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Dichos de los Sabios de Israel: 24. Gravedad de la Calumnia - 25. Cuidado con las Palabras - 26. Asesinato

E. JIMENEZ HERNANDEZ

Páginas relacionadas 

 

Dichos de los Sabios de Israel - La Calumnia y el Asesinato

 

 

24. GRAVEDAD DE LA CALUMNIA


1. Dios castiga la calumnia


2. La calumnia de Aarón y Miriam


3. La calumnia acarrea la lepra


4. La reconciliación cura la lepra


5. La lepra ataca a los presuntuosos


6. Dios defiende a los calumniados

 

25. CUIDADO CON LAS PALABRAS


1. Manzana de oro es la palabra oportuna


2. Al insolente le vence un mosquito


3. Habla poco y haz mucho


4. El insulto ofende al Creador

 

26. ASESINATO


1. No apagues la lámpara que no puedes encender


2. La vida es de Dios


3. Testigos del asesinato 


4. Dios hace justicia

 

Dichos de los Sabios de Israel - La Calumnia

 

                                  24. GRAVEDAD DE LA CALUMNIA

 

1. DIOS CASTIGA LA CALUMNIA

 

Los sabios, bendita sea su memoria, enseñaron: Quien calumnia no tendrá parte en el mundo futuro, pues está dicho: “Al que en secreto difama a su prójimo lo haré callar” (Sal 101,5), y en otro lugar: “Maldito quien matare a su prójimo en secreto” (Dt 27,24).

Entérate bien y escarmienta de la serpiente, que levantó una calumnia al Santo, bendito sea, ante Adán y su ayuda, y el Santo, bendito sea, la maldijo (Gn 3,14).

Además enseñaron los sabios, bendita sea su memoria: Con diez pruebas probaron nuestros padres al Santo, bendito sea, pero sólo fueron castigados a causa de la calumnia. Esas pruebas fueron: Dos junto al mar Rojo (Sal 106,7); una cuando el maná comenzó a caer (Ex 16,9ss); otra cuando cesó el maná (Ex 16,26ss); otra cuando fue vista la primera codorniz (Ex 16,3ss); otra cuando la última codorniz fue vista (Nm 11,4); otra en Mara (Ex 15,23s); otra en Refidim (Ex 17,1ss); otra en el Sinaí (Ex 32; Sal 106,19); y otra cuando volvieron los exploradores (Nm 13).

Esta última prueba fue la más grave de todas, pues se dice: “Y me han puesto a prueba ya diez veces y no han escuchado mi voz” (Nm 14,22). Y asimismo se dice: “Aquellos hombres que habían difamado el país perversamente murieron heridos de una plaga delante de Yahveh” (Nm 14,37).

De aquí podemos deducir: Si el Santo, bendito sea, exigió una satisfacción por el insulto de los exploradores a la tierra, que no tiene boca para hablar ni cara ni sentimiento de vergüenza, con mayor razón pedirá satisfacción cuando uno dice cosas contra su prójimo y lo avergüenza.

Por ello enseñaron los sabios, bendita sea su memoria: Hay cuatro cosas que si el hombre las hace es castigado por ellas en este mundo y en el mundo venidero. Esas cosas son: la idolatría, las relaciones sexuales ilícitas, el derramamiento de sangre y la peor de todas que es la calumnia.

 

 

2. LA CALUMNIA DE AARON Y MIRIAM

 

R. Simón dice: Sobre los que profieren calumnias vienen las plagas. Pues así lo encontramos respecto a Aarón y Miriam que profirieron calumnias contra Moisés y el castigo se abatió sobre ellos, según se dice: “Miriam y Aarón hablaron contra Moisés” (Nm 12,1).

¿Por qué la Escritura menciona a Miriam antes que a Aarón? Esto nos dice que Séfora había ido a lamentarse con Miriam de que Moisés había descuidado su deber marital de la procreación. Miriam entonces fue y habló de ello con Aarón y ambos hermanos se quedaron hablando contra aquel justo. Debido a que ambos difamaron a Moisés se abatió sobre ellos el castigo, según se dice: “Y se encendió la cólera de Yahveh contra ellos y se fue” (Nm 12,9).

¿Por qué la Escritura dice y se fue? Esto enseña que el castigo se apartó de Aarón y se adhirió a Miriam, ya que Aarón no procedía así habitualmente. Miriam, sin embargo, sí que lo hacía y, por ello, fue castigada con mayor severidad.

Miriam dijo:

-La Palabra de Dios está sobre mí, pero no me he separado de mi marido.

