
|p689 El Obispo es Pontífice y santificador. Ejercer personalmente su
función de presidente y promotor de la liturgia; apoyado en su propio
testimonio promueve la santidad de todos los fieles como primer testimonio
promueve la santidad de todos los fieles como primer medio de evangelización
(Cfr. EN 21, 41, 69); busca en la gracia propia del sacramento del orden el
fundamento para un constante cultivo de la vida espiritual que, en el amor
personal a Cristo, impulse su amor a la Iglesia y su entrega al pastoreo
generoso de las ovejas; se ocupa de la vida espiritual de sus presbíteros y
religiosos; hace de su vida gozosa, austera, sencilla y lo más cercana
posible de su pueblo, un testimonio de Cristo Pastor y un medio de diálogo
con todos los hombres.
|p690 Los presbíteros, por el sacramento del orden, quedan constituidos en
los colaboradores principales de los Obispos para su triple ministerio;
hacen presente a Cristo-Cabeza en medio de la comunidad (Cfr PO 2); forman,
junto con su Obispo y unidos en íntima fraternidad sacramental, un solo
presbiterio dedicado a variadas tareas para servicio de la Iglesia y del
mundo (Cfr. LG 28). Estas realidades hacen de ellos "piezas centrales de la
tarea eclesial" (Juan Pablo II, Alocución Sacerdotes 1. AAS LXXI, p. 179).
|p691 Por ser inseparables de los Obispos, los rasgos de espiritualidad
pastoral antes descritos se aplican también al presbítero. En la actual
situación de la Iglesia en América Latina se ve prioritario lo siguiente:
|p692 El presbítero anuncia el Reino de Dios que se inicia en este mundo y
que tendrá su plenitud cuando Cristo venga al final de los tiempos. Por el
servicio de ese Reino, abandona todo para seguir a su Señor. signo de esa
entrega radical es el celibato ministerial, don de Cristo mismo y garantía
de una dedicación generosa y libre al servicio de los hombres.
|p693 El presbítero es un hombre de Dios. Sólo puede ser profeta en la
medida en que haya hecho la experiencia del Dios vivo. Sólo esta experiencia
lo hará portador de una Palabra poderosa para transformar la vida personal y
social de los hombres de acuerdo con el designio del Padre.
|p694 La oración en todas sus formas -y de manera especial la Liturgia de
las Horas que le confía la Iglesia- ayudará a mantener esa experiencia de
Dios que quedará compartir con sus hermanos.
|p695 Como el Obispo y en comunión con él, el presbítero evangeliza, celebra
el Santo Sacrificio y sirve a la unidad.
|p696 Como Pastor que se empeña en la liberación integral de los pobres y de
los oprimidos, obra siempre con criterios evangélicos (Cfr. EN 18). Cree en
la fuerza del Espíritu para no caer en la tentación de hacerse líder
político, dirigente social o funcionario de un poder temporal; esto le
impedirá "ser signo y factor de unidad y de fraternidad" (Juan Pablo II,
Alocución Sacerdotes 8. AAS LXXI, p. 182).
|p697 El diácono, colaborador del Obispo y del presbítero, recibe una gracia
sacramental propia. El carisma del diácono, signo sacramental del "Cristo
Siervo", tiene gran eficacia para la realización de una Iglesia servidora y
pobre que ejerce su función misionera en orden a la liberación integral del
hombre.
|p698 La misión y función del diácono no se han de medir con criterios
meramente pragmáticos, por estas o aquellas acciones que pudieran ser
ejercidos por ministros no ordenados (Cfr. EN 73) o por cualquier bautizado;
ni tampoco sólo como una solución a la escasez numérica de presbíteros (Cfr.
Lg 29) que afecta a América Latina. Su conveniencia se desprende de una
contribución eficaz a que la Iglesia cumpla mejor su misión salvífica (Cfr.
AG 16) por medio de una más adecuada atención a la tarea evangelizadora.
|p699 La implantación del diaconado permanente, pedida ya a la Santa Sede
por la mayoría de nuestras Conferencias Episcopales, deberá hacerse buscando
"lo nuevo y lo viejo". No se trata simplemente de restaurar el diaconado
primitivo sino de profundizar en la Tradición de la Iglesia Universal y en
las realidades particulares de nuestro Continente, buscando mediante esta
doble atención (Cfr. EN 73) una fidelidad al patrimonio eclesial y una sana
creatividad pastoral con proyección evangelizadora.
|p700 La espiritualidad ministerial común a todos los miembros de la
Jerarquía debe centarse en la Eucaristía y estar marcada por una auténtica
devoción a la Santísima Virgen María, tan arraigada en el pueblo a quien
evangelizamos y garantía de una permanente fidelidad, característica clave
del evangelizador (Cfr. Juan Pablo II, Homilía México, AAS LXXI, p. 164).
1.4. ORIENTACIONES PASTORALESOBISPOSNos comprometemos a:
|p701 Cumplir siempre con gozo, intrepidez y humildad el ministerio
evangelizador como tarea prioritaria del oficio episcopal en el camino
abierto e iluminado por los insignes pastores y misioneros del continente.
|p702 Asumir la colegialidad episcopal en todas sus dimensiones y
consecuencias, a nivel regional y universal.
|p703 Promover a toda costa la unidad de la Iglesia particular, con
discernimiento del Espíritu para no extinguir ni uniformar la riqueza de
carismas y dar especial importancia a la promoción de la pastoral orgánica y
a la animación de las comunidades.
|p704 Dar a los consejos presbiteriales y pastorales y a otros organismos
pastorales la consistencia y funcionalidad requeridas por el Concilio y
promover solícitamente el crecimiento espiritual y pastoral de los
presbíteros.
|p705 Buscar formas de agrupación de los presbíteros situados en regiones
lejanas, a fin de evitar su aislamiento y favorecer una mayor eficacia
pastoral. Se recomienda tener en cuenta, en forma especial a los "Capellanes
castrences" a fin de que, en los lugares donde presten su ministerio
sacerdotal, se integren pastoralmente al presbiterio diocesano.
|p706 Empeñaremos, por exigencia evangélica y de acuerdo con nuestra misión,
en promoverla justicia y en defender la dignidad y los derechos de la
persona humana (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural, III. AAS LXXI, p.
198).
|p707 En total fidelidad al Evangelio y sin perder de vista nuestro carisma
de signo de unidad y pastor Hacer comprender por nuestra vida y actitudes,
nuestra preferencia por evangelizar y servir a los pobres.
|p708 Prestar atención preferencial al Seminario, dada su importancia en la
formación de los presbíteros de quienes depende, en gran parte, "la deseada
renovación de toda la Iglesia" (OT proemio), darles los mejores sacerdotes
adecuadamente capacitados; buscar por todos los medios un mejor conocimiento
de los formadores y de los alumnos y un mayor contacto con ellos.
|p709 Buscar eficazmente la solución a la situación económica, difícil de
los presbíteros, mediante una remuneración y previsión social adecuadas;
acudiendo, si fuera necesario, a iniciativas de carácter supradiocesano,
nacional o internacional, en el espíritu de la comunicación cristiana de
bienes.
|p710 Estudiar objetivamente el fenómeno del abandono del ministerio
presbiterial con sus causas e incidencia en la vida de la Iglesia, teniendo
presente el criterio trazado por el Sínodo de 1971, que pide que desde el
punto de vista pastoral sean tratados "equitativa y fraternalmente" y pueden
colaborar en el servicio de la Iglesia, aunque "no sean admitidos al
ejercicio de actividades sacerdotales" (El Sacerdocio Ministerial, II, 4,d).
PRESBITEROS
|p711 Den los presbíteros prioridad en su minsiterio al anuncio delEvangelio
a todos pero muy especialmente a los más necesitados (obreros, campesinos,
indígenas, marginados, grupos afroamericanos), integrando la promoción y
defensa de su dignidad humana.
|p712 Renuévese la vitalidad misionera en los sacerdotes y fórmeseles en una
actitud de generosa disponibilidad, para que pueda darse una respuesta
eficaz a la desigual distribución del clero actualmente existente.
|p713 Den prioridad al trabajo evangelizador en la familia y la juventud y a
la promoción de las vocaciones sacerdotales y religiosas.
|p714 Comprométanse en la incorporación del laicado y de las religiosas en
la acción pastoral cada vez con más activa participación, dándoles el debido
acompañamiento espiritual y doctrinal.
DIACONOS PERMANENTES
|p715 Que el diácono se inserte plenamente en la comunidad a la que sirve y
promueva continuamente la comunión de la misma con el presbítero y el
Obispo. Además, respete y fomente los ministerios ejercidos por laicos.
|p716 Tenga la comunidad un papel importante en la cuidadosa selección de
los candidatos al diaconado. Que exista la formación adecuada y continua del
mismo y una debida preparación de su propia familia, de la comunidad que lo
acoge, del presbiterio y de los laicos.
|p717 Prevéase la justa remuneración de los diáconos permanentes, dedicados
completamente al ministerio pastoral.
|p718 Promuévase estudios para profundizar los aspectos teológicos,
canónicos y pastorales del diaconado permanente y procúrese la adecuada
divulgación de tales estudios.
FORMACION PERMANENTE
|p719 La gracia recibida en la ordenación, que ha de reavivarse
continuamente (Cfr. 2 Tim. 1, 6-7), y la misión evangelizadora exigen de los
ministros jerárquicos una seria y continua formación, que no puede reducirse
a lo intelectual sino que se extenderá a todos los aspectos de su vida.
|p720 Objeto de esta formación, que tendrá en cuenta la edad y las
condiciones de las personas, ha de ser: capacitar a los ministros
jerárquicos para que, de acuerdo con las exigencias de su vocación y misión
y la realidad latinoamericana, vivan personal y comunitariamente un continuo
proceso que los haga pastoralmente competentes para el ejercicio del
ministerio.
2. VIDA CONSAGRADA
|p721 La vida consagrada es en sí misma evangelizadora en orden a la
comunión y participación en América Latina.
2.1. TENDENCIAS DE LA VIDA CONSAGRADA EN AMERICA LATINA
|p722 Es un motivo de gozo para nosotros los Obispos verificar la presencia
y el dinamismo de tantas personas consagradas que en América Latina dedican
su vida a la misión evangelizadora como lo hicieron ya en el pasado. Podemos
decir con Pablo VI: "Se les encuentra no raras veces en la vanguardia de la
misión y afrontando los más grandes riesgos para su santidad y su propia
vida. Sí, en verdad la Iglesia les debe muchísimo" (EN 69). Esto nos mueve a
promover y acompañar la vida consagrada según sus notas características
(Cfr. MR 9).
|p723 De toda la experiencia de Vida Religiosa en América Latina queremos
recoger sólo las tendencias más significativas y renovadoras que el Espíritu
suscita en la Iglesia, así como señalar algunas de las dificultades que
manifiesta la crisis en los últimos años.
|p724 Si bien nos referimos directamente a la vida religiosa, queremos decir
a los Institutos seculares y a otras formas de Vida Consagrada que aquí
encuentran muchas ideeas y experiencias que también les pertenecen (Por lo
demás, de los Institutos seculares se trata en el Nº 774). La Iglesia de
América Latina estima su estilo de consagración a Dios y su "secularidad"
como un medio especialmente valioso para llevar la presencia y el mensaje de
Cristo a toda clase de ambientes humanos.
|p725 El conjunto de la Vida Religiosa constituye el modo específico de
evangelizar propio del religioso. Por eso, al señalar estos aspectos,
recogemos el aporte de los religiosos a la Evangelización. Descubrimos
especialamente las siguientes tendencias:
a) EXPERIENCIA DE DIOS
|p726 Hay ciertos signos que expresan un deseo de interiorización y de
profundización en la vivencia de la fe al comprobar que, sin el contacto con
el Señor, no se da una Evangelización convincente y perseverante.
|p727 Se intenta que la oración llegue a convertirse en actitud de vida, de
modo que oración y vida se enriquezcan mutuamente: oración que conduzca a
comprometerse en la vida real y vivencia de la realidad que exija momentos
fuertes de oración. Además de buscar la oración íntima, se tiende de modo
especial a la oración comunitaria, con comunicación de la experiencia de fe,
con discernimiento sobre la realidad, orando juntamente con el pueblo.
|p728 Oración que ha de ser visible y estimulante. También se está
encontrando de nuevo el sentido de la gran tradición de la Iglesia de orar
con salmos y textos litúrgicos, sobre todo en la Eucaristía participada. Lo
mismo sucede con otras devociones tradicionales como el Rosario.
|p729 Hay que reconocer que algunos religiosos no han logrado la integración
entre vida y oración, especialmente si están absorbidos por la actividad, si
en la inserción faltan espacios de intimidad o si viven una falsa
espiritualidad.
b) COMUNIDAD FRATERNA
|p730 Se busca poner énfasis en las relaciones fraternas: interpersonales en
que se valora la amistad, la sinceridad, la madurez, como base humana
indispensable para la convivencia; con dimensión de fe, pues es el Señor
quien llama: con un estilo de vida más sencillo y acogedor; con diálogo y
participación.
|p731 Se dan diversos estilos de vida comunitaria. Para ciertas obras y de
acuerdo con los diversos carismas fundacionales, existen comunidades
numerosas. También surgen "pequeñas comunidades" que nacen generalmente del
deseo de insertarse en barrios modestos o en el campo, o de una misión
evangelizadora particular. La experiencia muestra que estas pequeñas
comunidades deben asegurar ciertas condiciones para tener éxito: motivación
evangélica, comunicación personal, oración comunitaria, trabajo apaostólico,
evaluaciones, integración en el Instituto y la Diócesis a través del
servicio indispensable de la autoridad.
|p732 Se experimentan hoy especiales dificultades por la cercanía personal y
la diversidad de mentalidades, cuando disminuye el sentido de fe o cuando no
se respeta el debido pluralismo.
c) OPCION PREFERENCIAL POR LOS POBRES
|p733 La apertura pastoral de las obras y la opción preferencial por los
pobres es la tendencia más notable de la vida religiosa latinoamericana. De
hecho, cada vez más, los religiosos se encuentran en zonas marginadas y
difíciles, en misiones entre indígenas, en labor callada y humilde. Esta
opción no supone exclusión de nadie, pero sí una preferencia y un
acercamaiento al pobre.
|p734 Esto ha llevado a la revisión de obras tradicionales para responder
mejor a las exigencias de la evangelización. Asimismo ha puesto en una luz
más clara su relación con la pobreza de los margianados, que ya no supone
sólo el desprendimiento interior y la austeridad comunitaria, sino también
el solidarizarse, compartir y -en algunos casos- convivir con el pobre.
|p735 Con todo, esta opción trae efectos negativos cuando falta la
preparación adecuada, el apoyo comunitario, la madurez personal o la
motivación evangélica. En no pocas ocasiones, esta opción ha supuesto correr
el riesgo de ser mal interpretado.
d) INSERCION EN LA VIDA DE LA IGLESIA PARTICULAR
|p736 Se comprueba un volver a descubrir y una vivencia del misterio de la
Iglesia Particular; un creciente deseo de participación, con el aporte de la
riqueza del propio carisma vocacional. Esto conduce a mayor integración en
la pastoral de conjunto y a mayor participación en los organismos y obras
diocesanas o supradiocesanas.
|p737 Sin embargo, se dan tensiones. A veces dentro de las comunidades; a
veces, entre éstas y los Obispos. Puede perderse de vista la misión pastoral
del Obispo o el carisma propio del Instituto; puede faltar el diálogo y el
discernimiento conjunto, cuando se trata de revisar obras o de cambio de
personal al servicio de la Diócesis. Nos preocupa el abandono inconsulto de
obras que tradicionalmente han estado en manos de comunidades religiosas,
como colegios, hospitales, etc.
|p738 Las comunidades contemplativas constituyen como el corazón de la vida
religiosa. Animan y estimulan a todos a intensificar el sentido trascendente
de la vida cristiana. Son también ellas mismas evangelizadoras, pues, "el
ser contemplativa no supone cortar radicalmente con el mundo, con el
apostolado. La contemplativa tiene que encontrar su modo específico de
entender el Reino de Dios" (Juan Pablo II, Alocución a las Religiosas de
Guadalajara, 2. AAS, p. 226).
2.2. CRITERIOS
a) EL DESIGNIO DE DIOS
|p739 La Vida Consagrada, arraigada desde antiguo en los pueblos de América
Latina, es un don que el Espíritu concede sin cesar a su Iglesia como "un
medio privilegiado de evangelización eficaz" (EN 69).
|p740 El Padre, al proponerse liberar nuestra historia del pecado, germen de
indignidad y muerte, elige en su Hijo, mediante el Espíritu, a mujeres y
hombres bautizados para un seguimiento radical de Jesucristo, dentro de la
Iglesia.
|p741 Y como la Iglesia Universal se realiza en las Iglesias Particulares
(Cfr. CD 11), en éstas se hace concreta para la Vida Consagrada la relación
de comunidad vital y de compromiso eclesial evangelizador. Con ellas, los
consagrados comparten las fatigas, los sufrimientos, las alegrías y
esperanzas de la construcción del Reino y en ellas vuelcan las riquezas de
sus carismas particulares, como don del Espíritu evangelizador. En las
Iglesias particulares encuentran a sus hermanos presididos por el Obispo, a
quien "compete el ministerio de discernir y armonizar" (MR 6).
b) LLAMADOS ALSEGUIMIENTO RADICAL DE CRISTO
|p742 Llamados por el Señor (Cfr. Mt. 4, 18-21), se comprometen a seguirlo
radicalmente, identificándose con El "desde las bienaventuranzas, como lo ha
señalado el Papa: No olviden nunca que para mantener un concepto claro del
valor de nuestra vida consagrada necesitaréis una profunda visión de fe que
se alimenta y mantiene con la oración (Cfr. PC 6). La misma que os hará
superar toda incertidumbre acerca de vuestra identidad propia, que os
mantendrá fieles a esa dimensión vertical que os es esencial para
identificarlos con Cristo desde la Bienaventuranzas y ser testigos
auténticos del Reino de Dios para los hombres del mundo actual" (Juan Pablo
II, Alocucuón a las Religiosas, 4.AAS LXXI, p. 178).
|p743 Por su consagración aceptan gozosamente, desde la comunión con el
Padre, el misterio del anonadamiento y de la exaltación pascual (Cfr. Flp.
2, 3-11). Negándose, pues, radicalmente a sí mismo, aceptan como propia la
cruz del Señor (Cfr. Mt. 16, 24), cargada sobre ellos y acompañan a los que
sufren por la injusticia, por la carencia del sentido profundo de la
existencia humana y por el hambre de paz, verdad y vida. De este modo,
compartiendo su muerte, resucitan gozosamente con ellos a la novedad de vida
y, haciéndose todo para todos, tienen como privilegiados a los pobres,
predilectos del Señor.
|p744 Son especialmente llamados a vivir en comunión intensa con el Padre,
quien los llena de su Espíritu, urgiéndolos a construir la comunión siempre
renovada entre los hombres. La Vida Consagrada es, así, una afirmación
profética del valor supremo de la comunión con Dios y entre los hombres
(Cfr. ET 53) y un "eximio testimonio de que el mundo no puede ser
transfigurado ni ofrecido a Dios sin el espíritu de las Bienaventuranzas"
(LG 31).
|p745 Teniendo a María como modelo de consagración y como intercesora, los
consagrados encarnarán la Palabra en su vida, y, como Ella y con Ella, la
ofrecerán a los hombres en una continua evangelización.
|p746 Su consagración radical a Dios amado sobre todas las cosas y por
consiguiente al servicio de los hombres se expresa y realiza por los
consejos evangélicos, asumidos mediante votos u otros vículos sagrados que
los "unen especialmente con la Iglesia y con su misterio" (LG 44).
|p747 Así, viviendo pobremente como el Señor y sabiendo que el único
Absoluto es Dios, comparten sus bienes; anuncian la gratuidad de Dios y de
sus dones; inauguran, de esta manera, la nueva justicia y proclaman "de un
modo especial, la elevación del Reino de Dios sobre todo lo terreno y sus
exigencias supremas"(LG 44); con su testimonio son una denuncia evangélica
de quienes sirven al dinero y al poder, reservándose egoístamente para sí
los bienes que Dios otorga al hombre para beneficio de toda la comunidad.
|p748 Su obediencia consagrada, vivida con abnegación y fortaleza "como
sacrificio de sí mismo" (PC 14) será expresión de comunión con la voluntad
salvífica de Dios y denuncia de todo proyecto histórico que apartándose del
plan divino, no haga creer al hombre en su dignidad de hijo de Dios.
|p749 En un mundo en que el amor está siendo vaciado de su plenitud, donde
la desunión acrecienta distancias por doquier y el placer se erige como
ídolo, los que pertenecen a Dios en Cristo por la castidad consagrada serán
testimonio de la alianza liberadora de Dios con el hombre en el seno de su
Iglesia particular, serán presencia del amor con el que "Cristo amó a la
Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella" (Ef. 5,25). Serán, finalmente,
para todos un signo luminoso de la liberación escatológica vivida en la
entrega a Dios y en la nueva y universal solidaridad con los hombres.
|p750 De este modo, "este testimonio silencioso de pobreza y de
desprendimiento, de pureza y de transparencia, de abandono en la obediencia
puede ser a la vez que una interpelación al mundo y a la Iglesia misma, una
predicación elocuente, capaz de tocar incluso a nos no cristianos de buena
voluntad, sensibles a ciertos valores" (EN 69).
|p751 En una vida de continua oración son llamados a mostrar a sus hermanos
el valor supremo y la eficacia apostólica de la unión con el Padre (Cfr.
Juan Pablo II, Discurso a los Superiores Mayores, 24/11/78).
|p752 La comunión fraterna vivida con todas sus exigencias, a la que están
convocados los consagrados, es el signo del amor transformador que el
Espíritu infunde en sus corazones, más fuerte que los lazos de la carne y de
la sangre.
|p753 Personas diversas, a veces de distinta nacionalidad, participan de la
misma vida y misión, en íntima fraternidad. Se esfuerzan de este modo, por
su testimonio elocuente de la vida de Dios Trino en su Iglesia, de la misma
comunión eclesial y actúan como fermento de comunión entre los hombres y de
co- participación en los bienes de Dios.
|p754 Si todos los bautizados han sido llamados a participar de la misión de
Cristo, a abrirse a sus hermanos y a trabajar por la unidad (Cfr. Gál. 3,
26-28), dentro y fuera de la comunidad eclesial, mucho más aún los que Dios
ha consagrado para sí. Estos son invitados a vivir el mandamiento nuevo en
una donación gratuita a todos los hombres "con un amor que no es partidista,
que a nadie excluye, aunque se dirija con preferencia al más pobre". Juan
Pablo II, Alocución Sacerdotes 7. AAS LXXI, p.181).
|p755 Surgen así los servicios suscitados por el Espíritu, como expresión
salvífica de Jesucristo (Cfr. 1 Cor. 12, 4-14; Ef. 4,10; Rom. 12, 4) que,
aunque realizados individualmente, son asumidos por toda la comunidad.
Urgidos por el amor de Cristo, son fermento de conciencia misionera dentro
de la comunidad eclesial, al mostrarse disponibles para ser enviados a
lugares y situaciones donde la Iglesia necesita una mayor y generosa ayuda
(Cfr. EN 69).
|p756 La riqueza del Espíritu se manifiesta en los carismas de los
fundadores que brotan en su Iglesia a través de todos los tiempos, como
expresión de la fuerza de su amor que responde solícitamente a las
necesidades de los hombres (Cfr. LG 46).
|p757 La fidelidad al propio carisma es, pues, una forma concreta de
obediencia a la gracia salvadora de Cristo y de santificación con El para
redimir a sus hermanos, ya sea desde la perspectiva del área educacional,
del servicio de la salud o social, del ministerio parroquial, o desde la
perspectiva de la cultura, el arte, etc. De este modo se hace presente el
Espíritu Santo que evangeliza a los hombres con su multiforme riqueza
.2.3. OPCIONES HACIA UNA VIDA CONSAGRADA MAS EVANGELIZADORA
|p758 Orientados por las enseñanzas de las Exhortaciones Apostólicas
"Evangelii Nuntiandi", "Evangelica Testificatio" y por el Documento "Mutuae
Relationes", nos comprometemos a colaborar con los Superiores Mayores para
llevar a cabo las siguientes opciones:a) Consagración más profunda
|p759 Acrecentar por los medios más convenientes la vivencia de la
consagración total y radical a Dios que comporta dos aspectos inseparables y
complementarios: entrega y reserva a Dios generosa y total y servicio a la
Iglesia y a todos los hombres.
|p760 Favorecer la actitud de oración y contemplación que nace de la Palabra
del Señor, escuchada y vivida en las circunstancias concretas de nuestra
historia.
|p761 Valorar el testimonio evangelizador de la Vida Consagrada como
expresión vital de los valores evangélicos anunciados en las
Bienaventuranzas.
|p762 Revitalizar la vida consagrada mediante la fidelidad al propio carisma
y al espíritu de los Fundadores, respondiendo a las nuevas necesidades del
Pueblo de Dios.
|p763 Alentar una selección vocacional que permita la decisión plena y
consciente y capacite para un servicio evangelizador adecuado en el presente
y futuro de América Latina. Favorecer, para ello, una seria formación
inicial y permanente, adaptada a las circunstancias peculiares y cambiantes
de nuestra realidad.b) Consagración como expresión de comunión
|p764 Acrecentar la fraternidad en las comunidades, en su interior
favoreciendo las relaciones interpersonales que permitan la integración y
conduzcan a mayor comunión y mejor colaboración en la misión. Estimular la
apertura a relaciones intercongregacionales en las que, respetando el
pluralismo de carismas particulares y las disposiciones de la Santa Sede,
crezca la unidad.
|p765 Crear en las diócesis un clima tal de comunión eclesial orgánica y
espiritual alrededor del Obispo que permita a las comunidades religiosas
vivir su pertenencia peculiar a la familia diocesana y, de manera especial,
lleve a los religiosos presbíteros a descubrir que son cooperadores del
orden episcopal y, en cierto modo, pertecen al clero de la diócesis (Cfr. CD
34). Para ello, estudiar conjuntamente los documentos eclesiales,
particularmente el de "Relaciones entre los Obispsos y los Religiosos en la
Iglesia".
|p766 Promover la plena adhesión al magisterio de la Iglesia, evitando
cualquier actitud doctrinal o pastoral que se aparte de sus orientaciones
(Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 7. AAS LXXI, p. 193).
|p767 Fomentar el conocimiento de la teología de la Iglesia Particular entre
los religiosos y el de la teología de la vida religiosa entre el clero
diocesano, con miras al fortalecimiento de una auténtica pastoral orgánica,
a nivel de diócesis y de Conferencia Episcopal (Cfr. MR 36-37).
|p768 Establecer relaciones institucionalizadas entre las Conferencias
Episcopales y otros organismos eclesiales con las Conferencias Nacionales de
Superiores Religiosos y otros organismos de religiosos, de aucerdo con los
criterios de la Santa Sede para las relaciones entre los Obispos y
Religiosos en la Iglesia.c) Misión más comprometida
|p769 Alentar a los religiosos a que asuman un compromiso preferencial por
los pobres, teniendo en cuenta lo que dijo Juan Pablo II: "Sois sacerdotes y
religiosos; no sois dirigentes sociales, líderes políticos o funcionarios de
un poder temporal. Por eso os repito: no nos hagamos la ilusión de servir al
Evangelio si tratamos de "diluir" nuestro carisma a través de un interés
exagerado hacia el amplio campo de los problemas temporales" (Juan Pablo II,
Alocución Sacerdotes, 8. AAS LXXI, p. 182).
|p770 Estimular a los religiosos y las religiosas a que con su acción
evangelizadora lleguen a los ámbitos de la cultura, del arte, de la
comunicación social y de la promoción humana, a fin de ofrecer su aporte
evangélico específico, acorde con su vocación y su peculiar situación en la
Iglesia.
|p771 Despertar la disponibilidad de los consagrados para asumir, dentro de
la Iglesia Particular, los puestos de vanguardia evangelizadora (Cfr. EN 69)
en comunión fiel con sus Pastores y con su comunidad y en fidelidad al
carisma de su fundación.
|p772 Estimular la fidelidad al carisma original y su actualización y
adaptación a las necesidades del Pueblo de Dios, para que las obras logren
mayor fuerza evangelizadora.
|p773 Renovar la vitalidad misionera de los religiosas y la actitud de
generosa disponibilidad que los lleve a dar respuestas eficaces y concretas
al problema de la desigual distribución actual de las fuerzas
evangelizadoras.
