La atracción homosexual se puede cambiar: Comprender y sanar la homosexualidad
El ex-homosexual y psicoterapeuta
Richard Cohen
María Gudín analiza el libro R. Cohen:
Comprender y sanar la homosexualidad
Baje el libro a su disco duro y léalo
«La atracción homosexual se puede cambiar»
Entrevista a R. Cohen (”La Razón”)
María Gudín
"Comprender y sanar la
homosexualidad"
>> “Hace unos años nuestra actitud cultural hacia la homosexualidad era de escándalo e incomprensión. Ahora tenemos aceptación con incomprensión”. Estas frases tomadas del libro “Comprender y sanar la homosexualidad” del psicólogo americano Richard Cohen definen el propósito del autor. Cohen enfoca la homosexualidad a la luz de la propia vivencia personal. Después de haber vivido varios años como homosexual activo recanaliza su orientación sexual y llega a asumir una conducta plenamente heterosexual.
El autor considera
la homosexualidad como un síntoma que pone de manifiesto un trastorno
subyacente de la afectividad. Y pasa a examinarlo detenidamente a través de
su propia vida y la de otros muchos pacientes homosexuales que, deseando
superar esta tendencia, han buscado ayuda y han logrado también el cambio de
orientación sexual.
Cohen, casado y con tres hijos, es licenciado en Psicología Terapéutica y
dirige la Fundación Internacional para la Curación, que realiza programas
educativos, consultas y seminarios.
Una decisión ideológica
Richard Cohen se enfrenta a una serie de mitos que se proponen como dogmas
inmutables en torno a la homosexualidad: «Es un principio muy simple que
funciona así: si repites cualquier cosa durante el tiempo suficiente y lo
gritas suficientemente alto, con el paso del tiempo se aceptará que es un
hecho. Algunos ejemplos de estas grandes mentiras que han pasado de ser
mitos a ser hechos incontrovertibles son: “Los homosexuales nacen así”, “Si
eres gay siempre serás gay”, “Los homosexuales no pueden cambiar”, “El 10%
de la población es homosexual”».
El cambio con respecto a la homosexualidad se originó en la década de los
setenta, cuando en medio de un gran debate la homosexualidad pasó de ser
considerada un trastorno de conducta a una nueva orientación sexual, tan
legítima como la heterosexual.
Así, en 1973, la homosexualidad fue retirada del catálogo internacional de
enfermedades psiquiátricas, el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders), en medio de una gran controversia. Hasta ese momento, la
homosexualidad había sido considerada como un trastorno psíquico. La
decisión fue polémica, y se inició en un Congreso de la Asociación
Psiquiátrica Americana (APA) en San Francisco, la ciudad que se jacta de
poseer la mayor población “gay” del mundo. En esa ocasión, el Centro de
Congresos de San Francisco, donde tuvo lugar la reunión de la APA, fue
literalmente tomado por activistas de la comunidad “gay” que impidieron el
curso normal de las sesiones. Psiquiatras de reconocido prestigio que se
dedicaban al estudio y tratamiento de la homosexualidad vieron boicoteadas
sus intervenciones. Este cambio no estaba tan claro y de hecho sólo
consiguió el 58% de los votos. La exclusión de la homosexualidad del
catálogo de enfermedades psíquicas fue una decisión política tomada bajo
presiones, no la conclusión de un análisis científico y racional.
En los años siguientes, la homosexualidad fue retirada de la lista de
enfermedades de la Organización Mundial de la Salud. En 1986 se retiró
también del DSM la paidofilia, es decir, la atracción sexual hacia los
niños.
Todo esto ha conducido a que hoy en día se acepte por una gran parte de la
población que la homosexualidad es un modo de ser natural, normal e innato.
Sin base neurológica o genética
La mejor evidencia para desechar una teoría es la experiencia. Hoy en día
sabemos que hombres y mujeres que querían dejar de ser homosexuales han
cambiado, para ser heterosexuales. Terapeutas que han afirmado obtener
resultados satisfactorios con sus tratamientos son, entre otros: Bieber (1),
Soccaridis (2), Nicolosi, Hatteter, Gershman (3), Hadden (4), Hamilton, Van
der Aardweg (5), Barnhouse, Ellis (6), etc. La mayoría de estos autores han
publicado sus trabajos antes de la exclusión de la homosexualidad del DSM en
1973.
