Domingo 25 del Tiempo Ordinario A - 'Id también vosotros a mi viña' - Lecturas y Catecismo: Preparemos con ellos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Con las Lecturas Con el Catecismo
Recursos adicionales para la preparación
Año Litúrgico Patrístico
Comentarios de Sabios y Santos
I
Comentarios de Sabios y Santos II
Iglesia del Hogar: Preparando en Familia
Catequesis preparatoria para los niños
Ejemplos que iluminan la participación
Recursos: Gráficos - Videos - Audios
Falta un dedo: Celebrarla
Lectura del Profeta
Isaías 55,6-9.
Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
-oráculo del Señor-.
Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.
Palabra de Dios
Salmo responsorial Sal 144,2-3. 8-9. 17-18
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Día tras día te bendeciré, Dios mío,
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses
1,20c-24.27a.
Hermanos:
Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para
mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero si el vivir esta vida
mortal me supone trabajo fructífero no sé qué escoger.
Me encuentro en esta alternativa: por un lado deseo partir para estar con
Cristo, que es con mucho lo mejor; pero por otro quedarme en esta vida, veo
que es más necesario para vosotros.
Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de
Cristo.
Palabra de Dios
Aclamación
Aleluya Hch 16, 14b
Señor, abre nuestro corazón, para que aceptemos las Palabras de tu Hijo.
Aleluya
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 20,1-16.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a
contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un
denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin
trabajo, y les dijo:
-Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
-¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?
Le respondieron:
-Nadie nos ha contratado.
El les dijo:
-Id también vosotros a mi viña.
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
-Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y
acabando por los primeros.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos
también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar
contra el amo:
-Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a
nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.
El replicó a uno de ellos:
-Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma
lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo
libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia
porque yo soy bueno?
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
Palabra del Señor
Con el Catecismo de la Iglesia Católica entender y vivir la Palabra
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
* A lo largo de
cuatro Domingos, a partir de hoy, se nos anuncian cuatro parábolas sobre el
Reino de Dios.
* Hoy la parábola del
pago del denario, a todos los trabajadores por igual, a los de primera hora y a
los de última, destaca la “justicia de Dios” (cf. 1987-1995). Esta es pura
gratuidad, porque el hombre no tiene derechos ante Dios (cf. 2007-2011) sino
que todo lo recibe de él, “conforme a su gracia, de la que nos colmó en el
Amado” (cf.
Ef 1,5b-6) a cada uno y a
cada pueblo.
Así, el nuevo pueblo
de Dios es llamado al mismo Reino
que
continúa el antiguo y supera, a la vez, sus expectativas: “Mis planes no son
vuestros planes” (1.a Lect.).
III. SITUACIÓN HUMANA
* Es tentación del
hombre de todos los tiempos juzgar los planes de Dios, conforme a las propias
categorías. Dios desborda nuestros pensamientos. Por eso, el hombre ante Dios
ha de ser humilde y sencillo, confiado en su Amor a cada uno de nosotros, que
ha llamado a la existencia y a su Reino.
* En un mundo donde
todo se cobra y todo se paga qué difícil es comprender, aceptar y vivir la
gratuidad con los demás y con Dios.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
* La fe
_ “Todos los hombres
están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel...
este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las
naciones... El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir, a los
que lo acogen con un corazón humilde... Jesús invita a los pecadores al
banquete del Reino: ``No he venido a llamar a justos sino a pecadores''... pero
exige también una elección radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo
todo...” (543-546).
* La respuesta
_ Andar en este mundo
los caminos del Reino:
“El Decálogo, el
Sermón de la Montaña y la catequesis apostólica nos describen los caminos que
conducen al Reino de los cielos. Por ellos avanzamos paso a paso mediante los
actos de cada día sostenidos por la gracia del Espíritu Santo. Fecundados por
la Palabra de Cristo, damos lentamente frutos en la Iglesia para la gloria de
Dios” (1724; cf. 1716-1723; la parábola del sembrador: Mt 13,3-23).
* El testimonio cristiano
_ El hombre se debate
entre su pequeñez para entender a Dios, por un lado, y Dios mismo, su grandeza
y bondad, por otro. Cuando vence la gracia, el hombre prorrumpe en la alabanza:
“... Y el hombre, pequeña parte de tu
creación, pretende alabarte, precisamente el hombre que, revestido de su
condición mortal, lleva en sí el testimonio de su pecado y el testimonio de que
tú resistes a los soberbios. A pesar de todo, el hombre, pequeña parte de tu
creación, quiere alabarte... porque nos has hecho para ti y nuestro corazón
está inquieto mientras no descansa en ti (S. Agustín, Conf. 1, 1,1)” (30).
Hemos de recibir con
profundo agradecimiento (= Eucaristía) la llamada al Reino y su apertura a
todos los hombres.
Es preciso que andemos en este mundo los
caminos del Reino, los caminos del Decálogo y del Sermón del Monte, del
Misterio Pascual, que en los siguientes Domingos se concentran en Cristo.