El Testimonio de Fe del Taxista Misionero Católico a partir de su Experiencia Personal
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La fe la puede dar sólo el Señor Jesucristo con su Espíritu Santo. "Nadie puede venir al Padre sino por mí" (Jn 14, 6).
Estamos agradecidos que el Señor quiera utilizarnos para llevar su mensaje a los hermanos con la ayuda de nuestra Señora del Sagrado Corazón. Por eso los Taxistas Misioneros no imponemos nuestra fe. Somos muy respetuosos de los pasajeros. Más bien, aprovechamos la conversación para deslizar en ella en algún momento nuestro testimonio.
DAMOS TESTIMONIO de lo que Dios está realizando en nuestra vida, como nos ha sacado del pecado y nos está dando vida eterna. Explicamos también un poco lo que significa para nosotros y nuestra familia poder escuchar la Palabra de Dios y recibir el Cuerpo de Cristo cada domingo en la celebración de la Eucaristía de nuestra Parroquia. Incluimos también el testimonio de la experiencia liberadora al haber recibido el Sacramento de la Confesión (Reconciliación) y del perdón de los pecados ya que antes de cada Misa dominical en la mayoría de las Parroquia se ofrece la posibilidad confesarse. A veces será necesario explicar a los hermanos que durante muchos años no se han acercado al confesionario, el cómo confesarse:
- - El sacerdote nos saluda: "Ave María Purísima".
- - Contestamos: "Sin pecado concebida, Santísima"
(Si no recuerda la respuesta, no importa) - - Continúa la persona que se confiesa: "Mi última confesión fue hace ... (días, meses, años). Mis pecados son los siguientes":
- (Sin contar historias dice todos sus pecados graves/mortales) "He faltado a Misa los domingos,..." etc.
- (Y al final): "Esto es todo lo que recuerdo".
- Luego el sacerdote le dará unas sugerencias, le impone una penitencia y le da la ABSOLUCIÓN DE TODOS SUS PECADOS ("Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por 99 justos no tienen necesidad de conversión" Lc 15, 7).
- No se olvidará de cumplir con la penitencia.
A veces los hermanos no están casados por Iglesia y por eso no pueden confesarse ni comulgar. Muchas veces la razón que aducen se refiere a la economía. Se les anima a participar en la Misa dominical de su Parroquia y acercarse luego al sacerdote. Le explican su situación y piden poder casarse por Iglesia de manera estrictamente privada "que menos, menos cuesta". Y "si podemos pagarlo en cuotas, ¡mejor todavía!"