2.4. INSTITUTOS SECULARES
|p774 En lo que toca específicamente a los Institutos Seculares, es
importante recordar que su carisma propio busca responder de modo directo al
gran desafío que los actuales cambios culturales están planteando a la
Iglesia: dar un paso hacia las formas de vida secularizadas que el mundo
urbano-industrial exige, pero evitando que la secularidad se convierta en
secularismo.
|p775 El Espíritu ha suscitado en nuestro tiempo este nuevo modo de vida
consagrada, que representan los Institutos Seculares, para ayudar de alguna
manera, a través de ellos, a resolver la tensión entre apertura real a los
valores del mundo moderno (auténtica secularidad cristiana) y la plena y
profunda entrega de corazón a Dios (espíritu de la consagración). Al
situarse en pleno foco del Conflicto, dichos Institutos pueden significar un
valioso aporte pastoral para el futuro y ayudar a abrir caminos nuevos de
general validez para el Pueblo de Dios.
|p776 Por otro lado, la misma problemática que intentan abordar y su falta
de arraigo en una tradición ya probada, los expone más que las otras formas
de vida consagrada a las crisis de nuestro tiempo y al contagio del
secularismo. Esta esperanza y los riesgos que su modo de vida conlleva,
deberán mover al Episcopado latinoamericano a promover y apoyar con especial
solicitud se desarrollo.
3. LAICOS
Participación del laico en la vida de la Iglesia y en lamisión de ésta en el
mundo.
LOS LAICOS
3.1. SITUACION
|p777 Reconociendo en el seno de la Iglesia latinoamericana una toma de
conciencia creciente de la necesidad de la presencia de los laicos en la
misión evangelizadora, estimulamos a tantos laicos, que mediante su
testimonio de entrega cristiana, contribuyen al cumplimiento de la tarea
evangelizadora y a presentar el rostro de una Iglesia comprometida en la
promoción de la justicia en nuestros pueblos.
|p778 En la actual situación del continente, interpela particularmente a los
laicos la configuración que van tomando los sistemas y estructuras que, a
consecuencia del proceso desigual de industrialización, urbanización y
transformación cultural, ahondan las diferencias socio-económicas, afectando
principalamente a las masas populares, con fenómenos de opresión y
marginación creciente.
|p779 La Iglesia de América Latina después del Concilio y Medellín, en el
esfuerzo de aceptar los desafíos, en su conjunto, ha tenido experiencias
positivas y avances según lo dijimos en el Nº 10 y ss. y ha sufrido
dificultades y crisis, véase Nº 16-27.
|p780 Hay crisis que han afectado, naturalmente, al laicado latinoamericano
y, en especial, al laicado organizado que sufrió no sólo los embates de la
conflictividad de la propia sociedad -represiones de los grupos de poder-
sino también los producidos por una fuerte ideologización, por desconfianzas
mutuas y en las instituciones que llevaron, incluso, a dolorosas rupturas de
los movimientos laicos entre sí y con los pastores.
|p781 Hoy, sin embargo, vemos otro aspecto de la crisis en sus consecuencias
positivas: la progresiva ganancia en serenidad, madurez y realismo que se
manifiesta en confesadas aspiraciones por promover en la Iglesia estructuras
de diálogo, de participación y de acción pastoral de conjunto, expresiones
de una mayor conciencia de pertenencia a la Iglesia.
|p782 Este optimismo, creciente en los movimientos laicos, no desconoce, por
otra parte, las tensiones que persisten, tanto a nivel de la comprensión del
sentido del compromiso del laico hoy en América Latina, como de una
apropiada inserción en la acción eclecial.
|p783 MIentras estas tensiones afectan principalmente a quienes participan
en movimientos laicos, grandes sectores del laicado latinoamericano no han
tomado conciencia plena de su pertenencia a la Iglesia y viven afectados por
la incoherencia entre la fe que dicen profesar y practicar y el compromiso
real que asumen en la sociedad. Divorcio entre fe y vida agudizado por el
secularismo y por un sistema que antepone el tener más al ser más.
|p784 Asimismo, la efectiva promoción del laicado se ve impedida muchas
veces por la persistencia de cierta mentalidad clerical en numerosos agentes
pastorales, clérigos e incluso laicos.
|p785 Este contexto social y eclesial, así descrito, ha dificultado la
participación activa y responsable de los laicos en campos tan importantes
como el político, el social y el cultural, particularmente en los sectores
obreros y campesinos.
3.2. REFLEXION DOCTRINALEL LAICO EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO
|p786 La misión del laico encuentra su raíz y significación en su ser más
profundo que el Concilio Vaticano II se preocupó de subrayar, en algunos de
sus documentos:- El bautismo y la confirmación lo incorporan a Cristo y lo
hacen miembro de la Iglesia.- Participa, a su modo, de la función
sacerdotal, profética y real de Cristo y la ejerce en su condición propia.-
La fidelidad y la coherencia con las riquezas y exigencias de su ser le dan
su identidad de hombre de Iglesia en el corazón del mundo y de hombre del
mundo en el corazón de la Iglesia (Cfr. LG Cap. IV).
|p787 En efecto, el laico se ubica, por su vocación,en la Iglesia y en el
mundo. Miembro de la Iglesia, fiel a Cristo, está comprometido en la
construcción del Reino en su dimensión temporal.
|p788 En profunda comunicación con sus hermanos laicos y con los Pastores,
en los cuales ve a sus maestros en la fe, el laico contribuye a construir la
Iglesia como comunidad de fe, de oración, de caridad fraterna y lo hace por
la catequesis, por la vida sacramental, por la ayuda a los hermanos. De allí
la multiplicidad de formas de apostolado, cada una de las cuales pone
énfasis en algunos de los aspectos mencionados.
|p789 Pero es en el mundo donde el laico encuentra su campo específico de
acción (Cfr. EN 73). Por el testimonio de su vida, por su palabra oportuna y
por su acción concreta, el laico tiene la responsabilidad de ordenar las
realidades temporales para ponerlas al servicio de la instauración del Reino
de Dios.
|p790 En el vasto y complicado mundo de las realidades temporales, algunas
exigen especial atención de los laicos: la familia, la educación, las
comunicaciones sociales.
|p791 Entre estas realidades temporales no se puede dejar de subrayar con
especial énfasis la actividad política (Cfr. AA II, 5). Esta abarca un
amplio campo, desde la acción de votar, pasando por la militancia y el
liderazgo en algún partido político, hasta el ejercicio de cargos públicos
en distintos niveles.
|p792 En todos los casos, el laico deberá buscar y promover el bien común en
la defensa de la dignidad del hombre y de sus dererchos inalienables en la
protección de los más débiles y necesitados, en la construcción de la paz,
de la libertad, de la justicia; en la creación de estructuras más justas y
fraternas.
|p793 En consecuencia, en nuestro continente latinoamericano, marcado por
agudos problemas de injusticia que se han agravado, los laicos no pueden
eximirse de un serio compromiso en la promoción de la justicia y del bien
común (Cfr. AA 14), iluminados siempre por la fe y guiados por el Evangelio
y por la Doctrina Social de la Iglesia, pero orientados a la vez por la
inteligencia y la aptitud para la acción eficaz. "Para el cristiano no basta
la denuncia de las injusticias, a él se le pide ser en verdad testigo y
agente de la justicia" (Juan Pablo II, Alocución Obreros Guadalajara 2. AAS
LXXI, p. 223).
|p794 En la medida en que crece la participación de los laicos en la vida de
la Iglesia y en la misión de ésta en el mundo, se hace también más urgente
la necesidad de su sólida formación humana en general, formación doctrinal,
social, apostólica. Los laicos tienen el derecho de recibirla
primordialmente en sus mismos movimientos y asociaciones pero también en
institutos adecuados y en el contacto con sus Pastores.
|p795 Por otra parte, el laico debe aportar al conjunto de la Iglesia su
experiencia de participación en los problemas, desafíos y urgencias de su
"mundo secular" - de personas, familias, grupos sociales y pueblos- para que
la Evangelización eclesial arraigue con vigor. En ese sentido, será aporte
precioso del laico por su experiencia de vida, su competencia profesional,
científica y laboral, su inteligencia cristiana, cuanto pueda contribuir
para el desarrollo, estudio e investigación de la Enseñanza Social de la
Iglesia.
|p796 Un aspecto importante de esta formación es el que concierne a la
profundización en una espiritualidad más apropiada a su condición de laico.
Dimensiones esenciales de esta espiritualidad son, entre otras, las
siguientes:
|p797 - Que el laico no huya de las realidades temporales para buscar a Dios
sino persevere, presente y activo, en medio de ellas y allí encuentre al
Señor. - Dé a tal presencia y actividad una inspiración de fe y un sentido
de caridad cristiana. - Por la luz de la fe, descubra en esa realidad la
presencia del Señor.
|p798 - En medio de su misión, a menudo conflictiva y llena de tensiones
para su fe, busque renovar su identidad cristiana en el contacto con la
Palabra de Dios, en la intimidad con el Señor por la Eucaristía, en los
Sacramentos y en la oración.
|p799 Tal espiritualidad deberá ser capaz de dar a la Iglesia y al mundo
"cristianos con vocación de santidad, sólidos en su fe, seguros en la
doctrina propuesta por el Magisterio auténtico, firmes y activos en la
Iglesia, cimentados en una densa vida espiritual...perseverantes en el
testimonio y acción evangélica, coherentes y valientes en sus compromisos
temporales, constantes promotores de paz y justicia contra toda violencia u
opresión, agudos en el discernimiento crítico de las situaciones e
ideologías a la luz de las enseñanzas sociales de la Iglesia, confiados en
la esperanza en el Señor" (Juan Pablo II, Alocución Laicos, 6. AAS LXXI, p.
216).
EL LAICADO ORGANIZADO
|p800 Expresamos nuestra confianza y estímulo decidido a las formas
organizadas del apostolado de los laicos porque:
|p801 - La organización es signo de comunión y participación en la vida de
la Iglesia; permite la transmisión y crecimiento de las experiencias y la
permanente formación y capacitación de sus miembros.
|p802 El apostolado exige muchas veces una acción común, tanto en las
comunidades de la Iglesia como en los diversos ambientes.
|p803 En una sociedad que se estructura y planifica cada vez más la eficacia
de la actividad apostólica depende también de la organización.
MINISTERIOS DIVERSIFICADOS
|p804 Para el cumplimiento de su misión, la Iglesia cuenta con diversidad de
ministerios (Cfr. AA 21). Al lado de los ministerios jerárquicos, la Iglesia
reconoce un puesto a ministerios sin orden sagrado. Por tanto, también los
laicos pueden sentirse llamados o ser llamados a colaborar con sus pastores
en el servicio a la comunidad eclesial, para el crecimiento y vida de ésta,
ejerciendo ministerios diversos según la gracia y los carismas que el Señor
quiere concederles (Cfr EN 73).
|p805 Los ministerios que pueden conferirse a laicos son aquellos servicios
referentes a aspectos realmente importantes de la vida eclesial (v. gr. en
el plano de la Palabra, de la Liturgia o de la conducción de la comunidad),
ejercidos por laicos con estabilidad y que han sido reconocidos públicamente
y confiados por quien tiene la responsabilidad en la Iglesia.
3.3. CRITERIOS PASTORALES.
CRITERIOS QUE ORIENTAN AL LAICADO ORGANIZADO EN LA PASTORAL DE CONJUNTO
|p806 Una renovada pastoral del laicado organizada exige:a) vitalidad
misionera para descubrir con iniciativa y audacia nuevos campos para la
acción evangelizadora de la Iglesia;b) apertura para la coordinación con
organizaciones y movimientos, teniendo encuenta que ninguno de ellos posee
la exclusividad de la acción de la Iglesia;c) canales permanentes y
sistemáticos de formación doctrinal y espiritual con actualización de
contenidos y pedagogía adecuada.
|p807 La diversidad de formas organizadas del apostolado seglar exige su
presencia y participación en la pastoral de conjunto, tanto por la
naturaleza misma de la Iglesia, misterio de comunión de diversos miembros y
ministerios, como por la eficacia de la acción pastoral con la participación
coordinada de todos.
|p808 Se requiere la participación del laicado no sólo en la fase de
ejecución de la pastoral de conjunto, sino también en la planificación y en
los mismos organismos de decisión.
|p809 Su inserción en la pastoral de conjunto asegurará la necesaria
referencia de las formas organizadas de apostolado laical a la pastoral
dirigida a las grandes masas del Pueblo de Dios.
|p810 Las formas organizadas de apostolado laico deben dar a sus miembros
ayuda, aliento e iluminación para su compromiso político. Se reconocen, sin
embargo, dificultades, a nivel de dirigentes cuando pertenecen a movimientos
apostólicos y simultáneamente militan en partidos políticos; dificultades
que deberán resolverse con prudencia pastoral teniendo en cuenta el criterio
de evitar comprometer su movimiento apostólico con un partido político
determinado.
CRITERIOS PASTORALES SOBRE LOS MINISTERIOS
Características de los miembros que pueden recibir los laicosson las
siguientes:
|p811 - No clericalizan; quienes los reciben siguen siendo laicos con su
misión fundamental de presencia en el mundo.
|p812 - Se requiere una vocación o aptitud ratificada por los pastores.
|p813 - Se orientan a la vida y al crecimiento de la comunidad eclesial, sin
perder de vista el servicio que ésta debe prestar en el mundo.
|p814 - Son variados y diversos de acuerdo con los carismas de quienes son
llamados y las necesidades de la comunidad; pero esta diversidad debe
coordinar por su relación al ministerio jerárquico.Conviene evitar los
siguientes peligros en el ejercicio delos ministerios:
|p815 a) La tendencia a la clericalización de los laicos o la de reducir el
compromiso laical a aquellos que reciben ministerios, dejando de lado la
misión fundamental del laico, que es su inserción en las realidades
temporales y en sus responsabilidades familiares.
|p816 b) No deben promoverse tales ministerios como estímulo puramente
individual fuera de un contexto comunitario.
|p817 c) El ejercicio de ministerios por parte de unos laicos no puede
disminuir la participación activa de los demás.
3.4. EVALUACION
|p818 Para analizar y evaluar la situación actual y las perspectivas del
laicado, es necesario, por una parte, detectar la realidad de la presencia
activa en los distintos lugares que configuran la dinámica social y, por
otra, hacer manifiesta la "calidad" de dicha presencia. Para este fin, se
utiliza un marco de referencia que tiene doble dimensión:
|p819 La primera, que nos permite cuantificar la presencia del laicado, es
el crecimiento de los ámbitos funcionales (mundo de la cultura, del trabajo,
etc.) frente a los ámbitos territoriales (el barrio, la parroquia, etc.)
como consecuencia del proceso de industrialización y urbanización.
|p820 La segunda nos permite calificar la presencia En este caso, el signo
es cómo se comprende la realidad social, el ser y la misión de la Iglesia.
|p821 - En el espacio de la "vecindad" (parroquia, barrios), la existencia
de numerosos laicos y movimientos de laicos.
|p822 - En el espacio de "apoyo pastoral" (entendido como tal el que reúne
los servicios de formación doctrinal del laicado, invitación al compromiso,
espiritualidad, etc.) hay una presencia apreciable, pero con deficiencias en
los servicios de formación.
|p823 - En el espacio de "construcción de la sociedad" (obreros, campesinos,
empresarios, técnicos, políticos, etc.) la presencia es muy débil; casi
total la ausencia en el espacio de creación y difusión cultural
(intelectuales, artistas, educadores, estudiantes y comunicadores
sociales).Bajo la segunda dimensión se observa:
|p824 - La persistencia de laicos y movimientos laicales que no han asumido
suficientemente la dimensión social de su compromiso, tanto por aferrarse a
sus intereses económicos y de poder, como por una deficiente comprensión y
aceptación de la enseñanza social de la Iglesia. Se percibe también otros
laicos y movimientos de laicos que por exagerada politización de su
compromiso, han vaciado su apostolado de esenciales dimensiones
evangelizadoras.
|p825 - La existencia de movimientos laicos que se distorsionan por una
excesiva dependencia de las iniciativas de la jerarquía y también de los que
confieren a su autonomía un grado tal, que se desprenden de la comunidad
eclesial.
|p826 Finalmente, resulta de particular gravedad el hecho de uninsuficiente
esfuerzo en el discernimiento de las causas ycondicionamientos de la
realidad social y en especial sobrelos instrumentos y medios para una
transformación de lasociedad. Esto es necesario como iluminación de la
acción delos cristianos para evitar, tanto la asimilación acrítica
deideologías como un espiritualismo de evasión. Además, así sehace factible,
descubrir caminos para la acción, superada lamera denuncia.
3.5. CONCLUSIONES
|p827 Hacemos un llamado urgente a los laicos a comprometerse en la misión
evangelizadora de la Iglesia, en la que la promoción de la justicia es parte
integrante e indispensable y la que más directamente corresponde al quehacer
laical, siempre en comunión con los pastores.
|p828 Exhortamos a una presencia organizada del laicado en los diversos
espacios pastorales, lo cual supone la integración y coordinación de los
distintos movimientos y servicios dentro de un plan de pastoral orgánica del
sector laico.
|p829 Invitamos a tener en especial consideración al laicado organizado en
orden a la acción eclesial, prestándole la adecuada atención pastoral y el
debido aprecio de su papel en la pastoral global de la Iglesia.
|p830 En particular adquiere especial importancia la constitución o
dinamización de los departamentos diocesanos y nacionales de laicos o de
otros órganos de animación y coordinación. Asimismo urge el fortalecimiento
de los organismos latinoamericanos de los movimientos laicos con apoyo a la
labor que en este sentido viene realizando el Departamento de laicos del
CELAM.
|p831 Igualmente, hacemos resaltar el importante lugar que pueden ocupar los
laicos individualmente convocadas a prestar servicios en instituciones de
Iglesia, particularmente las educativas, los organismos de promoción humana
y social y las actividades en zonas de misión.
|p832 Pedimos que se fomenten centros o servicios de formación integral de
laicos que pongan adecuado énfasis en una pedagogía activa, complementada
por una formación sistemática en los fundamentos de la fe y de la enseñanza
social de la Iglesia. Asimismo, consideramaos los movimientos organizados
como instrumentos de formación con sus proyectos, experiencias, planes de
trabajo y evaluaciones.
|p833 En América Ltina, sobre todo en aquellas regiones donde los
ministerios jerárquicos no están suficientemente provistos, foméntense bajo
la responsabilidad de la Jerarquía también una especial creatividad en el
establecimiento de ministerios o servicios que pueden ser ejercidos por
laicos, de acuerdo con las necesidades de la evangelización. Especial
cuidado debe ponerse en la formación adecuada de los candidatos.3.6. LA
MUJERAunque en varias partes del Documento se habla de la mujer,como
religiosa, en el hogar, etc., aquí la consideramos en suaporte concreto a la
evangelización en el presente y en elfuturo de América Latina.
SITUACION
|p834 A la conocida marginación de la mujer como consecuencia de atavismos
culturales (prepotencia del varón, salarios desiguales, educación
deficiente, etc.) que se manifiesta en su ausencia casi total de la vida
política, económica y cultural, se agregan nuevas formas de marginación en
una sociedad consumista y hedonista. Así se llega al extremo de
transformarla en objeto de consumo, disfrazando su explotación bajo pretexto
de evolución de los tiempos (por la publicidad, el erotismo, la pornografía,
etc.).
|p835 En muchos de nuestros países, sea por la situación económica
agobiante, sea por la crisis moral acentuada, la prostitución femenina se ha
incrementado.
|p836 En el sector laboral se comprueba el incumplimiento o la evasión de
las leyes que protegen a la mujer. Frente a esta situación, las mujeres no
siempre están organizadas para exigir el respeto a sus derechos.
|p837 En las familias, la mujer se ve recargada además de las tareas
domésticas por el trabajo profesional y en no pocos casos debe asumir todas
las responsabilidades, por abandono del hogar por parte del varón.
|p838 También se debe considerar la situación lamentable de las empleadas
domésticas, por el maltrato y la explotación que sufren con frecuencia de
parte de sus patronos.
|p839 En la misma Iglesia, a veces se ha dado una insuficiente valorización
de la mujer y una escasa participación suya a nivel de las iniciativas
pastorales.
|p840 Sin embargo, deben destacarse, como signos positivos, el lento pero
creciente ingreso de la mujer en tareas de la construcción de la sociedad,
el resurgimiento de organizaciones femeninas que trabajan por lograr la
promoción e incorporación de la mujer en todos los ámbitos.
REFLEXION
IGUALDAD Y DIGNIDAD DE LA MUJER
|p841 La mujer como el hombre es imagen de Dios. "Creó, pues, Dios al ser
humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó"
(Gén. 1,27). La tarea de dominar el mundo, de continuar con la obra de la
creación, de ser con Dios co-creadores, corresponde pues, a la mujer tanto
como al hombre.MISION DE LA MUJER EN LA IGLESIA
|p842 Ya en el Antiguo Testamento encontramos mujeres que tuvieron papeles
relevantes en el Pueblo de Dios, como María la hermana de Moisés, Ana, las
profetisas Débora y Juldá (Cfr. 2 Rey, 22,14), Ruth, Judith y otras.
|p843 En la Iglesia, la mujer participa de los dones de Cristo y difunde su
testimonio por la vida de fe y de caridad, como la samaritana (Cfr. Jn. 4);
como las mujeres que acompañaron y sirvieron con sus bienes al Señor (Cfr.
Lc. 8,2); las mujeres presentes en el Calvario (Cfr. Jn. 19,25); como las
mujeres que, enviadas por el Señor mismo anuncian a los Apóstoles que El
había resucitado (Cfr. Jn. 20,17); como las mujeres en las primeras
comunidades cristianas (Cfr. He. 1,14).
|p844 Pero, sobre todo, como María en la Anunciación, aceptando
incondicionalmente la Palabra de Dios (Cfr. Lc. 1, 26ss.); en la Visitación,
sirviendo y anunciando la presencia del Señor (Cfr. Lc. 2, 39-45); en el
Maginificat, cantando proféticamente la libertad de los hijos de Dios y el
cumplimiento de la promesa (Cfr. Lc. 2, 46ss); en la Natividad, dando a luz
al Verbo de Dios y ofreciéndolo a la adoración de todos los que lo buscan,
sean sencillos pastores o sabios venidos de tierras lejanas (Cfr. Lc. 2,
1-8); en la huida a Egipto, aceptando las consecuencias de la sospecha y de
la persecución de que es objeto el Hijo de Dios (Cfr. Mt. 2, 13-15); ante el
comportamaiento misterioso y adorable del Señor, guardando todo en su
corazón (Cfr. Lc. 2,52); en una presencia atenta a las necesidades de los
hombres,provocando el "signo mesiánico", propiciando la fiesta (Cfr. Jn. 2,
1-11); en la cruz, fuerte, fiel y abierta a la acogida maternal universal;
en la espera, ardiente con toda la Iglesia, de la plenitud del Espíritu
(Cfr. He. 1-2); en la Asunción, celebrada en la Liturgia por la Mujer,
símbolo de la Iglesia del Apocalipsis (Cfr. Ap. 12).
|p845 La mujer con sus aptitudes propias debe contribuir eficazmente a la
misión de la Iglesia, participando en organismos de planificación y
coordinación pastoral, catequesis (Cfr. MR 49-50), etc. La posibilidad de
confiar a las mujeres ministerios no ordenados le abrirá nuevos caminos de
participación en la vida y misión de la Iglesia.
|p846 Subrayamos el papel fundamental de la mujer como madre, defensora de
la vida y educadora del hogar.