El libro de Richard Cohen incorpora datos actuales y la propia experiencia
personal. Cohen revisa los estudios que configuran a la homosexualidad como
una situación genética de la que es imposible escapar. Los estudios que
confieren a la homosexualidad una carga estrictamente genética son tres: el
informe LeVay, el informe Baylyie-Pillard, y el informe Hammer; los tres han
sido rechazados finalmente por la comunidad científica como faltos de rigor
y poco concluyentes (ver servicios de Aceprensa 67/99, 45/94, 35/96).
Actualmente, no hay datos para afirmar que la homosexualidad sea un
trastorno orgánico, con base hormonal o neurológica.
Richard Cohen, además de revisar los trabajos que atribuían una base
neurológica o genética a la homosexualidad, reúne una serie de estudios de
diverso tipo que clarifican que la conducta homosexual no es algo normal ni
natural. Así, entre otros datos impactantes recoge los que siguen. El
instituto Kinsey publicó un estudio acerca de varones homosexuales que
vivían en San Francisco. Indicaba que el 43% de los estudiados a lo largo de
su vida habían tenido relaciones homosexuales con 500 o más hombres. El 79%
manifestó que más de la mitad de sus compañeros sexuales eran personas que
no conocían previamente (7). Una encuesta de la Asociación Americana de
Salud Pública reveló que el 78% de los homosexuales habían padecido una
enfermedad de transmisión sexual (8). Un informe de la Asociación Nacional
de Gays y Lesbianas afirmó que el alcoholismo y el abuso de drogas es tres
veces mayor que entre los heterosexuales (9).
Parejas infieles
Más datos: dos terapeutas homosexuales masculinos realizaron una encuesta
sobre 156 parejas de varones. Descubrieron que el 95% de las parejas eran
infieles y que el 5% de las fieles no habían permanecido juntas más de cinco
años. Esta estadística es clara si se tiene en cuenta otras realizadas sobre
la fidelidad en parejas heterosexuales. El “American Journal of Public
Health” publicó una encuesta realizada a más de dos mil personas y reveló
que en un periodo de cinco años sólo un 6,4% de las parejas heterosexuales
fueron infieles. El National Opinion Research Center de Chicago publicó que,
sobre 3.500 encuestados, entre un 3% y un 4% tenía un amante distinto a su
cónyuge. Estos resultados contrastan con el 95% de las parejas homosexuales
infieles.
A estos datos recogidos en el libro de Cohen, podemos añadir distintos
artículos en la literatura científica. Recientemente, en un artículo que
revisa los abusos sexuales cometidos por padres adoptivos, el 60% eran
abusos de tipo homosexual (10). Por otro lado, según el informe realizado
por el John Jay College of Criminal Justice (City University of New York)
sobre los abusos sexuales contra menores cometidos en la Iglesia católica
americana, resulta que los abusos eran, en su mayor parte, contra niños (81%
de los casos) y de naturaleza homosexual (cfr. Aceprensa 36/04).
Estos hechos, que se encontran en la prensa especializada, no se difunden ni
se comentan en los medios de comunicación que llegan al amplio público. Y,
cuando se citan, todos los problemas de la homosexualidad se atribuyen al
rechazo social y se culpabiliza a la sociedad, que condena al homosexual al
ostracismo.
La terapia del cambio de orientación
El libro de Richard Cohen no se queda en el problema de la homosexualidad,
sino que ofrece una serie de soluciones válidas que parten de la propia
experiencia del autor.
El libro se divide en tres partes. En la primera el autor relata su propia
historia y describe las causas profundas de la atracción hacia personas del
mismo sexo. En la segunda parte presenta un modelo de recuperación en cuatro
etapas. La última parte trata de cómo curar la homofobia, cómo superar el
miedo y el odio a la homosexualidad mediante la compasión y la comprensión.