Aarón, al oírla, se dejó llevar por ella, diciendo igualmente:

-La Palabra está sobre mí, pero no me he separado de mi mujer. También la Palabra estaba sobre nuestros primeros padres, pero no se separaron de sus mujeres. Sin embargo, él, debido a su carácter presuntuoso, se ha separado de su mujer.

Tales juicios no los hicieron en presencia de él, sino fuera de su presencia. Además no juzgaron con verdad: ¿era él acaso de carácter presuntuoso?

 

 

3. LA CALUMNIA ACARREA LA LEPRA

 

Rabbí Eliezer dijo: “Yahveh bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la tienda y llamó a Aarón y a Miriam y ambos salieron” (Nm 12,5). El Santo, bendito sea, les dijo:

-No hay curación para quien calumnia, y mucho menos para el que calumnia a su hermano, hijo del mismo padre y de la misma madre.

El Santo, bendito sea, estaba irritado contra ellos y se levantó de la tienda, como está dicho: “La ira de Yahveh se encendió contra ellos y se marchó” (Nm 12,9). Repentinamente Miriam se cubrió de lepra. El Santo, bendito sea, se dijo:

-Si también Aarón se cubre de lepra, siendo el sumo sacerdote, no podrá hacer la ofrenda sobre el altar con semejante mancha. Que mire a su hermana y escarmiente, como está escrito: “Aarón se volvió hacia Miriam” (Nm 12,10).

La calumnia, que acarrea la lepra, no mancha sólo a quien la propala, sino a toda la familia. Cuando Aarón vio la lepra en su hermana, dijo a Moisés:

-Moisés, hermano mío, ¿piensas tú que esta lepra ha sido dada a Miriam solamente? ¡No, ha sido dada a la carne de nuestro padre! También a nosotros, a ti y a mí. Te voy a poner un ejemplo. ¿A qué se parece esto? A un hombre que puso en su mano una brasa ardiente, por mucho que la de vueltas de un lado a otro, de todos modos su carne quedará herida. Así, ahora, los israelitas se enterarán y dirán: La hermana de Aarón y Moisés está leprosa. Y la mitad de esta mala fama es mía y la otra mitad será tuya.

 

 

4. LA RECONCILIACION CURA LA LEPRA

 

En aquel momento Aarón empezó a reconciliarse con Moisés, reconociendo su falta. Le dijo:

-Moisés, hermano mío, ¿hemos hecho alguna vez mal a alguien en el mundo? ¿Cómo íbamos a obrar mal contra ti, que eres hermano nuestro? Pero, ¿qué puedo decir? Fue un error por nuestra parte. Olvidamos la alianza que existe entre tú y nosotros, según está dicho: “Sin que se acordaran de la alianza fraterna” (Am 1,9). Por esa alianza pactada entre nosotros y que olvidamos, te ruego, Moisés, hermano, ¿vamos a perder a nuestra hermana?

Entonces Moisés trazó un pequeño círculo y se metió dentro. Pidió misericordia para su hermana, diciendo:

-No me moveré de aquí hasta que se cure mi hermana Miriam, como está dicho: “¡Oh Dios, por favor, cúrala!” (Nm 12,13).

En aquel momento el Santo, bendito sea, dijo a Moisés:

-Si un rey la hubiera censurado, si su padre la hubiera reprendido, ¿no tendría ella acaso que permanecer en vergüenza durante siete días? Con cuánta mayor razón deberá ser así, puesto que yo, Rey de reyes, soy quien la ha censurado. Ella debería permanecer en vergüenza catorce días, más por ti la perdonaré siete días. Según se dice: “Yahveh respondió a Moisés: Si su padre la hubiera escupido al rostro, ¿no tendría que pasar siete días de vergüenza? Que quede siete días fuera del campamento y luego sea admitida otra vez” (Nm 12,14).

 

 

 

Dichos de los Sabios de Israel - La Calumnia

 

 

5. LA LEPRA ATACA A LOS PRESUNTUOSOS

 

R. Simón ben Elazar decía también: Sobre los que profieren calumnias se abate la lepra. Pues así lo encontramos en Guejazi que profirió una calumnia contra su maestro Eliseo y la lepra se adhirió a él hasta el día de su muerte, según se dice: “La lepra de Naamán se pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de su presencia con lepra blanca como la nieve” (2R 5,27).