LA MISION DE LA MUJER EN EL MUNDO (comunión y participación,tarea común).
|p847 - Las aspiraciones de liberación en nuestros pueblos incorporan la
promoción humana de la mujer como auténtico "signo de los tiempos" que se
fortalece en la concepción bíblica del señorío del hombre creado "varón y
mujer".
|p848 - La mujer debe estar presente en las realidades temporales, aportando
su ser propio de mujer para participar con el hombre en la transformación de
la sociedad; el valor del trabajo de la mujer no debe ser solamente
satisfacción de necesidades económicas, sino instrumento de personalización
y construcción de la nueva sociedad.CONCLUSION
|p849 La Iglesia está llamada a contribuir en la promoción humana y
cristiana de la mujer ayudándole así a salir de situaciones de marginación
en que puede encontrarse y capacitándola para su misión en la comunidad
eclesial y en el mundo.
4. PASTORAL VOCACIONAL
La Pastoral Vocacional, deber de toda la Iglesia. Validez de los Seminarios.
4.1. SITUACION
|p850 ALGUNOS DATOS POSITIVOS
+ Mayor conciencia sobre el problema vocacional y mayorclaridad teológica
sobre la unidad y diversidad de lavocación cristiana.
+ Se han multiplicado con éxito cursos, encuentros,jornadas, y congresos.
+ Todo ello se ha realizado, la mayor a de las veces,mediante la
colaboración entre el clero diocesano, losreligiosos, las religiosas y los
laicos, enconexión con lapastoral juvenil, los seminarios y las casas de
formación.
+ Han sido lugares efectivos de pastoral vocacional, enmuchos países, los
grupos juveniles apostólicos y lascomunidades eclesiales de base.
+ Existen enmuchos países, con fruto visible, el plannacional y el plan
diocesano de pastoral vocacional, segúnlainiciativa de la Sagrada
Congregación para la EducaciónCatólica.
+ Hay en los últimos años un sensible aumento devocaciones al sacerdocio y a
la vida consagrada aunquetodavía insuficiente para las necesidades propias y
el debermisionero con otras Iglesias más necesitadas.
+ En los laicos se nota también, enlos últimos años, unamayor toma de
conciencia de su vocación específica.
|p851 ALGUNOS DATOS NEGATIVOS
+ Acompañamiento insuficiente a los laicos en el descubrimiento y maduración
de su propia vocación cristiana.
+ Influjo negativo del "medio" progresivamente secularista, consumista y
erotizado.
+ Múltiples fallas de familia.
+ Marginación grande de las masas.
+ Falta de testimonio por parte de algunos sacerdotes y religiosos.
+ Desinterés e indiferencia de algunos sacerdotes, religiosos, religiosas y
laicos por la pastoral vocacional.
+ Desvíos doctrinales.
+ Falta de inserción profunda de la pastoral vocacional en la pastoral
familiar y educativa y en la pastoral de conjunto.
4.2. REFLEXION Y CRITERIOSVOCACION HUMANA, CRISTIANA Y CRISTIANO-ESPECIFICA
|p852 Dios llama a todos los hombres y a cada hombre a la fe y, por la fe, a
ingresar en el Pueblo de Dios mediante el bautismo. Esta llamada por el
Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, a que seamos pueblo suyo, es
llamada a la COMUNION Y PARTICIPACION en la misión y vida de la Iglesia y,
por lo tanto, en la Evangelización del mundo.
|p853 No todos, sin embargo, somos enviados a servir y evangelizar desde la
misma función. Unos lo hacen como ministros jerárquicos, otros como laicos y
otros desde la vida consagrada. Todos, complementariamente, construimos el
Reino de Dios en la tierra.
|p854 Todos los cristianos, según el designio divino, debemos realizarnos
como hombres
-VOCACION HUMANA- y como cristianos, viviendo nuestro bautismo en lo que
tiene de llamada a la santidad (comunión y cooperación con Dios), a ser
miembros activos de la Comunidad y a dar testimonio del Reino (comunión y
cooperación con los demás)
- VOCACION CRISTIANA-, y debemos descubrir la vocación concreta (laical, de
vida consagrada o ministerial jarárquica) que nos permita hacer nuestra
aportación específica a la construcción del Reino -
VOCACION CRISTIANA ESPECIFICA-. De este modo, cumpliremos, plena y
orgánicamente, nuestra misión evangelizadora.
DIVERSIDAD EN LA UNIDAD
|p855 El ministerio jerárquico (Obispos, Presbíteros y Diáconos) da unidad y
autenticidad a todo el servicio eclesial en la gran tarea evangelizadora.
|p856 La Vida Consagrada, en todas sus modalidades, con mención explícita de
la Contemplativa, es en sí misma, por la radicalidad de su testimonio, "un
medio privilegiado de evangelización eficaz" (EN 69).
|p857 El laico con su función especial en el mundo y la sociedad tiene ante
sí una ingente tarea evangelizaroa en el presente y en futuro de nuestro
continente.
|p858 Por otro lado, el Espíritu Santo está suscitando hoy en la Iglesia
diversidad de ministerios, ejercidos también por laicos, capaces de
rejuvenecer y reforzar el dinamismo evangelizador de la Iglesia (Cfr. EN
73).
|p859 Respecto de las vocaciones al sacerdocio y a la Vida Cosagrada, en
concreto, hacemos nuestras las palabras de Juan Pablo II: "En la mayoría de
vuestros países, no obstante un esperanzador despertar de vocaciones, es un
grave problema grave y crónico (...). Las vocaciones laicales tan
indispensables, no pueden ser una compensación suficiente. Más aún, una de
las pruebas del compromiso del laico es la fecundidad de las voaciones a la
vida consagrada" (Discurso inaugural IV, b. AAS LXXI, p. 204). A tal
problema debe hacer frente, con optimismo y confianza en Dios, la pastoral
vocacional en cada Iglesia local.
DIOS, COMUNIDAD E INDIVIDUO
|p860 Situarse ministerial y evangelizadoramente en la Iglesia no es algo
que dependa únicamente de la iniciativa personal. Es primordialamente
llamada gratuita de Dios, vocación divina, que debe percibirse, a través de
un discernimiento, escuchando al Espíritu Santo y situándose ante el Padre
por Cristo y frente a la Comunidad concreta e histórica a la que hay que
servir. Es también fruto y expresión de la vitalidad y madurez de toda la
Comunidad eclesial (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 7. AAS LXXI,
p. 193).
|p861 En consecuencia, una pastoral vocacional auténtica que quiera ayudar
al hombre en tal proceso, deberá centrarse en la llamada inicial, en su
maduración subsiguiente y en la perseverancia, comprometiendo en este
servicio a toda la comunidad.
LA ORACION EN LA PASTORAL VOCACIONAL
|p862 En elcomplejo problema vocacional es necesario, en todo momento y a
todos los niveles, elrecurso ininterrumpido a la oración personal y
comunitaria. Es Dios quien llama; es Dios quien da eficacia a la
evangelización. El mismo Cristo nos dijo: "La mies es mucha y los obreros
pocos. Rogad al Dueño de la mies envíe obreros a su mies" (Lc. 10,2).
PASTORAL VOCACIONAL ENCARNADA Y DIFERENCIADA
|p863 Porque la pastoral vocacional es una acción evangelizadora y en orden
a la evangelización, misión de la Iglesia, debe ser encarnada y
diferenciada. Es decir, debe responder desde la fe a los problemas concretos
de cada nación y región y reflejar la unidad y variedad de funciones de ese
cuerpo diversificado cuya cabeza es Cristo.
|p864 América Latina, empeñada hoy en superar su situación de subdesarrollo
e injusticia (Cfr. Primera Parte) tentada de ideologías anticristianas y
codiciada por guías extremistas y centros de poder, necesita de personas
conscientes de su dignidad y responsabilidad histórica y de cristianos
celosos de su identidad que, de acuerdo con su compromiso, sean
constructores de un "mundo más justo, humano y habitable, que no se cierra
en sí mismo, sino que se abre a Dios" (Juan Pablo II, Homilía Santo Domingo
3. AAS LXXI, p. 157). Cada uno deber hacer esto desde su puesto y función y
todos en comunión y participación. Es el gran reto y servicio de la
evangelización presente y futura de nuestro continente y es la gran
responsabilidad de nuestra pastoral vocacional. Alabamos ya y respaldamos,
sin restricciones, a cuantos trabajan con fe, esperanza y amor en esta
línea.
UBICACION DE LA PASTORAL VOCACIONAL Y LUGARES PRIVILEGIADOS
|p865 El período juvenil es período privilegiado, aunque no único, para la
opción vocacional. Por ello, toda Pastoral Juvenil debe ser al mismo tiempo
pastoral vocacional. "Hay que reactivar una intensa acción pastoral que,
partiendo de la vocación cristiana en general, de una pastoral juvenil
estusiasta, dé a la Iglesia los servidorers que enecesita" (Juan Pablo II,
Discurso inaugural IV, b. AAS LXXI, p. 204).
|p866 La Pastoral Vocacional es dimensión también esencial de la Pastoral
Familiar y de la Pastoral Educativa y debe ubicarse prioritariamente en la
Pastoral de Conjunto.
|p867 Son lugares privilegiados de la Pastoral Vocacional la Iglesia
particular, la parroquia, las comunidades de base, la familia, los
movimientos apostólicos, los grupos y movimientos de juventud, los centros
educacionales, la catequesis y las obras de vocaciones.
|p868 Debe prestarse igualmente especial atención a aquellos que en edad
adulta perciben la llamada del Señor para una vocación cristiana específica.
4.3. SEMINARIOS
|p869 En la mayoría de nuestras Iglesias se ve la necesidad de asegurar una
sólida formación humano-cristiana y una especial formación religiosa (OT 3)
previa al Seminario Mayor.
|p870 El Seminario Menor, profundamente renovado, debe tratar de responder a
esta necesidad y efectivamente ha sida ya en algunos lugares, una respuesta
positiva a a tal problemática; en otros sitios son los centros de
capacitación para el Seminario Mayor o las iniciativas afines.
|p871 Se debe buscar una constante en todos ellos: que los jóvenes no
pierden el contacto con la realidad ni se desarraiguen de su contexto
social. Cabe notar que todas estas fórmulas son parte integral de la
Pastoral Vocacional Juvenil, por lo cual deben estar muy vinculadas a la
familia y llevar al joven a un compromiso adecuado a su edad.
|p872 Finalmente, todo esto debe dar como resultado que el joven adquiera
una espiritualidad sólida y haga una opción libre y madura.
|p873 El proceso de maduración y formación de la vocación presbiteral
encuentra su ambiente más propicio en el "Seminario Mayor" o "Casa de
formación", declarado por el Concilio Vaticano II como necesario para la
formación sacerdotal (Cfr. OT 4).
|p874 En relación con los Seminarios, se descubre en América Latina un
fuerte espíritu de renovación que representa una esperanza y una respuesta a
la problemática de la formación. Se requieren, sin embargo, otras fórmulas
que logren la formación de los seminaristas, no a manera de formas
paralelas, sino de experiencias realizadas con aprobación de la Conferencia
Episcopal para situaciones especiales y de acuerdo con la Santa Sede (Cfr.
Circular de la Sagrada Congregación para la Educación Católica, 16/7/1976).
|p875 El Seminario Mayor, inserto en la vida de la Iglesia y del mundo, de
acuerdo con las normas y orientaciones precisas de la Santa Sede, tiene como
objetivo el acompañar el pleno desarrollo de la personalidad, humana,
espiritual y pastoral, es decir, integral de los futuros pastores. Estos con
una fuerte experiencia de Dios y una clara visión de la realidad en que se
encuentra América Latina, en íntima comunión con su Obispo, Maestro de la
verdad y con los otros presbíteros, han de ser los que evangelicen, animen y
coordinen los diferentes carismas del pueblo de Dios en Orden a la
construcción del Reino (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural passim). La
formación de pastores debe ser preocupación constante que oriente los
estudios y la vida espiritual. Las actividades pastorales deben ser
revisadas a la luz de la fe y con el adecuado asesoramiento de sus
formadores.
|p876 El seminarista guiado por una buena dirección espiritual, adquirirá la
experiencia de Dios viviendo constantemente la comunión con El en la oración
y la Eucaristía y en una devoción sólida y filial a la Virgen María.
|p877 En los estudios, es necesario atender a una profunda formación
doctrinal, de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia y con una adecuada
visión de la realidad.
|p878 En los Seminarios, se deberá insistir en la austeridad, la disciplina,
la responsabilidad y el espíritu de pobreza, en un clima de auténtica vida
comuncitaria. Se formará responsablemente a los futuros sacerdotes para el
celibato. Todo ello lo exige la renuncia y entrega que se pide al
presbítero.
|p879 Queremos acentuar el valor de los centros de formaciónm en común para
el clero diocesano y religioso de acuerdo con las normas de la Santa Sede
(Cfr. Norma directiva 31) por el sentido comunitario que representan y como
recurso para la integración en la pastoral de conjunto.
|p880 Al lamentar la falta de formadores, es nuestro deber manifestar
reconocimiento y dar voz de aliento a cuantos trabajan en la formación de
los futuros sacerdotes.4.4. OPCIONES Y LINEAS DE ACCION
|p881 Hay que impulsar, coordinar y ayudar la promoción y maduración de
todas las vocaciones, especialmente de las sacerdotales y la vida
consagrada, dando a esta tarea prioridad efectiva.
|p882 Hay que fomentar las campañas de oración a fin de que el pueblo tome
conciencia de las necesidades existentes. La vocación es la respuesta de
Dios providente a la comunidad orante.
|p883 Es necesario acompañar a todos los que sienten la llamada del Señor en
el proceso de discernimiento y ayudarles a cultivar las disposiciones
básicas para la maduración vocacional.
|p884 Toda pastoral vocacional debe estar encarnada en el actual momento
histórico de América Latina y debe ser diferenciada, es decir, reflejar y
promover la diversidad de vocaciones en la unidad de la misión y del
servicio evangelizador.
|p885 Hay que dar a la pastoral vocacional el puesto prioritario que tiene
en la pastoral de conjunto y más en concreto en la pastoral juvenil y
familiar.
|p886 Hay que promover con particular empeño las vocaciones entre el
campesinado, el mundo obrero y los grupos étnicos marginados y planificar su
formación posterior que sea adecuada (Cfr. Circular de la Sagrada
Congregación para la Educación Católica, 16/7/1976).
|p887 Al mismo tiempo hay que promover más intensamente las vocaciones
presbiterales y de vida consagrada en las ciudades, en medios profesionales,
universitarios, etc.
|p888 Es necesario llevar a la práctica con fidelidad las normas y
orientaciones de la Santa Sede y de las Conferencias Episcopales respecto de
los Seminarios. Estas, con las necesarias adecuaciones, han de ser
observadas también por las Comunidades Religiosas en la formación de sus
Presbíteros.
|p889 Hay que capacitar personal para dedicarlo de tiempo completo a la
pastoral vocacional y señalarle que su misión principal es la de animar en
este sentido toda la pastoral.
|p890 Hay que crear Institutos de perfeccionamiento para formadores de
sacerdotes a nivel local y continental y aprovechar los Institutos
internacionales de Europa, especialmente los de Roma.
|p891 Hay que despertar, promover y orientar vocaciones misioneras pensando
ya en Centros o Seminarios especializados con esta finalidad.
CAPITULO III
MEDIOS PARA LA COMUNION Y PARTICIPACION
|p892 Responsables del ministerio de la evangelización, nos preocupa cómo
hacer llegar al hombre latinoamericano la Palabra de Dios, de tal modo que
sea escuchada por él, asumida, encarnada, celebrada y trransmitida a sus
hermanos.
|p893 Sabemos que es Dios quien la hace crecer (Cfr. 1 Cor. 3, 6-7); sin
embargo, el Señor de la mies espera la colaboración de sus servidores Por
eso, queremos reflexionar acerca de los medios principales de
evangelización, con los cuales la Iglesia crea comunión e invita a los
hombres al servicio de sus hermanos.
|p894 La comunidad que en la liturgia celebra gozosamente la Pascua del
Señor, tiene el compromiso de dar testimonio, de catequizar, educar y
comunicar la Buena Nueva por todos los medios que estén a su alcance.
Asimismo siente la necesidad de entrar en comunión y diálogo con los hombres
que buscan la verdad en nuestro Continente.
CONTENIDO:
1. Liturgia, oración particular, piedad popular
2. Testimonio
3. Catequesis
4. Educación
5. Comunicación social
1. LITURGIA, ORACION PARTICULAR, PIEDAD POPULAR
|p895 La oración particular y la piedad popular, presentes en el alma de
nuestro pueblo, constituyen valores de evangelización; la Liturgia es el
momento privilegiado de Comunión y Participación para una Evangelización que
conduce a la liberación cristiana integral, auténtica.
1.1 SITUACION
|p896 a) En general, la renovación litúrgica en América Latina está dando
resultados positivos porque se va encontrando de nuevo la real ubicación de
la Liturgia en la misión evangelizadora de la Iglesia, por la mayor
comprensión y participación de los fieles favorecida por los Nuevos libros
litúrgicos y por la difusión de la Catequesis presacramental.
|p897 Esto ha sido animado por los documentos de la Sede Apostólica y de las
Conferencias Episcopales, así como por encuentros a diversos niveles
latinoamericano, regional, nacional, etc.
|p898 El idioma común, la riqueza cultural y la piedad popular han
facilitado esta renovación.
|p899 Se siente la necesidad de adaptar la Liturgia a las diversas culturas
y a la situación de nuestro pueblo joven, pobre y sencillo (Cfr. SC 37-40).
|p900 La falta de ministros, la población dispersa y la situación geográfica
del continente han hecho tomar mayor conciencia de la utilidad de las
celebraciones de la Palabra y de la importancia de servirse de los medios de
comunicación social (radio y televisión) para llegar a todos.
|p901 Sin embargo, comprobamos que no se ha dado todavía a la pastoral
litúrgica la prioridad que le corresponde dentro de la pastoral de conjunto,
siendo aún muy perjudicial la oposición que se da en algunos sectores, entre
Evangelización y Sacramentalización. Falta profundizar la formación
litúrgica del clero; se nota una marcada ausencia de catequesis litúrgica
destinada a los fieles.
|p902 La participación en la liturgia no incide adecuadamente el compromiso
social de los cristianos. La instrumentalización, que a veces se hace de la
misma, desfigura su valor evangelizador.
|p903 Ha sido también perjudicial la falta de observancia de las normas
litúrgicas y de su espíritu pastoral, con abusos que causan desorientación y
división entre los fieles.
b) ORACION PARTICULAR
|p904 La religiosidad popular del hombre latinoamericano posee rica herencia
de oración enraizada en culturas autóctonas y evangelizada después por las
formas de piedad cristiana de misioneros e inmigrantes.
|p905 Consideramos como un tesoro la costumbrre existente desde antiguo, de
congregarse para orar en festividades y ocasiones especiales. Recientemente
la oración se ha visto enriquecida por el movimiento bíblico, por nuevos
métodos de oración contemplativa y por el movimiento de grupos de oración.
|p906 Muchas comunidades cristianas que carecen de ministro ordenado,
acompañan y celebran sus acontecimientos y fiestas con reuniones de oración
y canto que al mismo tiempo evangelizan a la comunidad y le proporcionan
fuerza evangelizadora.
|p907 La oración familiar ha sido, en vastas zonas, el único culto
existente; de hecho, ha conservado la unidad y la fe de la familia y del
pueblo.
|p908 La invasión de la televisión y la radio en los hogares pone en peligro
las prácticas piadosas en el seno de la familia.
|p909 Aun cuando muchas veces la oración surge por necesidades meramente
personales y se expresa en fórmulas tradicionales no asimiladas, no puede
desconocerse que la vocación del cristiano debe llevarlo al compromiso
moral, social y evangelizador.
c) PIEDAD POPULAR
|p910 En el conjunto del pueblo católico latinoamericano aparece, a todos
los niveles y con formas bastante variadas, una piedad popular que los
Obispos no podemos pasar por alto y que necesita ser estudiada con criterios
teológicos y pastorales para descubrir su potencial evangelizador.
|p911 América Latina está insuficientemente evangelizada. La gran parte del
pueblo expresa su fe prevalentemente en la piedad popular.
|p912 Las manifestaciones de piedad popular son muy diversos, de carácter
comunitario e individual; entre ellas se encuentra: el culto a Cristo
paciente y muerto, la devoción al Sagrado Corazón, diversas devociones a la
Santísima Virgen María, el culto a los santos y a los difuntos, las
procesiones, los novenarios, las fiestas patronales, las peregrinaciones a
santuarios, los sacramentales, las promesas, etc.
|p913 La piedad popular presenta aspectos positivos como: sentido de lo
sagrado y trascendente; disponibilidad a la Palabra de Dios; marcada piedad
mariana; capacidad para rezar; sentido de amistad, caridad y unión familiar;
capacidad de sufrir y reparar; resignación cristiana en situaciones
irremediables; desprendimiento de lo material.
|p914 Pero también presenta aspectos negativos: falta de sentido de
pertenencia a la Iglesia; desvinculación entre fe y vida; el hecho de que no
conduce a la recepción de los sacramentos; valoración del culto a los santos
con detrimento del conocimiento de Jesucristo y su misterio; idea deformada
de Dios; concepto utilitario de ciertas formas de piedad; inclinación, en
algunos lugares, al sincretismo religioso; infiltración del espiritismo y en
algunos casos, de prácticas religiosas del Oriente.
|p915 Con mucha frecuencia se han suprimido formas de piedad popular sin
razones valederas o sin sustituirlas por algo mejor.
1.2. CRITERIOS DOCTRINALES Y PASTORALESa) LITURGIA
|p916 Es necesario que toda esta renovación esté orientada por una auténtica
teología litúrgica. En ella, es importante la teología de los Sacramentos.
Esto contribuirá a la superación de una mentalidad neo-ritualista.
|p917 El Padre por Cristo en el Espíritu santifica a la Iglesia y por ella,
al mundo y a su vez, mundo e Iglesia por Cristo en el Espíritu, dan gloria
al Padre.
|p918 La liturgia, como acción de Cristo y de la Iglesia, es el ejercicio
del sacerdocio de Jesucristo (Cfr. SC 7); es cumbre y fuente de la vida
eclesial (Cfr. Sc 10). Es encuentro con Dios y los hermanos; banquete y
sacrificio realizado en la Eucaristía; fiesta de comunión eclesial, en la
cual el Señor Jesús, por su misterio pascual, asume y libera al Pueblo de
Dios y por él a toda la humanidad cuya historia es convertida en historia
salvífica para reconciliar a los hombres entre sí y con Dios. La liturgia es
también fuerza en el peregrinar, a fin de llevar a cabo, mediante el
compromiso transformador de la vida, la realización plena del Reino, según
el plan de Dios.
|p919 En la Iglesia particular, "el Obispo debe ser considerado como el gran
sacerdote de su grey; de él deriva y depende, en cierto modo, la vida en
Cristo de sus fieles" (SC 41).
|p920 El hombre es un ser sacramental; a nivel religioso expresa sus
relaciones con Dios en un conjunto de signos y símbolos; Dios, igualmente,
los utiliza cuando se comunica con los hombres. Toda la creación es, en
cierto modo, sacramento de Dios porque no lo revela (Cfr. Rom. 1,19).
|p921 Cristo "es imagen de Dios invisible" (Col. 1,15). Como tal, es el
sacramento primordial y radical del Padre: "El que me ha vistoa mí, ha visto
al Padre" (Jn. 14,9).
|p922 La Iglesia es a su vez, sacramento de Cristo (Cfr. LG 1) para
comunicar a los hombres la vida nueva. Los siete sacramentos de la Iglesia,
concretan y actualizan para las distintas situaciones de la vida, esta
realidad sacramental.
|p923 Por eso no basta recibirlos en forma pasiva, sino vitalmente
insertados en la comunión eclesial. Por los sacramentos Cristo continúa,
mediante la acción de la Iglesia, encontrándose con los hombres y
salvándolos. La celebración Eucarística, centro de la sacramentalidad de la
Iglesia y la más plena presencia de Cristo en la humanidad, es centro y
culmen de toda la vida sacramental (Cfr. SC 10).
|p924 La renovación litúrgica ha de estar orientada por criterios pastorales
fundados en la naturaleza misma de la liturgia y de su función
evangelizadora.
|p925 La reforma y la renovación litúrgica fomentan la participación que
conduce a la comunión. La participación plena, consciente y activa en la
Liturgia es fuente primaria y necesaria del espíritu verdaderamenbte
cristiano (Cfr. SC 14). Por esto las consideraciones pastorales, atendidas
siempre la observancia de las normas litúrgicas, deben superar el simple
rubricismo.
|p926 Los signos, importantes en toda acción litúrgica, deben ser empleados
en forma viva y digna, supuesta una adecuada catequesis. Las adaptaciones
previstas en la "Sacrosanctum Concilium" y en las normas pastorales
posteriores son indispensables para lograr un rito acomodado a nuestras
necesidades, especialmente a las del pueblo sencillo, teniendo en cuenta sus
legítimas expresiones culturales.
|p927 Ninguna actividad pastoral puede realizarse sin referencia a la
liturgia. Las celebraciones litúrgicas suponen iniciación en la fe mediante
el anuncio evangelizador, la catequesis y la predicación bíblica; esta es la
razón de ser de los cursos y encuentros presacramentales.
|p928 Toda celebración debe tener, a su vez, una proyección evangelizadora y
catequética adaptada a las distintas asambleas de fieles, pequeños grupos,
niños, grupos populares, etc.
|p929 Las celebraciones de la Palabra, con la lectura de la Sagrada
Escritura abundante, variada y bien escogida (Cfr SC 35,4), son de gran
provecho para la comunidad, principalmente donde no hay presbíteros y sobre
todo para la realización del culto dominical.
|p930 La homilía, como parte de la liturgia, es ocasión privilegiada para
exponer el misterio de Cristo en el aquí y ahora de la comunidad, partiendo
de los textos sagrados, relacionándolos con el sacramento y aplicándolos a
la vida concreta. Su preparación debe ser esmerada y su duración
proporcionada a las otras partes de la celebración.
|p931 El que preside la celebración es el animador de la comunidad y por su
actuación favorece la participación de los fieles; de ahí la importancia de
una digna y adecuada forma de celebrar.
b) LA ORACION PARTICULAR
|p932 El ejemplo de Cristo orante: el Señor Jesús, que pasó por la tierra
haciendo el bien y anunciando la Palabra, dedicó, por el impulso del
Espíritu, muchas horas a la oración, hablando al Padre con filial confianza
e intimidad incomparable y dando ejemplo a sus discípulos, a los cuales
expresamente enseñó a orar. El cristiano, movido por el Espíritu Santo, hará
de la oración motivo de su vida diaria y de su trabajo; la oración crea en
él actitud de alabanza y agradecimiento al Señor, le aumenta la fe, lo
conforta en la esperanza activa, lo conduce a entregarse a los hermanos y a
ser fiel en la tarea apostólica, lo capacita para formar comunidad. La
Iglesia que ora en sus miembros se une a la oración de Cristo.
|p933 La oración en familia: la familia cristiana, evangelizada y
evangelizadora, debe seguir el ejemplo de Cristo orante. Así, su oración
manifiesta y sostiene la vida de la Iglesia doméstica en donde se acoge el
gérmen del Evangelio que crece para capacitar a todos los miembros como
apóstoles y a hacer de la familia un núcleo de evangelización.
|p934 La liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia. Se recomiendan
los ejercicios piadosos del pueblo cristiano con tal de que vayan de acuerdo
con las normas y leyes de la Iglesia, en cierto modo deriven de la liturgia
y a ella conduzcan (Cfr. SC 13). El misterio de Cristo es uno y en su
riqueza tiene manifestaciones y modos diversos de llegar a los hombres.
