De temporibus novissimis - De los Últimos Tiempos (José de Acosta): Cuatro Libros - Índice y Dedicación
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Libro 2
Libro 3
Libro 4
Index de Materia y de
Citas Bíblicas
Advertencia
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Dedicado al ilustrísimo y
reverendísimo D.D. Agustín
Valerius S.(antcae) R. (Romanae) E. (Ecclesiae) Cardenal Presbítero
dignísimo y Obispo de Verona por José Acosta de
Cardenal dignísimo: Ya que varios han
escrito tratados sobre los últimos tiempos, es decir, sobre la última época
del género humano, sobre los signos anunciados, sobre el juicio, sobre la
cruel tiranía del anticristo, sobre el tránsito del mundo mismo [p. 400]
tengo la impresión que no me queda nada para que yo lo comente al respecto.
Pero se me ocurren dos razones que me animan a pesar de todo. En primer
lugar lo que me anima es que han caído entre mis manos por casualidad
ciertos comentarios sobre este tema, es decir, scholia sobre el libro del
Apocalipsis; y encima, me han preguntado qué es lo que pienso al respecto.
Encontré no pocas cosas que a mi parecer eran novedad. Precisamente estos
aspectos novedosos me movieron y me impulsaron a realizar un estudio más
detallado respecto a lo que está en consonancia con los fundamentos de la
sana y probada doctrina. Al dedicarme a este trabajo comencé a aprovechar
los libros de padres antiguos y recientes que estaban a la mano. Entonces
encontré, como a veces sucede, varias cosas importantes
y más impresionantes de lo que solía pensar según la sentencia común.
Para que mi trabajo, que a lo mejor no desagrada a los demás, no se pierda
ni será inútil en el
futuro, pensé que era bueno ponerlo por escrito.
Ahora bien, estas cosas requieren
realmente una larga investigación
ya que hay que aclarar pasajes difíciles de las Sagradas Escrituras
donde se esconden tantas cosas. Se necesita un trato y un cuidado no
pequeño. Sin embargo, al leer con mayor atención las letras divinas, que
Cristo nos ordena escrutar[1],
tanto en cuanto se relacionan unas con otras y también finalmente cuando son
iluminadas por las reflexiones doctísimas y piadosas de los Padres, es
imposible expresar cuántos frutos sabrosos y abundantes traen[2].
A partir de ahí comprendemos, cuál es la regla de la fe,
a la cual es necesario buscarla y permanecer en ella de manera
inquebrantable[3]
hasta permitir abundar en el sentido y cuál ha de ser la sobriedad
[p. 401] en la investigación que tanto recomienda el Apóstol.
Además de las razones expuestas
anteriormente se presenta al mismo tiempo otra adicional.
Puesto que se me ha encargado con ocasión de la llegada del superior
explicar al pueblo de Lima la narración del juicio junto con aquella funesta
tragedia del último tiempo, observé que se dio un fruto más abundante por
encima de otras predicaciones precisamente por la contemplación de aquellas
cosas a las que Daniel llama con justa razón admirables[4].
Ellas son escuchadas con mayor
atención, se recuerdan más tenazmente y espolean con mayor vehemencia el
ánimo de la gente. Es que ayuda
a inculcar un saludable temor de Dios, el deseo de alejarse de todas estas
necedades del mundo engañoso. Para ello es eficaz la simple narración de las
calamidades, persecuciones, signos y de aquella perturbación de todas las
cosas y finalmente del desastre supremo por medio
del cual débil ya y desfalleciendo todo este mundo colapsará. ¿Cómo
nos conviene ser y con cuánta santidad como exhorta
Pedro[5]
los que esperamos estas cosas? Es verdad, el estilo será muy distinto de
aquel que tiene carácter de exhortación y popular (ese es el más apropiado
y se acomoda más a la persuasión pero conviene menos para este
tratado) por medio del cual se tratará la misma historia. Sin embargo,
en el mismo debate sucede frecuentemente que el peso y la fuerza del
tema eleva el ánimo a estas alturas. Contemplado eso lo que
ofrece a la esperanza la vida, no deja de cuestionar. Ciertamente, a
mí personalmente [p.
402], lo confieso libremente, esta reflexión cuando estoy escribiendo o
leyéndola, me pareció ofrecer no poca ayuda.
Me parece oportuno exhortar a los que
leerán esto, si es que lo lean, que miren de cerca todo aquello que no les
gusta, si es que tiene apoyo sea en las Escrituras sea en la autoridad de
los Santos Padres y desde allí aprueben o
desaprueben lo que afirmamos. No hay que aportar
nada aunque tenga poco que ver con la sensatez humana que no tenga
relación, como dije, con aquella regla.