También solía decir: La lepra se abate sobre los presuntuosos ante el Señor, pues así lo encontramos respecto a Uzías, según se dice: “Pero apenas se hubo fortalecido, se ensoberbeció su corazón hasta corromperse y prevaricó contra Yahveh, su Dios, pues penetró en el santuario de Yahveh para quemar incienso en el altar de los perfumes, aunque los sacerdotes le dijeron: ‘No te corresponde a ti, Uzías, quemar incienso a Yahveh, sino a los sacerdotes, hijos de Aarón, consagrados para quemarlo...’. Pero él entonces se encolerizó y, al airarse contra los sacerdotes, brotó la lepra en su frente... Y estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitó como un leproso en una casa aislada, porque había sido excluido de la casa de Yahveh” (2Cro 26,16-21).

 

 

6. DIOS DEFIENDE A LOS CALUMNIADOS

 

Rabbí Simón comenzó una homilía con el verso: “No calumnies a un servidor ante su señor” (Pr 30,10). A los israelitas se les ha llamado siervos, porque está escrito: “porque para Mí los israelitas son siervos” (Lv 25,55); y a los profetas se les ha llamado igualmente siervos, porque está escrito: “pero ha revelado su secreto a sus siervos los profetas” (Am 3,7).

Así dijo la Asamblea de Israel a los profetas: No os fijéis en mi tez morena, pues no hubo otro que me amara más que Moisés y, sin embargo, porque dijo: “¡escuchad, rebeldes!” (Nm 20,10), se decretó contra él que no entraría en la tierra.

No hubo otro que me amara más que Isaías, sin embargo, porque dijo “en medio de un pueblo impuro de labios impuros habito” (Is 6,5), le replicó el Santo, bendito sea:

-¡Isaías! Que digas de ti mismo “soy un hombre de labios impuros” (Ibidem), me parece bien; pero que digas que “habitas en medio de un pueblo de labios impuros”, me maravilla y no te lo permito.

Fíjate en lo que está escrito, dicen los sabios, bendita sea su memoria: “Entonces voló hacia mí uno de los serafines que tenía en la mano una brasa” (Is 6,6). ¿Qué significa esto?

Rabbí Samuel ben Najmán dijo: Quiere decir “¡rompe la boca al que ha calumniado a mis hijos!”.

De igual manera está escrito de Elías, que calumnió a Israel, acusándolo ante el Santo, bendito sea, diciendo: “Ardo en celo por Yahveh, Dios de los ejércitos, pues los hijos de Israel han abandonado tu alianza” (1R 19,14).

Entonces le contestó el Santo, bendito sea: Es la alianza hecha conmigo, no contigo... Y fíjate lo que está escrito: “Miró y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre piedras incandescentes” (1R 19,6). ¿Qué quiere decir?

Rabbí Samuel dijo: Quiere decir “rompe la boca a todo el que calumnie a mis hijos”.[1]

Al respecto se cuenta que en una ocasión R. Abbahú y R. Simón ben Laqiš entraron en Cesarea y el primero dijo: ¿Por qué entramos en esta ciudad llena de vergüenzas y blasfemias? Entonces R. Simón se bajó de su asno, cogió arena y la puso en la boca de su compañero, quien extrañado preguntó:

-¿Qué significa esto?

Le respondió R. Simón:

-No le agrada al Santo, bendito sea, que se calumnie a Israel.


 

Dichos de los Sabios de Israel - Cuidado con la Palabra

 

 

 

                                  25. CUIDADO CON LAS PALABRAS

 

1. MANZANA DE ORO ES LA PALABRA OPORTUNA

 

Dijeron los sabios de la gran Asamblea: “Sed prudentes en el juicio”, pues “manzanas de oro con guirnaldas de plata, es una palabra dicha a su tiempo” (Pr 25,11). Esto enseña que el hombre ha de ser paciente cuando habla, pues el irascible, que interrumpe las palabras de su prójimo, acaba por olvidar lo que tiene que decir.

Ben Azzay decía: Si insistes en tus palabras, las anulas. Sé, pues, precavido con tus palabras para que no se queden en nada.

 

 

2. AL INSOLENTE LE VENCE UN MOSQUITO

 

Esto es lo que cuentan los sabios, bendita sea su memoria: Cuando los romanos destruyeron Jerusalén, al llegar al templo, se dijeron unos a otros:

-¿Quién entrará primero en el templo?

Estaba allí un hombre malvado, Tito, que con insolencia entró, dando cumplimiento al versículo: “El hombre malvado adopta semblante insolente” (Pr 21,29). Y no sólo eso, sino que cogió la espada y rasgó la cortina, que separaba en el templo el Santo de los santos (Ex 26,31-35). Allí comenzó a blasfemar, insultar y ultrajar al que está en lo alto, diciendo:

-¿Es éste el que vosotros decís que mató a Sísara y a Senaquerib? Henos aquí en su casa y en sus dominios. Si hay en él poder, que salga y me haga frente.