Gracias a la rica herencia religiosa y por la urgencia de las circunstancias
de tiempo y lugar, las comunidades cristianas se hacen evangelizadoras al
vivir la oración.c) PIEDAD POPULAR
|p935 La piedad popular conduce al amor de Dios y de los hombres y ayuda a
las personas y a los pueblos a tomar conciencia de su responsabilidad en la
realización de su propio destino (Cfr. GS 18). La auténtica piedad popular
basada en la Palabra de Dios, contiene valores evangelizadores que ayudan a
profundizar la fe del pueblo.
|p936 La expresión de la piedad popular debe respetar los elementos
culturales nativos (Cfr. Relig. Popular, 444ss.).
|p937 Para que constituya un elemento eficaz de evangelización la piedad
popular necesita de una constante purificación y clarificación y llevar no
sólo a la pertenencia a la Iglesia, sino también a la vivencia cristiana y
al compromiso con los hermanos.
1.3. CONCLUSIONES
a) LITURGIA
|p938 Dar a la liturgia su verdadera dimensión de cumbre y fuente de la
actividad de la Iglesia (SC 10).
|p939 Celebrar la fe en la Liturgia como encuentro con Dios y con los
hermanos, como fiesta de comunión eclesial, como fortalecimiento en nuestro
peregrinar y como compromiso de nuestra vida cristiana. Dar especial
importancia a la liturgia dominical.
|p940 Revalorizar la fuerza de los "signos" y su teología. Celebrar la fe en
la Liturgia con expresiones culturales, según una sana creatividad. Promover
adaptaciones adecuadas, de manera particular a los grupos étnicos y al
pueblo sencillo (grupos populares); pero con el cuidado de la que Liturgia
no sea instrumentalizada para fines ajenos a su naturaleza, se guarden
fielmente las normas de la Santa Sede y se eviten las arbitrariedades en las
celebraciones litúrgicas.
|p941 Estudiar la función catequética y evangelizadora de la Liturgia.
|p942 Promover la formación de los agentes de pastoral litúrgica con una
auténtica teología que lleve a su compromiso vital.
|p943 Procurar ofrecer a los Presidentes de las celebraciones litúrgicas las
condiciones aptas para mejorar su función y llegar a la comuncicación viva
con la asamblea; poner especial esmero en la preparación de la homilía que
tiene tan gran valor evangelizador.
|p944 Fomentar las celebraciones de la Palabra, dirigidas por diáconos, o
laicos (varones o mujeres).
|p945 Preparar y realizar con esmero la liturgia de los sacramentos, la de
las grandes festividades y la que se realiza en los santuarios.
|p946 Aprovechar, como ocasión propicia de evangelización, la celebración de
la Palabra en los funerales y en los actos de piedad popular.
|p947 Promover la música sacra, como servicio eminente, que responda a la
índole de nuestros pueblos.
|p948 Respetar el patrimonio artístico religioso y fomentar la creatividad
artística adecuada a las nuevas formas litúrgicas.
|p949 Incrementar las celebraciones transmitidas por radio y televisión,
teniendo en cuenta la naturaleza de la Liturgia y la índole de los
respectivos medios de comunicación utilizados.
|p950 Fomentar los encuentros preparatorios para la celebración de los
Sacramentos.
|p951 Aprovechar las posibilidades que ofrecen los nuevos rituales de los
Sacramentos. Los sacerdotes se dedicarán de manera especial a administrar el
Sacramento de la Reconciliación.
b) ORACION PARTICULAR
|p952 La diócesis en su pastoral de conjunto, la parroquia y las comunidades
menores (Comunidades Eclesiales de Base y familia) integrarán en sus
programas evangelizdores la oración personal y comunitaria.
|p953 Procurar que todas las actividades en la Iglesia (como reuniones, uso
de Medios de Comunicación Social, obras sociales, etc.), sean ocasión y
escuela de oración.
|p954 Utilizar los seminarios, los monasterios, las escuelas y otros centros
de formación como lugar privilegiado para orar, irradiar vida de oración y
formar maestros de ella.
|p955 Los sacerdotes, los religiosos y los laicos comprometidos se
distinguen por su ejemplo de oración y por la enseñanza de la misma al
Pueblo de Dios.
|p956 Promover las obras que fomenten la santificación del trabajo y la
oración de los enfermos e impedidos.
|p957 Fomentar aquellas formas de piedad popular que contribuyan a
fortalecer la oración personal, familiar, de grupo y comunitaria.
|p958 Integrar a la pastoral orgánica los grupos de oración para que
conduzcan a sus miembros a la liturgia, a la envangelización y al compromiso
social.
c) PIEDAD POPULAR
|p959 Traten los agentes de pastoral de recuperar los valores
evangelizadores de la piedad popular en sus diversas manifestaciones
personales y masivas.
|p960 Se empleará la piedad popular como punto de partida para lograr que la
fe del pueblo alcance madurez y profundidad, por lo cual dicha piedad
popular se basará en la Palabra de Dios y en el sentido de pertenencia a la
Iglesia.
|p961 No se prive al pueblo de sus expresiones de piedad popular. En lo que
haya que cambiar procédase gradualamente y previa catequesis para llegar a
algo mejor.
|p962 Orientar los sacramentales al reconocimento de los beneficios de Dios
y a la toma de conciencia del compromiso que el cristiano tiene con el
mundo.
|p963 Presentar la Devoción a María y a los santos como la realización en
ellos de la Pascua de Cristo (Cfr. SC 104) y recordar que debe conducir a la
vivencia de la Palabra y al testimonio de vida.
2. TESTIMONIO2.1. SITUACION
|p964 A través de su historia, la Iglesia en América Latina ha dado
testimonio de lo que cree de diversas maneras: su fidelidad al Vicario de
Cristo; la mutua ayuda entre las Iglesias particulares; la existencia y los
trabajos del Consejo Episcopal latinoamericano son signos de la comunión en
que vive.
|p965 La Iglesia, a través de innumerables sacerdotes, religiosos,
religiosas, misioneros y laicos, ha estado presente entre los más pobres y
necesitados, predicando el Mensaje y realizando la caridad que el Espíritu
difunde en ella para la promoción integral del hombre y dando testimonio de
que el Evangelio tiene fuerza para elevarlo y dignificarlo.
|p966 Sin embargo, no todos los miembros de la Iglesia han sido respetuosos
del hombre y de su cultura; muchos han mostrado una fe poco vigorosa para
vencer sus egoísmos, su individualismo y su apego a las riquezas, obrando
injustamente y lesionando la unidad de la sociedad y de la misma Iglesia.
2.2. CRITERIOS DOCTRINALES
|p967 Cristo, primer evangelizador y testigo fiel (Cfr. Ap. 1,5), evangeliza
dando testimonio veraz de lo que ha visto junto al Padre y hace las obras
que ve hacer al Padre (Cfr. Jn. 5, 19); sus acciones dan testimonio de que
vino del Padre.
|p968 Los verdaderos cristianos, unidos a Jesús, dan a su vez este mismo
testimonio. Por sus obras, testifican el amor que el Padre tiene a los
hombres, el poder salvador con que Jesucristo tiene a los hombres, el poder
salvador con que Jesucristo libera del pecado y el amor que ha sido
derramado por el Espíritu que habita en ellos, capaz de crear la verdadera
comunión con el Padre y los hermanos.
|p969 Las obras de los cristianos guiados por el Espíritu son: amor,
comunión, participación, solidaridad, dominio de sí mismo, alegría,
esperanza, justicia realizada en la paz (Cfr. Sant. 3, 18), castidad,
entrega desinteresada de sí mismo; en una palabra, todo lo que constituye la
santidad; ésta va acompañada de frecuencia de sacramentos, oración y
devoción intensa a María.
|p970 El verdadero testimonio de los cristianos es, por tanto, la
manifestación de las obras que Dios realiza en los hombres. El hombre da
testimonio, no basado en sus propias fuerzas, sino en la confianza que tiene
en el poder de Dios que lo transforma y en la misión que le confiere.
2.3. CRITERIOS PASTORALES
|p971 Siendo el testimonio elemento primero de la evangelización y condición
esencial en vista a la eficacia real en la predicación (Cfr. EN 21, 49, 76),
es necesario que esté siempre presente en la vida y en la acción
evangelizadora de la Iglesia de manera que en el contexto de la vida
latinoamericana sea un "signo" que conduzca al deseo de conocer la Buena
Nueva y atestigüe la presencia del Señor entre nosotros.
|p972 En la situación que viven nuestros pueblos, los frutos del Espíritu
que constituyen el núcleo de nuestro testimonio, implican que tanto la
Jerarquía como el Laicado y los Religiosos vivamos en una continua
autocrítica, a la luz del Evangelio, a nivel personal, grupal y comunitario
para despojarnos de toda actitud que no sea evangélica y que desfigure el
rostro de Cristo (Cfr. DT 607).
|p973 Esta es nuestra pirmera opción pastoral: la misma comunidad cristiana;
sus laicos, sus pastores, sus ministros y sus religiosos deben convertirse
cada vez más al Evangelio para poder evangelizar a los demás.
|p974 Sobre todo es importante que, es comunidad, revisemos nuestra comunión
y participación con los pobres, los humildes, y sencillos. Será, por tanto,
necesario escucharlos, acoger lo más profundo de sus aspiraciones,
valorizar, discernir, alentar, corregir, dejando que el Señor nos guíe para
hacer efectiva la unidad con ellos en un mismo cuerpo y en un mismo
espíritu.
|p975 Esto nos pide una oración más asidua, meditación más profunda de la
Escritura, despojo íntimo y efectivo según el Evangelio de nuestros
privilegios, modos de pensar, ideologías, relaciones preferenciales y bienes
materiales (Cfr. EN 76); una mayor sencillez de vida; el compromiso en la
realización de hechos significativos como el cumplimiento cabal de la
"hipoteca social" de la propiedad; la comunicación cristiana de bienes
materiales y espirituales; la colaboración en acciones comunitarias de
promoción humana y una amplia gama de obras de caridad, cuyo mínimo exigible
es la justicia, junto con la mayor libertad ante criterios y poderes
pervertidos.
|p976 Es importante también que a nivel continental, la Iglesia progrese en
la realización de signos testimoniales de su vitalidad interior; entre estos
signos están la mayor solidaridad entre las Iglesias particulares y la mejor
coordinación pastoral a través del CELAM, que debe seguir sirviendo a la
Comunidad Episcopal y a la comunión intraeclesial en América Latina.
CATEQUESIS
|p977 La catequesis "que consiste en la educación ordenada y progresiva de
la fe" (Mensaje del Sínodo de Catequesis, n.1), debe ser acción prioritaria
en América Latina, si queremos llegar a una renovación profunda de la vida
cristiana y por lo tanto a una nueva civilización que sea participada y
comunión de personas en la Iglesia y en la sociedad.3.1. SITUACIONDesde el
punto de vista histórico, a partir de Medellín en lacatequesis se pueden
notar aspectos positivos y negativos:
|p978 Positivos: el florecimiento de la acción catequística a través de
nuevas y ricas experiencias en los diferentes países, como por ejemplo:
|p979 - Un esfuerzo sincero para integrar vida y fe, historia humana e
historia de la salvación, situación humana y doctrina revelada, a fin de que
el hombre consiga su verdadera liberación.
|p980 - Una pedagogía catequística positiva por parte de la persona de
Cristo para llegar a sus preceptos y consejos.
|p981 - Un amor más acendrado a la Sagrada Escritura como fuente principal
de la catequesis.
|p982 - Una educación sobre el sentido crítico constructivo de la persona y
la comunidad en una visión cristiana.
|p983 - Un redescubrimiento de su dimensión comunitaria de tal modo que la
comunidad eclesial se está haciendo responsable de la catequesis en todos
los niveles: la familia, la parroquia, las Comunidades Eclesiales de Base,
la comunidad escolar y en la organización diocesana y nacional.
|p984 - Una cada vez mayor toma de conciencia de que la catequesis es un
proceso dinámico, gradual y permanente de educación en la fe.
|p985 - Un aumento de Institutos para la formación de catequistas en muchas
partes y en todos los niveles: diocesanos, nacionales e internacionales.
|p986 - Una proliferación de textos de catecismo. Este hecho a veces es
positivo y a veces negativo, en cuanto que son parciales o no
renovados.Negativos:
|p987 La catequesis no logra llegar a todos los cristianos en medida
suficiente ni a todos los sectores y situaciones, por ejemplo: amplios
ámbitos de la juventud, de las élites intelectuales, de los camapesinos y
del mundo obrero, de las fuerzxas armadas, de los ancianos y de los
enfermos, etc.
|p988 Se cae a menudo en dualismo y falsas oposiciones como entre catequesis
sacramental y catequesis vivencial; catequesis de la situación y catequesis
doctrinal. Por no ubicarse en un justo equilibrio, algunos han caído en el
formulismo y otros en lo vivencial sin presentación de la doctrina; hay
quienes han pasado del memorismo a la ausencia total de memoria.
|p989 Hay catequistas que descuidan la iniciación a la oración y a la
liturgia.
|p990 No se respetan, a veces, las competencias que corresponden a los
teólogos y a los catequistas (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 4.
AAS LXXI, p. 190) en sintonía con el Magisterio; por lo cual, se han
difundido, entre los catequistas conceptos que pertenecen a hipótesis
teológicas o de estudio.
|p991 Se comprueba cierta desorientación de las actitudes catequísticas en
el campo ecuménico.
3.2. CRITERIOS TEOLOGICOS
a) COMUNION Y PARTICIPACION
|p992 La obra evangelizadora que se realiza en la catequesis exige la
comunión de todos: pide ausencia de divisiones y que las personas se
encuentren en una fe adulta y en un amor evangélico (Cfr DT 611, 612). Una
de las metas de la catequesis es precisamente la construcción de la
comunidad.
|p993 Se exige la colaboración de todos los miembros de la comunidad
eclesial, cada uno según su ministerio y carisma. Sin eludir
responsabilidades apostólicas y misioneras para que en la catequesis la
Iglesia edifique a la Iglesia (Cfr. EN 13-14). La Iglesia es constantemente
evangelizada y evangelizadora
.b) LA FIDELIDAD A DIOS
|p994 La fidelidad a Dios se expresa en la Catequesis como fidelidad a la
Palabra dada en Jesucristo. El catequista no se predica a sí mismo sino a
Jesucristo, siendo fiel a su Palabra (Cfr. DT 632, 633; EN 8,9,22,27,42) y a
la integridad de su Mensaje.
c) FIDELIDAD A LA IGLESIA
|p995 Todo el que catequiza sabe que la fidelidad a Jesucristo va unida
indisolublemente a la fidelidad a la Iglesia (Cfr. EN 16); que con su labor
edifica continuamente la comunidad y transmite la imagen de la Iglesia (Cfr.
DT 631); que debe hacerlo en unión con los Obispos y con la misión de ellos
recibida.
d) FIDELIDAD AL HOMBRE LATINOAMERICANO
|p996 La fidelidad al hombre latinoamericano exige de la catequesis que
penetre, asuma y purifique los valores de su cultura (Cfr. DT 417). Por lo
tanto, que se empeñe en el uso y adaptación del lenguaje catequístico.
|p997 En consecuencia, la catequesis debe iluminar con la Palabra de Dios
las situaciones humanas y los acontecimientos de la vida para hacer
descubrir en ellos la presencia o la ausencia de Dios.
e) CONVERSION Y CRECIMIENTO
|p998 La catequesis debe llevar a un proceso de conversión y crecimiento
permanente y progresivo en la fe.f) CATEQUESIS INTEGRADORA
|p999 "En toda catequesis integral hay que unir siempre demodo inseparable:+
El conocimiento de la Palabra de Dios.+ la celebración de la fe en los
sacramentos;+ la confesión de la fe en la vida cotidiana (Sínodo de 1977,
11).
3.3 PROYECTOS PASTORALESLa catequesis para cumplir su misión evangelizadora
enAmérica Latina, deberá tener presente lo siguiente:
|p1000 a) Formar hombres comprometidos personalmente con Cristo, capaces de
participación y comunión en el seno de la Iglesia y entregados al servicio
salvífico del mundo.
|p1001 b) Tomar como fuente principal la Sagrada Escritura leída en el
contexto de la vida, a la luz de la Tradición y del Magisterio de la
Iglesia, transmitiendo, además, el Símbolo de la fe; por lo tanto, dará
importancia al apostolado bíblico, difundiendo la Palabra de Dios, formando
grupos bíblicos, etc. (con este fin, se fundó la Federación Bíblica Católica
Mundial).
|p1002 c) Dar prioridad pastoral a la adecuada formación de los catequistas,
en diferentes institutos, ciudando de su especialización en función de las
diversas situaciones, edades y áreas que cubren los catequizandos, v. gr.
niños, jóvenes, campesinos, obreros, fuerzas armadas, élites, enfermos,
deficientes, presidiarios, etc.
|p1003 d) Adaptar en los Institutos de formación de los sacerdotes y de los
religiosos y religiosas la "Ratio studiorum" como algo urgente para que se
identifique la enseñanza de la adecuada transmisión contemporánea del
Mensaje evangélico.
|p1004 Los catequistas procurarán: - La integridad del anuncio de la Palabra
para superar el dualismo, las falsas oposiciones y la uniteralidad.
|p1005 - Iniciar a los catequizandos en la oración y en la Liturgia; en el
testimonio y en el compromiso apostólico.
|p1006 - Impartir una catequesis vocacionalmente orientadora, explicando
también la vocación laical, con un compromiso adaptado a las diferentes
edades, desde la niñez hasta la edad adulta.
|p1007 - Como educadores de la fe de las personas y de las comunidades,
empeñarse en un metodología, en forma de proceso, permanente por etapas
progresivas, que incluya la conversión, la fe en Cristo, la vida en
comunidad, la vida sacramental y el compromiso apostólico (Cfr. He. 2,
38-42).
|p1008 - Impartir una educación integral de la fe que incluya los siguientes
aspectos:+ La capacitación del cristiano para dar razón de suesperanza (Cfr.
1 Pe. 3,15).+ La capacidad de dialogar ecuménicamente con los
demáscristianos.+ Una buena formación para la vida moral, asumida
comoseguimiento de Cristo, acentuando la vivencia de lasBienaventuranzas.+
La formación gradual para una positiva ética sexualcristiana.+ La formación
para la vida política y para la doctrinasocial de la Iglesia
.LA METODOLOGIA
|p1009 Los catequistas tendrán en cuenta la importancia de la memoria, según
lo expresa el Papa Pablo VI: "Memorizar las más importantes sentencias
bíblicas especialmente las del Nuevo Testamento y los textos litúrgicos que
se utilizan para la oración en común y para hacer más fácil la confesión de
la fe" (Cfr. Discurso de clausura del Sínodo de 1977) y darán importancia a
las técnicas audiovisuales: dibujo, fotopalabra, "mini media",
dramatización, canto, etc.
LA ACCION CATEQUISTICA
|p1010 - Se dirigirá en forma simultánea a los grupos y a las multitudes.
Para estas últimas, resultan de mucha eficacia las misiones populares,
convenientemente renovadas en una línea evangelizadora.
|p1011 - Se favorecerá la catequesis permanente, desde la niñez hasta la
ancianidad, por la mutua integración entre sí de las comunidades o
instituciones que catequizan, a saber: la familia, la escuela, la parroquia,
los movimientos y las diversas comunidades o grupos.
4. EDUCACION
|p1012 Para la Iglesia, educar al hombre es parte integrante de su misión
evangelizadora, continuando así la misión de Cristo Maestro (Cfr. EC 9).
|p1013 Cuando la Iglesia evangeliza y logra la conversión del hombre,
también lo educa, pues la salvación (don divino y gratuito) lejos de
deshumanizar al hombre lo perfecciona y ennoblece; lo hace crecer en
humanidad (Cfr. PP 15,16,17) La evangelización, es en este sentido,
educación. Sin embargo, la educación en cuanto tal no pertenence al
contenido esencial de la evangelización sino más bien a su contenido
integral.
4.1. SITUACION
|p1014 La labor educativa se desenvuelve entre nosotros en una situación de
cambio-cultural, caracterizada por la secularización de la cultura, influida
por los medios masivos de comunicación y marcada por el desarrollo económico
cuantitativo que, si bien ha representado algún progreso, no ha suscitado
los cambios requeridos para una sociedad más justa y equilibrada. La
situación de pobreza de gran parte de nuestros pueblos está
significativamente correlacionada con los procesos educativos. Los sectores
deprimidos muestran las mayores tasas de analfabetismo y deserción escolar y
las menores posibilidades de obtener empleo.
|p1015 Situación problemática en algunas naciones es la presencia de grupos
aborígenes que, no obstante sus valores culturales (formas de organización
social, sistemas simbólicos, costumbres y celebraciones, artes y habilidades
manuales), carecen de formas estructuradas de educación, de escritura y de
ciertas destrezas y hábitos mentales, circunstancias que los marginan y
mantienen su situación de desventaja. Las instituciones educativas
convencionales resultan para ellos no sólo ajenas sino poco funcionales,
pues suelen operar como mecanismos de desarraigo y evasión de la comunidad.
|p1016 El crecimiento demográfico ha acelerado la demanda de educación en
todos los niveles: elemental, medio y superior, a la cual ha correspondido
un considerable aumento de oferta, especialamente por parte del sector
estatal. Con todo, la distribución de recursos fiscales suele obedecer a
criterios políticos más que a la preferencia por sectores menos favorecidos.
También la iniciativa privada y las instituciones vinculadas a la Iglesia,
han acontribuido, a pesar de las dificultades, a aumentar la oferta
educativa.
|p1017 Las relaciones entre Iglesia y Estado en materia educativa varían de
país a país. En algunos existen formas legales o de facto de real
colaboración, en otros, situaciones de conflicto, especialmente donde se da
el monopolio educativo estatal. El diálogo depende, en general, de la
situación política. Algunos gobiernos han llegado a considerar subversivos
ciertos aspectos y contenidos de la educación cristiana.
|p1018 La creciente demanda educativa de diversa índole plantea también a la
Iglesia nuevos retos, no sólo en el campo de la educación convencional
(colegios y universidades), sino también en otros: educación de adultos,
aducación a distancia, no-formal, a sistemática, estrechamente ligada al
notable desarrollo de los medios de comunicación social y, finalmente las
amplias posibilidades que ofrece la educación permanente.
|p1019 Entre los religiosos educadores surgen cuestionamientos sobre la
institución escolar católica, porque favorece al elitismo y clasismo; por
los escasos resultados en la educación de la fe y de los cambios sociales;
por problemas financieros, etc. Esta ha sido una de las causas que han
llevado a muchos religiosos a abandonar el campo eduactivo a cambio de una
acción pastoral considerada más directa, valiosa y urgente.
|p1020 Se advierte, con satisfacción, la creciente presencia de los laicos
en las instituciones educativas eclesiales y se comprueba la intervención de
cristianos responsables en todos los campos de la educación.
|p1021 Se detectan influencias ideológicas en la manera de concebir la
educación aún la cristiana. Una, de corte utilitario-individualista, la
considera como simple medio para asegurarse un porvenir; una inversión a
plazo. Otra busca instrumentalizar la educación no con fines
individualistas, sino al servicio de un determinado proyecto socio-político,
ya sea de tipo estatista, ya colectivista.
|p1022 Se experimentan dificultades en la coordinación de agentes y agencias
educativas eclesiales entre sí y con los Obispos, sea porque no se acepta
plenamente su liderazgo, sea porque se echa de menos una preocupación y
compromiso de los pastores en el campo de la educación. En consecuencia, se
advierte también deficiente planificación educacional y hasta cierta
incapacidad para determinar los objetivos.
|p1023 Viene cobrando mayor vigencia la idea de la "comunidad o ciudad
educativa", en la cual se integran todos los factores educativos de la
comunidad actual o potencialmente, a partir de la familia y con especial
acento en ella. Esta concepción está transformando algunos colegios en
verdaderos agentes de evangelización.