Entre las causas de la homosexualidad, Cohen –a diferencia del psicoanálisis
que incidía en problemas de relación entre padres e hijos y traumas sexuales
en la infancia– analiza una serie de variables complejas que conducen a que
un individuo experimente atracción hacia personas de su mismo sexo. Entre
otras, la variable familiar, entendida como el conjunto de problemas que
inciden en una familia, y que a menudo están sin resolver.
Una variable que influye en el desarrollo de la conducta homosexual es el
temperamento. Es real que en los varones homosexuales hay una mayor
sensibilidad; el niño hipersensible reaccionará con más dolor y frustración
ante los temas difíciles que se plantean en la familia. Muchos de los
homosexuales varones tienen una naturaleza sumisa, en lugar de un carácter
agresivo. También estos niños suelen poseer una inclinación artística; gozar
de una naturaleza artística puede ser una carga si la familia rechaza o
malinterpreta las dotes del niño.
Cohen señala que entre las causas de la homosexualidad están las heridas
recibidas en la infancia y juventud, que clasifica como heridas
homoemocionales y heteroemocionales, según sean causadas por familiares o
allegados del mismo o distinto sexo. Estas heridas inciden más en sujetos
hipersensibles que, al llegar a la pubertad, pueden encontrarse con
dificultades para asumir el propio rol sexual. También es posible que
tiendan a compensar las carencias afectivas que han sufrido con apegamientos
y conductas sexuales desviadas hacia el mismo sexo.
Cuatro etapas
En la segunda parte del libro, el autor se centra en la terapia de
reorientación sexual, dividida en cuatro etapas. En la primera etapa el
individuo debe evitar la conducta sexual anómala y para ello desligarse del
mundo homosexual. Insiste en la necesidad de desarrollar una serie de
vínculos sanos y positivos, para lo que es imprescindible contar con un
grupo de apoyo. Al final del libro se da una lista de instituciones de apoyo
que actúan para sanar la homosexualidad, de distintas organizaciones
religiosas y civiles.
En segundo lugar, fase de arraigo, se debe comenzar con una terapia
cognitiva, deshaciendo falsos reconocimientos y razonamientos equivocados.
Aquí el sujeto debe mejorar su autoestima desarrollando habilidades,
identificando sentimientos, pensamientos y necesidades.
Las dos últimas etapas se centran en la curación de las heridas psíquicas
que causan esa atracción hacia personas del mismo sexo, y además las
dependencias afectivas que, en muchos casos, son más importantes que la
propia tendencia homosexual. Toda la terapia de Cohen tiene una base
profundamente espiritual. Cohen afirma el valor de la oración, contar con un
Dios que es Padre y que ayuda al que de manera recta busca solucionar su
problema.
El libro de Cohen finaliza refiriéndose a la homofobia y a los problemas que
se producen en las familias y entidades que se encuentran con un individuo
homosexual. Hay que deplorar que las personas homosexuales sean objeto de
expresiones malintencionadas y de actuaciones agresivas. La dignidad propia
de cada persona siempre debe ser respetada en las palabras, en las
legislaciones y en las acciones. Sin embargo, tampoco se puede admitir que
la más mínima crítica hacia la conducta homosexual, o el intento científico
de profundizar en ella, sea calificado como homofobia. Hay que dar paso a
una investigación verdaderamente libre de prejuicios, en la que se estudie
si muchos de los casos aparentemente incurables de homosexualidad tienen
posibilidad de solución, mediante técnicas de psicoterapia.
Richard Cohen. “Comprender y sanar la homosexualidad”. LibrosLibres. Madrid
(2004). 360 págs. 18,95 €. T.o.: “Coming Out Straight”. Traducción: José
Antonio Ullate.
María Gudín es especialista en Neurología.
Tomado de Aceprensa 155/04
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(1) Bieber I, Bieber TB. “Male homosexuality”. Can J Psychiatry. 1979 Aug;
24(5): 409-21.
(2) Socarides CW. “Some problems encountered in the psychoanalytic treatment
of overt male homosexuality”. Am J Psychother. 1979 Oct; 33(4): 506-20.
(3) Gershman H. “The use of the dream in the therapy of homosexuality”. Am J
Psychoanal. 1971; 31(1): 80-94.
(4) Hadden SB. “Group psychotherapy with homosexual men”. Int Psychiatry
Clin. 1971; 8(4): 81-94.
