TRATADO DE LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN: Presentación e Introducción del Autor
San Luis María Grignion de Montfort
Traducción de p. Pío Suárez B., s.m.m.
Presentación
Introducción del Autor San Luís
Primera parte: María en la Historia de la Salvación
Segunda parte: El
culto de María en la Iglesia
Tercera parte: La perfecta Consagración a Jesucristo
Presentación
Este libro es probablemente el que más ha dado a conocer a san Luis María de
Montfort. Sin embargo, es muy conveniente leerlo en el contexto del "Amor de
la Sabiduría Eterna" puesto que, como lo dice claramente ahí, "una tierna
devoción a la Santísima Virgen" no es más que un medio, el más eficaz
ciertamente, para adquirir y conservar la Sabiduría divina.
En el Tratado de la Verdadera Devoción, san Luis María presenta en general
su doctrina sobre la devoción a María, y propone una forma de devoción
particular que implica una donación total o consagración de sí mismo a Jesús
por las manos de María. En la primera parte del libro san Luis María
demuestra que la devoción a María no es un fin en sí mismo. Es siempre un
medio para mejor consagrarse al servicio de Jesucristo. Declara, sin
embargo, que es un medio necesario para este fin e, incluso, que es el medio
más seguro para lograr esta meta. Presenta las características de la que
llama "verdadera " o auténtica devoción a María en oposición a las falsas
devociones. Precisa, además, que se pueden dar varias clases de "verdadera"
devoción a la Santísima Virgen. Pero, a partir de su experiencia y de las
lecturas, afirma haber encontrado una forma de devoción a María que
considera la más eficaz de todas para poder realizar nuestra meta: la unión
con Cristo.
La forma de devoción de que habla e invita a los lectores a abrazarla,
consiste en darse totalmente a Jesucristo por las manos de María. A esta
donación total le da el nombre de "consagración". Tiene el cuidado de
explicar que si bien se puede hablar de "consagración a María", hay que
comprender bien que se trata sencillamente de una etapa de la "consagración
total a Jesucristo". En el resto del libro el autor explica lo que acarrea
en la práctica esta consagración. Describe, además, los efectos que produce
en las personas que la hacen. Todo esto con el objetivo de animarnos a
abrazar esta devoción. Considera también las diversas "prácticas" de
devoción que llama "prácticas interiores y exteriores", destinadas a
ayudarnos a vivir esta devoción. Entre las exteriores, destaca la recitación
del Rosario, que desarrolla más ampliamente en el "Secreto Admirable del
Santísimo Rosario".
En la época en que vivía san Luis María, y antes de él, esta forma de
devoción se conocía con el nombre de "Santa Esclavitud". El se detiene
explicando el sentido de esta expresión. Sostiene que lejos de ser una forma
de esclavitud forzosa, se trata de una "esclavitud de amor". Para reemplazar
esta expresión que puede lesionar nuestra mentalidad actual, es muy fácil
encontrar otras mejor adaptadas a nuestra época.
En otra obra, el Secreto de María, san Luis María presenta prácticamente la
misma doctrina del Tratado de la Verdadera Devoción, pero en forma sucinta.
INTRODUCCION DEL AUTOR
San Luís María Grignion de Montfort
MARIA EN EL DESIGNIO DE DIOS
1. Por medio de la Santísima Virgen María vino Jesucristo al mundo y también
por medio de Ella debe reinar en el mundo 1.
MARIA ES UN MISTERIO
a. a causa de su humildad
2. La vida de María fue oculta. Por ello, el Espíritu Santo y la Iglesia la
llaman alma mater: Madre oculta y escondida. Su humildad fue tan profunda,
que no hubo para Ella anhelo más firme y constante que el de ocultarse a sí
misma y a todas las creaturas para ser conocida solamente de Dios.