4.2. PRINCIPIO Y CRITERIOS
|p1024 La educación es una actividad humana del orden de la cultura; la
cultura tiene una finalidad esencialmente humanizadora (Cfr. GS
53,55,56,59,61). Se comprende, entonces, que el objetivo de toda educación
genuina es la de humanizar y personalizar al hombre, sin desviarlo, antes
bien, orientándolo eficazmente hacia su fin último (Cfr. DIM 3; GE 1) que
trasciende la finitud esencial del hombre. La educación resultará más
humanizadora en la medida en que más se abra a la trascendencia, es decir, a
la verdad y al Sumo Bien.
|p1025 La educación humaniza y personaliza al hombre cuando logra que éste
desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad, haciéndolos fructificar
en hábitos de comprensión y de comunión con la totalidad del orden real por
los cuales el mismo hombre humaniza su mundo, produce cultura, transforma la
sociedad y construye la historia (Cfr. GS 55).
|p1026 La educación evangelizadora asume y completa la noción de educación
liberadora, porque debe contribuir a la conversión del hombre total, no sólo
en su yo profundo e individual, sino también en su yo periférico y social,
orientándolo radicalmente a la genuina liberación cristiana que abre al
hombre a la plena participación en el misterio de Cristo resucitado, es
decir, a la comunión filial con el Padre y a la comunión fraterna con todos
los hombres, sus hermanos (Cfr. EN 27, 29, 30, 33; Med. Educación, II, 8).
Esta educación evangelizadora deberá reunir, entre otras, las siguientes
características.
|p1027 a) Humanizar y personalizar al hombre para crear en él el lugar donde
pueda revelarse y ser escuchada la Buena Nueva: el designio salvífico del
Padre en Cristo y su Iglesia.
|p1028 b) Integrarse al proceso social latinoamericano impregnado por una
cultura radicalmente cristiana en la cual, sin embargo, coexisten valores y
antivalaores, luces y sombras y, por lo tanto, necesita ser constantemente
reevangelizada.
|p1029 c) Ejercer la función crítica propia de la verdadera educación,
procurando regenerar permanentemente, desde el ángulo de la educación, las
pautas culturales y las normas de interacción social que posibiliten la
creación de una nueva sociedad, verdaderamente participativa y fraterna, es
decir, educación para la justicia.
|p1030 d) Convertir al educando en sujeto, no sólo de su propio desarrollo,
sino también al servicio del desarrollo de la comunidad: educación para el
servicio.Teniendo en cuenta lo anterior, se enumeran los
siguientescriterios:
|p1031 a) La educación católica pertenece a la misión evangelizadora de la
Iglesia (Cfr.Ec 9) y debe anunciar explícitamente a Cristo Liberador (Cfr.
EN 22).
|p1032 b) La educación católica no ha de perder de vista la situación
histórica y concreta en que se encuentra el hombre, a saber, su situación de
pecado en el orden individual y social Por consiguiente, se propone formar
personalidades fuertes, capaces de resistir al relativismo debilitante y
vivir coherentemente las exigencias del bautismo (EC 12).
|p1033 c) La educación católica ha de producir los agentes para el cambio
permanente y orgánico que requiere la sociedad de América Latina (Med. 4,
II, 8) mediante una formación cívica y política inspirada en la enseñanza
social de la Iglesia (Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 9. AAS LXXI, p.
195).
|p1034 d) Todo hombre, por ser persona, tiene derecho inalienable a la
educación que responda al propio fin, carácter, sexo; acomodada a la cultura
y a las tradiciones patrias (Cfr. GE 1). Quienes no reciben esta educación
deben ser considerados como los más pobres (Cfr. PP 35; Juan Pablo II,
Alocución Juventuid 4. AAS LXXI, p. 219), por lo tanto, más necesitados de
la acción educadora de la Iglesia.
|p1035 e) El educador cristiano desempeña una misión humana y
evangelizadora. Las instituciones educativas de la Iglesia reciben un
mandato apostólico de la Jerarquía (Cfr. EC 71).
|p1036 f) La familia es la primera responsable de la educación. Toda tarea
educadora debe capacitar la a fin de permitirle ejercer esa misión.
|p1037 g) La Iglesia proclama la libertad de enseñanza, no para favorecer
privilegios o lucro particular, sino como un derecho a la verdad de las
personas y comunidades (Cfr. GE 6; EC 11b). Al mismo tiempo, la Iglesia se
presente dispuesta a colaborar en el quehacer educativo de nuestra sociedad
pluralista (Cfr. EC 14a).
|p1038 h) De acuerdo con los dos principios anteriores, el Estado debería
distribuir equitativamente su presupuesto con los demás servicios educativos
no estatales, a fin de que los padres, que también son contribuyentes,
puedan elegir libremente la educación para sus hijos.
4.3. SUGERENCIAS PASTORALES
|p1039 - Fomentar, en unión con los agentes de pastoral familiar, la
responsabilidad de la familia, especialmente de los padres, en todos los
aspectos del proceso educativo.
|p1040 - Reafirmar eficazmente, sin olvidar otras responsabilidades de la
Iglesia en el campo educativo, la importancia de la escuela católica en
todos los niveles, favoreciendo su democratización y transformándola, según
las orientaciones del Documento de la Sagrada Congregación para la Educación
Católica, en:+ Instancia efectiva de asimilación crítica, sistemática
eintegradora del saber y de la cultura general.+ Lugar más apto para el
diálogo entre la fe y la ciencia.+ Ambiente privilegiado que favorezca y
estimule elcrecimiento en la fe, lo que no depende sólo de los
cursosprogramados de religión (Cfr. EC 50).+ Alternativa válida para el
pluralismo educacional.
|p1041 - Ayudar a religiosos y religiosas educadores, especialmente jóvenes,
a redescubrir y profundizar el sentido pastoral de su trabajo en la escuela,
según su propio carisma prestándoles apoyo en tan difícil tarea.
|p1042 - Promover al educador cristiano, especialmente laico, para que asuma
su pertenencia y ubicación en la Iglesia, como llamado a participar de su
misión evangelizadora en el campo de la educación.
|p1043 - Dar prioridad en el campo educativo a los numerosos sectores pobres
de nuestra población, marginados material y culturalmente, orientado
preferentemente hacia ellos, de acuerdo con el Ordinario del lugar, los
servicios y recursos educativos de la Iglesia.
|p1044 - Igualmente es prioritaria la educación de líderes y agentes de
cambio.
|p1045 - Acompañar la afalbetización de los grupos marginales con acciones
educativas que los ayuden a comuncicarse eficazmente; tomar conciencia de
sus deberes y derechos; comprender la situación en que viven y discernir sus
causas; capacitarse para organizarse en lo civil, lo laboral y político y
poder así participar plenamente en los procesos decisorios que les atañen.
|p1046 - Sin descuidar los compromisos educativos escolares actuales, es
urgente responder con generosidad e imaginación a los retos que enfrenta hoy
y enfrentará en el futuro la Iglesia de América Latina (Ver Situación).
Estas nuevas formas de acción educativa no pueden ser fruto de la veleidad o
la improvisación sino que requieren suficiente capacitación en sus agentes y
basarse en diagnósticos objetivos de las necesidades, así como en el
inventario y la evaluación de sus propios recursos. Sería aconsejable el
empleo de los métodos participativos.
|p1047 - Promover la educación popular (educación informal) para revitalizar
nuestra cultura popular, alentando ensayos que por medio de la imagen y el
sonido hagan creativamente manifiestos los valores y símbolos hondamente
cristianos de la cultura latinoamericana.
|p1048- Estimular la comunidad civil en todos sus sectores para lo cual es
necesario instaurar un diálogo franco y receptivo, a fin de que asuma sus
responsabilidades educativas y logre transformarse, junto con sus
instituciones y recursos, en una auténtica "ciudad educativa".
|p1049- Promover la coordinación de tareas, agentes e instituciones
educativas en la acción pastoral de la Iglesia particular por medio de un
organismo competente dependiente del Obispo, que tendrá a su cargo funciones
de planeamiento y evaluación. Es necesaria una evaluación objetiva de
actividades, obras y situaciones que pueda llevar a una mejor utilización de
los recursos, modificando, suprimiento o creando instituciones o programas.
|p1050- Elaborar, sobre todo a nivel de comisiones episcopales, la doctrina
o teoría educativa cristiana, basada en las enseñanzas de la Iglesia y en la
experiencia pastoral. Ello permitirá examinar, a la luz de dicha doctrina,
los principios objetivos y los métodos de los sistemas educativos vigentes
para interpretarlos adecuadamente y evaluar críticamente sus resultados.
Partidos de esta teoría, es urgente la elaboración de un proyecto educativo
cristiano (Cfr. EC 4) a nivel nacional o continental en el que se han de
inspirar, luego, los idearios concretos de las distintas instituciones
educativas.
4.4. UNIVERSIDADES
|p1051En los últimos diez años se experimenta una enorme demanda de
enseñanza superior, con el ingreso en masa de los jóvenes latinoamericanos a
las universidades, motivado en gran parte por el desarrollo acelerado de
nuestros países. Este hecho ha manifiesto el grave problema de la
incapacidad del sistema educativo y social para poder satisfacer todas las
demandas; esta incapacidad deja frustrados a millares de jóvenes, porque
muchos no entran a la universidad y porque muchos egresados no ecuentran
empleo.
|p1052 La secularización de la cultura y los progresos de la tecnología y de
los estudios antropológicos y sociales ponen una serie de interrogantes
sobre el hombre, sobre Dios y sobre el mundo. Esto produce confrontaciones
entre ciencia y fe, entre la técnica y el hombre, especialmente para los
creyentes.
|p1053 Las ideologías en boga saben que las universidades son un campo
propicio para su infiltración y para obtener el dominio en la cultura y en
la sociedad.
|p1054 La universidad debe formar verdaderos líderes, constructores de una
nueva sociedad y esto implica, por parte de la Iglesia, dar a conocer el
mensaje del Evangelio en este medio y hacerlo eficazmente, respetando la
libertad académica, inspirando su función creativa, haciéndose presente en
la educación política y social de sus miembros, iluminando la investigación
científica.
|p1055 De ahí la atención que todos debemos dar al ambiente intelectual y
universitario. Se puede decir que se trata de una apción clave y funcional
de la evangelización, porque de lo contrario, perdería un lugar decisivo
para iluminar los cambios de estructuras.
|p1056 Como los resultados no pueden medirse a corto plazo, podría quedar la
impresión de fracaso y de ineficacia. Con todo, esto no debe disminuir la
esperanza y el empeño de los cristianos que trabajan en el campo
universitario, pues a pesar de las dificultades, colaboran en la misión
evangelizadora de la Iglesia.
|p1057 Es importante la evangelización del mundo universitario (docentes,
investigadores y estudiantes) mediante oportunos contactos y servicios de
animación pastoral en instituciones no eclesiales de educación superior.
|p1058 De modo especial se debe decir que la universidad católica,
vanguardia del mensaje cristiano en el mundo universitario está llamada a un
servicio destacado a la Iglesia y a la sociedad.
|p1059 En el mundo pluralista no es fácil sostener su identidad. Cumplirá
con su función, en cuanto católica, encontrando "su significado último y
profundo en Cristo, en su mensaje salvífico que abarca al hombre en su
totalaidad" (Juan Pablo II, Alocución Universitarios, 2a. AAS LXXI, p. 236).
En cuanto universidad procurará sobresalir por la seriedad científica, el
compromiso con la verdad, la preparación de profesionales competentes para
el mundo del trabajo y por la búsqueda de soluciones a los más acuciantes
problemas de América Latina.
|p1060 Su primordial misión educadora será promover una cultura integral
capaz de formar personas que sobresalgan por sus profundos conocimientos
científicos y humanísticos; por su "testimonio de fe ante el mundo" (GE 10);
por su sincera práctica de la moral cristiana y por su compromiso en la
creación y renovación de nuestra cultura transformada con la fuerza
evangélica, en que lo nacional, lo humano y lo cristiano logren la mejor
armonización.
|p1061 Además del diálogo de las diferentes disciplinas entre sí y
especialmente con la teología, de la búsqueda de la verdad como trabajo
común entre profesores y estudiantes, de la integración y la participación
de todos en la vida y quehacer universitario, cada cual según su
competencia, debe la misma universidad católica ser ejemplo de cristianaismo
vivo y operante. En su ámbito todos los miembros de los diversos niveles
-aún aquellos que sin ser católicos aceptan y respetan estos ideales-, deben
formar una "familia universitaria" (Juan Pablo II, Alocución Universitarios,
3.AAS LXXI, p. 237).
|p1062 En este visión de servicio, la universidad católica deberá vivir en
un continuo auto-análisis y hacer flexible su estructura operacional para
responder el reto de su región o nación, mediante el ofrecimiento de
carreras cortas especializadas, educación continuada para adultos, extensión
universitaria con oferta de oportunidades y servicios para grupos marginados
y pobres.
5. COMUNICACION SOCIAL
|p1063 La evangelización, anuncio del Reino, es comunicación: por tanto, la
comunicación social debe ser tenida en cuenta en todos los aspectos de la
transmisión de la Buena Nueva.
|p1064 La comunicación como acto vital nace con el hombre mismo y ha sido
potenciada en la época moderna mediante poderosos recursos tecnológicosPor
consiguiente, la evangelización no puede prescindir, hoy en día, de los
medios de comunicación (Cfr. EN 45; CP 1).
5.1. SITUACION.
VISION DE LA REALIDAD EN AMERICA LATINA
|p1065 La comunicación social surge como una dimensión amplia y profunda de
las relaciones humanas, mediante la cual el hombre, individual y
colectivamente, al paso que se interrelaciona en el mundo, se expone al
influjo de la civilización audio-visual y a la contaminación de la "polución
vibrante" (Cfr. CP 8).
|p1066 Por la diversidad de medios existentes (radio, televisión, cine,
prensa, teatro, etc.), que actúan en forma simultánea y masiva, la
comunicación social incide en toda la vida del hombre y ejerce sobre él de
manera consciente o subliminal, una influencia decisiva (Cfr. CP 6).
|p1067 La comunicación social se encuentra condicionada por la realidad
socio-cultural de nuestros países y a su vez ella constituye uno de los
factores determinantes que sostiene dicha realidad.
|p1068 Reconocemos que los Medios de Comunicación Social son factores de
comunión y contribuyen a la integración latinoamericana, así como a la
expansión y democratización de la cultura; contribuyen, también al
esparcimiento de las gentes que viven especialmente fuera de los centros
urbanos; aumentan las capacidades perceptivas por el estímulo
visual-autditivo, de penetración sensorial.
|p1069 No obstante los aspectos positivos señalados, debemos denunciar el
control de estos Medios de Comunicación Social y la manipulación ideológica
que ejercen los poderes políticos y económicos que se empeñan en mantener el
"statu quo" y aún en crear un orden nuevo de dependencia-dominación o, al
contrario, en subvertir este orden para crear otro de signo opuesto. La
explotación de las pasiones, los sentimientos, la violencia y el sexo, con
fines consumistas, constituyen una flagrante violación de los derechos
individuales. Igual violación se presenta con la indiscriminación de los
mensajes, repetitivos o subliminares, con poco respeto a la persona y
principalmente a la familia.
|p1070 Los periodistas no siempre se muestran objetivos y honestos en la
transmisión de noticias, de manera que son ellos mismos los que a veces
manipulan la información, callando, alterando o inventando el contenido de
la misma, con gran desorientación para la opinión pública.
|p1071 El monopolio de la información, tanto de parte de los gobiernos como
de parte de intereses privados, permite el uso arbitrario de los medios de
información y da lugar a la manipulación de mensajes de acuerdo con
intereses sectoriales. Es particularmente grave el manejo de la información
que sobre nuestros países o con destino a los mismos, hacen empresas e
intereses transnacionales.
|p1072 La programación, en gran parte extranjera, produce transculturación
no participativa e incluso destructora de valores autóctonos; el sistema
publicitario tal como se presneta y el uso abusivo del deporte, en cuanto
elemento de evasión, los factores de alienación; su impacto masivo y
compulsivo puede llevar al aislamiento y hasta la desintegración de la
comunidad familiar.
|p1073 Los Medios de Comunicación Social se han convertido muchas veces en
vehículo de propaganda del materialismo reinante y consumista y crean en
nuestro pueblo falsas espectativas, necesidades ficticias, graves
frustraciones y un afán competitivo malsano.
VISION DE LA REALIDAD EN LA IGLESIA DE AMERICA LATINA
|p1074 Existe en la Iglesia de América Latina una cierta percepción de la
importancia de la comunicación social, pero no como hecho global, que afecta
todas las relaciones humanas y a la misma pastoral y del lenguaje específico
de los medios.
|p1075 La Iglesia ha sido explícita en la doctrina referente a los Medios de
Comunicación Social publicando numerosos documentos sobre la materia, aunque
se ha tardado en llevar a la práctica estas enseñanzas.
|p1076 Hay insuficiente aprovechamiento de las ocasiones de comunicación que
se dan en la Iglesia en los medios ajenos y utilización incompleta de sus
propios medios o de los influenciados por ella; además, los medios propios
no están integrados entre sí en la pastoral de conjunto.
|p1077 Salvo contadas excepciones, no existe todavía en la Iglesia de
América Latina una verdadera preocupación para formar al pueblo de Dios en
la comunicación social; capacitarlo para tener una actitud crítica ante el
bombardeo de los "Mass Media" y para contrarrestar el impacto de sus
mensajes alienantes, ideológicos, culturales y publicitarios. Situación que
se agrava por el poco uso que se hace de los cursos organizados en esta
área, escaso presupuesto asigndado a los Medios de Comunicación Social en
función evangelizadora y descuido de la atención que se debe a propietarios
y técnicos de dichos Medios.
|p1078 Es preciso mencionar aquí como fenómeno altamente positivo, el rápido
desarrollo de los Medios de Comunicación Grupal (MCG) y de los pequeños
medios con una producción siempre creciente de material para la
evangelización y con un empleo cada día mayor de este medio por los agentes
de pastoral, propiciando, así, un acertado crecimiento de la capacidad de
diálogo y de contacto.
|p1079 La Iglesia de América Latina ha hecho en los últimos años muchos
esfuerzos en favor de una mayor comunicación en su interior. Sin embargo, en
muchos casos, lo realizado hasta ahora no responde plenamente a las
exigencias del momento. El flujo de experiencias y opiniones legítimas, como
expresión pública de pareceres en el interior de la Iglesia se reduce a
manifestaciones esporádicas y por tanto insuficientes, que tienen poca
influencia en la totalidad de la comunidad eclesial.
5.2. OPCIONES CRITERIOS
|p1080 a) Integrar la comunicación en la pastoral de conjunto.
|p1081 b) Dentro de las tareas para realizar en este campo, dar prioridad a
la formación en la comunicación social, tanto del público en general como de
los agentes de pastoral a todos los niveles.
|p1082 c) Respetar y favorecer la libertad de expresión y la correlativa de
información, presupuestos esenciales de la comunicación social y de su
función en la sociedad, dentro de la ética profesional, conforme a la
exhortación "Communio et Progressio".PRESUPUESTOS PASTORALESA la luz de la
problemática latinoamericana y teniendo encuenta el fenómeno de la
Comunicación Social y susimplicaciones en la evangelización, cabe formular
lassiguientes porpuestas pastorales:
|p1083 a) Urge que la Jerarquía y los agentes pastorales en general
conozcamos, comprendamos y experimentemos más profundamente el fenómeno de
la Comunicación Scial, a fin de que se adapten las respuestas pastorales a
esta nueva realidad e integremos la comunicación en la Pastoral de Conjunto.
|p1084 b) Para ser efectiva la articulación de la Pastoral de la
Comunicación con la Pastoral Orgánica, es necesario crear donde no existe y
potenciar donde lo hay, un Departamento u organismo específico (Nacional y
Diocesano) para la comunicación Social e incorporarlo en las actividades de
todas las áreas pastorales.
|p1085 c) La tarea de formación en el campo de la Comunicación social es una
acción prioritaria. Por tanto, urge formar en este campo a todos los agentes
de la evangelización: Para los aspirantes al sacerdocio y a la vida
religiosa es necesario que esta formación se integre en los planes de
estudio y de formación pastoral. Para los sacerdotes, religiosos,
religiosas, agentes de pastoral y para los mismos responsables de los
organismos nacionales y diocesanos de Pastoral de Comunicación Social, es
necesario programar sistemas de formación permanente. Especial atención
merecen los profesionales de la comunicación y la formación más adecuada de
los que cubren la información religiosa.
|p1086 c) Cada Iglesia particular dentro de las normas litúrgicas, disponga
la forma más adecuada para introducir en la liturgia, que es en sí misma
comunicación, los recursos de sonido e imagen, los símbolos y formas de
expresión más aptos para representar la relación con Dios, de forma que se
facilite una mayor y más adecuada participación en los actos litúrgicos.
|p1087 d) Recomiéndase un esmerado manejo del sonido en los lugares del
culto.
|p1088 e) Educar al público receptor para que tenga una actitud crítica ante
el impacto de los mensajes ideológicos, culturales y publicitarios que nos
bombardean continuamente con el fin de contrarrestar los efectos negativos
de la manipulación y de la masificación.
|p1089 Se recomienda a los organismos eclesiales que operan a escala
continental (UNDA, OCIC, UCLAP) dedicar una especial atención a la formación
del público receptor así como de las personas antes mencionadas.
|p1090 f) Sin descuidar la necesaria y urgente presencia de los medios
masivos, urge intensificar el uso de los Medios de Comunicación Grupal (MCG)
que, además de ser menos costosos y de más fácil manejo, ofrecen la
posibilidad del diálogo y son más aptos para una evangelización de persona a
persona que suscite adhesión y compromiso verdaderamente personales (Cfr. EN
45,46).
|p1091 g) La Iglesia, para una mayor eficacia en la transmisión del Mensaje,
debe utilizar un lenguaje actualizado, concreto, directo, claro y a la vez
cuidadoso. Este lenguaje debe ser cercano a la realidad que afronte el
pueblo, a su mentalidad y a su religiosidad de modo que pueda ser fácilmente
captado para lo cual es necesario tener en cuenta los sistemas y recursos
del lenguaje audio-visual propio del hombre de hoy.
|p1092 h) La Iglesia, a fin de iluminar por el Evangelio el acontecer
cotidiano y acompañar al hombre latinoamericano sobre la base del
conocimiento de su quehacer diario y de los acontecimientos que influyen
sobre él, debe preocuparse por tener canales propios de información y de
noticias que aseguren la intercomunicación y el diálogo con el mundo. Esto
es tanto más urgente cuanto que la experiencia muestra las continuas
distorsiones del pensamiento y de los hechos de Iglesia, por parte de las
agencias.
|p1093 La presencia de la Iglesia en el mundo de la Comunicación Social
exige importantes recursos económicos que deben ser provistos por la
comunidad cristiana.
|p1094 i) Conocida la situación de pobreza, marginalidad e injusticia en que
están sumidas grandes masas latinoamericanas y de violación de los derechos
humanos, la Iglesia, en el uso de sus Medios propios, debe ser cada día más
la voz de los desposeídos, aún, con el riesgo que ello implica.
|p1095 j) Las limitaciones que hemos tenido en el continente nos fuerzan a
ratificar el derecho social a la información con sus correlativas
obligaciones dentro de los marcos éticos que impone el respeto a la
privacidad de las personas y a la verdad. Estos principios tienen todavía
mayor validez al interior de la Iglesia.
CAPITULO IV
DIALAOGO PARA LA COMUNION Y PARTICIPACION
|p1096 Incrementar el diálogo ecuménico entre las religiones y con los
no-creyentes con miras a la comunidad, buscando áreas de participación para
el anuncio universal de la salvación.
1.1. INTRODUCCION
|p1097 La Evangelización tiene una universalidad sin fronteras "Id por el
mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc. 16,15). La Iglesia,
depositaria de la Buena Nueva y evangelizadora comienza por evangelizarse a
sí misma (Cfr. EN 15). Este mandato del Señor, del que son depositarios
todos los cristianos, motiva un esfuerzo común, impulsado por el Espíritu
Santo a dar testimonio de nuestra esperanza "ante todas las gentes" (Cfr. UR
12). Frente a la responsabilidad de la Evangelización, la Iglesia Católica
se abre a un diálogo de comunión, buscando áreas de participación para el
anuncio universal de la salvación.
|p1098 Esto supone que Evangelización y Diálogo están íntimamente
relacionados. Las áreas de intercambio que se abren ante la Iglesia son
muchas y variadas; pero aquí, conforme al Concilio y a la Encíclica
"Eclesiam Suam" (Cfrn. 60ss), las hemos concretado a tres: los cristianos no
católicos; los no cristianos; los no creyentes.
|p1099 El Continente latinoamericano fue evangelizado en la fe católica
desde el descubrimiento. Esto constituye un rasgo fundamental de identidad y
unidad del Continente y, a la vez, una tarea permanente. Por diversas causas
se aprecia hoy un creciente pluralismo religioso e ideológico.