Así cumplía lo que está dicho: “Dirá entonces: ¿dónde están sus dioses, la roca en que se amparaban?” (Dt 32,37-38).

Abba Janan dice: “Yahveh, Dios de los ejércitos, ¿quién es poderoso como Tú?” (Sal 89,9). Poderoso eres Tú porque escuchas la blasfemia, el insulto y el ultraje y guardas silencio. En la mañana, cuando se colme su medida, traerás sobre él los castigos para dar cumplimiento a lo que está dicho: “En el colmo de su abundancia se ve en un aprieto” (Jb 20,22).

Con los candelabros y vasos del templo, con hombres, mujeres y niños Tito llenó tres barcos para entrar triunfalmente en Roma. Cuando partió la nave, se alzó una tempestad, que parecía iba a sumergir las naves en el mar. Tito se mantuvo sobre su nave y comenzó de nuevo a blasfemar, insultar y ultrajar al que está en lo alto, diciendo:

-Cuando estaba en su casa y en sus dominios no había poder en él para hacerme frente, pero ahora me planta cara. Parece que el Dios de los judíos no tiene fuerza mas que en el agua. A la generación del diluvio no la castigó mas que con el agua. Y del mismo modo que actuó con el Faraón, intenta hacerlo conmigo.

El Omnipotente hizo una señal al mar y éste se calmó en su furia, cumpliendo lo que está dicho: “Y el mar se calmó en su furia” (Jon 1,15). El Santo, bendito sea, le dijo:

-¿Acaso voy yo a combatir contigo? Puesto que entre todas las criaturas que he creado en mi mundo no tengo ninguna más pequeña e insignificante que un mosquito, un mosquito será quien luche contigo.

Al llegar Tito a Roma, le salieron al encuentro los romanos, aclamándolo. Luego Tito se fue a los baños y al salir de ellos sostenía una gran copa de vino. Mientras lo bebía, penetró un mosquito en su nariz y le fue royendo por dentro hasta que le alcanzó el cerebro. Llamaron a los médicos; abrieron éstos su cerebro y encontraron un mosquito del tamaño de un pichón pequeño. Cuando el mosquito emprendió el vuelo, también voló el alma de Tito, cumpliendo lo que está escrito: “La maldad da muerte al malvado” (Sal 34,22).

 

 

Dichos de los Sabios de Israel - Cuidado con la Palabra

 

 

3. HABLA POCO Y HAZ MUCHO

 

Sammay dice: Habla poco y actúa mucho. Esto enseña que los justos hablan poco y hacen mucho, pero los malvados hablan mucho y ni un poco hacen.

Y ¿de dónde sabemos que los justos hablan poco y hacen mucho? De nuestro padre Abraham, que dijo a los ángeles:

-Traeré un pedazo de pan y repararéis vuestras fuerzas (Gn 18,5).

Pero luego mira lo que hizo en favor de ellos: “Abraham entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: Toma, pronto, tres seas de harina candeal. Y él mismo corrió a la vacada y cogió un ternero tierno y bueno, y se lo entregó al mozo, quien se apresuró a aderezarlo” (Gn 18,6-7).

Y ¿de dónde sabemos que los malvados hablan mucho y ni un poco hacen? De Efrón que dijo a Abraham: “Un terreno de cuatrocientos siclos de plata, ¿qué es entre tú y yo?” (Gn 23,15), pero luego Abraham tuvo que pesarle la plata: “En cuanto oyó Abraham a Efrón, hizo pesar para Efrón la plata” (Gn 23,16).

Lo mismo encontramos respecto a Balaq que prometió mucho y no dio nada. Dijo a Balaam: “No rehuses, por favor, venir a mí, pues te honraré con los mayores honores” (Nm 22,16-17). Y al final, Balaq cambió y lo maldijo, según se dice: “Ahora, pues, huye a tu lugar. Había prometido colmarte de honores, y ve ahí que Yahveh te ha privado de honor” (Nm 24,11).

 

 

4. EL INSULTO OFENDE AL CREADOR

 

En cierta ocasión R. Simón b. Elazar venía de Migdal Eder, de casa de su maestro. Iba montado sobre un asno y pasaba junto a la orilla del mar. Vio a un hombre de enorme fealdad y exclamó:

-¡Oh qué desgraciado! ¡Qué feo eres? ¿Es que los hombres de tu ciudad son todos tan feos como tú?

El hombre le replicó:

-¡Qué quieres que haga! Vete al artesano que me hizo y dile: ¡Qué fea es esa vasija que has hecho!