3. Ella pidió a Dios pobreza y humildad. Y El, escuchándola, tuvo a bien
ocultarla en su concepción, nacimiento, vida, misterios, resurrección y
asunción a casi todos los hombres. Sus propios padres no la conocían. Y los
ángeles se preguntaban con frecuencia uno a otro: ¿Quién es ésta? (Ct 8,5)
2. Porque el Altísimo se la ocultaba. O, si algo les manifestaba de Ella,
era infinitamente más lo que les encubría.
b. por disposición divina
4. Dios Padre -a pesar de haberle comunicado su poder 3- consintió que no
hiciera ningún milagro -al menos portentoso- durante su vida. Dios Hijo -a
pesar de haberle comunicado su sabiduría- consintió en que Ella casi no
hablara. Dios Espíritu Santo -a pesar de ser Ella su fiel Esposa- consintió
en que los apóstoles y evangelistas hablaran de Ella muy poco y sólo en
cuanto era necesario para dar a conocer a Jesucristo.
c. por su grandeza excepcional
5. María es la excelente obra maestra del Altísimo, quien se ha reservado
para sí el conocimiento y posesión de Ella. María es la Madre admirable del
Hijo, quien tuvo a bien humillarla y ocultarla durante su vida, para
fomentar su humildad, llamándola mujer (ver Jn 2,4; 19,26) 4, como si se
tratara de una extraña, aunque en su corazón la apreciaba y amaba más que a
todos los ángeles y hombres. María es la fuente sellada, en la que sólo
puede entrar el Espíritu Santo, cuya Esposa fiel es Ella. María es el
santuario y tabernáculo de la Santísima Trinidad, donde Dios mora más
magnífica y maravillosamente que en ningún otro lugar del universo, sin
exceptuar los querubines y serafines; a ninguna criatura, por pura que sea,
se le permite entrar allí sin privilegio especial.
6. Digo con todos los santos que la excelsa María es el paraíso terrestre
del nuevo Adán (Gn 2,8) 5, quien se encarnó en él por obra del Espíritu
Santo para realizar allí maravillas incomprensibles. Ella es el sublime y
divino mundo de Dios, lleno de bellezas y tesoros inefables. Es la
magnificencia del Altísimo 6, quien ocultó allí, como en su seno, a su
Unigénito, y con El lo más excelente y precioso.
¡Oh! ¡Qué portentos y misterios ha ocultado Dios en esta admirable criatura,
como Ella misma se ve obligada a confesarlo -no obstante su profunda
humildad-: ¡El Poderoso ha hecho obras grandes por mí! (Lc 1,49) El mundo
los desconoce, porque es incapaz e indigno de conocerlos.
7. Los santos han dicho cosas admirables de esta ciudad santa de Dios 7. Y,
según ellos mismos testifican, nunca han estado tan elocuentes ni se han
sentido tan felices como al hablar de Ella 8. Todos a una proclaman que la
altura de sus méritos, elevados por Ella hasta el trono de la divinidad, es
inaccesible; la anchura de su caridad, dilatada por Ella más que la tierra,
es inconmensurable; la grandeza de su poder, que se extiende hasta sobre el
mismo Dios, es incomprensible (ver Ef 3,18; Ap 12,15-16); y, en fin, que la
profundidad de su humildad y de todas sus virtudes y gracias es un abismo
insondable. ¡Oh altura incomprensible! ¡Oh anchura inefable! ¡Oh grandeza
sin medida! ¡Oh abismo impenetrable!
8. Todos los días, del uno al otro confín de la tierra, en lo más alto del
cielo y en lo más profundo de los abismos, todo pregona y exalta a la
admirable María. Los nueve coros angélicos, los hombres de todo sexo, edad,
condición, religión, buenos y malos, y hasta los mismos demonios, de grado o
por fuerza se ven obligados -por la evidencia de la verdad- a proclamarla
bienaventurada.
Todos los ángeles en el cielo -dice San Buenaventura- le repiten
continuamente: "¡Santa, santa, santa María! ¡Virgen y Madre de Dios!", y le
ofrecen todos los días millones y millones de veces la salutación angélica:
Dios te salve, María..., prosternándose ante Ella y suplicándole que, por
favor, los honre con alguno de sus mandatos. "San Miguel -llega a decir San
Agustín-, aún siendo el príncipe de toda la milicia celestial, es el más
celoso en rendirle y hacer que otros le rindan toda clase de honores,
esperando siempre sus órdenes para volar en socorro de alguno de sus
servidores".