Es que existen tantos y tan extensos
tratados de Novissimis elaborados por nuestros antepasados. También hay
pronunciamientos de los más antiguos y más cercanos a los apóstoles y están
más explicadas de manera que no conviene opinar otra cosa al respecto que lo
que proviene de los mismos
apóstoles entre las cosas arcanas que han sido transmitidas a
Por tanto existe cierta regla a partir
de la cual, como las monedas en su mínima cantidad sin falta,
han de probarse las tradiciones de los antiguos, eso es el consenso
de
Es por eso que he exhortado lo que en
Daniel, en lo que dice el Señor en el monte de los olivos, Pablo en sus
cartas a los tesalonicenses y corintios y, máximamente, en la
misma Apocalipsis de Juan abiertamente se escribe sobre la historia
(pag. 405) de los últimos tiempos que son, sin embargo, como
prontuarios
divinos para la globalidad de este tratado, pero muchos alegorizan mucho de
manera que prácticamente no queda nada con certeza lo que podemos captar de
los que se ha predicho de las cosas futuras.
Esto lleva la grandeza del Espíritu divino que todo lo prevé y se lo
anuncia a los suyos, a indignas angustias. Por eso hay que insistir que ni
seguiremos los comentarios de fábulas vanas, ni dejaremos de lado lo que
según el sentido histórico podamos entender correctamente de las cosas
preanunciadas. No negamos que ciertamente deseamos y pedimos que lo
consigamos aunque en algo
estemos fallando. (¿Quiénes somos ante algo tan grande?). Lo que me vino a
la mente de escribir respecto al argumento propuesto lo he distribuido en
cuatro libros. En el primero se trata de manera general del tiempo del
juicio final, si está cercano o no y de los signos que preceden
por toda la historia de
De nuestra parte solamente
cosecharemos de los libros divinos y, debatiendo a nuestro modo y sin
prejuicio de la opinión de quien sea, seguiremos la opinión que nos parezca
mejor y así elaboramos algo como un compendio de una exposición ordenada.
De ahí, si algo se presenta de manera
recta y conveniente, se ha de
atribuir como aceptado de la fuente suprema de la sapiencia, lo demás a la
ignorancia humana. Si nos escapa lograr la verdad en estas cosas muy
oscuras, con gusto escucharemos ahora de los doctores o de alguna manera
seremos enseñados por dedicarnos a las cosas mismas.
Estas exiguas elucubraciones – no son
otra cosa – decidí dedicarlas a ti, ilustrísimo obispo no solamente porque
lo merezcas mucho de parte de nuestra sociedad y
personalmente me has conquistado totalmente por tu comprensión y
benignidad sino también porque destacas en todo tipo de ciencias, así estos
nuestro trabajo obtendrá la
seguridad y, además, la
autoridad bajo el patrocinio de tan alto gobernador.
Por eso, acepta, ilustrísimo cardenal,
este ofrecimiento de mi estudio que espontáneamente te brindo. Acéptalo así
para que sea de tu agrado y, ya que es muy inferior a lo que correspondería
a tu amplísima erudición y dignidad, tengas la bondad de ignorar por lo que
dije por amor propio. Vale.
D E.
Primer Libro
Las Sagradas Escrituras transmiten que el día del juicio se está acercando.
Capítulo I
Varios de los Santos Padres han opinado que el fin del mundo ya había
llegado. ¿Cómo ha de entenderse esta sentencia?
Capítulo II.
Contra la temeridad de aquellos que tienen la audacia de predecir el año o
el tiempo fijo del juicio.
Capítulo III.
Los daños que resultan cuando uno puntualiza la inminencia del juicio.
Capítulo IV
Cuál es la razón que las Sagradas Escrituras dicen que la venida del Señor
está realmente cerca y, sin embargo, hay que esperarla con paciencia?
Capítulo V.
Los días del juicio son cercanos para cada uno porque el día de la muerte no
está muy distante.
Capítulo VI
Cada uno ha de meditar que es inminente el día del juicio.
Capítulo VII
Las razones por las cuales Dios, además del juicio particular de los
individuos, fija también el juicio universal de todos.
Capítulo VIII
Cómo ha de entenderse la expresión que no pasará esta generación sin que
todo esto suceda.
Capítulo IX
Es de suma utilidad tratar la historia de los últimos tiempos.