(5) Ver servicios 45/94 y 35/96.
(6) Ellis A. “The effectiveness of psychotherapy with individuals who have
severe homosexual problems”. Consult Psychol. 1956 Jun; 20(3): 191-5.
(7) A. Belly A. & M. Weinberg, “Homosexualities: an study of diversities
between men and women”, Simon & Schuster, New York (1978), pp. 308-312.
(8) E. Rueda, “The Homosexuals Network: Public and Private Policy”, Old
Greenwich, CT (1983).
(9) D. van Pelt. “Gay are more prone to Substance Abuse”. Insight, 1990, p.
53.
(10) Cameron P. “Molestations by homosexual foster parents: newspaper
accounts vs official records”. Psychol Rep. 2003 Dec; 93(3 Pt 1): 793-802.
Posturas “científicas” e ideología
El pasado julio la Asociación Americana de Psicología (APA) emitió un
comunicado en el que se pronunciaba a favor del matrimonio entre
homosexuales y su derecho a la adopción, y condenaba las leyes que dan
distinto tratamiento en estas áreas a los heterosexuales y a los
homosexuales. La APA manifestaba que “es injusto y discriminatorio negar a
las parejas del mismo sexo el acceso al matrimonio y sus correspondientes
beneficios, derechos y privilegios”.
Esta resolución de la APA se basaba en las recomendaciones de un “Grupo de
trabajo sobre las familias y relaciones del mismo sexo”. Este comité estaba
formado por los siguientes miembros, todos activistas del movimiento “gay”:
— Dr. Armand Cerbone, que había sido premiado por la Society for the
Psychological Study of Lesbian, Gay, and Bisexual Issues, por sus destacados
servicios al movimiento “gay”.
— Dra. Beverly Green, que fue directora de “Psychological Perspectives of
Lesbian and Gay Issues”.
— Dra. Kristin Hancock, que es miembro fundador de la sección 44 de la APA,
grupo dedicado a los temas homosexuales, y autora de “Directrices para la
Psicoterapia con lesbianas, “gays” y bixesuales”.
— Dr. Lawrence A. Kudeck, miembro del comité editorial de “Contemporary
Perspectives on Lesbian, Gay, and Bisexual Psychology”.
— Dra. Candace A. McCullough, una lesbiana sorda que convive con su pareja
Sharon Duchesneau, también sorda. Adquirieron notoriedad cuando Duchesneau
se sometió a una inseminación artificial de un donante también sordo, para
tener más probabilidad de conseguir un hijo que fuera sordo de nacimiento
(cfr. “Washington Post”, 31-03-2002). Duchesneau y McCullough no consideran
que la sordera sea una discapacidad, sino una identidad cultural. Querían un
niño que encajara bien en la comunidad de sordos.
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Información tomada de www.narth.com, página web de la National Association
for Research & Therapy of Homosexuality.
(”La Razón”)
Richard Cohen Ex homosexual y psicoterapeuta (José Antonio Ullate)
No habla de especulaciones ni de oídas. Richard Cohen,
psicoterapeuta dedicado a ayudar a personas que experimentan
atracción sexual por otros de su mismo sexo, vivió en carne propia
el problema de la homosexualidad durante decenios.
Es consciente de que su libro «Comprender y sanar la homosexualidad»
(editorial LibrosLibres) no va a estar exento de polémica. Pero le
avala el hecho de hablar en primera persona, ya que él mismo fue
gay. Y cree haber encontrado la fórmula para llegar «a la libertad»:
«La solución no está ni en la ciega aceptación ni en la tolerancia
indiscriminada. La respuesta pasa por la comprensión y el amor».
- ¿Qué busca con su libro?
- Recojo mi experiencia personal y terapéutica acerca de la atracción homosexual. Presento las causas básicas de la atracción hacia las personas del propio sexo. También expongo un modelo de recuperación y numerosos testimonios de personas que yo he tratado y que ya han logrado realizar el cambio de la homosexualidad a la heterosexualidad. Todos podemos lograr lo que nos propongamos. Si estamos decididos, contamos con el amor de Dios y el apoyo de otras personas la curación es posible. Por supuesto, en el momento actual, muchos dirán que no es posible salir de la homosexualidad. Eso es, sencillamente, un mito, porque el cambio es posible.