9. Toda la tierra está llena de su gloria. Particularmente entre los
cristianos, que la han escogido por tutela y patrona de varias naciones,
provincias, diócesis y ciudades. ¡Cuántas catedrales consagradas a Dios bajo
su advocación! ¡No hay iglesia sin un altar en su honor ni comarca ni región
donde no se dé culto a alguna de sus imágenes milagrosas y se obtenga toda
clase de bienes! ¡Cuántas cofradías y congregaciones en su honor! ¡Cuántos
institutos religiosos colocados bajo su nombre y protección! ¡Cuántos
congregantes en las asociaciones piadosas, cuántos religiosos en todas las
órdenes religiosas! ¡Todos publican sus alabanzas y proclaman sus
misericordias!9. No hay siquiera un pequeñuelo que, al balbucir el avemaría,
no la alabe. Ni apenas un pecador que, en medio de su obstinación, no
conserve una chispa de confianza en Ella. Ni siquiera un solo demonio en el
infierno que, temiéndola, no la respete.
MARIA NO ES SUFICIENTEMENTE CONOCIDA
10. Es, por tanto, justo y necesario repetir con los santos: DE MARIA
NUNQUAM SATIS 10: María no ha sido aún alabada, ensalzada, honrada y servida
como debe serlo. Merece mejores alabanzas, respeto, amor y servicio.
11. Debemos decir también con el Espíritu Santo: Toda la gloria de la Hija
del rey está en su interior (Sl 45 (44),14, Vulgata). Como si toda la gloria
exterior que el cielo y la tierra le tributan a porfía fuera nada en
comparación con la que recibe interiormente de su Creador, y que es
desconocida de creaturas insignificantes, incapaces de penetrar el secreto
de los secretos del Rey.
12. Debemos también exclamar con el Apóstol: El ojo no ha visto, el oído no
ha oído, a nadie se le ocurrió pensar... (1Cor 2,9) las bellezas, grandezas
y excelencias de María, milagro de los milagros de la gracia, de la
naturaleza y de la gloria. "Si quieres comprender a la Madre -dice un
santo-, trata de comprender al Hijo, pues Ella es la digna Madre de Dios"
"¡Enmudezca aquí toda lengua!"
HAY QUE CONOCER MEJOR A MARIA
13. El corazón me ha dictado cuanto acabo de escribir con alegría particular
para demostrar que la excelsa María ha permanecido hasta ahora desconocida y
que ésta es una de las razones de que Jesucristo no sea todavía conocido
como debe serlo 11. De suerte que, si el conocimiento y reinado Jesucristo
han de dilatarse en el mundo -como ciertamente sucederá-, esto acontecerá
como consecuencia necesaria del conocimiento y reinado de la Santísima
Virgen, quien lo trajo al mundo la primera vez y lo hará resplandecer la
segunda 12.
NOTAS:
1 Este es el tema que el P. de Montfort
desarrolla en toda la obra.
2 "El conocimiento de la verdadera doctrina
católica sobre la Virgen María será siempre la llave exacta de la
comprensión del misterio de Cristo" (Pablo VI, Nov. 21, 1964; ver LG 66).
3 Se subrawya el poder de María que es: a) Señora
de la Sabiduría (ASE 205); b) Reina del cielo y de la tierra (VD
7.38.76...); c) Reina de los Corazones (VD 38). "La que en la Anunciación se
definió como esclava del Señor... es glorificada como Reina universal" (RM
41).
4 El Documento de Puebla nos dice que "María es
garantía de la grandeza femenina, muestra la forma específica de ser
mujer..." (No. 299). María, la mujer sabia (ver Lc 2,19.51), es la mujer de
la salvación que puso toda su feminidad al servicio de Cristo y de su obra
salvadora (ver Gal 4,4-6; LG 56).
5 VD 18.248.261.
6 Ver VD 17.18.23-25.248.
7 Ver VD 48.261.
8 San Bernardo decía: "Nunca me siento tan
contento ni temeroso como cuando debo hablar de la gloria de la Virgen
María".
9 Hay tantos y tantos lugares y personas que
llevan su nombre. "Jardín de María" llamaba Pío XII a Colombia por sus
templos y sus santuarios marianos que esmaltan la geografía de la patria.
¿Lo es también por su presencia en nuestros hogares y corazones?
10 Con letras tres veces más grandes que las
otras escribió el P. de Montfort este aforismo, que significa: "Nunca se
alabará demasiado a María".
11 Se trata de un conocimiento experimental, de
confianza y familiaridad de la persona misma de María (Ver LG 67).
12 "El conocimiento de la verdadera doctrina
católica sobre la Virgen María será siempre la clave exacta de la
comprensión del misterio de Cristo" (Pablo VI, Nov. 21, 1864; ver LG 66).