Apenas lo oyó R. Simón se dio cuenta de su pecado, descendió de su asno y se postró ante él, suplicándole:

-Tienes razón, perdóname.

-No te perdonaré hasta que no hayas ido a decir al artesano que me hizo: ¡Qué fea es la vasija que has hecho!.

Y aquel hombre siguió su camino. R. Simón corría tras él. Salieron algunos hombres de la ciudad a su encuentro y le dijeron:

-La paz sea contigo, Rabbí.

El hombre les dijo:

-¿A quién llamáis Rabbí?

Le contestaron:

-Al que va detrás de ti.

Replicó él:

-Si ese es un Rabbí, ¡que no haya muchos como él en Israel!

Le preguntaron:

-¿Qué es lo que te ha hecho?

El hombre aquel les contó lo sucedido. Le replicaron ellos:

-Aunque sea así, perdónalo.

Contestó:

-Está bien, por vuestra súplica, le perdono, pero con la condición de que no vuelva a hacer nunca algo parecido. Si es un Rabbí que aprenda a cuidar sus palabras para no ofender al Santo, bendito sea su nombre.

 

 

 Dichos de los Sabios de Israel - El Asesinato

 

 

                                                     26. ASESINATO

 

1. NO APAGUES LA LAMPARA QUE NO PUEDES ENCENDER

 

El precio de una vida es tan elevado que no hay indemnización posible para quien peque contra ella. En realidad, el que hace perecer a un solo hombre es como si hiciese perecer al mundo entero. “Las sangres de Abel claman al cielo”. Por eso está dicho: “No matarás” (Ex 20,13). Una vida que no puede ser devuelta, ¿por qué va a ser destruida antes de haber sido decretado por la Torá? Una lámpara que no puedes volver a encender, ¿por qué la vas a apagar?

 

 

Dichos de los Sabios de Israel - El Asesinato

 

 

2. LA VIDA ES DE DIOS

 

Aunque la obra divina sea pequeña a los ojos de los hombres, no lo es para Dios, el único que posee la vida y la muerte. Tú no la puedes conocer, como está dicho: “Así como no sabes cuál es el derrotero del espíritu en los huesos dentro de una mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, hacedor de todo” (Qo 11,5).

Un asesino puede ocultar su crimen a los ojos de los hombres. Ahora bien, el asesino, que quita una vida, no podrá ocultarse a la vista del Santo, bendito sea, pues sus ojos observan todas las acciones de los hombres, buenas y malas; no hay tinieblas ni oscuridad en las que se pueda ocultar el malvado. ¿Cómo va a poder ocultarse el asesino entre los hijos del Santo, bendito sea, que vierte y forma al niño en el vientre de su madre, según lo dicho: “¿No me vertiste como leche y cual queso me cuajaste?” (Jb 10,10).

Por eso, el hombre debe guardarse del asesinato, pues el hombre es una criatura de Dios, obra de sus manos, según está dicho: “Y Dios la hizo fecunda y abrió su vientre” (Gn 30,22).

 

 

3. TESTIGOS DEL ASESINATO

 

Alguien puede decir:

-¿Quién testificará contra mí?

-Las piedras de la casa del hombre, las vigas de su casa, serán sus testigos, como está dicho: “Pues la piedra clamará desde el muro, y la viga desde el techo le responderá” (Ha 2,4).

R. Sila dice: Los ángeles de la guarda, que acompañan al hombre, testificarán por él, pues está dicho: “Pues sobre ti a sus ángeles da órdenes para guardarte en todos tus caminos” (Sal 91,11).

 

 

Dichos de los Sabios de Israel - El Asesinato

 

 

4. DIOS HACE JUSTICIA

 

En el mundo futuro, el asesinado se levantará ante el Santo, bendito sea, y pedirá gracia ante El, diciendo:

-Señor del universo, Tú me has creado, Tú me has hecho crecer, Tú me resguardaste en un vientre y me sacaste de él sin defecto, Tú me alimentaste con tu gran misericordia, pero vino éste y mató a una de las criaturas que Tú creaste; Señor de todos los mundos, sal fiador por mí y hazme justicia frente a quien no tuvo piedad de mí.

Y el Santo, bendito sea, hará justicia. El muerto, al ver hecha justicia, se alegrará, como está dicho: “Se alegrará el justo de haber visto la venganza, sus pies bañará en la sangre del impío; y se dirá: Sí, hay un fruto para el justo; sí, hay un Dios que juzga en la tierra” (Sal 58,11-12).

 



     [1] En los dos casos, R. Samuel divide en dos la palabra hebrea “brasas” e “incandescentes” y así significa lo que él dice.

Dichos de los Sabios de Israel - El Asesinato


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