Capítulo X
La regla más necesaria para que se pueda entender las Sagradas Escrituras.
Capítulo XI.
La finalidad del discurso del Señor en el monte de los olivos es predecir
fin del mundo entero más que la destrucción de una ciudad.
Capítulo XII
También en los demás textos de la Escritura muchas veces se predicen
propiamente los eventos de los últimos tiempos.
Capítulo XIII.
El sumario del sermón pronunciado en el monte de los olivos: cuatro signos
que durante un largo espacio de tiempo precederán la consumación del siglo.
Capítulo XIIII.
Cómo describe el Salvador los signos de la consumación del siglo que sufrirá
el mundo mucho antes de su destrucción.
Capítulo XV.
Entre todos los signos el más seguro consiste en el hecho cuando se ha
completado la predicación del evangelio en el mundo entero.
Capítulo XVI
La promulgación del evangelio no ha llegado aún a todas las naciones.
Capítulo XVII.
¿Se puede saber cuándo el evangelio habrá sido anunciado a todos para que
venga el fin?
Capitulo XVIII
LIBRO SEGUNDO
Ahora necesitamos hablar de
la gran tribulación futura bajo el Anticristo.
Capítulo I.
El pasaje
de Pablo que explica el momento de la llegada del Anticristo.
Capítulo II
De los
nombres de Anticristo.
Capítulo
III.
Muchas
cosas respecto al Anticristo las tienen los Santos Padres por tradición
apostólica, cosas que no han de despreciarse.
Capítulo
IV.
El
Anticristo dirá con mentira que él es el verdadero Mesías y como tal lo
aceptarán los judíos.
Capítulo V.
Lo que
transmiten los Padres respecto la educación y la ignobilidad del reino
del Anticristo.
Capítulo
VI.
La tiranía
del Anticristo durará tres años y medio
Capítulo
VII.
Se harán
grandes guerras antes que, vencido el mundo, todo se concentra en la
persecución de la Iglesia.
Capítulo
VIII.
El imperio
del Anticristo será más grande que todos los que jamás existieron.
Capítulo
IX.
De la
soberbia del Anticristo que se considera Mesías y Dios y se presenta
para que lo adoren.
Capítulo X.
Una
digresión: un ejemplo de la insania de soberbia.
Capítulo
XI.
¿Cómo ha de
entenderse que estará entronizada en el templo la abominación de la
desolación en el lugar sagrado?
Capítulo
XII.
De la
torpeza y de los vicios del Anticristo.
Capítulo
XIII
De la
gravedad de la persecución del Anticristo, de Gog y de Magog.
Capítulo
XIIII.
De la
eliminación del sacrificio perene.
Capítulo XV
De los
predicadores del Anticristo.
Capítulo
XVI.
El
seudoprofeta y principal predicador del Anticristo. (504)
Capítulo
XVII.
Los
milagros y prodigios que hará.
Capitulo
XVIII
La razón
por qué los signos del Anticristo se tildan de mentirosos
Capítulo
XIX
La santidad
fingida y la gran elocuencia y cómo será que los santos serán vencidos
por él.
Capítulo
XX.
Los grandes
regalos con los cuales capturará a muchos.
Capítulo
XXI
De la
inmensa crueldad de aquel contra los siervos de Cristo y de la amarga
tribulación de la Iglesia.
Capítulo
XXII.
LIBRO TERCERO.
La persecución del Anticristo aunque sea fuerte no superará a la Iglesia.
Capítulo I.
La ayuda de Dios y
el cuidado de los ángeles
Capítulo II.
De la gran defensa de la divina Escritura de cara a las artes del
Anticristo.
Capítulo III
Habrá en el futuro, al final del tiempo, hombres de apostólica santidad para
la Iglesia.
Capítulo IIII
Algunos dudan que en el tiempo del Anticristo vengan Elías y Henoc.
Capítulo V.
Es sentencia común de los Padres que Elías y Henoc volverán en los últimos
tiempos.
Capítulo VI.
Si nos atenemos a la fe de la Escritura canónica no se puede negar la venida
de Elías antes del juicio.
Capítulo VII.
La Escritura transmite que también Henoc vendrá antes del juicio.
Cap. VIII
En el libro de la Apocalipsis se manifiesta claramente la venida y la
admirable predicación de Elías y de Henoc.
Capítulo IX.
Al venir Elías y Henoc, los judíos parece que no se convertirán en lo más
mínimo
Capítulo X.
El resto de Israel creerá en Cristo por la predicación de Elías.
Capítulo XI.