- Antes de ser terapeuta, usted mismo vivió la homosexualidad en primera persona
- Efectivamente. La gente me decía que yo había nacido así y que el pensamiento de cambiar era absolutamente inviable, y que terapéuticamente era además contraproducente. Yo pensaba «¿Ni hablar!». Cualquiera puede conseguir lo que anhela si tiene un ardiente deseo, elabora un buen plan, obtiene apoyo de otros y se lanza decididamente a ello. Después, he podido aconsejar a muchos hombres, mujeres y adolescentes sobre cómo salir de la homosexualidad precisamente porque yo mismo me negué a escuchar a los que me decían: «Sé honrado contigo mismo: tú naciste así. Acéptalo».
«Es inútil luchar»
- Pues son muchos los que creen que, efectivamente, hay que aceptarlo, que no es algo contra lo que haya que «luchar»…
- Mire, yo siempre me di cuenta de que algo no iba bien, por más que a mi alrededor insistieran en que era lo más normal del mundo. Logré descubrir de dónde provenían los deseos que yo tenía hacia los de mi propio sexo; aprendí a curar aquellas heridas y a dar cumplimiento a las necesidades que seguían insatisfechas desde mi infancia. La lectura de este libro y el seguimiento de este plan redundará en un gran beneficio: un camino de salida para volver a ser normal. He cometido tantos errores que eso permitirá a otros evitar algunos de los obstáculos en el camino hacia la libertad. He ayudado a otros a conseguir que lo que a mí me llevó diez años a ellos les cueste uno, dos o tres.
- ¿A qué tipo de lectores está destinado su libro?
- Escribí este libro pensando tanto en los psicoterapeutas profesionales como en el público en general, incluyendo por supuesto a quienes sienten inclinaciones sexuales hacia personas de su propio sexo y perciben al mismo tiempo que hay algo incorrecto en ello, así como a personas que conocen a alguien en esta situación. Me encuentro en la posición privilegiada de haber sido primero el paciente y ahora ser el terapeuta. No sólo luché con mis inclinaciones homosexuales no deseadas, sino que también tuve que luchar igualmente buscando profesionales que comprendieran mi condición y supieran cómo ayudarme para que me curara. Me resultó muy difícil explicarme ante terapeutas que carecían de la clave del problema. Actualmente, en los Estados Unidos y el resto del mundo, los centros universitarios enseñan una «terapia de afirmación gay».
- Y su terapia es precisamente la contraria…
- Trato de orientar a los terapeutas, consejeros, clérigos y demás personas a comprender cómo ayudar a hombres y mujeres que sienten atracción no deseada (egodistónica) hacia las personas de su mismo sexo. También es una guía para «vencedores». Tengo la esperanza y por ello rezo de que, a su tiempo, el estigma de la atracción hacia las personas del mismo sexo decaiga y prevalezca la comprensión. Ojalá que este libro sirva como trampolín hacia ese sueño.
«Gente que sufre»
- ¿Qué opina usted del movimiento homosexual?
- Ha prestado un gran servicio a la sociedad al sacar la cuestión de la homosexualidad «fuera del armario» y al ponerla a la luz. Tanto en el pasado como en el presente, a las personas con orientación homosexual les ha fallado mucha gente dentro de instituciones religiosas y sociales, y de la profesión médica y psiquiátrica. Hasta hace unos decenios les hicieron objeto de ridículo sin ofrecerles esperanza de curación y exacerbaron sus heridas de distanciamiento mediante prejuicios y discriminación social. Y ahora, en lugar de arrodillarse y pedirles perdón, lo que han hecho esas mismas personas e instituciones es sucumbir a la aceptación de la homosexualidad en nombre de la tolerancia. A mí esto me parece una forma de religión barata y de ciencia superficial.
Sin embargo, de puertas adentro, la mayor parte de la gente se siente mal con la homosexualidad. La solución no está ni en la ciega aceptación ni en la tolerancia indiscriminada. La respuesta pasa por la comprensión y el amor.