1.2. SITUACION
|p1100 La Iglesia católica constituye en América Latina la inmensa mayoría,
lo cual es un hecho de carácter no sólo sociológico, sino también teológico
relevante.
|p1101 Junto a ella se encuentran Iglesias orientales e Iglesias y
comunidades eclesiales de Occidente.
|p1102 Se dan también los que suelen llamar ahora "movimientos religiosos
libres" (popularmente: "sectas"), de los cuales algunos se mantienen dentro
de los límites de la profesión de fe básicamente cristiana; otros, en
cambio, no pueden ser considerados tales.
|p1103 El judaísmo está presente, con la variedad de corrientes y tendencias
que le es propia.
|p1104 Encontramos el Islamismo y otras religiones no cristianas.
|p1105 Observamos igualmente otras formas religiosas o parareligiosas, con
un conjunto de actitudes muy diferentes entre sí que aceptan una realidad
superior ("espíritus", "fuerzas ocultas", "astros", etc.) con la cual
entienden comunicarse para obtener ayuda y normas de vida.
|p1106 La "no creencia" es un fenómeno que designa realidades muy diversas.
Se manifiesta por explícito rechazo de lo divino -forma la más extensa-,
pero, más frecuentemente por deformaciones de la idea de Dios y de la
religión, interpretados como alienantes. Esto se aprecia bastante en los
ambientes intelectuales y universitarios; en medios juveniles y obreros.
Otros equiparan las religiones y, las reducen a la esfera de lo privado.
Finalmente, crece el número de quienes se despreocupan de lo religioso, al
menos en la vida práctica.
ASPECTOS POSITIVOS Y NEGATIVOS
|p1107 Sobre todo después del Vaticano II creció entre nosotros el interés
por el ecumenismo. De esto debemos pruebas en la promoción conjunta de la
difusión, el conocimiento y aprecio de la Sagrada Escritura; en la oración
privada y pública, cada vez más frecuente, por la unidad, que tiene en la
semana dedicada a tal fin una expresión muy particular; en encuentros y
grupos de reflexión interconfesionales; en trabajos conjuntos para la
promoción del hombre, la defensa de los derechos humanos y la construcción
de la justicia y de la paz. En algunos lugares se ha llegado a Consejos
bilaterales o multilaterales de Iglesias, a diversos niveles.
|p1108 Persiste, con todo, en muchos cristianos la ignorancia o la
desconfianza con respeto al ecumenismo. Desconfianza que en nuestras
comunidades se origina en gran parte, en el proselitismo, serio obstáculo
para el verdadero ecumenismo. Otro hecho negativo con respecto a éste es la
existencia de tendencias alienantes en algunos movimientos religiosos, que
apartan al hombre de su compromiso con el prójimo. Pero también se da, so
pretexto de ecumenismo, aprovechamientos o instrumentaciones políticas que
desvitúan el carácter del diálogo.
|p1109 Los "movimientos religiosos libres" manifiestan frecuentemente deseo
de comunidad, de participación, de liturgia vivida que es necesario tener en
cuenta. Con todo, no podemos ignorar en lo tocante a esos grupos,
proselitismos muy marcados, fundamentalismos bíblicos y literalismo estricto
respecto de sus propias doctrinas.
|p1110 Tanto a nivel continental como en algunas naciones en particular, ha
comenzado a estructurarse el diálogo con el judaísmo. Sin embargo, se
comprueba la persistencia de cierta ignorancia de sus valores permanentes y
algunas actitudes deploradas por el mismo Concilio (Cfr. NA 4).
|p1111 El monoteísmo islámica, la búsqueda del absoluto y de respuesta a los
enigmas del corazón humano, características de las grandes religiones no
cristianas, constituyen puntos de aproximación para un diálogo que, en forma
incipiente, se da en algunos lugares.
|p1112 En las otras formas religiosas o para-religiosas se advierte la
búsqueda de respuestas a las necesidades concretas del hombre, un deseo de
contacto con el mundo de lo trascendente y de lo espiritual Con todo, se
nota en ellas, junto a un proselitismo muy acentuado, el intento de subyugar
pragmáticamente la trascendencia espiritual del hombre.
|p1113 Para establecer un adecuado discernimiento del fenómeno de la no
creencia con miras a un diálogo efectivo, es necesario tener presente a la
variedad de causas y motivos que lo generan, tales como las interrelaciones
profundas entre las objetivaciones del pecado en lo económico, lo social, lo
político e ideológico- cultural, así como las ambivalencias de toda búsqueda
sincera de la verdad y de la promoción de la libertad. Tal vez la misma
Iglesia no puede considerarse sin culpa en este orden de cosas (Cfr GS 19)
No raras veces los no creyentes se distinguen por el ejercicio de valores
humanos que están en la línea del Evangelio. La época no es extraña, sin
embargo, a formas de ateísmo militante y a humanismos que obstruyen un
desarrollo integral de la persona.
1.3 CRITERIOS DOCTRINALES EVANGELIZACION Y DIALOGO
|p1114 En toda evangelización resuena la Palabra de Cristo que es a su vez
Palabra del Padre. Esa Palabra busca la respuesta de fe (Cfr. Lc. 8,12).
Pero también la misma Palabra, proclamada por la Iglesia, quiere entrar en
un fecundo intercambio con las manifestaciones religiosas y culturales que
caracterizan nuestro mundo pluralista de hoy (Cfr. ES 60ss.). Esto es el
diálogo, que tiene siempre un caracter testimonial, en el máximo respeto de
la persona y de la identidad del interlocutor. El diálogo tiene sus
exigencias de lealtad e integridad por ambas partes. No se opone a la
universalidad de la proclamación del Evangelio sino que la completa por otra
vía y salva siempre la obligación que incumbe a la Iglesia de compartir el
Evangelio con todos (Cfr. EN 53ss). Es oportuno recordar aquí que
precisamente en el ámbito de la misión nació en el siglo pasado, por la
gracia del Espíritu Santo, la preocupación ecuménica (Cfr UR 1); no se puede
predicar un Cristo dividido (Cfr. Jn. 17,21 y EN 77).
|p1115 Siendo esto así, la Iglesia, en el Concilio impulsa a pastores y
fieles a que "reconociendo los signos de los tiempos participen
diligentemente en la labor ecuménica", a fin de "promover la restauración de
la unidad entre todos los cristianos", "uno de los principales propósitos
del Concilio" (UR 4; Cfr. SC 1).
|p1116 Respecto del judaísmo, el Vaticano II "recuerda el vínculo con que el
Pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la raza de
Abraham y por ello "quiere fomentar y recomendar el mutuo conocimiento y
aprecio" (NA 4) entre los fieles de ambas religiones.
|p1117 La voluntad salvífica universal de Dios alcanza a todos los hombres
(Cfr. 1 Tim. 2,4); la Iglesia está persuadida de que habiendo Cristo muerto
por todos y siendo una sola la vocación última del hombre, es decir, divina,
el Espíritu Santo ofrece a todos las posibilidades de ser asociados de modo
solamente conocido por Dios al misterio pascual (Cfr. GS 22,10). Siendo la
fe personal un acto libre, es menester que la Iglesia, dialogante, se
aproxime a los no creyentes con el mayor respeto de su libertad personal y
procurando comprender sus motivaciones y razones. La no creencia, por lo
demás, constituye una interpelación y un reto a la fidelidad y autenticidad
de los creyentes y de la Iglesia (GS 19).
1.4. ASPECTOS PASTORALES
|p1118 Fomentar una actitud más sencilla, humilde y autocrítica en la
Iglesia y en los cristianos como condición para un diálogo religioso
fecundo.
|p1119 Promover en los diversos niveles y sectores en que el diálogo se
establece, un compromiso común decidido en la defensa y promoción de los
derechos fundamentales de todo el hombre y de todos los hombres,
especialmente de los más necesitados, colaborando en la edificación de una
nueva sociedad más justa y más libre.
|p1120 Procurar la educuada exposición de la doctrina católica, que ofrezca
una justa "jerarquía de verdades" (UR 11) y una respuesta válida a los
planteamientos que le vienen de la situación concreta latinoamericana.
Procurar igualmente la educación, formación e información necesarias en
orden al ecumenismo y al diálogo religioso en general, particularmente a
alos agentes de pastoral.
|p1121 Promover, en perspectiva ecuménica, un testimonio común a través de:
oración, semana por la unidad, acción bíblica conjunta, grupos de estudio y
reflexión y en donde sea posible, comisiones y consejos interconfesionales,
a diversos niveles.
|p1122 Estudiar diligentemente el fenómeno de los "movimientos religiosos
libres" y las causas que motivan su rápido crecimiento, para responder en
nuestras comunidades eclesiales a los anhelos y planteamientos a los cuales
dichos movimientos buscan dar una respuesta, tales como liturgia viva,
fraternidad sentida y activa participación misionera.
|p1123 Propiciar el diálogo religioso con los judíos teniendo presente los
principios y puntos contenidos en las Orientaciones y sugerencias para la
aplicación de la Declaración "Nostra Aetate".
|p1124 Informar y orientar a nuestras comunidades, en base a un lúcido
discernimiento, acerca de las formas religiosas o para-religiosas arriba
mencionadas y las distorsiones que encierran para la vivencia de la fe
cristiana.
|p1125 Activar una presencia más decidida en los centros donde se generan
las vigencias culturales y de donde emergen los nuevos protagonismos. En
este sentido se hace necesaria una pastoral orgánica de la cultura, del
movimiento de los trabajadores y de la juventud.
|p1126 Tomar conciencia de la realidad y extensión del fenómeno de la no
creencia, con miras a la purificación de la fe de los creyentes; a la
coherencia entre fe y vida y a la colaboración "en verdadera paz, para la
edificación del mundo" (GS 92).
|p1127 Finalmente, considerar la dimensión ecuménica, así como la apertura
al diálogo con el mundo
CUARTA PARTE
IGLESIA MISIONERA AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACION EN AMERICA LATINA
|p1128 El Espíritu del Señor impulsa al Pueblo de Dios en la historia a
discernir los signos de los tiempos y a descubrir en los más profundos
anhelos y problemas de los seres humanos, el plan de Dios sobre la vocación
del hombre en la construcción de la Sociedad, para hacerla más humana, justa
y fraterna.
|p1129 Así aparece palpable en América Latina la pobreza como sello que
marca a las inmensas mayorías, las cuales al mismo tiempo están abiertas, no
sólo a las Bienaventuranzas y a la predilección del Padre, sino a la
posibilidad de ser los verdaderos protagonistas de su propio desarrollo.
|p1130 La evangelización de los pobres, fue para Jesús uno de los signos
mesiánicos y será también para nosotros, signo de autenticidad evangélica.
|p1131 Además, la juventud latinoamericana desea construir un mundo mejor y
busca, a veces sin saberlo, los valores evangélicos de la verdad, la
justicia y el amor. Su evangelización no sólo llenará sus generosos anhelos
de realización personal, sino que garantizará la conservación de una fe
vigorosa en nuestro continente.
|p1132 Los pobres y los jóvenes, constituyen, pues, la riqueza y la
esperanza de la Iglesia en América Latina y su evangelización es, por tanto,
prioritaria.
|p1133 La Iglesia, llama también a todos sus hijos -dentro de sus peculiares
responsabilidades- a ser fermento en el mundo y a participar como
constructores de una nueva Sociedad a nivel nacional e internacional.
Particularmente en nuestro continente, por ser mayoritariamente cristiano,
los hombres deben ser germen, luz y fuerza transformadora.Capítulo I: Opción
por los pobresCapítulo II: Opción por los jóvenesCapítulo III: Acción con
los constructores de la Sociedad pluralistaCapítulo IV: Acción por la
persona en la Sociedad nacional e internacional
CAPITULO I
OPCION PREFERENCIAL POR LOS POBRES1.1. DE MEDELLIN A PUEBLA
|p1134 Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificante del
Espíritu, la posición de la II Conferencia General que hizo una clara y
profética opción preferencial y solidaria por los pobres, no obstante las
desviaciones e interpretaciones con que algunos desvirtuaron el Espíritu de
Medellín, el desconocimiento y aún la hostilidad de otros (Cfr. Juan Pablo
II, Discurso inaugural: Introducción. AAS LXXI, p. 187). Afirmamos la
necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por
los pobres, con miras a su liberación integral.
|p1135 La inmensa mayoría de nuestros hermanos siguen viviendo en situación
de pobreza y aún de miseria que se ha agravado(*). Querermos tomar
conciencia de lo que la Iglesia latinoamericana ha hecho o ha dejado de
hacer por los pobres después de Medellín, como punto de partida para la
búsqueda de pistas opcionales eficaces en nuestra acción evangelizadora, en
el presente y en el futuro de América Latina.(*) A esto nos hemos referido
en los Nos. 15 y ss., perorecordemos que carecen de los más elementales
bienesmateriales en contraste con la acumulación de riquezas enmanos de una
minoría, frecuentemente a costa de la pobreza demuchos. Los pobres no sólo
carecen de bienes materiales, sinotambién, en el plano de la dignidad
humana, carecen de unaplena participación social y política. En esta
categoría seencuentran principalamente nuestros indígenas,
campesinos,obreros, marginados de la ciudad y, muy en especial, la mujerde
estos sectores sociales, por su condición doblementeoprimida y marginada.
|p1136 Comprobamos que Episcopados Nacionales y numerosos sectores de
laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes han hecho más hondo y realista
su compromiso con los pobres. Este testimonio incipiente, pero real, condujo
a la Iglesia latinoamericana a la denuncia de las graves injusticias
derivadas de mecanismos opresores.
|p1137 Los pobres, también alentados por la Iglesia, han comenzado a
organizarse para una viviencia integral de su fe y por tanto, para reclamar
sus derechos.
|p1138 La denuncia profética de la Iglesia y sus compromisos concretos con
el pobre le han traído, en no pocos casos, persecuciones y vejaciones de
diversa índole: los mismos pobres han sido las primeras víctimas de dichas
vejaciones.
|p1139 Todo ello ha producido tensiones y conflictos dentro y fuera de la
Iglesia. Con frecuencia se la ha acusado, sea de estar con los poderes
socioeconómicos y políticos, sea de una peligrosa desviación ideológica
marxista.
|p1140 No todos en la Iglesia de América Latina nos hemos comprometido
suficientemente con los pobres; no siempre nos preocupamos por ellos y somos
solidarios con ellos. Su servicio exige, en efecto, una conversión y
purificación constantes, en todos los cristianos, para el logro de una
identificación cada día más plena con Cristo pobre y con los pobres.1.2.
REFLEXION DOCTRINALJESUS EVANGELIZA A LOS POBRES
|p1141 El compromiso evangélico de la Iglesia, como ha dicho el Papa, debe
ser el de Cristo: un compromiso con los más necesitados (Cfr. Lc. 4,18-21;
Discurso inaugural III, 3). La Iglesia debe mirar, por consiguiente, a
Cristo cuando se pregunta cúal ha de ser su acción evangelizadora. El Hijo
de Dios demostró la grandeza de ese compromiso al hacerse hombre, pues se
identificó con los hombres haciéndose uno de ellos, solidario con ellos y
asumiendo la situación en que se encuentran, en su nacimiento, en su vida y,
sobre todo, en su Pasión y muerte donde llegó a la máxima expresión de la
pobreza (Cfr. Flp. 2, 2-5); LG 8; EN 30; Med. Justicia 1,3).
|p1142 Por esta razón, los pobres merecen una atención preferencial,
cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren.
Hechos a imagen y semejanza de Dios (Cfr. Gén. 1,26-28) para ser sus hijos,
esta imagen está ensombrecida aún escarnecida. Por eso Dios toma su defensa
y los ama (Cfr. Mt. 5,45); Sant.2,5). Es así como los pobres son los
primeros destinatarios de la misión (Cfr. Lc. 4, 18-21) y su evnagelización
es por su excelencia señal y prueba de la misión de Jesús (Cfr. Lc.
7,21-23).
|p1143 Este aspecto central de la Evangelización fue subrayado por S.S. Juan
Pablo II: "He deseado vivamente este encuentro, porque me siento solidario
con vosotros y porque siendo pobres tenéis derecho a mis particulares
desvelos; os digo el motivo: el Papa os ama porque sois los predilectos de
Dios. El mismo, al fundar su familia, la Iglesia, tenía presente a la
humanidad pobre y necesitada. Para redimirla envió precisamente a su Hijo
que nació pobre y vivió entre los pobres para hacernos ricos en su pobreza
(Cfr. 2 Cor.8,9)". Alocución barrio Santa Cecilia. AAS LXXI, p. 220.
|p1144 De María, quien en su canto del "Magnificat" (Cfr. Lc. 1,46-55)
proclama que la salvación de Dios tiene que ver con la justicia hacia los
pobres, "parte también el compromiso auténtico con los demás hombres,
nuestros hermanos, especialmente por los más pobres y necesitados y por la
necesaria transformación de la sociedad" (Juan Pablo II, Zapopán 4. AAS
LXXI, p. 230).
EL SERVICIO AL HERMANO POBRE
|p1145 Acercándonos al pobre para acompañarlo y servirlo, hacemos lo que
Cristo nos enseñó, al hacerse hermano nuestro, pobre como nosotros. Por eso
el servicio a los pobres es la medida privilegiada aunque no excluyente de
nuestro seguimiento de Cristo. El mejor servicio al hermano es la
evangelización que lo dispone a realizarse como Hijo de Dios, lo libera de
las injusticias y lo promueve integralamente.
|p1146 Es de suma importancia que este servicio al hermano vaya en la línea
que nos marca el Concilio Vaticano II: "Cumplir antes que nada las
exigencias de la justicia para no dar como ayuda de caridad lo que ya se
debe por razón de justicia; suprimir las causas y no sólo los efectos de los
males y organizar los auxilios de tal forma que quienes lo reciben se vayan
liberando progresivamente de la dependencia externa y se vayan bastando por
sí mismos: (AA 8).
|p1147 El compromiso con los pobres y los oprimidos y el surgimiento de las
Comunidades de Base han ayudado a la Iglesia a descubrir el potencial
evangelizador de los pobres, en cuanto la interpelan constantemente,
llamándola a la conversión y por cuanto muchos de ellos realizan en su vida
los valores evangélicos de solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad
para acoger el don de Dios.
LA POBREZA CRISTIANA
|p1148 Para el cristianismo, el término "pobreza" no es solamente expresión
de privación y marginación de las que debamos liberarnos. Designa también un
modelo de vida que ya aflora en el Antiguo Testamento en el tipo de los
"pobres de Yahvé" (Cfr. Sof. 2,3;3,12-20; Is. 49, 13; 66, 2; Sal. 74, 19;
149,4) y vivido y proclamado por Jesús como Bienaventuranza (Cfr. Mt.53; Lc.
6,20). San Pablo concretó esta enseñanza diciendo que la actitud del
cristiano debe ser la del que usa de los bienes de este mundo (cuyas
estructuras son transitorias) sin absolutizarlas, pues son solo medios para
llegar al Reino (Cfr. 1 Cor. 7,19-31). Este modelo de vida pobre se exige en
el Evangelio a todos los creyentes en Cristo y por eso podemos llamarlo
"pobreza evangélica" (Cfr. Mt. 6, 19-34). Los religiosos viven en forma
radical esta pobreza, exigida a todos los cristianos, al comprometerse por
sus votos a vivir los consejos evangélicos (Cfr. Nos. 733-735).
|p1149 La pobreza evangélica une la actitud de la apertura confiada en Dios
con una vida sencilla,, sobria y austera que aparta la atención de la
codicia y del orgullo (Cfr. 1 Tim. 6, 3-10).
|p1150 La pobreza evangélica se lleva a la práctica también con la
comunicación y participación de los bienes materiales y espirituales; no por
imposición sino por amor, para que la abundancia de unos remedie la
necesidad de los otros (Cfr. 1 Cor. 8, 1-15).
|p1151 La Iglesia se alegra de ver en muchos de sus hijos, sobre todo de la
clase media más modesta, la vivencia concreta de esta pobreza cristiana.
|p1152 En el mundo de hoy, esta pobreza es un reto al materialismo y abre
las puertas a soluciones alternativas de la sociedad de consumo.
1.3. LINEAS PASTORALESOBJETIVO
|p1153 La opción preferencial por los pobres tiene como objetivo el anuncio
de Cristo Salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudará en sus
esfuerzos de liberación de todas sus carencias y los llevará a la comunión
con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia de la pobreza evangélica.
"Jesucristo vino a compartir nuestra condición humana con sus sufrimientos,
sus dificultades, su muerte. Antes de transformar la existencia cotidiana,
El supo hablar al corazón de los pobres, liberarlos del pecado, abrir sus
ojos a un horizonte de luz y colmarlos de alaegría y esperanza. Lo mismo
hace hoy Jesucristo. Está presente en vuestras Iglesias, en vuestras
familias, en vuestros corazones (Juan Pablo II, Alocución obreros Monterrey
8. AAS LXXI, p. 244).
|p1154 Esta opción, exigida por la realidad escandalosa de los
desequilibrios económicos en América Latina debe llevar a establecer una
convivencia humana digna y fraterna y a construir una sociedad justa y
libre.
|p1155 El cambio necesario de las estructuras sociales, políticas y
económicas injustas no será verdadero y pleno si no va acompañado por el
cambio de mentalidad personal y colectiva respecto al ideal de una vida
humana digna y feliz que a su vez dispone a la conversión (Cfr. Med.
Justicia, 1. 3; EN 30).
|p1156 La exigencia evangélica de la Pobreza, como solidaridad con el pobre
y como rechazo de la situación en que vive la mayoría del continente, libra
al pobre de ser individualista en su vida y de ser atraído y seducido por
los falsos ideales de una sociedad de consumo. De la misma manera, el
testimonio de una Iglesia pobre puede evangelizar a los ricos que tienen su
corazón apegado a las riquezas, convirtiéndolos y liberándolos de esta
esclavitud y de su egoísmo.MEDIOS
|p1157 Para vivir y anunciar la exigencia de la pobreza cristiana, la
Iglesia debe revisar sus estructuras y la vida de sus miembros, sobre todo
de los agentes de pastoral, con miras a una conversión efectiva.
|p1158 Esta conversión lleva consigo la exigencia de un estilo austero de
vida y una total confianza en el Señor ya que en la acción evangelizadora la
Iglesia contará más con el ser y el poder de dios y de su gracia que con el
"tener más" y el poder secular. Así, presentará una imagen auténticamente
pobre, abierta a Dios y al hermano, siempre disponible, donde los pobres
tienen capacidad real de participación y son reconocidos en su valor.
ACCIONES CONCRETAS
|p1159 Comprometidos con los pobres, condenados como antievangélica la
pobreza extrema que afecta numerosísimos sectores en nuestro Continente.
|p1160 Nos reforzamos por conocer y denunciar los mecanismos generadores de
esta pobreza.
|p1161 Reconociendo la solidaridad de otras Iglesias sumamos nuestros
esfuerzos a los hombres de buena voluntad para desarraigar la pobreza y
crear un mundo más justo y fraterno.
|p1162 Apoyamos las aspiraciones de los obreros y campesinos que quieren ser
tratados como hombres libres y responsables, llamados a participar en las
decisiones que conciernen a su vida y a su futuro y animamos a todos a su
propia superación (Cfr. Juan Pablo II, Alocución Oaxaca; Alocución obreros
Monterrey, 3. AAS LXXI,pp. 207, 240).
|p1163 Defendemos su derecho fundamental a "crear libremente organizaciones
para defender y promover sus intereses y para contribuir responsablemente al
bien común" (Juan Pablo II, Alocución obreros Monterrey, 3. AAS LXXI, p.
242).
|p1164 Las culturas indígenas tienen valores indudables; son la riquza de
los pueblos. Nos comprometemos a mirarlas con respeto y simpatía y a
promoverlas, sabiendo "cuán importante es la cultura como vehículo para
trasnmitir la fe, para que los hombres progresen en el conocimiento de Dios.
En esto no puede haber distinciones de razas y culturas" (Juan Pablo II,
Alocución Oaxaca, 2. AAS LXXI, p. 208).
|p1165 Con su amor preferencial pero no exclusivo por los pobres, la Iglesia
presente el Medellín, como dijo el Santo Padre, fue una llamda a la
esperanza hacia metas más cristianas y más humamas (Cfr. Discurso obreros
Monterrey). La III Conferencia Episcopal de Puebla quiere mantener viva esa
llamada y abrir nuevos horizontes a la esperanza.
CAPITULO II OPCION PREFERENCIAL POR LOS JOVENES
|p1166 Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para
que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a
Cristo, a la libración integral del hombre y de la sociedad, llevando una
vida de comunión y participación.2.1. SITUACION DE LA
JUVENTUD
CARACTERISTICAS DE LA JUVENTUD
|p1167 La juventud no es sólo un grupo de personas de edad cronológica. Es
también una actitud ante la vida, en una etapa definitiva sino transitiva.
Tiene rasgos muy característicos:
|p1168 Un inconformismo que lo cuestiona todo; un espíritu de riesgo que la
lleva a compromisos y situaciones radicales; una capacidad creativa con
respuestas nuevas al mundo en cambio que aspira a mejorar siempre como signo
de esperanza. Su aspiración personal más espontánea y fuerte es la libertad,
emancipada de toda tutela exterior. Es signo de gozo y felicidad. Muy
sensible a los problemas sociales. Exige autenticidad y sencillez y rechaza
con rebeldía una sociedad invadida por hipocresías y antivalores.
|p1169 Este dinamismo la hace capaz de renovar "las culturas" que, de otra
manera, envejecerían.