Concordar de los pasajes de la Escritura respecto a la fe y la infidelidad
de los judíos.
Capítulo XII.
Si al mismo tiempo se dará el reino del Anticristo y el testimonio de
aquellos dos profetas.
Capítulo XIII
Acerca de la concertación de Elías y Henoc con el Anticristo.
Capítulo XIV
El
martirio y la glorificación de los santos Elías y Henoc.
Capítulo XV.
En el monte santo el Anticristo tomará asiento y ahí mismo perecerá.
Capítulo XVI.
Será
destruido el maligno aquel por Cristo el Señor.
Capítulo XIV
El intervalo señalado por Daniel entre la destrucción del Anticristo hasta
el día del juicio.
Capítulo XVIII.
LIBRO CUARTO
El día del Señor vendrá de manera repentina o más bien de manera
vehementemente temida.
Capítulo I.
Se presenta la opinión del D. Agustín respecto a la pregunta analizada.
Capítulo II.
La exposición de la cuestión anterior: cómo es posible que el último día sea
incierto y, sin embargo, temido y hasta previsto.
Capítulo III.
Confrontación y armonización de los pasajes de la Escritura que se
contradicen. Se demostrará que para los malos la venida del Señor es
improvista pero para los buenos nunca lo es.
Capítulo IV.
Los santos y sabios deducen con certeza de la llegada del Anticristo y de
Elías que es inminente el juicio.
Capítulo V
Los impíos tampoco después de la supresión del Anticristo esperarán en modo
alguno el juicio.
Capítulo VI
Cuáles serán las circunstancias futuras del juicio inminente y cuáles los
signos celestes correspondientes.
Capítulo VII.
De los demás prodigios que sucederán entonces en la tierra y en los demás
elementos.
Capítulo VIII.
Algunos Padres opinan que la sustancia del cielo se consumirá por aquel
fuego extremo.
Capítulo IX.
La sustancia del cielo es perpetua. Sus elementos no perecerán en el último
incendio, más bien serán transformados.
Capítulo X.
Se dará la conflagración futura antes de la resurrección de los muertos.
Capítulo XI.
Respuesta a las razones aportadas respecto al fuego futuro ante la
resurrección.
Capítulo XII
El lugar del juicio futuro en el valle de Josafat según el profeta Joel.
Capítulo XIII.
El ilustre vaticinio de Zacarías sobre el lugar del juicio.
Capítulo XIV
Algunos opinan que Cristo vendrá a medianoche, otros piensan que vendrá de
madrugada.
Capítulo XV.
Del signo del hijo del hombre que aparecerá.
Capítulo XVI
DE LA TROMPETA FINAL
Capítulo XVII
Del ministerio de los ángeles en la resurrección general.
Capítulo XVIII
En el momento de la venida de Cristo para el juicio ¿se encontrarán algunos
que aun no han muerto?
Capítulo XIX
Habrá algunos sobrevivientes cuando Cristo venga. Se puede defender sin
peligro para la fe que sin morir serán transformados.
Capítulo XX.
Se ajusta más a la Escritura que también aquellos que encontrará Cristo en
vida, en el arrebatamiento mismo y no antes serán transformados
interviniendo la muerte.
Capítulo XXI.
El orden de las cosas que se dan en el último día, nadie definitivamente lo
puede saber ahora. Algo por mientras puede parecer muy probable.
Capítulo XXII
Cómo serán juzgados los hombres y abiertos los libros en el juicio.
Capítulo XXIII.
En el día del juicio se ha de publicar lo escondido de todos, también los
pasos de los justos.
Capítulo XXIV
Acerca de la problemática especial en el juicio respecto a las obras de
misericordia.
Capítulo XXV.
Aunque todos han de ser juzgado, algunos juzgarán y también algunos han de
ser juzgados antes que los demás.
Capítulo XXVI.
[1]
Cf. 5, 39.
[2]
Cf. Fil 3,
14.
[3]
Cf. 12, 3.
[4]
Cf. Dan 12,
6.
[5]
Cf. 2 Pe 3, 18.
[6] Cf. 2 Ts 2, 1-2.
[7]
Cf. Justino,
en el Diálogo con Trifón; Ireneo, libro 5 adversus hareses;
Lanctancio en 7 institutionum de Millenario Rego
y de prima resurrectuone transmiten mucho. Hipolit en el
libro de consumatione mundi
dice que el Anticristo será el mismo diablo escondido bajo la
cara fantástica de un hombre.
[8]
Cf. 2 Cor 3,
6.