LA JUVENTUD EN EL CUERPO SOCIAL
|p1170 El papel normal que juega la juventud en la sociedad es el de
dinamizar el cuerpo social. Cuando los adultos no son auténticos ni abiertos
al diálogo con los jóvenes, impiden que el dinamismo creador del joven haga
avanzar el cuerpo social. Al no verse tomados en serio, los jóvenes se
dirigen por diversos caminos: o son acosados por diversas ideologías,
especialmente las radicalizadas, ya que siendo sensibles a las mismas por su
idealismo natural, no siempre tienen una preparación suficiente para un
claro discernimiento, son indiferentes al sistema vigente o se acomodan a él
con dificultad y pierden capacidad dinamizadora.
|p1171 Lo que más desorienta al joven es la amenaza a su exigencia de
autenticidad por el ambiente adulto en gran parte incoherente y manipulador
y por el conflicto generacional, la civilización de consumo, una cierta
pedagogía del instinto, la droga, el sexualismo, la tentación del ateísmo.
|p1172 Hoy día la juventud es manipulada especialmente en lo político: y en
el uso del "tiempo libre". Una parte de la juventud tiene legítimas
inquietudes políticas y conciencia de poder social. Su falta de formación en
estos campos y la asesoría equilibrada la lleva a radicalizaciones o
frustraciones. El joven ocupa gran parte del "tiempo libre" en el deporte y
en la utilización de los medios de comunicación social. Para algunos, son
instrumentos de educación y sana recreación; para otros, elementos de
alienación.
|p1173 La familia es el cuerpo social primario en el que se origina y educa
la juventud. De su estabilidad, tipo de relaciones con la juventud, vivencia
y apertura a sus valores, depende, en gran parte, el fracaso o el éxito de
la realización de esta juventud en la sociedad o en la Iglesia (Cfr. Juan
Pablo II, Homilía Puebla. AAS LXXI, p. 182).
|p1174 La juventud femenina está pasando por una crisis de identidad por la
confusión reinante acerca de la misión de la mujer hoy. Los elementos
negativos sobre liberación femenina y un cierto "machismo" todavía
existente, impiden una sana promoción femenina como parte indispensable en
la construcción de la sociedad.LA JUVENTUD DE AMERICA LATINA
|p1175 La juventud de América Latina no puede considerarse en abstracto. Hay
diversidad de jóvenes, caracterizados por su situación social o por las
experiencias sociales que viven sus respectivos países.
|p1176 Si atendemos a su situación social, observamos que, al lado de
aquellos que por su condición económica se desarrollan con normalaidad, hay
muchos jóvenes indígenas, campesinos, mineros, pescadores y obreros que, por
su pobreza, se ven obligados a trabajar como personas mayores. Junto a
jóvenes que viven holgadamente, hay estudiantes, sobre todo de suburbios,
que viven ya la inseguridad de un futuro empleo o no han encontrado su
camino por falta de orientación vocacional.
|p1177 Por otra parte, es indudable que hay jóvenes que se han visto
defraudados por la falta de autenticidad de algunos de sus líderes o se han
sentido hastiados por una civilización de consumo. Otros, en cambio, como
respuesta a las múltiples formas de egoísmo, desean construir un mundo de
paz, justicia y amor. Finalamente, comprobamos que no pocos han encontrado
la alegría de la entrega a Cristo, no obstante las variadas y duras
exigencias de su cruz.
LOS JOVENES Y LA IGLESIA
|p1178 La Iglesia ve en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbolo de
la misma Iglesia. Esto lo hace por vocación y no por táctica ya que está
"llamada a constante renovación de sí misma, o sea, a un incesante
rejuvenecimiento" (Juan Pablo II, Alocución Juventud, 2. AAS LXXI, p. 218).
El servicio a la juventud realizado con humildad debe hacer cambiar en la
Iglesia cualquier actitud de desconfianza o de incoherencia hacia los
jóvenes.
|p1179 Actualmente, sin embargo, los jóvenes ven a la Iglesia de diversas
maneras: unos la aman espontáneamente como ella es, sacramento de Cristo;
otros, la cuestionan para que sea auténtica y no faltan los que buscan un
Cristo vivo sin su cuerpo que es la Iglesia. Hay una masa indiferente,
acomodada pasivamente a la civilización de consumo u otros sucedáneos
desinteresada por la exigencia evangélica.
|p1180 Existen jóvenes muy inquietos socialmente pero reprimidos por los
sistemas de gobierno; éstos buscan a la Iglesia como espacio de libertad
para poder expresarse sin manipulaciones y poder protestar social y
políticamente. Algunos, en cambio, pretenden utilizarla como instrumento de
contestación. Finalmente, una minoría muy activa, influida por su ambiente o
por ideologías materialistas y ateas, niega y combate el Evangelio.
|p1181 Los jóvenes deseosos de realizarse en la Iglesia, pueden quedar
defraudados cuando no haya una buena planificación y programación pastoral
que responda a la realidad histórica que viven. Igualmente sienten la falta
de asesores preparados, aunque en no pocos grupos y movimientos juveniles se
encuentran dichos asesores competentes y sacrificados.
2.2. CRITERIOS PASTORALES
|p1182 Queremos responder a la situación de la juventud, con los tres
criterios de verdad propuestos por S.S. Juan Pablo II: la verdad sobre
Jesucristo, la verdad sobre la misión de la Iglesia y la verdad sobre el
hombre (Cfr. Discureso inaugural. AAS LXXI, p. 178).
|p1183 La juventud camina, aún sin darse cuenta, al encuentro de un Mesías,
Cristo, quien camina hacia los jóvenes (Cfr. Pablo VI) Sólo El hace
verdaderamente libre al joven. Este es el Cristo que debe ser presentado a
los jóvenes como liberador integral (Cfr Gál. 5,1.13; 4,26.31; 1 Cor 7,22; 2
Cor. 3,17): quien por el espíritu de las Bienaventuranzas ofrece a todo
joven la inserción en un proceso de conversión constante; comprende sus
debilidades y le ofrece un encuentro muy personal con El y la Comunidad, en
los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía El joven debe
experimentar a Cristo como amigo personal que no falla nunca, camino de
total realización. Con El y por la ley del amor, camina al Padre común y a
los hermanos Así se siente verdaderamente feliz.
EL JOVEN EN LA IGLESIA
|p1184 Los jóvenes deben sentir que son Iglesia, experimentándola como lugar
de comunión y participación. Por esto, la Iglesia acepta sus críticas,
porque se sabe limitada en sus miembros y los hace gradualmente responsables
en su construcción hasta su envío como testigos y misioneros, especialmente
a a la gran masa juvenil. En ella los jóvenes se sienten pueblo nuevo; el de
las Bienaventuranzas, sin otra seguridad que Cristo; un pueblo con corazón
de pobre, contemplativo, en actitud de escuchar y de discernir
evangélicamente, constructor de paz, portador de alegría y de un proyecto
liberador integral en favor, sobre todo, de sus hermanos jóvenes. La Virgen
Madre, bondadosa, la creyente fiel, educa al joven para ser Iglesia.
|p1185 El joven con las actitudes de Cristo promueve y defiende la dignidad
de la persona humana. Por el bautismo es hijo del único Padre, hermano de
todos los hombres y contribuye a la edificación de la Iglesia. Cada vez se
siente más "ciudadano universal", instrumento en la construcción de la
comunidad latinoamericana y universal.
2.3. OPCIONES PASTORALESOPCION PREFERENCIAL
|p1186 La Iglesia confía en los jóvenes (Cfr. EN 72). Son para ella su
esperanza. La Iglesia ve en la juventud de América Latina un verdadero
potencial para el presente y el futuro de su evangelización. Por ser
verdadera dinamizadora del cuerpo social y especialmente del cuerpo
eclesial, la Iglesia hace una opción preferencial por los jóvenes en orden a
su misión evangelizadora en el Continente (Cfr. Med. Juventud 13).
|p1187 Por ello, queremos ofrecer una línea pastoral global: desarrollar, de
acuerdo con la pastoral diferencial y orgánica, una pastoral de juventud que
tenga en cuenta la realidad social de los jóvenes de nuestro continente;
atienda a la profundización y al crecimiento de la fe para la comunión con
Dios y con los hombres; oriente la opción vocacional de los jóvenes; les
brinde elementos para convertirse en factores de cambio y les ofrezca
canales eficaces para la participación activa en la Iglesia y en la
transformación de la sociedad (Cfr. DT 770).
APLICACIONES CONCRETAS: COMUNION Y PARTICIPACION
|p1188 La Iglesia evangelizadora hace un fuerte llamado para que los jóvenes
busquen y encuentren en ella el lugar de su comunión con Dios y con los
hombres, a fin de construir "la civilización del amor" y edificar la paz en
la justicia. Los invita a que se comprometan eficazmente en una acción
evangelizadora sin excluir a nadie, de acuerdo con la situación que viven y
teniendo predilección por los más pobres.
|p1189 La integración en la Iglesia se canalizará especialmente a través de
movimientos juveniles o comunidades que deben estar integradas en la
pastoral de conjunto diocesana o nacional, con proyecciones a una
integración latinoamericana. Esta integración se hará especialmente con:- La
pastoral familiar;- la pastoral de la Iglesia diocesana y parroquial en sus
diversos aspectos de catequesis, educación, vocaciones, etc.;- la
interrelación de los diversos movimientos de juventud o comunidades,
considerando su situación social concreta: estudiantes de secundaria,
universitarios, obreros, campesinos, que tienen condicionamientos propios y
exigencias distintas frente al proceso evangelizador y que piden, por lo
tanto, una pastoral específica.
|p1190 Esta pastoral de movimientos y comunidades debe tener en cuenta a los
jóvenes en una interrelación fecunda, en cuanto que los grupos deben ser
fermento en el conjunto y deben propiciar una evangelización total.
|p1191 Se deberá preparar acogida y atención a los jóvenes que, por diversos
motivos, deben emigrar temporal o definitivamente y que son víctimas de la
soledad, la desubicación, la marginación, etc.
FORMACION Y PARTICIPACION
|p1192 La inserción en la Iglesia y la tarea de compromiso efectivo en la
edificación de la nueva civilización del amor y de la paz es muy exigente y
requiere profunda formación y participación responsable. Por tal motivo:
|p1193 La pastoral de juventud en la línea de la evangelización debe ser un
verdadero proceso de educación en la fe que lleva a la propia conversión y a
un compromiso evangelizador.
|p1194 El fundamento de tal educación será la presentación al joven del
Cristo vivo, Dios y Hombre, modelo de autenticidad, sencillez y fraternidad;
único que salva liberando de todo pecado y sus consecuencias y compromete a
la liberación activa de sus hermanos por medios no violentos.
|p1195 La pastoral de juventud buscará que el joven crezca en una
espiritualidad auténtica y apostólica, desde el espíritu de oración y
conocimiento de la Palabra de Dios y el amor filial a María Santísima que
uniéndolo a Cristo lo haga solidario con sus hermanos.
|p1196 La pastoral de juventud ayudará también a formar a los jóvenes de un
modo gradual, para la acción socio- política y el cambio de estructuras, de
menos humanas en más humanas, de acuerdo con la Doctrina Social de la
Iglesia.
|p1197 Se formará en el joven un sentido crítico frente a los medios de
comunicación social y a los contra-valores culturales que tratan de
transmitirle las diversas ideologías, especialmente la liberal capitalista y
la marxista, evitando así las manipulaciones.
|p1198 Se empleará un lenguaje sencillo y adaptado con una pedagogía que
tenga presente las diferencias sicológicas del varón y la mujer y esté
signada por la mutua confianza y el respeto recíproco; en una conversión al
medio en el que vive y actúa para centrar así su dinámica misión
evangelizadora.
|p1199 Se estimulará la capacidad creadora de los jóvenes para que ellos
mismos imaginen y encuentren los medios más diversos y aptos para hacer
presente, de una manera constructiva, la misión que tienen en la sociedad y
en la Iglesia. Para ello, se les facilitará los medios y las áreas donde
ejerzan su compromiso. Entre otros, se recomienda la presencia misionera de
los jóvenes en lugares especialemente necesitados.
|p1200 Se procurará dar a los jóvenes una buena orientación espiritual a fin
de que puedan madurar su opción vocacional, sae laical, religiosa o
sacerdotal.
|p1201 Se recomienda dar la mayor importancia a todos aquellos medios que
favorecen la evangelización y el crecimiento en la fe: Retiros, Jornadas,
Encuentros, Cursillos, Convivencias, etc.
|p1202 Como tiempo fuerte para la maduración en la fe - necesariamente lleva
a un compromiso apostólico- hay que destacar la celebración consciente y
activa del Sacramento de la Confirmación, precidida de una esmerada
catequesis y siempre de acuerdo con las orientaciones de la Sante Sede y de
las Conferencias Episcopales.
|p1203 Se procurará formar prioritariamente animadores juveniles
cualificados (sacerdotes, rreligioso o laicos) que sean guías y amigos de la
juventud, conservando su propia identidad y prestando ese servicio con
madurez humana y cristiana.
|p1204 La juventud nopuede considerarse en abstracto, ni es un grupo aislado
en el cuerpo social. Por lo tanto rerquiere una pastoral articulada que
permita una comunicación efectiva entre las diversas etapas de la juventud y
una continuidad de formación y compromiso luego en la edad mayor.
|p1205 La pastoral juvenil será la pastoral de la alegría y de la esperanza
que transmite el mensaje gozoso de la salvación a un mundo muchas veces
triste, oprimido y desesperanzado en busca de su liberación (Cfr. Juan Pablo
II, Alocución Juventud. AAS LXXI, p. 217).
CAPITULO III
ACCION DE LA IGLESIA CON LOS CONSTRUCTORES DE LA SOCIEDAD PLURALISTA EN
AMERICA LATINA
|p1206 La Iglesia colabora por el anuncio de la Buena Nueva y, a través de
una radical conversión a la justicia y el amor, a transformar desde dentro
las estructuras de la sociedad pluralista que respeten y promuevan la
dignidad de la persona humana y le abran la posibilidad de alcanzar su
vocación suprema de comunión con Dios y de los hombres entre sí (Cfr. EN
18,19,20).3.1. SITUACIONEnfocamos solamente algunos aspectos que más
directamentedesafían nuestra acción pastoral, en cierta forma comosíntesis
de cuestiones tratadas en distintos lugares.
|p1207 Sobre todo desde Medellín, se perciben dos claras tendencias:a) Por
una parte, la tendencia hacia la modernización con fuerte crecimiento
económico, urbanización creciente del continente, tecnificación de las
estructuras económicas, políticas, militares, etc...b) Por otra, la
tendencia a la pauperización y a la exclusión creciente de las grandes
mayorías latinoamenricanas de la vida productiva. El pueblo pobre de América
Latina, por tanto, ansía una sociedad de mayor igualdad, justicia y
participación a todos los niveles.
|p1208 Estas tendencias contradictorias favorecen la apropiación, por una
minoría privilegiada de gran parte de la riqueza, así como de los beneficios
creados por la ciencia y por la cultura; por otro lado, engendran la pobreza
de una gran mayoría con la conciencia de su exclusión y del bloqueo de sus
crecientes aspiraciones de justicia y participación. Comprobamos, con todo,
que van aumentando las clases medias en muchos países de América Latina.
|p1209 Ssurge así un conflicto estructural grave: "la riqueza creciente de
unos pocos sigue paralela a la creciente miseria de las masas" (Juan Pablo
II, Discurso inaugural III, 4. AAS LXXI, p. 200).
3.2. CRITERIOS DOCTRINALES PASTORALES
|p1210 Vivimos en una sociedad pluralista, en la cual se encuentran diversas
religiones, concepciones filosóficas, ideologías, sistemas de valores que,
encarnándose en diferentes movimientos históricos, se proponen construir la
sociedad de futuro, rechazando la tutela de cualquier instancia
incuestionable.
|p1211 Sabemos que la Iglesia, aportando una valiosa colaboración a la
construcción de la sociedad, no se atribuye competencia para proponer
modelos alternativos (Cfr. GS 42 y 76). Adoptamos, así, los siguientes
criterios doctrinales:
|p1212 a) No reivindicamos ningún privilegio para la Iglesia; respetamos los
derechos de todos y la sinceridad de todas las convicciones en pleno respeto
a la autonomía de las realidades terrestres.
|p1213 b) Sin embargo, exigimos para la Iglesia el derecho de dar testimonio
de su mensaje y de usar su palabra profética de anuncio y denuncia en
sentido evangélico, en la corrección de las imágenes falsas de la sociedad,
incompatibles con la visión cristiana.
|p1214 c) Defendemos los derechos de los organismos intermediarios dentro
del principio de la subsidiaridad incluso de los creados por la propia
Iglesia, en colaboracón con todo lo que se refiere al bien común.
Abogamos por:
|p1215 a) La superación de la diferenciación entre pastoral de élites y
pastoral popular. La pastoral es una sola. Penetra "cuadros" o "élites"
evangelizadoras; afecta todos los ámbitos de la vida social; dinamiza la
vida de la sociedad y al mismo tiempo se pone a su servicio.
|p1216 b) La responsabilidad específica de los laicos en la construcción de
la sociedad temporal, como lo inculca la "Evangelii NUntiandi" (Cfr. EN 70).
|p1217 c) La preocupación preferencial en defender y promover los derechos
de los pobres, los marginados y los oprimidos.
|p1218 d) La preocupación preferencial por los jóvenes de parte de la
Iglesia que ve en ellos una fuerza transformadora de la sociead.
|p1219 e) La responsabilidad insustituible de la mujer, cuya colaboración es
indispensable para la humanización de los procesos transformadores, como
garantía de que el amor es una dimensión de la vida y el cambio y porque su
perspectiva es insustituible para la representación completa de las
necesidades y esperanzas del pueblo.
3.3. OPCIONES Y LINEAS DE ACCIONPRINCIPIOS GENERALES DE ACCION PASTORAL
|p1220 Sabemos que el pueblo, en su dimensión total y en su forma
particular, a través de sus organizaciones propias, construye la sociedad
pluralista. Frente a este desafío, tenemos conciencia de que la misión de la
Iglesia no se reduce a exhortar a los diversos grupos sociales y a las
categorías profesionales, en la construcción de una sociedad nueva para el
ueblo, ni se trata solamente de estimular a cada uno de los grupos y
categorías a dar su contribución específica con honestidad y competencia,
sino también a ser agentes de una concientización general de responsabilidad
común, frente a un desafío que exige la participación de todos.
|p1221 Tenemos conciencia de que la transformación de estructuras es una
expresión externa de la conversión interior. Sabemos que esta conversión
empieza por nosotros mismos. Sin el testimonio de una Iglesia convertida
serían vanas nuestras palabras de pastores (Cfr. EN 41).
|p1222 Asumimos la necesidad de una pastoral orgánica en la Iglesia como
unidad dinamizadora para su eficacia permanente que comprende entre otras
cosas: principios orientadores, objetivos, opciones, estrategias,
iniciativas prácticas, etc.
LINEAS DE ACCION PASTORALPRINCIPIOS ORIENTADORES
|p1223 - La defensa y la promoción de la dignidad inalienable de la persona
humana.
|p1224 - El destino universal de los bienes creados por Dios y producidos
por los hombres quienes no pueden olvidar que "sobre toda propiedad privada
grava una hipoteca social" (Juan Pablo II, Discurso inaugural III, 4. AAS
LXXI, p. 200).
|p1225 - El recurso a la fuente de la fuerza divina de la oración asidua, la
meditación de la Palabra de Dios que cuestiona siempre y la participación
eucarística de los constructores de la sociedad quienes con sus enormes
responsabilidades, se hallan rodeados de tentaciones que los llevan a
encerrarse en el ámbito de las realidades terrenas sin apertura a las
exigencias del Evangelio.
|p1226 - La comunidad cristiana conducida por el Obispo ha de establecer el
puente de contacto y diálogo con los constructores de la sociedad temporal,
a fin de iluminarlos con la visión cristiana, estimularlos con gestos
significativos y acompañarlos con actuaciones eficaces (Cfr. OA 4).
|p1227 - En este contacto y diálogo debe circular, en actitud de escuchar en
forma sincera y acogedora, la problemática traída por ellos desde su propio
ambiente temporal. Así podremos encontrar los criterios, las normas y los
caminos por los cuales profundizar y actualizar la enseñanza social de la
Iglesia, en el sentido de la elaboración de una ética social capaz de
formular las respuestas cristianas a los grandes problemas de la cultura
contemporánea (Cfr. OA 4). Exhortamos a todos a que luchen contra la
corrupción económica en los distintos niveles tanto en la administración
pública como en los negocios particulares, pues con ella se causa grave
prejuicio a la gran mayoría
|p1228 - Este diálogo requiere iniciativas que permitan el encuentro y la
relación estrecha con todos los que colaboran en la construcción de la
sociedad, de tal manera que descubran su complementariedad y convergencia.
Por lo mismo, en esta acción hay que trabajar prioritariamente con los que
tienen poder decisorio. Esto no excluye el reconocimiento del valor
constructivo de tensiones sociales que, dentro de las exigencias de la
justicia, contribuyen a garantizar la libertad y los derechos, especialmente
de los más débiles.
OBJETIVOS, OPCIONES Y ESTRATEGIAS
|p1229 - Formar en los distintos sectores pastorales personas capaces de
ejercer en ellos un liderazgo como fermento evangelizador.
|p1230 - Elaborar, con personas de cada sector, normas de conducta cristiana
que constituyan objeto de reflexión y aplicación y que sean sometidas a una
permanente revisión.
|p1231 - Promover encuentros que reúnan personas de sectores pastorales
diversos para confrontar sus experiencias y para la convergencia de su
acción.
|p1232 -Estimular la elaboración de alternativas viables para la aación
evangelizadora tendientes a la renovación cristiana de las estructuras
sociales.
|p1233 Promover la formación de sacerdotes y diáconos especializados y los
nuevos ministerios confiados a los laicos que se adapten a las necesidades
pastorales de cada sector.
|p1234 - Desarrollar movimientos especializados que reúnan los elementos
disponibles para la evangelización del propio ambiente.
|p1235 - Saber valorar los medios pobres, humildes, populares e incluso
artesanales, para comunicar el Mensaje.
|p1236 - Preservar los recursos naturales creados por Dios para todos los
hombres, a fin de transmitirlos como herencia enriquecedora a las
generaciones futuras.INICIATIVAS PRACTICAS
|p1237 Con simpatía y sin prevención, la Iglesia lleva su palabra a quienes,
entre otros, sabe que le esperan y necesitan su orientación o estímulo. A
los que elaboran, difunden y realizan ideas, valores y decisiones:
|p1238 A los políticos y hombres de gobierno recordamos las palabras del
Concilio Vatincano II: "Sólo Dios es la fuente de vuestra autoridad y el
fundamento de vuestras leyes" (Vaticano II Mensaje a la Humanidad, 2, a los
Gobernantes) por mediación del pueblo. Afirmamos la nobleza y la dignidad
del compromiso con una actividad orientada a consolidar la concordia
interior y la seguridad exterior, estimulando la acción sensible e
inteligente del político para la mejor conducción del Estado, para la
consecución del bien común y para la conciliación eficaz de la libertad, la
justicia y la igualdad en una genuina sociedad participada. :La comunidad
política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio
terreno. Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de
la vocación personal y social del hombre. Este servicio lo realizarán con
tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto mejor cultiven ambas entre
sí una sana cooperación habida cuenta de las circunstancias de lugar y
tiempo" (GS 76).
|p1239 Al mundo intelectual y universitario, para que actúe con libertad
espiritual, cumpla con autenticidad su función creativa, se disponga par la
educación política -distinta de la mera politización- y satisfaga la lógica
interior de la reflexión y el rigor científico, porque de ese mundo se
esperan proyectos y líneas teóricas sólidas para la construcción de la nueva
sociedad (Cfr. Vat. II, Mensaje a la Humanidad, a los hombres del
pensamiento y de la ciencia).
|p1240 A los científicos, técnicos y forjadores de la sociedad tecnológica,
para que alienten el espíritu científico con amor a la verdad a fin de
investigar los enigmas del universo y dominar la tierra; para que eviten los
efectos negativos de una sociedad hedonista y la tentación tecnocrática y
apliquen la fuerza de la tecnología a la creación de bienes y a la invención
de medios destinados a rescatar al hombre del subdesarrollo. Se espera de
ellos especialmente estudios e investigaciones con miras a la síntesis entre
la ciencia y la fe. Exhortamos a todos los pensadores conscientes del valor
de la sabiduría -cuya primera y última fuente es el Logos- y preocupados con
la creación del humanismo nuevo, a que tengan en cuenta la gran afirmación
de la "Gaudium et Spes": "El destino futuro del mundo corre peligros si no
se forman hombres más instruidos en esta sabiduría" (n.15,c). Para esto, es
necesario un gran esfuerzo de diálogo interdisciplinario de la teología, la
filosofía y las ciencias, en pos de nuevas síntesis.
|p1241 A los responsables de los medios de comunicación, para que elaboren y
respeten un código de ética de la información y la comunicación; para que
tomen conciencia de que la neutralidad instrumental de los medios los hace
disponibles para el bien o para el mal; para que sirvan a la verdad, la
obejetividad, la eduación y el conocimiento suficiente de la realidad.
|p1242 A los creadores en el arte, para que intuyan los rumbos del hombre,
presientan e interpreten sus crisis, abran la dimensión estética de la vida
humana y contribuyan a la personalización del hombre concreto.
|p1243 A los juristas según su saber especial, para que reivindiquen el
valor de la ley en la relación entre gobernantes y gobernados y para la
disciplina justa de la sociedad. A los jueces, para que no comprometan su
independencia, juzguen con equidad e inteligencia y sirvan a través de sus
sentencias a la educación de gobernantes y gobernados en el cumplimiento de
las obligaciones y el conocimiento de sus derechos.
|p1244 A los obreros: en el mundo que se urbaniza e industrializa crece el
papel de los obreros "como principales artífices de las prodigiosas
transformaciones que el mundo conoce hoy" (Vat. II, Mensaje a los
trabajadores, n. 6). Por esto, deben comprometer su experiencia en la
búsqueda de nuevas ideas; renovarse a sí mismos y contribuir de manera aún
más decidida a construir la América Latina de mañana. Que no olviden lo que
les dijo el Papa en el mismo discurso: es derecho de los obreros "crear
libremente organizaciones para defender, promover sus intereses, para
contribuir responsablemente al bien común" (Juan Pablo II, Alocución obreros
Monterrey, 3. AAS LXXI, p. 241).
|p1245 A los campesinos: vosotros sois fuerza dinamizadora en la
construcción de una sociedad más participada. Abogando por vosotros, el
Santo Padre dirigió estas palabras a los sectores del poder:"Por parte
vuestra, responsables de los pueblos, clases poderosas que tenéis a veces
improductivas las tierras que esconden el pan que a tantas familias falta:
la conciencia humana, la conciencia de los pueblos, el grito del desvalido
y, sobre todo, la voz de Dios, la voz de la Iglesia os repite conmigo: no es
justo, no es humano, no es cristiano continuar con cierttas situaciones
claramente injustas. Hay que poner en práctica medidas reales, eficaces, a
nivel local, nacional e internacional, en la amplia línea marcada por la
Encíclica "Mater et Magistra"... Amadísimos hermanos e hijos: trabajad en
vuestra elevación humana" (Pablo II, Alocución Aoxaca, 9. AAS LXXI, p. 210).
|p1246 A la sociedad económica, para que los economistas contribuyan con un
pensamiento creativo a dar respuestas a las demandas fundamentales del
hombre y de la sociedad. Para que los empresarios, teniendo presente la
función social de la empresa, actúen concibiéndola no sólo como factor de
producción y como elemento de una sociedad pluralista, sólo viable cuando no
existe concentración excesiva del poder económico.
|p1247 A los militares, les recordamos con Medellín que "tienen la misión de
garantizar las libertades políticas de los ciudadanos, en lugar de ponerles
obstáculos (Pastoral de Elites, 20). Que tengan conciencia de su misión:
garantizar la paz y la seguridad de todos. Que jamás abusen de la fuerza.
Que sean más bien los defensores de la fuerza del Derecho. Que propicien
también una convivencia libre, participativa y pluralista.
|p1248 A los funcionarios, para que asuman su actividad como un servicio,
porque la dignidad de la función y la vida pública reside en el hecho de que
su destinatario natural es la sociedad y sobre todo quienes menos tienen y
más dependen del buen funcionamiento de lo público.
|p1249 A todos, por fin, que contribuyan al funcionamiento normal de la
sociedad; profesionales liberales, comerciantes, para que asuman su misión
en espíritu de servicio al pueblo que de ellos espera la defensa de su vida,
de sus derechos y la promoción de su bienestar.
3.4. CONCLUSION
|p1250 En la actual coyuntura de América Latina, los cambios podrán ser
rápidos y profundos en beneficio de todos, especialmente de los pobres por
ser los más afectados y de los jóvenes que asumirán, en breve, los destinos
del Continente.
|p1251 Proponemos para eso la movilización de todos los hombres de buena
voluntad. Que se unan, con nuevas esperanzas en esa inmensa tarea. Queremos
escucharlos con viva sensibilidad; unirlos a ellos en su acción
constructiva.
|p1252 Con nuestros hermanos que profesan una misma fe en Cristo, aunque no
pertenezcan a la Iglesia Católica, esperamos unir los esfuerzos, preparando
constantes y progresivas convergencias que apresuren la llegada del Reino de
Dios.
|p1253 A los hijos de la Iglesia que se empeñan en puestos de avanzada
queremos transmitirles nuestra confianza en su acción, haciendo de ellos
nuestros mensajeros de nuevas esperanzas. Sabemos que en el Evangelio, en la
oración y en la Eucaristía, tratarán de encontrar la fuente para constantes
revisiones de vida y la fuerza de Dios para su acción transformadora.
CAPITULO IV
ACCION DE LA IGLESIA POR LA PERSONA EN LA SOCIEDAD NACIONAL E INTERNACIONAL
4.1. INTRODUCCION
|p1254 La dignidad humana, lo ha recordado Juan Pablo II, es un valor
evangélico y el Sínodo de 1974 nos enseñó que la promoción de la justicia es
parte integrante de la evangelización (*). Esta dignidad y esta promoción de
la justicia se debe verificar tanto en el orden nacional como en el
internacional.(*) "La evangelización no sería completa si no tuviera
encuenta la interpelación recíproca que en el curso de lostiempos se
establece entre el Evangelio y la vida concreta,personal y social, del
hombre. Precisamente por esto laevangelización lleva consigo un mensaje
explícito, adaptado alas diversas situaciones y constantemente actualizado,
sobrelos derechos y deberes de toda persona humana, sobre la vidafamiliar
sin la cual apenas es posible el progresopersonal (60), sobre la vida
comunitaria de la sociedad,sobre la vida internacional, la paz, la justicia,
eldesarrollo; un mensaje, especialmente vigoroso en nuestrosdías sobre la
liberación" (EN 29)."Si la Iglesia se hace presente en la defensa o en
lapromoción de la dignidad del hombre, lo hace en la línea desu misión, que
aún siendo de carácter religioso y no social opolítico, no puede menos de
considerar al hombre en laintegridad de su ser. El Señor delineó en la
parábola delBuen Samaritano el modelo de la atención a todas lasnecesidades
humanas (Lc. 10, 29ss), y declaró que en últimotérmino se identificará con
los desheredados -enfermos,encarcelados, hambrientos, solitarios- a quienes
se hayatendido la mano (Mt. 25, 31ss.). La Iglesia ha aprendido enestas y
otras páginas del Evangelio (Cfr. Mc. 6,35-44) que sumisión evangelizadora
tiene como parte indispensable laacción por la justicia y las tareas de
promoción del hombre(Cfr. Documento final del Sínodo de los Obispos, octubre
de1971), y que entre evangelización y promoción humana haylazos muy fuertes
de orden antropológico, teológico y decaridad" (Cfr. EN 31) (Juan Pablo II,
Discurso inaugural III,2).
|p1255 Ocupándonos de la realidad del orden nacional e internacional lo
hacemos en una actitud de servicio como pastores, y no desde el ángulo
económico, político o meramente sociológico. Buscamos que haya entre los
hombres una mayor comunión y participación en los bienes de todo orden que
Dios nos ha creado.
|p1256 Por eso, queremos ver la situación de la dignidad de la persona
humana y de la promoción de la justicia en nuestra realidad latinoamericana,
reflexionando sobre la misma a la luz de nuestra fe y de los principios
fundados en la misma naturaleza humana para encontrar los criterios y
servicios que conducirán nuestra acción pastoral hoy y en el próximo futuro.
4.2. SITUACION. A NIVEL NACIONALRecordamos algunos puntos que fueron
considerados ya en otraspartes de este documento:
|p1257 El hombre latinoamericano sobrevive en una situación social que
contradice su condición de habitante de un continente mayoritariamente
cristiano: son evidentes las contradicciones existentes entre estructuras
sociales injustas y las exigencias del Evangelio.
|p1258 Son muchas las causas de esta situación de injusticia, pero en la
raíz de todas se encuentra el pecado, tanto en su aspecto personal como en
las estructuras mismas.
|p1259 Con profunda pena comprobamos que se ha agravado la situación de
violencia que puede llamarse - institucionalizada (subversiva y represiva)-
en la cual se atropella la dignidad humana hasta en sus derechos más
fundamentales.
|p1260 De modo especial tenemos que señalar que, después de los años
cincuenta y no obstante las realizaciones logradas, han fracasado las
amplias esperanzas del desarrollo y han aumentado la marginación de grandes
mayorías y la explotación de los pobres.
|p1261 La falta de realización de la persona humana en sus derechos
fundamentales se inicia aún antes del nacimiento del hombre por el incentivo
de evitar la concepción e incluso de interrumpirla por medio del aborto;
prosigue con la desnutrición infantil, el abandono prematuro, la carencia de
asistencia médica, de educación y de vivienda, propiciando un desorden
constante donde no es de extrañar la proliferación de la criminalidad, de la
prostitución, del alcoholismo y de la drogadicción.
|p1262 Impedido, en este contexto, el acceso a los bienes y servicios
sociales y a las decisiones políticas, se agravan los atentados a la
libertad de opinión, a la libertad religiosa, a la integridad física.
Asesinatos, desapariciones, prisiones arbitrarias, actos de terrorismo,
secuestros, torturas continentalmente extendidas, demuestran un total
irrespeto por la dignidad de la persona humana. Algunos pretenden
justificarse incluso como exigencias de la seguridad nacional.
|p1263 Nadie puede negar la concentración de la propiedad empresarial, rural
y urbana en pocas manos, haciéndose imperioso el reclamo de verdaderas
reformas agrarias y urbanas, así como la concentración del poder por las
tecnocracias civiles y militares y de garantías de un estado democrático.
A NIVEL INTERNACIONAL
|p1264 El hombre latinoamericano encuentra una sociedad cada vez más
desequilibrada en su convivencia. Hay "mecanismos que, por encontrarse
impregnados no de un auténtico humanismo sino de materialismo, produce a
nivel internacional ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más
pobres" (Juan Pablo II, Discurso inaugural III, 4). Tales mecanismos se
manifiestan en una sociedad programada muchas veces a la luz del egoísmo, en
las manipulaciones de la opinión pública, en expropiaciones invisibles y en
nuevas formas de dominio supranacional, pues crecen las distancias entre las
nacionaes ricas y pobres. Hay que añadir, además, que en muchos casos el
poderío de empresas multinacionales se sobrepone al ejercicio de la
soberanía de las naciones y al pleno dominio de sus recursos naturales.
|p1265 Como consecuencia de los nuevos manejos y de la explotación causada
por los sistemas de organización de la economía y de la política
internacional, el subdesarrollo del hemisferio puede agravarse y hasta
hacerse permanente. Por ello, vemos amenazado el ideal de la integración
latinoamericana, hecho lamentable, motivado en gran parte por las ambiciones
económicas nacionalistas, por la parálisis de los grandes planes de
cooperación y por nuevos conflictos internacionales.
|p1266 El desequilibrio socio-político a nivel nacional e internacional está
creando numerosos desubicados, como son los emigrantes cuyo número puede ser
magnitud insospechada en el próximo futuro. A éstos deben añadirse
desubicados políticos como son los asilados, los refugiados, los desterrados
y también los indocumentados de todo género. En una situación de total
abandono se encuentran los ancianos, los minusválidos, los errantes y las
grandes masas de campesinos e indígenas "casi siempre abandonados en un
innoble nivel de vida y a veces atrapados y explotados durante" (Pablo VI,
Discurso a los campesinos, Bogotá, 23/8/1968).
|p1267 Finalmente, no resulta extraño a este complejo problema social el
aumento de gastos en armamentos así como la creación artificial de
necesidades superfluas, impuestas desde fuera a los países pobres (Cfr. n.
67).
4.3. CRITERIOSEN LA SOCIEDAD NACIONAL
|p1268 La realización de la persona se obtiene gracias al ejercicio de sus
derechos fundamentales, eficazmente reconocidos, tutelados y promovidos. Por
eso la Iglesia, experta en humanidad, tiene que ser voz de los que no tienen
voz (de la persona, de la comunidad frente a la sociedad, de las naciones
débiles frente a las poderosas) corespondiéndole una actividad de docencia,
denuncia y servicio para la comunión y la participación.
|p1269 Frente a la situación de pecado surge por parte de la Iglesia, el
deber de denuncia que tiene que ser objetiva, valiente y evangélica; que no
trata de condenar sino de salvar al culpable y a la víctima. Una tal
denuncia hecha después de previo entendimiento entre los pastores, llama a
la solidaridad interna de la Iglesia y al ejercicio de la colegialidad.
|p1270 El enunciado de los derechos fundamentales de la persona humana, hoy
y en el futuro, es y será parte indispensable de su misión evangelizadora.
Entre otros, la Iglesia proclama la exigencia y realización de lossiguientes
derechos:
|p1271 DERECHOS INDIVIDUALES: derecho a la vida (a nacer, a la procreación
responsable), a la integridad física y síquica,a la protección legal, a la
libertad religiosa, a la libertad de opinión, a la participación en los
bienes y servicios, a construir su propio destino, al acceso a la propiedad
y a "otras formas de dominio privado sobre los bienes exteriores" (GS 71).
|p1272 DERECHOS SOCIALES: derecho a la educación, a la asociación, al
trabajo, a la vivienda, a la salud, a la recreación, al desarrollo, al buen
gobierno, a la libertad y justicia social, a la participación en las
decisiones que conciernen al pueblo y a las naciones.
|p1273 DERECHOS EMERGENTES: derecho a la propia imagen, a la buena fama, a
la privacidad, a la información y expresión objetivas, a la objeción de
conciencia "con tal que no se violen las justas exigencias del órden
público" (DH 4), y a una visión propia del mundo.
|p1274 Sin embargo, la Iglesia también enseña que el reconocimiento de estos
derechos supone y exige siempre "en el hombre que los posee otros tantos
deberes: unos y otros tienen en la ley natural que los confiere o los
impone, su origen, su mandamiento y vigor indestructibles" (PT 28).
EN LA SOCIEDAD INTERNACIONAL
|p1275 Tanto el desequilibrio de la sociedad internacional como la necesidad
de salvaguardar el carácter trascendente de la persona huymana en un nuevo
orden internacional hacen que la Iglesia urja la proclamación y el esfuerzo
por HACER REALIDAD ciertos derechos como:
|p1276 El derecho a una convivencia internacional justa entre las naciones,
con pleno respeto a su autodeterminación económica, política, social y
cultural.
|p1277 El derecho de cada nación a defender a promover sus propios intereses
frente a las empresas transnacionales, haciéndose necesaria la elaboración a
nivel internacional de un estatuto que regule las actividades de dichas
empresas.
|p1278 El derecho a una nueva cooperación internacional que revise las
condiciones originales de dicha cooperación.
|p1279 El derecho a un nuevo orden internacional con los valores humanos de
solidaridad y de justicia.
|p1280 Este nuevo orden internacional evitará una sociedad edificada sobre
criterios neomalthusianos; se fundará en las legítimas necesidades sociales
del hombre; asumirá un sano pluralismo con la edecuada representación de las
minorías y los grupos intermediarios, a fin de que el mismo no sea un
círculo cerrado de naciones; preservará el patrimonio común de la humanidad
y en especial los océanos.
|p1281 Finalmente, los excedentes económicos, los ahorros provenientes del
desarme y cualquiera otra riqueza sobre la que, aun a nivel internacional,
pesa la "hipoteca social", deberán ser utilizados socialmente, asegurando el
acceso inmediato y libre de los más débiles a su desrrollo integral.
|p1282 En especial, reconociendo que los pueblos latinoamericanos tienen
tantos valores, necesidades, dificultades y esperanzas en común, se debe
promover una legítima integración que supere los egoísmos y los estrechos
nacionalismos y respete la legítima autonomía de cada pueblo, su integridad
territorial, etc., y promueva la autolimitación de los gastos de armamentos.
4.4. SERVICIOS
|p1283 La Iglesia, además del anauncio de la dignidad de la persona humana,
de sus derechos y deberes y de la denuncia de los atropellos al hombre,
tiene que ejercer una acción de servicio como parte integrante de su misión
evangelizadora y misionera. Ella debe crear en común con todos los hombres
de fe y buena voluntad, una conciencia ética en torno a los grandes
problemas internacionales. Por lo tanto:
|p1284 - da testimonio evangélico de Dios presente en la historia y
despierta en el hombre una actitud abierta a la comunión y a la
participación;
|p1285 - establece en su ámbito organismos de acción social y promoción
humana;
|p1286 - suple en la medida de sus posibilidades las lagunas y ausencias de
los poderes públicos y de las organizaciones sociales;
|p1287 - convoca la comunidad humana para que se revisen y orienten las
instituciones internacionales y creen nuevas formas de protección que
basadas en la justicia, garanticen la promoción auténticamente humana de la
creciente muchedumbre de los desamparados.
|p1288 Se recomienda la colaboración entre Conferencias Episcopales para el
estudio de problemas pastorales, especialmente en cuanto a la justicia, que
desbordan a nivel nacional.
|p1289 Corresponde en particular a la acción de la Iglesia, frente a los
anónimos sociales, el deber de acogerlos y asistirlos, de restaurar su
dignidad y su rostro humano "porque cuando un hombre es herido en su
dignidad, toda la Iglesia sufre" (Pablo VI, Enero de 1977).
|p1290 La Iglesia debe propiciar el que este grupo flotante de la humanidad
se reintegre socialmente, sin perder sus propios valores; debe velar por la
restauración plena de sus derechos; debe colaborar para que quienes no
existen legalmente posean la necesaria documentación, a fin de que todos
tengan acceso al desarrollo integral, que la dignidad de hombre y de hijo de
Dios merece. Así ella cooperará a garantizar al hombre una existencia digna
que lo capacite para realizarse al interior de la familia y de la sociedad.
|p1291 Es también necesaria la acción de la Iglesia para que los desubicados
y marginados de nuestro tiempo no se constituyan permanentemente en
ciudadanos de segunda clase, puesto que son sujetos de derecho con legítimas
aspiraciones sociales y tienen derecho a una adecuada atención pastoral,
según los documentos pontificios y las orientaciones propuestas en las
reuniones latinoamericanas sobre pastoral de migraciones.
|p1292 La Iglesia hace un urgente llamado a la conciencia de los pueblos y
también a las organizaciones humanitarias para que:- se fortalezca y se
generalice el derecho de asilo, institución genuinamente latinoamericana
(tratado de Río de Janeiro, 1942), forma actual de la protección que
brindaba antes la Iglesia;- los países amplíen sus cuotas de recepción de
refugiados y emigrantes y se agilice la implementación de los acuerdos y
mecanismos de integración competentes en estas acciones.- se ataque la raíz
del problema ocupacional, con políticas específicas de tenencia de la
tierra, de producción y de comercialización, que cubran las necesidades
urgentes de la población y que fijen al trabajador en su medio;- se aliente
la concurrencia fraterna de las naciones en ocasión de catástrofe;- se
posibilite la amnistía como signo de reconciliación para conseguir la paz,
de acuerdo con la invitación de Pablo VI en la proclamación del Año Santo de
1975;- se creen centros de defensa de la persona humana que trabajen con el
objeto de "que se quiten barreras de explotación hechas frecuentemente de
egoísmos intolerables y contra los que estrellan sus mejores esfuerzos de
promoción" (Juan Pablo II, Alocución Oaxaca 5).
|p1293 A todas las personas afligidas y a los que sufren por la violación de
sus derechos, les hacemos llegar nuestra palabra de comprensión y aliento.
Exhortamos a los responsables del bien común a que con decidida voluntad
pongan todo su empeño en remediar las causas que generan estas situaciones
ya que creen las condiciones necesarias para una convivencia auténticamente
humana.
QUINTA PARTE
BAJO EL DINAMISMO DEL ESPIRITU: OPCIONES PASTORALES
|p1294 El Espíritu de Jesús Resucitado habita en su Iglesia. El es el Señor
y dador de vida. Es la fuerza de Dios que empuja a su Iglesia hacia la
plenitud; es su Amor, creador de comunión y de riqueza; es el Testigo de
Jesús que nos envía, misioneros con la Iglesia, a dar testimonio de El entre
los hombres.
|p1295 Queremos ser dóciles a esta fuerza y a este amor. Por eso, impulsados
por El buscamos la comunión, deseamos ser servidores del hombre, enviados al
mundo para transformarlo con los dones de Dios.
|p1296 Y, pensando en nuestras tareas y planes pastorales, deseamos poseer
la creatividad del Espíritu, su dinamismo para hacer del hombre
latinoamericano un hombre nuevo, a imagen de Cristo Resucitado, portador de
la nueva esperanza para sus hermanos.
OPCIONES PASTORALES
|p1297 El examen de los núcleos anteriores nos ha puesto delante de los
grandes desafíos que el Continente latinoamericano ofrece a su
Evangelización presente y futura.
|p1298 ¿Cuál es la respuesta que los cristianos estamos llamados a dar a esa
realidad? ¿Cuáles son las líneas y criterios de una verdadera y auténtica
Evangelización para América Latina? ¿Cuáles son las opciones pastorales
fufndamentales para que el Evangelio sea acontecimiento actual con toda su
vitalidad y fuerza original?
|p1299 Las opciones pastorales son el proceso de elección que mediante la
ponderación y el análisis de las realidades positivas y negativas, vistas a
la luz del Evangelio permiten escoger y descubrir la respuesta pastoral a
los desafíos puestos a la Evangelización.
|p1300 Las comisiones, en sus respectivos temas, ya dieron una respuesta. No
es necesario repetirla. En este último apartado, a manera de conclusión,
deseamos solamente presentar las grandes líneas u opciones claves. Es, ante
todo un espíritu, una característica que debe enmarcar la Evangelización en
nuestro continente radicalmente cristiano, pero donde la fe, como vivencia
total y norma de vida, no tiene la incidencia que sería de desear en la
conducta personal y social de muchos cristianos. Las formas de injusticia
que debilitan y violentan nuestra convivencia social y que se manifiestan
especialmente en la extrema pobreza, en el atropello a la dignidad de la
persona y en las violaciones de los derechos humanos, ponen de manifiesto
que la fe no ha alcanzado aún entre nosotros su plena madurez. Las mismas
culturas vivas en el continente y la nueva civilización que se va formando
por el influjo del mundo técnico-científico, con tendencia fuertemente
secularista, piden un empeño más evangélico de los cristianos y una actitud
de diálogo permanente.
|p1301 Por eso, hoy y mañana en América Latina los cristianos, en nuestra
calidad de Pueblo de Dios, enviados para ser germen segurísimo de unidad, de
esperanza y de salvación (Cfr. LG 9), necesitamaos ser una comunidad que
viva la comunión de la Trinidad y sea signo y presencia de Cristo muerto y
resucitado que reconcilia a los hombres con el Padre en el Espíritu, a los
hombres entre sí y al mundo con su Creador. "Todo es vuestro y vosotros de
Cristo y Cristo de Dios" (1 Cor. 3,23). "Cuando hayan sido sometidas a El
todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha
sometido a El todas las cosas para que Dios sea todo en todo" (1 Cor. 15,
28).Optamos por:
|p1302 Una Iglesia-sacramento de comunión (Cfr. LG 1), que en una historia
marcada por los conflictos, aporta energías irremplazables para promover la
reconciliación y la unidad solidaria de nuestros pueblos.
|p1303 Una Iglesia servidora que prolonga a través de los tiempos al Cristo
-Siervo de Yahvé (Cfr. Mt. 3,17; Is.42) por los diversos ministerios y
carismas.
|p1304 Una Iglesia misionera que anuncia gozosamente al hombre de hoy que es
hijo de Dios en Cristo; se compromete en la liberación de todo el hombre y
de todos los hombres (el servicio de la paz y de la justicia es un
ministerio esencial de la Iglesia) y se inserta solidaria en la actividad
apostólica de la Iglesia Universal, en íntima comunión con el sucesor de
Pedro. Ser misionero y apóstol es condición del cristiano.
|p1305 Esas actitudes fundamentales del ser pastoral de nuestras Iglesias en
el continente exigen una Iglesia en proceso permanente de evangelización,
una Iglesia evangelizada que escucha, profundiza y encarna la Palabra y una
Iglesia evangelizadora que testimonia, proclama y celebra esa Palabra de
Dios, el Evangelio, Jesucristo en la vida y ayuda a construir una nueva
sociedad en total fidelidad a Cristo y al hombre en el Espíritu Santo,
denunciando las situaciones de pecado, llamando a la conversión y
comprometiendo a los creyentes en la acción transformadora del mundo.
PLANIFICACION PASTORAL
|p1306 El camino práctico para realizar concretamente esas opciones
pastorales fundamentales de evangelización es el de una pastoral
planificada.
|p1307 La acción psstoral es la respuesta específica, consciente e
intencional, a las necesidades de la Evangelización. Deberá realizarse en un
proceso de participación en todos los niveles de las comunidades y personas
interesadas, educándolas en la metodología de análisis de la realidad, para
la reflexión sobre dicha realidad a partir del Evangelio; la opción por los
objetivos y los medios más aptos y su uso más racional para la acción
evangelizadora.
EL HOMBRE NUEVO
|p1308 Es necesario crear en el hombre latinoamericano una sana conciencia
moral, sentido evangélico crítico frente a la realidad, espíritu comunitario
y compromiso social. Todo ello hará posible una participación libre y
responsable, en comunión fraterna y dialogante para la construcción de la
nueva sociedad vedaderamente humana y penetrada de valores evangélicos. Ella
ha de ser modelada en la comunidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
y debe ser respuesta a los sufrimientos y aspiraciones de nuestros pueblos,
llenos de esperanza que no podrá ser defraudada (Cfr. Rom. 5,5).
SIGNOS DE ESPERANZA Y ALEGRIA
|p1309 A Dios gracias, actualmente, hay mucha vitalidad evangelizadora en
nuestro Continente:- Las comunidades eclesiales de base en comunión con sus
Pastores.- Los movimientos de apostolado seglar organizados como
matrimonios, juventud y otros.- Los nuevos ministerios y servicios.- La
acción pastoral comunitaria intensa de los sacerdotes, los religiosos y las
religiosas en las zonas más pobres.- La presencia de los Obispos cada vez
mayor y más sencilla entre el pueblo.- La colegialidad episcopal más
vivida.- La sed de Dios y su búsqueda en la oración y contemplación a
imitación de María que guardaba en su corazón las palabras y hechos de su
Hijo.- La conciencia creciente de la dignidad del hombre en su visión
cristiana, son otros tantos signos de esperanza y alegría para quien está
inmerso en el misterio pascual de Cristo y sabe que solamente el Evangelio
vivido y proclamado, a imitación de El, lleva a la auténtica y total
liberación de la humanidad: "Ningún otro nombre fue dado a los hombres en el
cual puedan ser salvos sino el nombre de Jesucristo" (He. 4,12).
|p1310 El es plenitud de todo el ser (Cfr. Col. 1,2). Sólo en Cristo el
hombre encuentra su alegría perfecta (Cfr Jn 17, 13).
FIN